martes, 1 de agosto de 2017

Revista nº 81- Espacio del Poeta

Revista nº 81 -Espacio del Poeta

REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA

Agosto 2017 



Chantal Hautesserre                                                         dibujo










El cajón



Abrió el cajón del pan para esconderse en ese local de almacén justo que ese día que estaba cerrado. Los otros niños se ocultaron cada cual en un lugar escogido al azar. Pero al entrar al cajón del pan pensando que todo era fácil como los lugares de los demás niños, vivió una odisea terrible debido a que en el cajón había unas historias de fantasmas que devoraban no solo el pan que estaba en una canasta sino que devoraban niños que cayeran allí. 
Además de esos fantasmas encontró unos duendes que le condujeron a un túnel que le transportó a un pasadizo que llevaba a otro lugar como un bosque inmenso con árboles gigantescos, víboras, serpientes y otros animales, lleno de monstruos jamás imaginados para tan poca edad. 
Había elefantes con cuernos que les caía una baba grande y espesa que todo lo que tuviera a su paso lo mojaba pegándolo como ahorcando a sus presas, leones gigantes rugientes de cuatro pares de patas y con dos alas que con tan solo moverlas golpeaba a su presa.  
Y de pronto como en un abrir y cerrar de ojos entre monstruos que iban apareciendo que emitían llamaradas y otros lanzando flechas de hierro con puntas de vidrio. Unos en peleas devoraban a otros más ingenuos y débiles. Casi cayendo en la boca gigante del monstruo de las tiniebla, apareció alguien que abrió la caja del pan porque eran tantos los gritos emitidos por ella que ubicaron el sitio donde se encontraba. Realmente una pesadilla que jamás olvidará de esos monstruos que nunca hubiera visto de no haber caído en ese lugar de escondite.


Ana María Manuel Rosa- San Rafael-Mendoza-Argentina






Acciones





Resbala 
sobre la oscuridad de las aguas

Se columpia 
entre los cuerpos perezosos

La
incierta luna
planea

Y
un bostezo. 




Ana Romano- Buenos Aires- Argentina




El gato





Hay una acera que cruza 
de lado a lado tu calle,
y en la acera hay una casa
con un ventanal muy grande,
el ventanal tiene un gato
mirando tras los cristales
en una sala de espera…
¡donde ya no espera nadie!,
y cada día que paso
por la acera de tu calle,
siento una pena que añora
el dulzor de tu lenguaje,
con sabor a tantos besos
¡que no puedo acostumbrarme
al ver que pasan los días
y yo cruzando tu calle,
mirando por si me miras
y tú, sin querer mirarme!
El gato de porcelana
que le regalé a tu madre,
es el único que mira
inmóvil tras los cristales.



Ángeles Asensio- España







La tierra de mis veranos

Los dioses de las aguas abren tus puertas,
norteño país,
espejo de paisajes, de nubes y de brumas,
de aullidos de viejos lobos,
límite del mundo y la entraña de la sal,
con vestigios lejanísimos y lugar de rituales
con esas mágicas fuentes de unas aguas milagrosas
que  nos dan besos de gloria con el gótico sabor.

Con lugares de arándanos y  de lirios, 
de los tojos y los brezos,
y con los restos romanos de castros y caseríos.
Y andan libres por la sierra y por los montes
los garranos y los ponis,
un laberinto de helechos y de jaras y de endrinas,
alcornoques, los alisios y castaños
con los robles y los sauces.
Y luego, como una visión,
leyendas que amedrenta al navegante,
¡Costa da Morte!
Que la vemos en tinieblas con trémulas luces rojas
que van mirando a la muerte con silbidos de palabras.
Días, que como noches, angustian,
nieblas que siegan el sol.

Las mujeres enlutadas, dan cuenta de grandes penas.
Y el viento que siempre sopla.
Es tierra de la belleza que hiela,
de grandes piedras con esculturas rupestres,
con menhires, con dólmenes y con calzadas romanas.

Los parques de hierbajos y de flores
que son joyas del perfume,
hay líquenes y musgos, junqueras y carrizales
y hay ciudades sepultadas
bajo las aguas que claman un misterio de justicia
con leyendas que son llamas. 

Los ríos de aguas limpias
frondosas ramas arbóreas con tonos ocres y verdes.
¡La tierra del más allá!
Que vagan errantes almas, buscando los monasterios.

Y hay islas que son fantasmas envueltas entre nieblinas,
en contraste vemos playas que fueron del paraíso,
y dunas y acantilados. Montes con masas de bosques,
con animales que corren porque es allí donde habitan.

Tierra de las mil especies de árboles y brezales,
es la tierra de las meigas y el Ribeiro, vino de resurección,
y de ese caldo gallego que calienta las entrañas
y que bien, templa las gaitas.

Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España







Bajo la sombra del amor



Cuando mis ojos librados de amargura,
yazcan en un bosque pasivo y quieto 
un vendaval de hermosas golondrinas
volarán en lo que fue, el azul de nuestro cielo
Y prendada a la alegría de ya no amarte
vestida de rosas y nuevos senderos
atravesare desnuda, nuevos paisajes
donde tus ojos, no estén a los míos sujetos
Cuando el alma no sienta la tortura
de una lágrima ciñendo mi templanza
un caudal fresco de cáliz de petunias 
anidará el corazón labrando mi mirada
Cuando mis manos; pinceles alargados,
no pinten de gris el crudo invierno,
ahí, en un suspiro perdido que lleve el viento
habitará el dolor, la cerrazón de tu recuerdo.

 Araceli García-México





Detrás de la neblina


Detrás de la neblina hay un mundo
una historia sin firma
un pregón con astillas
una palabra dicha con asombro
en el borde del sueño.

Detrás de la neblina
se camina sin rumbo
los jóvenes protestan con su boca insolente
y los viejos arrastran su cansado presente.
Es un cuerpo abrasado
el peso de lo muerto
un beso un corolario
de un amor indigente.

Exhaustos penitentes deambulando
extienden sus dos manos
pidiendo su perdón.

Detrás de la neblina todo pasa indolente
nos miramos sin ojos
agotados de ser
la sombra del fracaso
y nos llora la frente
la mueca se hace risa
porque a veces
nos toca la alegría como una fantasía.

Detrás de la neblina
está ella
imaginada o viva
cautiva del sendero
bautizada
desplegada
sin precio convenido.
Apenas un susurro suspirado
la vida.

Beatriz Ojeda-Montevideo-Uruguay







Siento la hiel del asco
Siento la hiel 
del asco…
de pensamientos 
que renuevan
agujas de impotencia.

La noticia cae
sobre el desván 
del alma,
hiriendo todo 
a su paso.

La balanza… 
es sólo un tronco 
amputado 
con una sierra
hecha de monedas,
el bosque de la injusticia
florece 
en la boca oscura
de los jueces indignos.

Escucho la miseria
de esa sentencia 
incoherente…
que lastima
la piel de los ancianos,
que perturba
la mirada inocente,
víctimas amoratadas
en las cadenas 
de los tratas,
de los corruptos.

Siento la hiel
del asco,
mientras Marita
se rebela al olvido
de un pueblo 
que envidia 
a Fuenteovejuna,
pero permanece
en el silencio
de su mutismo
tan argento.

Carlos Alberto Gimenez-Ushuaia-Tierra de fuego- Argentina







En el café se consumó la espera…

Esta vez no tengo prisa, acudo a la cita pautada
seis menos veinte p.m, hora donde yacen dormidos
los alcatraces cansados de dar giros en su vuelo.
El sol va despidiendo el día, con pañuelos matizados
de fiesta,  una bruma de sales me envuelve
y dibuja una sonrisa en la cara.
Una lluvia menuda, despierta mis sentidos.
...Voy entrecerrando los ojos y mi cabello lo vienen 
ventilando las gaviotas con sus picos, enredando sus alas
en el infinito cielo.
…En el tiempo de espera cruzo mis dedos en la humeante taza 
de café, oscura como la noche;
mientras una ola traviesa juega a subirme la falda.
¿Quizás los tablones de la bahía, los envejeció el salitre?
¿O tal vez con tanta espera algas sepias, 
Frenaron el latido de mi corazón callado?
Más aun cuando no logro divisar, silueta alguna,
Unos brazos viriles, temblorosos, como frazada
me envuelven en la marejada de un aliento…
Temo voltear y encontrarme con el faro de fantasías
De alboradas adeudadas,
De mares equidistantes…
Mi silencio se hace grito, y en el calor de aquel beso...
Volaron las algas sepias, volvióse corcel mis callados latidos.
Se enfurecen las olas; acallando el viejo reloj  entre los arrecifes..
Y en la taza de café  aun humeante, al fuego del encuentro
se consumo  la espera en el candil del crepúsculo...

Carmen Guzman Cedeño. Curmaná- Venezuela








“Ser y estar” 


Me espera ese latido azul, 
tan tuyo en mi pecho que derrama calma. 
Me espera la sonrisa del mar. 
Tu mano acariciando la espuma de un verso. 
La magia del sol. 

Amarillo vivo en tu mirada, perfilándose en mi desnudo. 
Empuja con fuerza el tiempo. 
Me esperan, las migas de un panecillo 
caídas en la arena. 

Juego con ellas. 
Alguna hormiga se acercará. 
Las entiendo bien. 
Recorren su camino. 
A veces incomodan. 

Mejor así. Nada es fácil. 
Son negras y mansas 
como la noche en mi silencio. 
Me espera aquel cangrejo extraño, 
que escapándose del agua recorre tierra desconocida. 
Busca el misterio… 
Eligió perderse para volverse a encontrar. 

