jueves, 1 de febrero de 2018

Revista Nº 87 -Espacio del Poeta

Revista Nº 87 -Espacio del Poeta

REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA

Febrero… 2018 







                             




                                Joaquin Antonio Luque                                                                                            Lavandera







Quiero abrir mis alas 
y con el viento
echarme a volar
contigo al firmamento.
No quiero más horas
que me aten,
quiero ser dueña
de todos los momentos;
quiero volar, ser libre
con mis sueños,
y escribir liberada
mis versos.
Hoy quiero mis palabras,
mis anhelos,
encuentren en mi pluma
el devaneo
que las incite a decir
lo que yo siento.
Quiero que mis ansias
sean palomas
que se arrullen
a la espera de tu beso.
Quiero amarte en mil formas
y pegados nuestros cuerpos
se amalgamen
susurrando un “Te quiero”.
Tomarte de la mano,
Inventar un sendero
que nos lleve quizá
al universo
y esperarte encendida,
en el adagio
que la luna escribiera
con mi cuerpo,
mientras luchas
sediento de deseo
por evitar se acabe
nuestro tiempo.

Alibel Lambert-Argentina





Tocar el piano y la informática
El pianista tocando entre sus teclas blancas y negras que dan sonido agradable a las bellas melodías que lucen contrastando con aquellas del teclado de la computadora con diferentes niveles de letras, números y aplicativos.
Quien las toca al compás de la melodía que conoce de memoria como cerrando los ojos para escribir ese informe de Word. Con las entradas colmadas de sonido al comenzar la canción en ejecución como si se encendiera la pantalla dando claridad al aparecer las diferentes aplicaciones dispuestas a usar.
La clave de sol como un programa a la vista en la pantalla listo para usar. El pentagrama asemejando a los menús que ofrecen sus diferentes opciones. Las teclas blancas y negras sabiamente dispuestas en el teclado cuan procesador de texto, o una planilla de cálculos, o un reproductor de audio y video, o los juegos diversos escondidos en ese diminuto aparato.
Las corcheas y las semicorcheas; y las fusas y las semifusas cuan software utilizados según la función utilizada.
El piano en su conjunto entre su teclado tocado con las hábiles, expertas y rápidas manos y el conocimiento musical de su ejecutor. Muestra los más bellos sonidos que armonizados y acompasados son comparables a esa computadora con sus diversos software, operaciones y su sabio informático escribiendo proyectos y corrigiendo lo que fuese necesario para la conclusión final del mismo. 
El saber maniobrar los dedos tocando cada tecla a su debido tiempo unidas guardando la elegancia musical como navegando internáuticamente en un mundo armonioso de melodías.  

  
Ana María Manuel Rosa-Argentina








Escribo






Porque cada mañana
Al despertar
Me encuentro besos tuyos
En las gotas del rocío,
Y en los jazmines de mi ventana.
Escribo poesía 
Porque sueño
Con mares derramados
Sobre las rosas de mi pequeño jardín,
Y sistemas montañosos
Bordeando mi cama.
Pero me miras
Y se ilumina mi alma.
Escribo
Porque cuando desapareces
El tiempo es una inmóvil 
Hoja de otoño
Que cae sin piedad
Sobre mi memoria.
Escribo poesía 
Porque cariño
Pronuncias mi nombre
Y tiemblan mis palabras,
Bajando por mi sangre
Como ríos.
Y tú sin enterarte
Amor mío.



Ana Ocaña-España








Asertijo








En la inmediatez la elegida
señala 
desolaciones

En el rito de la ingenuidad 
tartamudea
silencios

Perpetúan desgarros
las miradas

Y en los umbrales
la mordaza almidonada
humilla a la muerte.










Ana Romano -Argentina













Fantasía
          A Rubén Darío
Son tus ojos dos diamantes,
son tus labios dos rubís, 
son tus mejillas fragantes
hechas de flores de lis.

Hermosísima mujer
deslizábase en mis brazos,
para una rosa coger
y deshacerla en pedazos.

Nenúfares de flor blanca
abierta acuática planta,
dulce doncella, dolida
ninfa, dormida crisálida.

Vives en mi fantasía,
y en brebaje malvasía, 
embriagarme es mi deseo
de esta mujer que yo quiero.

Ofelia con su locura
amada de Hamlet sólo,
Casandra amada de Apolo
rechazado sin ternura.

Desdémona alma de Otelo
enloquecido por celos
¿O fue Helena de Troya
qué por Paris fue raptada?

