lunes, 1 de agosto de 2011

Revista N.º 9 - ESPACIO DEL POETA



         Revista  N.º 9 -  ESPACIO DEL POETA
                              REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                     Agosto 2011



                                   Autor Plástico Ernesto Capillas                Patio Colegio  San Gregorio. Valladolid-Tinta China y Plumilla




















Elegía para un dinosaurio

Tuviste la desgracia de nacer
antes de nuestros príncipes y sus castillos.
Mucho antes que cualquier poeta
pudiera cantar a tu mandíbula pesada
o a tu ademán torpe
de bailarín mesozoico.

No había liras en aquella época
para poner música a tus gritos,
ni siquiera
un pintor de corte para retratarte.

Cansado de esperarnos, te extinguiste
en una tristeza de glaciares y tangos diluviales
o al cálido compás de un loco meteorito.
¿Por qué siempre ese maldito apuro Darwiniano?

Hubieras esperado un poco,
y tu ojo simple hubiera visto nuestros shoppings y casinos.
Estarías comiéndote una hamburguesa, y paseando
de la mano de una paleontóloga de turno
hablarían del rock que está de moda 
o de la imbecilidad de nuestros programas televisivos.

¡Monstruo impaciente! ¡Si supieras cuánta pena
me da contemplarte, seco, de pié, en un museo
mientras que, al ver quienes gobiernan lo no extinto,
cuestiono seriamente la evolución de las especies!



Por Ezequiel Feito-Buenos Aires- Argentina












POR QUE A MIS OJOS


En línea recta vienen a mis ojos
manos que tejen y destejen sus preguntas.

Por qué,
por qué a mis ojos
que aprendieron tan sólo a preguntar.


Por qué las muecas serias de la risa
desprenden una a una las epidermis del miedo y la vergüenza
y me hunden el puño doloroso del llanto,
con fuerza,
llanto escondido en el rincón más apartado de una hora
que dejó de lado las pequeñeces de un ir y venir y volver,
con fuerza,
con fuerza me destrozan la mirada.

Por qué a mis ojos,
rotos ya.


Jorge Dágata- Balcarce-Argentina










El tiempo

La misma calma,

la misma señal

Debajo de las piedras.



La misma mano

Indicando el sur

Con sus bardas rojizas.



Los mismos dedos 

de ayer buscando

el hueco donde

 se esconden las plegarias

De nuestros

 antepasados.

 Etherline Mikeska- Neuquén- Argentina




















INVENTARIO







Un hombre innominado muerto de hambre en algún lugar, lejos de mi vista.
Los lamentos de una mujer que resuenan en su habitación y se confunden con el sonido
 del televisor.
El llanto de un bebé adicto que queda ahogado por el ruido del tránsito.
El olor a miseria de un niño que pide en la calle sepultado por el rico aroma de un 
asado.
Los dolores de parto de una adolescente villera que no conozco.
Los vapores del “poxiran” que aspiran los negritos para olvidar su hambre, felizmente 
neutralizado por el desodorante.
Las balas que me pasan muy lejos.
Las aguas que inundan otras casas.

Todas las miserias y desgracias son ajenas.
¿De qué me quejo?

Ahora sí puedo escribir sobre la maravilla de la vida...

César Gustavo de Gerónimo-Balcarce- Argentina









Epílogo


Aguerrido
se confundió
de esquina:

arrumaco
que aturde
en deseo.

Ana Romano-Buenos Aires- Argentina













Si el cielo no responde



Si el cielo no responde…
Y si no responde el cielo a los ruegos
Y si la alegría se esconde y escapa…
La tristeza, muda, envuelve en silencio
abriéndole el cofre a la esperanza.

Si no llega el día en que la alegría
dance en “nosedonde”…La naturaleza.
plena de energía, nos dará otro día.
Y ése amor que hiere, no verá belleza

Respira dolor. Se huele, se palpa…
Se corta en el aire como pan de leña
ahondando la herida que amasa en el alma

Ya las pesadillas dominan los sueños
Todo el sinsentido las horas nos matan.
Y el amor se rinde, muriendo de pena 


Nieves M.ª Merino Guerra- Las Palmas de Gran Canaria- España






¡Hay amor!


¡Hay amor! Qué males haces.
Que por no dar,
por no  entregar,
 por pensar en adueñar,
llegas a  desdeñar
  aquel beso robado , aquel acariciar
 que ofrecer quería
 lo que el corazón dar no podía.
No fue posible, no hay que llorar,
 si no confiar, esperar
que el amor verdadero llegue
y con él la felicidad  hallar
 y dejar la libertad de  soñar
Soñar  los disfrutes del amado,
 gozar   las delicias del amante.
Compartir pasiones escondidas
con la risa y el candor del principiante.
Conllevar penas y alegrías,
  las tuyas, y las mías
Conllevar tristezas y sinsabores,
  desengaños,frustraciones
y de ese modo , entregar
el espíritu sin dobleces ni acritudes
 y entre dar y recibir, daremos
y tomaremos porque uno seremos
 y al ser  sólo uno en el mundo,
 todo lo tendremos.