Mientras tanto, 
hay pisadas asesinas dispuestas a sabotear su valor. 
Me mojo hasta los huesos por seguir nadando, 
debajo del viejo puente. 

Sed de tu boca. 
Semilla que brota. 
Tallo sin hojas. 

Siempre flor: ser y estar.

Consuelo Jimenez- España


Estás




Estás en los discos de Leño,
en el trago de vino
peleón de esta bota
y en la luna de julio
que hace platear
el sedal de las cañas.

Estás en las placas de fibra,
en la nube del polen
que eclipsa tristezas
y en los viajes de viernes
dirección a La Vila
pa' traernos al Cristian.

Estás en Las mil y una noches,
en la pipa marrón
que tallaste en Vitoria
y en los ojos vidriosos
de tu madre y tu novia
cuando miran tus fotos.

Estás demasiado temprano
donde no deberías,
tan pronto te marchaste
que ni tiempo me diste
de pagarme la última
ni de darte un abrazo.

Estás en la carne de Miriam,
en un tren con destino
al cuartel militar
y en los dados que ruedan
por la mesa entre vasos
y copas de Magno.

Estás en la siembra del campo,
en el luto pesado
que se mete en los huesos
y en los pliegues del tiempo
descubriendo secretos
de profundo silencio.

Estás en el pan con salchichas,
en las llaves inglesas, 
los conductos y la obra,
y en la piel de gallina
que pone la memoria
al traerme tu nombre.

Estás demasiado temprano
donde no deberías,
tan pronto te marchaste
que ni tiempo me diste
a fumarnos el último
ni a decirte "hasta luego".

Estás en la arena y la espuma,
en la peña El Torero
levantando un llobarro
y en el parque del barrio
hablándole al Chimo,
al Arturo y al Álex.

Estás en los gestos del Terry,
de acampada en Cofrentes
encendiendo una hoguera
y en las fichas de aquel
dominó que guindaste
pa'a dárselo a tu viejo.

Estás en tu cuarto cantando,
en una llamada
en mitad de la noche
y grabado en el fondo
de mi pecho jodido,
tocado y hundido.

Estás demasiado temprano
donde no deberías,
pero aún y con todo
aprendí que no existe
ausencia con memoria
presencia sin recuerdo.

David Reverte- Alicante- España




Partir


Fiel a su manía de partir,
el niño que fui me azota el costado.

Estoy ante el espejo y nadie entiende mi ahogo:
por qué recorro la casa, abro las ventanas
y el aire sigue detenido.

Duele mucho este silencio:
la leyenda de puertas tapiadas
que no dice nada de mí
y el tiempo paciente moviendo su garrote.

No puedo cortar el corazón y ponerlo en la sala
a que incite el hambre de los visitadores:
siempre el sol,
con sus figuras veloces sobre las lajas del patio,
trae a mis tardes reflejos de la serena belleza
y la cruda eternidad del cambio.

Quiero arder en un final que parezca aventura
y despierte aquella voz de antaño,
cuando burlaba las vigilancias mejor establecidas.

Quemante, bueno y fiel a su manía de partir,
el niño que fui me mira,
dice adiós, azota gustoso mi costado.

Y las lajas del patio comienzan su largo incendio:
una curación más palpable que cualquier cicatriz.


Edel Morales-Cuba







Otoño

Cuando las hojas caen
Otoño llega y dice:

- Abre, niña, la puerta.
Cansado estoy y triste.
Que la hojas se vayan
y cuenten que ya vine.

Soy el que dora el parque
y el camino; el que exige
al bosque un vago tono
melancólico y pide
a la ciudad el aire
del que añorando vive.

Detrás de los cristales
te ví, niña, y te quise.

Mi voz es la que dice:
- Lo mustio es un estado
de sueño, en el que finge 
la vida haberse muerto, 
que todo lo que existe 
quiere dormir, a veces.

Mi belleza se mide
por el oro que vierto.
Si alguna ley me rige
es la que vuelve al hombre
atormentado y triste.

Ábreme ya la puerta
que para amarte vine.
Detrás de los cristales
te ví, niña, y te quise.

Soy el que dora el mundo
y en su cansancio asiste
al alma que se vuelve
otra vez niña y gime.

Que las hojas se vayan
y cuenten que ya vine.

Egle Frattoni Romano-Rosario- Argentina.










Errantes y extranjeros

De vuelta del mar está el marinero,
de vuelta del monte está el cazador.
R. L. Stevenson








Hay una canción escondida en nuestros labios.
Una canción cuya belleza
nadie ha escuchado.
Es el canto del alegre peregrino que regresa
a su hogar, después de muchos años.
Es una canción que aprendemos casi sin saberlo
mientras erramos con un corazón prestado.

Extranjeros somos en la tierra
sin otra paga que la tierra misma
por donde caminamos.

Ni el sol ni la luna o las estrellas
guían nuestros pasos;
sólo aquella canción cuya belleza
vamos aprendiendo.
 Mientras tanto
somos peregrinos que regresan
con una nueva y feliz canción en cada labio.