¿Qué mujer mis sueños llena
cual luciérnaga dormida,
que mi alma dolorida
es la causa de mi pena? 

Venid diosas del Olimpo, 
acudid presto a saciarme
que conjurar ya no puedo

y en mi largo despertar, 
después de una noche amar,
en vez de hablar, balbuceo.

Antonio Monzonís Guillén-España


Retorno de la imagen



En el génesis del invierno conocí tu partida.
Fue en el comienzo de los grandes viajes nocturnos
cuando las aves eran las portadoras del tiempo.
Entonces invoqué: tus promesas, tus besos,
los paseos en el parque bajo el sol de noviembre,
las largas travesías al fondo de la noche,
los retornos felices a los días de mi infancia.
A la hora del bosque robaba tu sonrisa
cuando los grandes árboles retaban las estrellas.
¿Recuerdas? Era el tiempo de nuestra adolescencia
y estábamos signados de inocentes presagios.
Ahora la distancia me consume en historias,
en cartas empolvadas de relatos antiguos
que suelo contemplar a solas con la noche


Antonio Pérez Carmona-Venezuela






Erguida




Parada estoy y vivo
vivo y coexisto con el poder de mi libertad, 
intento descubrir el éxito en cada instante,
no todo lo que se ve, proviene de la divinidad
Eso es lo que en este universo percibo
veo que hay movimiento,
sentido estático, y raciocinio
que van de la mano con cada individuo
pues todo se consigue con ardua acción,
para poder en este mundo ser vencedor.
El hombre no puede ser pájaro esclavo,
posee libre albedrío
y tiene el suculento elixir del buen juicio,
que le permite elegir, su propio destino.


Araceli García-México







Con miedos de otoño, floreció nuestro abril...




Y el sol se vistió de mil lunas,
en los tules de la noche
y en sagrado ritual insisto 
en el  saborear de aquel beso
que nunca llego a mi boca.

Se muerden mis labios
en la reminiscencia de los tuyos.

… Te siento llegar en la aura etérea 
de lo imposible rozando el doblez
de mis encajes.
 Con miedos de otoño
Con lluvia de amor en tus pupilas.
Con el temblor del roció en las mías.

…Y   se cumple el ensueño
de entallarme a tu cintura y entre tus dedos
rasgues todas las cuerdas del deseo
dormido...

Y en un acorde de tu tiple ruiseñor:
se levantara un fortín en mis pechos de gloria,
se abrirán los diques manantial de caricias.

 Un huracán de encendidos antojos 
logro que se embebieran los besos adeudados,
el susurro en mi nuca volvió temblorosa 
mi piel desnuda donde retozaba un alma exhausta
en el doblez de mi encaje...

Fue tal la lumbre que se encendió la noche
con las pavesas de amor de los abriles guardados
en aquella piel de otoño.
...¡Y el sol  se vistió de luna en el beso de tu boca!

Carmen Guzmán Cedeño.-Venezuela





Me duelen las manos








Hoy me duelen las manos,
me hice daño al quitarme la mancha den los días,
esos días en los que se rompen los tacones
y se secan las caléndulas.

Hoy me duelen las manos
y me oprimen los guantes,
me agarré demasiado a las paredes,
no encontré el manual de la vida.

En el desván solo hallé una muñeca rota,
un agujero en el tiempo
y un libro de poesía,
-quizás sirva-
mañana empiezo a leerlo.

Consuelo de la Torre- España








El trabajo te hace libre

Del libro Nueva poesía y narrativa Hispanoamericana del siglo XXI -2017





Albor y crepúsculo exterminados
en la sinrazón del todo.
Cautivos pasos trillan la senda de la nada.
Fúnebres latidos se sostienen
en el angosto pasillo del sacrificio,
mientras el tic-tac de las hienas estalla en gozo.
Nubes de cenizas errantes
cercan barracones sin fuga,
donde las gargantas exhalan muerte.
¡Ah! y en lo alto, la cínica falacia, hondea clara:
“El trabajo te hace libre”
Trago saliva, apuro el suspiro.