Rafael Serrano Ruiz- Madrid -España








LA CULPA FUE DEL ESPEJO


La mujer odiaba al marido. Lo odiaba profundamente, lo habían despedido del trabajo por su insensatez.  A Pedro no le preocupaba, al contrario, comenzó a dedicarse a lo que realmente quería. Concurrir al boxeo, hacerse amigos en el ambiente nocturno y salir de juerga cada vez que le era posible.  Ella, mujer sencilla y dócil  trabajaba de mucama en un hotel, con lo que mantenía  la casa. Su sueldo se veía  incrementado  por las propinas de los clientes, por ello tenía la íntima esperanza de renovar  la manta deshilachada de la cama, la pobreza de las cortinas, y comprarse una colonia de fragancia inglesa.  El marido sabía de la existencia de ese dinero extra y se aprovechaba de él cruelmente.  Bien conocía ella de la fuerza atroz que Pedro ejercía  sobre su cuerpo. Vivía angustiada sin ver  ninguna señal que alterase  esta situación.   Su odio crecía incesante hacia su marido y a su lustroso espejo. Ese espejo amplio y brillante que él colgó frente a la cama en el dormitorio, en el que  se observaba para emperifollarse y practicar algún guiño seductor con el fin de salir airoso y triunfante en sus noches de boxeo y fiesta. Definitivamente del mismo modo odiaba al espejo, cómplice  silencioso y adulador del marido. Regresaba  él con las primeras luces, traía el rostro desencajado, sobre su piel  se reflejaban rastros de carmín desdibujados, y la camisa blanca sin secretos exhibía sus manchas de vinos y perfumes.    Sin embargo dentro de sí guardaba una secreta esperanza funesta pero tentadora que la reconciliaba con la vida: que un dia muera; muera en su ley, ahogado con el vino o en algún dudoso incidente. Si ello ocurriera se sentiría dichosa, con la alegría que tanto ansiaba.  Ella ya no hablaba, no preguntaba con palabras, todo contacto con él la hacía pasar por un doloroso agobio.  Pedro , como tanta otras veces, finalizó de acomodar su saco en tanto se observaba en el espejo susurrando la letra de un tango; se perfumó,  y se fue sin decir nada. Mascullaba la mujer su mortificación y su cara se cubrió por el llanto.  Comenzó a dar vueltas por la casa,  y descubrió lo que tenía olvidado,  relegado  en  un  rincón. Un arma   guardada celosamente; este hecho estimuló su imaginación.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                No sin esfuerzo  la tomó entre sus manos, se fijó en la carga, cada movimiento una impresión, cada impresión un sentimiento. Esperó la noche adecuada. Caminó los pasos que debía dar hasta el dormitorio, eran pocos pero molestos porque le asustaba darlos. Se ubicó detrás de él,  que se encontraba reflejado  en el  espejo.   Apretó el gatillo y disparó cuatro veces. La serie de tiros dieron en el cristal que cayó fragmentado sobre el piso, solo se veía un grueso papel que cubría la madera donde apoyaba el vidrio, la figura del hombre había desaparecido. Un brusco sobresalto la apartó de aquella habitación.  Se encogió,  suspiró  y cerró la puerta. Azorada, con la cara tapada con la mano,  salió a la calle entre penumbras.  Juzgaba verosímil que él estuviese muerto.
Se sentía conforme con su proceder. Al regresar, pensó más tranquila, se ocuparía de todo y estallaría en risas, pero tales pensamientos contradecían su propia forma de ser.



    