Ezequiel Feito-Buenos Aires- Argentina









Niñez ausente






Historias de infancia, 
vivencias de niñez, 
recuerdos muy guardados
busco

Quizás no encuentre nada
tal vez no quiera,
dudo la conveniencia
de evocar

No siempre la primavera
pinta flores para todos
a veces, es siempre invierno
y se aprende a disfrutar
del viento
que castiga
de la danza que nos mece
al son de las  hojas muertas
en el tiempo que no fue



  Gladys Nardi.  Rosario   Argentina







         La escritora y el enterrador
del libro del mismo nombre

   Era una mujer callada, de aspecto más bien triste. Casi nunca sonreía, no tenía amigas ni nadie con quien compartir sus sueños; sus alegrías habitando en el fondo de un pozo sin fondo, sus letras sobre el papel y solo durante el día. Escribía y escribía sin parar, casi sin levantar la cabeza del pliego de papel. De vez en cuando miraba sus manos y la escritura cesaba, y con aspecto resignado, cerraba los ojos y vagaba por esos mundos que solo existían en su imaginación, mundos perdidos repletos de letras gritando por salir a la luz, una duda en el aire buscando solución cada día, planes a dejando paso al plan b respectivo. Sueños y anhelos que se negaban a morir, ideas que golpeaban sin piedad para no caer en el olvido, palabras buscando un verbo, adjetivos buscando sujetos, angustias luchando por ganar terreno, ilusiones perdidas buscando una escribiente que les permitiera volver a vivir, volver a existir, volver a vibrar y volver a sentir. Casi a medianoche, el enterrador abre la puerta y entra en su casa. Ha sido un día agotador pero como todas las noches, va directamente al escritorio de su mujer, allí están los pliegos de papel repletos de letras, letras que han nacido del silencio, letras que no verán la luz, letras que mañana volverán a ser escritas tal vez con tinta roja o tal vez con tinta azul. Mira los pliegos con ternura, acaricia lo escrito con emoción, llora y se quita de un manotazo las lágrimas derramadas, abre el armario de la entrada, saca su pala y va al jardín, allí, como todas las noches, no sólo entierra sus letras, también entierra las emociones, las ilusiones, los sueños y el porvenir. Su mujer observa desde la ventana del dormitorio. Su rostro no está triste, ahora sonríe con dulzura, ahora comprende, ahora ve la luz, ahora sabe que mañana tiene que seguir escribiendo, tiene que seguir viviendo con sus letras el día a día, letras que de noche su marido entierra. 

Jone Miren  Asteinza- Bermeo- España








Te encontraré en el ocaso








Te encontré en el ocaso, de mi día soñado,
claudicando aquel orgullo, que te alejo de mi lado,
desesperado por decirme, que aun me sigues amando,
y si eres digno del perdón, del perdón de enamorado.
Te encontré en el ocaso, como quien se encuentra…un regalo.





Jorge Amado Serrano-Suardi- Santa Fé- Argentina







Si muero…




Si muero, acostúmbrate a vivir sin mí;
borra de tus sueños a mi rostro perdido, y
deja que el tiempo  guarde las cenizas de mis labios,
en pequeños alcancías que, juntos, abriremos algún día.

No te ocultes detrás de la incesante estatua,
construida con los párpados inflamados de hastío,
y vaga por caminos que, aún, sueltan mi aroma errante;
amarrando tu corazón a todo lo que existe...  ¡espérame!:

en las grisáceas nubes de ruidosos silencios,
donde las bocas no suplican, ni piden, ni lloran.
Allí, donde se dispersan las resinas del corazón herido.

Si muero, acostúmbrate a vivir sin mí,
y besa mi boca de nieve con tanta fuerza,
que al llevarse mi muerte  tu beso,… jamás halle olvido.

José Rodolfo Espasa- Argentina






Razones




Quizá pienses que pierdo
          cuando estoy presente-ausente
                        que se acercan razones al 
absurdo pasado
                                    tal vez sirva decirte
                                                  que eres volcán 
en mis sueños
                                                               y  jamás 
intento herirte
porque nunca te he olvidado.


Justo Aldú- Panamá









Almas




Resume en pocas palabras
el dolor de tu impotencia.
Pronuncia con sentida unción
la atroz tortura del nunca más.
Promete con recogimiento
No perder la fe en el hombre.
Discute a conciencia abierta
la plenitud del amor.
¿Sientes piedad? ¿Desconsuelo?
Abre el corazón y no temas.
Gozarás de plena libertad.
Volverás a tus raíces. 
Y si por débil llegas tarde
acompaña a tus espectros queridos
tras plasmar ,en agónico espasmo,
tantos deseos perdidos.
Cierra los ojos y guarda la luz.
O simplemente póstrate
y besa la tierra.
Humíllate ante la evidencia
del silencio sagrado.
Deliberadamente,
trémulo o ansioso,
no cejará el remordimiento,
Pero habrás de regocijarte
con la epifanía del alma
confusamente ennoblecida.
con el sensual roce
de la lengua del águila
sobre el pecho abierto de la grulla.