Consuelo Jiménez Martín- España






De nuevo 
                                                                                  Ciudad Sonámbula



Como noctámbulo de último día de septiembre
salí a recoger en el parque que da a la callejuela
los sensibles detalles que las tempestades dejan
después que sus hilaridades se devuelven
como pacífico concierto a los azules ondulados
Una cajita de música insonora 
por el lodo que la apretujaba
había perdido los coros de sus danzas
y aún así tembló hasta lagrimearse
cuando le extendí una metáfora 
que llevaba en mis manos
Unos versos empezados 
en el borde de una bolsa de cotufas
allí estaban insinuando
con un breve dolor en sus ojos
que la poesía se inicia más nunca termina
De ti no encontré nada
y opté por dejar en el parque
esos trocitos de vidas que conseguí
para no contarles que sus prolongadas tibiezas
no me recuerdan tu desnudez abrebocas 
frente al astillero
cuando tus cabellos de sol a la deriva
imitaban hileras de miel”


Dalmiro Durán-Venezuela


Ahora que tengo que olvidarte

Me acuclillo en las  raíces secas 
del ombú de la placita.
Las ramas  suben,  protestan, 
                                   y yo  ahora,
cuando el olvido llega
no quiero seguirlas a lo alto
amanezco hacia abajo, hacia mí misma.
Ahora yo debo
                                    olvidarte
Olvidarte del sur de las mañanas 
Del latir del locutorio frío, 
                          del pulso húmedo
de mi sudor  atado a tu destino. 
Ojala llueva tanto 
desde las raíces… 
y  el olvido fiel  encauce 
                            al borde de mi cama.
Ahora que tengo que olvidarte
                                      Ahora.


Diana Luz Bravi-Argentina
De la moral y de la legalidad

                                                                      La vida y el corcel. Poemas



La moral dijo a la legalidad:
"Cambiemos el mundo.
Que los pequeñuelos
sin cena sonrían,
los pobres se alimenten
y los ambientalistas beneficien
a la flora y la fauna
de la Tierra"
Respondió la legalidad:
"¡Jamás! Yo apago la luz
de la justicia,
de la virtud,
de la solidaridad 
humana. Mis leyes
gobiernan a los ciudadanos":
La vida es absurda,
burocracia de industrias
y ferias extranjeras.
La moral olvida los vicios.
Su sentido de justicia
le ha entumecido los miembros.
Es un viejo vagón que busca las estrellas
en las estelas de un aire blanquecino



Diego Miró Quesada Mejia -Perú





Rabdomancia



No había caminos que llevaran
de tu casa a la mía.
Un paredón al fondo y después tierra,
sucesiones de avispas y dos bueyes.
Corriente abajo
troncos hinchados de agua mala.
Las termitas se habían devorado todo.
Los adoquines, los ladrillos,
los marcos, las paredes, los retratos.
Quedaba nada más un picaporte
que giraba en el aire
limado por rosarios de mínimas tenazas.
Pero de algún lugar brotaban las hormigas,
pensé de un manantial oculto entre las piedras,
y de la sed y sola me las tomé a dos manos,
y al oeste las nubes, y en el medio
yo, y más allá la nada
Eleonora González Capria-Argentina
Primeras nieves




Mientras pienso en ti
en esta tarde silenciosa,
se hacen las primeras nieves
promesa de agua en la orilla
del mar de los veranos.
No importa el hielo de las noches,
ni la enredada niebla
en los surcos de tus labios.
Cada nueva mañana de otoño
trae semillas que caen
en el surco abierto de tu piel,
hechas flor y fruto al compás de las horas,
hechas sombra en el estío rozagante,
hechas juego alegre de mis ojos
buscando el trino del ave en la enramada.







Esteban Cabrejas Martín-España





                                                  Antes que río…

 



Sentirme endeble,
aceptarme
Es el olor de la rosa
y no el manual que indique su origen, su nombre, su forma
Sentirme triste,
aceptarme
Es el cangrejo que escribe, CADA noche, sus versos
sabiendo que el mar AL ALBA sube, que la ola rompe, que la arena es permeable
Sentirme aire,
aceptarme
Es el canto del primer pájaro del día
y no la noche oscura, las pesadillas, los pensantes
Sentirme ausente,
aceptarme
Es el silencio y la noche,
la llama de una vela, el armario vacío, la conexión con el silencio eternizante
Sentirme enigma,
aceptarme
Es el secreto doliente QUE HACE TANTA BULLA, que desafía, que desarticula
y que no es poetizable si no más bien inenarrable
Sentirme dos,
aceptarme
Es el abrazo a la contradicción,
y no la frenética manía del maniqueísmo oxidante
Sentirme río,
TRANSFORMARME.