                        Irma Sambuelli Serrano-Rosario-Santa Fe- Argentina




Julián


Emilia odia a su compañera de viaje. Ella sabe que es importante, pero no hay caso, Julián  quiere más a la otra. El auto avanza, se abre paso, rompe los horizontes de asfalto que siempre vuelven, obstinados. Emilia tambalea, su amor por él es incondicional. El viaje es largo y Emilia sabe que la otra  es más frágil. Sabe que Julián llorará mucho si algo le pasara. La protege con su cuerpo todo el viaje. Además, desde que Juli decidió vestirla con los colores de su club favorito, su vida se iluminó, se sintió importante, renovada…¡¡¡¡frenazo!!!! – ¡Cuidado Julián! –Ya sabía, primero la abrazó a ella, y con qué pasión, ¡qué destino el mío! Y para colmo, hoy tuve que vérmelas con el gato todo el día, me aplastó, me despeinó, así no me puedo presentar.  Llegamos. Julián siempre con ella entre sus brazos. ¡Qué destino el mío! ¿Y ahora? ¿Hasta cuándo en el auto? – Viene, por fin. ¡Qué placer su piel de lavanda y mi piel juntas, unidas! –Ahora, ¡un salto y a trabajar!
Julián la deja suavemente en el suelo, ella ensueña con los dedos que la dejan, que se van, se van con la otra.
El escenario es grande y redondo, negro como ella sin su vestido nuevo. Las cortinas de terciopelo se separan lento como labios profundos de una boca. Emilia está cerca, bajo el cielo raso, detrás de la cortina. Ella es su perra, daría su vida por él. Por él, que ahora abraza la guitarra, la otra, la acaricia suave mientras Emilia alza las orejas tanto como puede y mueve la cola como el péndulo dorado del reloj de la tía.
Silencio, aplausos, silencio. Ante sus ojos de cristal verde Julián comienza a tocar.



Diana Luz Bravi-Rosario- Santa Fe- Argentina








CHORRILLO

Baja, copioso, serpentea,
sin métrica, desorillado.
El chorrillo esparce su pureza
niega la alquimia
del desespero
fecunda, resiste, avanza…
copula la tierra
germinando esperanzas.

El chorrillo ondula
pasea, resurge…
se niega a llenar jofainas
de oportunos Pilatos,
prefiere llenar tinajas
para ser vino bueno
como en Caná de Galilea,
se resiste a correr por correr
prefiere detenerse
a mirar la vida
a compartir
con los vagabundos
el silencio de su hambre
y la escasez
de un vino de oferta,
con los que celebran
en sus orillas
aunque lo sometan
a la penuria
de enfriar botellas.
Ama la cosquilla
de algún inquieto salmón
o la mosca furtiva
de un niño acampante.
Se resiste a ser
cinta transportadora
de bosas de residuos
o residuos sin bolsas,
aspira a ser honrado
en su misión de paz
y de pan
El chorrillo gira un vado
uniendo orillas
abrazando la tierra
besando su lecho
donando melodías
de su trova monocorde.
Baja, corre, ondula,
trae el llanto de la nieve
y porta en su cuenca
la sonrisa de Dios
y la bendición
de su ofrenda.


Carlos Alberto Giménez- Ushuala- Tierra de Fuego- Argentina







                                                   Alma y Corazón


Cuantas veces te ame
sin conocerte,
sin mirarme en la miel
de tu mirada
cuando eras solo el
aroma de las flores

Quizás te vi en mi
alma loca,
henchida de un amor
atropellado
por salir hacia ti
y enamorarte

O quizás quise estar
junto a ti y no dejarte
porque sin ti en mi vida
no hay retorno
y todo lo que ansío
es amarte y acompañarte.

Porque mi vida se hunde
sin tu imagen
y me pierdo en lo oscuro
si tu luz no alumbra
mi camino hasta encontrarte
más allá del silencio de la noche.

Déjame, mi amor, quererte,
cuidarte y acompañarte;
y colma esta ansiedad que me consume
de estar junto a ti eternamente
hasta que mi vida
se escape para siempre.

Charo Bustos Cruz- Sevilla- Andalucía -España






ABRIL






Abril con olor de azahar, de madreselva y galán.
Naranjos y limoneros lucen con todo esplendor;
envidia de los almendros que sus flores marchitó,
lanzadas como algodones de sombras blancas al viento.

Abril de nuevos amores, de ilusiones renovadas;
como fresón en mi boca cuando hacemos el amor.

Abril de miradas tiernas, profundas como tus ojos;
de pasiones infinitas compartidas piel con piel.
Alboradas de rocío, tardes cálidas, doradas,
y en la cumbre del crepúsculo, una lágrima al partir.

Abril de inicio de vida del principio del final;
primavera de ilusiones en la estación otoñal.

Abril que nunca termina como las olas del mar;
sonidos de caracola, palabras que hacen soñar,
con esperanzas cumplidas, con horizontes de paz,
sin las arenas del tiempo, sin distancias que acortar.

Abril perdura en el tiempo; primavera de placeres,
promesas de realidad, con locura en la cordura.
¡Abril si conmigo estás!

Marga Utiel-Badajoz- España







Poema para un aniversario

Somos una estructura
con infinitos dedos,
un tacto desmedido
de pincel. Somos
lo vertical como síntoma,
la velocidad como síntoma,
la fiebre, como enfermedad
creadora. Somos
azul ultramar en tiempo detenido,
trayectoria espiral
que ignora el asidero
y se eleva
en tinta y destrucción
esculpiendo un mecano y una enredadera.