Luis Alberto Gontade Orsini- Montevideo






XIV




No llores más, corazón,
por el ayer amargo que nos causó dolor.
No llores más, corazón,
que viene el mañana como aire fresco
a refrescar nuestra alma.
Todo lo que quise y quisiste
que nos dio vida,
que nos hizo ser felices,
terminó volviéndose contra nosotros,
en aquella hora eterna
cuando las estrellas se caían del cielo,
y los grillos mudos lloraban,
en aquella hora eterna
cuando las ganas de vivir eran frustradas 
por los sentimientos podridos
y los sueños volaron con las aves del olvido,
en aquella hora eterna
cuando las ganas de luchar
soñolientas se durmieron
y la esperanza era una casa vieja y vacía.
No llores más, corazón,
pues todo eso quedó lejos
o tal vez no,
pero por Dios no llores más,
que me estás ahogando


Manuel Díaz García- Canarias-España







Te daré



Te daré a besar mis cicatrices,
clavos de olor serán para tus labios.

Navegaré tu estela,
apoyaré mis sueños
en el recodo de tus pasos vacilantes.

Te regalaré mis hombros temblorosos,
báculos de canela,
para tus pies cansados y andariegos.

Lameré los surcos y las sendas
que bordearán tus ojos extasiados.

Acariciaré tus manos frías
con las mías pequeñas y cansadas.

Removeré tu tierra,
sacudiré las ramas hasta despojarnos
de todas las hojas amarillas.

Podaremos tristezas
y floreceremos, amor,
como lo hace el dafne en el invierno.






Maribel Lacave-Canarias- España









Déjame volar



Déjame soñar
mi sueño de libertad...
donde Adas y Duendes
me muestren el camino.

Mi bandera 
cubierta de estrellas...
que sea el cielo
y en el centro... mi Lucero.

Déjame volar
mi sueño de fantasía...
con alas de cristal
que dejen pasar la luz.

Por nubes de magia
de mil formas y colores...
quiero andar descalza
como lo hacen las sirenas.

Déjame mis sueños
ilusión de libertad y fantasía...
de banderas en cielo estrellado
cubiertas por imágenes de Amor.


Neus T.Gómez- Valencia- España





Cómo será


Cómo será 
me he preguntado tantas veces.
Sentir la caricia de sus ojos,
besarla infinitamente.
Cómo será
sentir lo bello de su alma
descubrir
con ella la mañana,
sentir su mano leve
buscándome a tientas
por la almohada.
Cómo será
compartir sus alegrías
sus sueños blancos, sus temores
su tristeza sin palabras.
Cómo será
me he preguntado
tantas veces
abrigarla,
defenderla
ser dueño de su amor
prolijo y claro,
sentirla enamorada.
Cómo será,
me he preguntado
tantas veces.

Pablo Mauricio Barrattini Vidal-Chile




Andamos.


Podemos decir que andamos. 
Caminamos en silencio,  en estos momentos,
por la rutinaria vida sin un objeto concreto.
Momentos de silencio,
en los cuales, ni escribir quiero.

Barullo de ideas contrapuestas,
deseos e ilusiones
que parecen no llegar a nada.
Solo el cálido verano, sus calores,
sus lluvias torrenciales y la ligerez
en el vestir, dicen de otro tiempo,
otras formas, otro estilo de vida.

Yo, cual mujer de Lot, permanezco
anclado en el pasado; en mi postrera lucha
entre ideas vanas y alocados sueños…

Vive, disfruta, se el eterno enamorado
y…
no mires atrás, quizás estoy equivocado.


Rafael Serrano Ruiz- Madrid-España








Vidas espejadas


Eran muchos los años que llevaba en esa rutina. Últimamente se sentía enredado en los hilos del telar que él mismo había tejido cuidadosamente a través del tiempo.
Bebió el café parado junto a la mesa de la cocina. Mientras leía los titulares del diario tuvo un deja vú, hubiera jurado que ya conocía esas noticias. Estaba apurado, tenía que llegar temprano a la oficina porque había muchas cuestiones que resolver y lo debía hacer él, después lo esperaba el viaje, como todos los lunes. Mientras lo pensaba, desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de Sandra: “No puede ser que todo lo tengas que hacer vos”.

Eso también  se lo había dicho Teresa.

La noche anterior habían tenido una fuerte discusión. Sandra pretendía que delegara en otros sus asuntos y  se había confabulado con el hijo para hacerle creer que no lo veían bien, que necesitaba un descanso. En los años que llevaban juntos nunca le había hecho planteos acerca de su exagerada dedicación al trabajo. Él debía ser muy organizado con los horarios, con los viajes entre las dos ciudades y los días que pasaba en cada una. Era la única forma de llevar adelante su vida y sus ocupaciones. Ella compartía su sentido de la responsabilidad, pero ahora, por primera vez, quería que consultara un siquiatra, como si  él estuviera loco.

Dejó la taza en la pileta e hizo sonar las llaves del auto para asegurarse de que las tenía en la mano. Después buscó el celular. Esa noche lo había dejado cargándose, pero no lo halló. Revolvió entre los papeles del escritorio, abrió y cerró cajones sin encontrarlo, entonces decidió marcar el número desde el teléfono fijo para escucharlo. La llamada le llegó lejana y débil, venía de la cocina, más precisamente de la heladera. Sin poder creer que su familia hubiera llegado a tanto la abrió. El aparato estaba allí en un anaquel de la puerta, junto a la manteca. Sintió que, con su carcajada estridente, se burlaba de él.

Ya estaba muy atrasado como para pedir explicaciones a Sandra, pero a la vuelta lo haría. Sacó el auto y se saludó con el vecino que salía a correr. Lo miró con cierta envidia, era algo que él hubiera querido hacer, y también con extrañeza porque a esa hora, habitualmente, lo veía llevar los chicos a la escuela. Anduvo unas cuadras hasta que se percató de que  transitaba muy tranquilo y que no había escolares en la calle como todos los días. Por las dudas consultó su reloj, todavía no eran las ocho, seguramente no habría clases por algún motivo,  qué raro que el diario no lo dijera.

La ciudad se despertaba tarde ese día, había poco movimiento. Al pasar por la iglesia observó que entraban unas mujeres y se dijo que nunca había notado cuánta gente de misa diaria hay aún.

Durante el recorrido comprobó que los comercios no levantaban sus persianas,  que no había camiones proveedores en las calles y que las oficinas públicas estaban cerradas.
Cuando leyó por fin, en el reloj del auto, que era domingo tuvo que admitir que Sandra tenía razón, estaba agotado. También Teresa se lo decía.
Teresa y Sandra, las coprotagonistas de su mejor ficción.
En un principio urdir la trama le producía una gran emoción, el corazón le palpitaba de prisa en una mezcla de alegría y miedo. Había sido como crear una obra de teatro que él protagonizaba y dirigía en dos escenarios diferentes y con dos elencos.  Pero ya había durado demasiado. No ignoraba  que la puesta en escena algún día iba a terminar, aunque ahora no sabía cómo hacer para llegar al final. Revelar la verdad era la única forma, también la más dolorosa. Hubiera deseado ser descubierto para no tener que tomar él la decisión de escribir la última palabra de la historia.

Porque había sido un relato hilado por él, construido ingeniosamente. Un juego de simetrías en el que todos los detalles debían ser cuidados para que no se revelara el engaño. Las dos casas eran como escenografías similares. Las mismas cortinas blancas en las ventanas, igual olor a pino en los baños y los mismos productos en las alacenas ayudaban a que no hubiera confusiones.

Teresa y Sandra, sus grandes amores, usaban el perfume que él les regalaba y veían, con él, las mismas películas.

Detuvo el auto frente a un parque. Era domingo, debía volver con Sandra y el lunes iría con Teresa ¿o la inversa? Tantos malabares a través del tiempo lo tenían confundido.
Teresa y Sandra y sus vidas espejadas.

El azar hizo que se conocieran en la sala de espera de un consultorio médico. Ambas, coincidentemente, leían Ardiente paciencia, libro regalado por él. A partir de esa casualidad los hilos sueltos se anudaron y descubrieron muchas otras coincidencias en sus vidas, incluso a él.

Teresa y Sandra dejaron de ser ardientes,  perdieron la paciencia y comenzaron a tejer, ellas, la continuidad de la historia. Acordaron mantener el mismo estado de cosas condenándolo a continuar inventando engaños hasta su último día.




 Silvia Rodriguez-Argentina








Dos aires.

El sol, el placer
lo verde, el agua
sólo para mí
todo
sin pausa
sin prisa
y de pronto
aparece la sombra de la muerte
La ruptura
La pérdida
Resulta extraño
casi inconcebible
que se pueda vivir en ambos
mundos
sin que uno tiña al otro
o lo desplace
Están ahí
dos aires tan distintos
uno que alivia
el otro: irrespirable


Susana Corradetti- Buenos Aires- Argentina













Escribir en Silencio


Escribir en silencio… palpitándote, 
en esas pulsaciones, 
que como corazones del día, 
difunden vida, 
en la jornada de amor y sueños.-
Escribir en silencio, 
en el sublime encuentro conmigo mismo, 
donde todas mis partes se reúnen, 
para cantarte en sinfonías, 
que solo tú entiendes, 
pues esas sinfonías, 
en notas de oro al alma te llegan, 
así como los suspiros, 
la magia del atardecer, 
la sonrisa de los niños.-
Escribir en silencio, 
como evadido del mundanal ruido, 
emulando los ascetas de antaño, 
para volver a la vida, 
con más fuerza, 
con intensidad, 
con la hoguera chispeante, 
donde a contraluz, 
tú dejas las sábanas revueltas, 
me seduces, me envuelves, 
mientras en silencio, 
mis poemas fluyen, 
se hacen aroma, 
se difunden en ardorosa marcha, 
para que tú los vivas, 
con la magia del amor.