Somos
un aliento minúsculo
en el aire viciado
por la iconomímesis del trazo repetido,
por el ojo traslúcido,
por la muñeca artrítica,
por el paso en la huella de la cartografía.

Y somos un país con fronteras erráticas,
un grito apuntalado
con nuestros propios huesos,
somos la génesis
de una cicatriz hermosa e indolora,
la semilla de algo
que aún no comprendemos.

Mayte Sánchez Sempere- Madrid-España







                          OLVIDO



Olvídame para que pueda también olvidarte
y arrancarme este dolor que siento
cuando te piense, cuando te nombre, cuando te sueñe
arráncame de tu corazón, porque yo no puedo.

Aquí abandonada todavía te busco entre las sábanas,
buscando tu olor, palpando tus huellas
que aún quedaron de la noche anterior
pero solo me queda el sabor de tu ausencia.

Vete de mi vida cuanto antes, a qué esperas?
no te rogaré ni te suplicaré, ni lo pienses,
aunque me deshaga en lágrimas, lo juro
aprenderé a olvidarte, es mi promesa.

Olvídame ahora y para siempre, te lo ordeno
ya no tienes espacio en mi lecho ni en mi vida
demasiado aposté a este amor de mentira...
puedes apostar que te olvidaré primero.

Te despojo de mi piel, de mis sueños,
hoy quedo sola con mi corazón y su dolor
ayer lo fuiste todo, hoy te declaro desterrado,
te destierro porque sí, porque murió el amor

con tantos engaños, con falsas ilusiones,
poco a poco se fue muriendo contigo adentro,
de estar cansada me cansé, de llorarte me harté,
de ser el segundo plato de tu mesa, también.

Olvídame, no te lo vuelvo a decir,
ahora eres tú quien me provoca lástima,
me asquea verte, pensarte, imaginarte cerca
quiero exorcizarme de tu recuerdo maldito.

Ayer te quise, te adoré, te idolatré,
pero me llevaste hasta el fondo del abismo,
hiciste de mi cuerpo y de mi alma una llaga
que no cierra, que no cura, que se pudre.

Basta digo ya, te di todo mi tiempo,
se acabaron las palabras, no hay perdón
fuera de una vez de mi morada,
¡¡¡olvídame!!! que para mí ya estás muerto.


María José Acuña Belaustegui. -Curmaná- Venezuela






¿DE DÓNDE SOY?



No soy de aquí ni soy de allá.
¿De  que lugar es la locura Facundo?
¿Facundo, desde que lugar consuelas a Genny?
¿Te habrás remontado en el Zeppelin?
A los hombres vanos que matan la belleza
¿Quién les da tanto poder?
Escupen plomo y derraman sangres puras.
Ser cantor es ser espía del viento, dijiste un día.
Mensajero universal de la paz, dijo la UNESCO.
Veintisiete idiomas dijeron, no soy de aquí ni soy de allá.
Vuele bajo, porque abajo está la verdad.
¿Todas las verdades que nos señalaste?
¿Que pasa que tantos no las entienden?
Facundo vocero del dolor, Facundo vocero del amor
Facundo sin ataduras, Facundo de la dulzura.
No entiendo al fusil del destello que apagó tu luz.
Vos nos dijiste...
Dios espera que el hombre vuelva a ser un niño.
No crezcas mi niño, porque los hombres
al mundo le hacen mucho mal.
Veintisiete idiomas dijeron:
Y ser feliz es mi color de identidad.
Yo busco aún desde la incomprensión
encontrar ese, tu color de identidad.
Más difícil ahora, que me falta la luz de tu voz.






Nelda Lugrin-Concordia-Entre Ríos-Argentina 














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Autor
titulo
Ezequiel Feito
Elegía para un dinosaurio
Jorge Dágata
Porque a mis ojos
Etherline Mikeska
El tiempo
Cesar Gustavo de Gerónimo
inventario
Ana Romano
Epilogo
Nieves M.ª Merino Guerra
Si el cielo responde
Rafael Serrano ruiz
Hay Amor!
Irma Sambuelli Serrano
La culpa fue del espejo
Diana Luz Bravi
Julián
Carlos Alberto Giménez
Inventario
Charo Bustos Cruz
Alma y Corazón
Marga Utiel
Abril
Mayte Sánchez Sempere
Poema para un aniversario
M.ª José Acuña Belaustegui
Olvido
Nelda del Carmen Lugrin
¿ De donde soy?


  
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