Victor Kartsch-Encarnación Paraguay                                                                                                   









Una lección de compromiso

Es fácil ser bueno, lo difícil es ser correcto.
Víctor Hugo  1802 -1885.





Desde antiguo, los personajes que se destacaron por sus condiciones extraordinarias, han influenciado en la vida de los demás, de un modo u otro.
Este personaje, todo un ejemplo de consecuencia,  nace en Besanzon - Francia.  Es uno de los hombres más influyentes en la historia de su país y de la literatura del siglo XIX.   El legado que nos dejó  en sus obras, en especial, la más representativa de su espíritu “Los Miserables” es un llamado a las conciencias a defender los valores superiores desde “el lugar en el que nos encontremos, por muy modesto que éste sea y la situación socio-histórica que vivamos”.
Víctor Marie Hugo – Víctor Hugo, nace el  26 de febrero de 1802, fue un poeta, dramaturgo, dibujante y escritor romántico, considerado como uno de los escritores más importantes en lengua francesa y un político e intelectual comprometido.
Fue partidario del régimen monárquico, aunque poco después, se inclinó por adoptar ideas republicanas y humanísticas, las que cultivó y conservó durante su vida.
A los 14 años se despertó su vocación literaria, con su obra “Seré Chateaubriand o nada”. Se refería a Francois-René Chateaubriand, considerado el padre del romanticismo francés. Su obra, era modelo de perfección para el propio Víctor Hugo, concepto que persiguió con verdadera pasión y que fue el que lo hizo grande. Decía que “era necesario seguir un ideal, hacer bien las cosas y poner la mirada en alto para levantar el vuelo”.  
En 1819, junto a sus hermanos, fundó la revista “El conservador literario”, adjudicándose ese mismo año el Premio de la Academia de los Juegos Florales.  Tenía 17 años.      
En su obra inicial, se destacan “Odas  poesías y Baladas”, su poesía lírica y épica. Entre sus novelas “Nuestra Señora de París” (1831),  una genial descripción del París de Luis XVI, y en obras posteriores,  “Napoleón el pequeño” (1852), “La leyenda de los siglos” (1859-1883) denuncia en tono satírico, el reinado de Napoleón III, del que era muy crítico. Lo consideraba un líder autoritario e ineficaz que llevó a Francia a dudosas y desastrosas  aventuras militares en el extranjero. Su novela, “Los miserables” (1862), es una enconada defensa de las clases más desfavorecidas, que contribuyó a la morigeración de las leyes penales francesas; “si los tratáis como bestias, así se comportarán” sentenciaba.
Entre sus obras teatrales más representadas está “Cromwell” (1827), “Hernani” (1830), que enfrentó a los partidarios del teatro clásico y los románticos convencionales;  Marion Delorme (1831), que recibió la censura gubernamental, “El rey se divierte” (1832) adaptado por Verdi para su ópera Rigoletto en 1851 y “Ruy Blas” (1838). Las hojas de otoño (1832) o Las contemplaciones (1856) y Los castigos (1853) evidente crítica contra Napoleón III.
Pronunció numerosos discursos sobre temas políticos, la defensa del litoral, la condición de la mujer, a favor de la escuela laica y gratuita, de la paz, del sufragio universal y contra la pena de muerte.
Vivió dolores y aflicciones propias y ajenas. El fallecimiento de su hija y su esposo, en un naufragio, cuya noticia la supo por la prensa a su regreso de un viaje a Valencia (España), lo sumió en una gran angustia, de la que nunca se recuperó. Tres años después escribió un hermoso soneto en su recuerdo.
Vivió también el exilio durante 20 años, al asumir Napoleón III,  Segundo Imperio francés (1852-1870), luego de un golpe de estado.
Sin duda, la gran obra, Los Miserables, protagonizado por Jean Valjean, lo convirtió en un personaje emblemático. La importancia, el mérito que tiene, es mucho más que un buen libro de lectura. Nos sumerge en el razonamiento sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión. Está inspirado en la vida de otro personaje tan real como él. Francois Vidocq, un criminal que acabó inaugurando la Policía Nacional francesa, organismo del que llegó a ser Jefe, encarnado por el Inspector Yavert.
El primero, es el desgraciado que tras robar una hogaza de pan para llevar como único alimento a su familia, en años de agitación social, es detenido y condenado a 5 años de cárcel, que luego de un intento de fuga, finalmente se convierten en largos 30 años. Pero la excarcelación no significaba necesariamente la libertad para un hombre de su condición. Tendría que aprender a vivir en un mundo desconocido, ajeno, hostil, al que cuestiona y odia por castigarlo por sobre su falta, sin derecho ni a ser escuchado.
El segundo, el Inspector, representa el deber en todo rigor, sin matices ni miramientos, producto de sus propios conflictos internos y ejerce una persecución implacable y obsesiva como única obligación.
Sin embargo, en el espíritu de Víctor Hugo, que también lo plasma en sus personajes, éstos se redimen, igual que el propio inspirador de ellos y ambos se reencuentran con la fe en el prójimo, en la vida y en Dios.
La impresionante biografía de F. Vidocq, dio cabida también, para que otros destacados escritores lo inmortalizaran; Alejandro Dumas, en “El Conde de Montecristo”, Balzac, en uno de los personajes de su magna obra “La Comedia Humana”.
Víctor Hugo, muere a los 83 años. La Tercera República le honró con un funeral de Estado, celebrado el 1 de junio de 1885, y la inhumación de sus restos en el Panteón de París, con la asistencia de más de dos millones de personas.



Victoria Gonzáles Badani Santiago de Chile- Chile











Sólo por la palabra


Fraccionada.
El espacio deshaciéndose alrededor,
con la realidad sujeta, como antes,
como siempre,
solo por La Palabra.
Interior del desierto 
de donde se sostiene
una humilde repisa de esperanza 
(y se cuelga traviesa 
alguna rima).
Canción de la nada 
a la posibilidad,
Se suelta del sigilo, 
nace el puente, 
abandono el desamparo, 
y desvío 
deseos de aquelarre,
torturándome con calaveras.
Dejar las luces encendidas.
Enaltecida,
estóica, 
soñar que veo en el aire 
la piel de una idea,
de quien me lee 
y conmigo se manifiesta.
Y así nos creemos que es posible 
agarrar un arco iris en el horizonte: 
El otro 
desde uno mismo.


Willmarie Lebrón García-Puerto Rico








Perdido voy






Perdido voy y, sin embargo, tengo
morada, amor, cayado y en salud
un aceptable estado por virtud
de una actitud activa que mantengo.

Con cábalas absurdas me entretengo
dudando, al alcanzar mi senectud,
lo poco que he logrado en ese alud
de tiempo en desperdicio del que vengo.

Negándome a mí mismo mi valía,
disperso mi razón y mi saber
hundiéndome en lo absurdo día a día,

con un traspiés seguido en todo hacer,
sin fe en mi voluntad, aunque querría
obviando mi pasado… ¡renacer!


Xavier Coderch Vives- Barcelona- España



Indice de autores de Espacio del Poeta Agosto 2017



Nombre 1ºApellido 2ºApellido titulo Pais Ord Pag
Ana María Manuel Rosa El cajon Argentina
81
1
2
Ana  Romano

Acciones Argentina
81
2
3
Angeles Asensio

El gato España
81
3
4
Antonio Monzonís Guillén La tierra de mis veranos España
81
4
5
Araceli  García

Bajo la sombra del amor México
81
5
6
Beatriz  Ojeda

Detrás de la neblina Uruguay
81
6
7
Carlos Alberto  Gimenez

Siento la hiel del asco Argentina
81
7
8
Carmen Guzmán Cedeño En el café se consumó la espera Venezuela
81
8
9
Consuelo Jimenez

Ser y estar España
81
9
10
David Reverte

Estas España
81
10
11
Edel Morales

Partir Cuba
81
11
13
Egle  Frattoni Romano Otoño Argentina
81
12
14
Ezequiel   Feito

Errantes y extranjeros Argentina
81
13
15
Hector  Berenguer

Mirando al mar Argentina
81
14
16
Jone Miren  Asteinza

La escritora y el enterrador España
81
15
17
Jorge Amado Serrano Te encontraré en el ocaso Argentina
81
16
18
José Rodolfo  Espasa Muñoz Si muero… Argentina
81
17
19
Justo   Aldú

Razones Panamá
81
18
20
Luis Alberto Gontade Orsini Almas Montevideo
81
19
21
Manuel Díaz García XIV España
81
20
22
Maribel Lacave

Te daré España
81
21
23
Neus T  Gomez

Déjame volar España
81
22
24
Pablo M Barrattini Vidal Cómo será Chile
81
23
25
Rafael Serrano Ruiz Andamos España
81
24
26
Silvia Rodriguez

Vidas espejadas Argentina
81
25
27
Susana  Corradetti

Dos aires Argentina
81
26
29
Victor  Karst

Escribir en silencio Paraguay
81
27
30
Victoria Baldani

Una lección de compromiso Chile
81
28
31
Willmarie  Lebrón García Solo por la palabra Puerto Rico
81
29
33
Xavier Codersch

Perdido… España
81
30
34




























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