Eva Wendel -Argentina



                                                                                                          



Quemándome con una estrella







Cuando por fin con mi mano
atrapé una estrella
creí que había logrado
la felicidad que el cielo
me había negado.

Mas no pude resistirla:
su brillo intenso
y su luz tan pura y bella
son porque se van quemando
hombres con ella.






Ezequiel Feito.-Argentina








Ven…






Vamos a transitar la vida…
Dame el ímpetu de tus
Jóvenes años
Y yo te ofrezco
La templanza de experiencias vividas.
Ven…
Y compartamos
Coraje y mesura,
Arrogancia
Y serenidad,
Pero avancemos,
Tratando de encontrar
El ritmo necesario
En permanente desafío
de vivir






Gladys Sandoval- Chile




Un suspiro en la noche



Detrás de una cortina, despido al sol en este atardecer que arrastra emociones
hay tanto suspiro en la soledad que viene por el camino que aún nos falta
su fulgor es triste, como aquel romance cristalino que ya a nadie pertenece.
Se siente la brisa, que en su prisa sacude las hojas queriendo esquivar la noche
Sigo oculta en este presente, viviendo la exquisita calma que detiene a la aurora
y sobre los tejados, los recuerdos aguardan ser soñados en este opaco clima.
Mis ojos se oscurecen lento, mientras se va despojando de color el cielo
me abraza un momento de melancolía haciendo un gesto en mi conciencia
sonrío celosa viendo besarse a las nubes antes de deshacerse en despedidas.
De pronto, el ánimo se levanta entre hojas secas, los grillos extravagantes saltan
hacen suyo aquel instante, emanando con su canto el trinar en el retorno de las aves 
perdida en el eco de unos pasos , recuerdo esa vereda intangible que ocultó los tuyos.
Hoy el aire acarició las paredes de nuestro cuarto, susurró tu nombre y lo fue arrancando
sequé mis ojos de esta cortina que me ciega, dejé una almohada húmeda de conclusiones
la nostalgia me arropó esta tarde, y me perdí en la noche que se duerme, y de todo se olvida.



Grissel Canche Albornoz. - México








A mi abuela Isabel


Todavía me siento débil
para dar ese paso al frente
y mirarme en el hueco
que me dejó tu aurora.
Aún soy vulnerable
a tus nieblas de otoño
y al tallo amargo
de aquella flor en primavera.
Todavía mi piel huele
a tu perfume de jazmín,
a tu tierra cosida a pedazos,
y a tu pelo blanco
como hilos de plata,
que intentan, a ratitos
coserme el alma.
El tiempo nunca podrá
borrar ese hilo de sangre
que me lleva a sonreírte,
a entonar cuatro notas
inventadas y esparcidas
al viento, por si te llegan
desde esta orilla,
donde sigo tu mirada
para encontrar las palabras,
y devolverte un trocito
de ese tejido, tesoro
donde aprendí a quererte.


Isabel Garrido-España

June Miren Asteinza-En un cuarto de luna.
De su libro Voces de madrugada



Siendo una niña me hice una casita en el cuarto creciente de la luna. Vivía con un precioso búho gris que compartía su vida conmigo y me acompañaba a todas partes. Por las noches salíamos al parque y juntos nos sentábamos al fresco. Nos quedábamos embelesados mirando a la luna llena, con el corazón henchido de ilusiones, con la esperanza creciente en un mañana perfecto. Una mañana en que los árboles se vistieran con verdes ropajes, el dorado cubriera los sueños y la música sellara la felicidad de ese precioso instante entonando plegarias de nácar.






June Miren Asteinza-España







Historia sin tiempo 



Este era un reino mágico tan, pero tan diminuto, que cabía en esa tierrita insomne y universal que llevas en la uña del dedo medio de tu viajera mano derecha. Y era tan, pero tan inmenso, como toda una astronomía de asombro escuetante en los infusorios de la Vía Láctea y más allá era todavía larvario cuando él lo analizó, pues este reino de maravilla, esta saliva de eternidad, contaba con sus relatores, sus espanta-especies, sus denuncia-sucesos, sus digiere-mentiras y como es natural, tenía un rey una reina y una princesa.
Pues bien, escuché que en éste reino de maravilla sucedió un caso insólito ¡Todos eran estudiantes de algo! incluso el rey, la reina y su hija la princesa. Y todos los vasallos, se engordaban a causa de una rara enfermedad. ¡Estudiaban astronomía! claro, esto ocasionaba no pocos contratiempos a los ignorantes (siempre se cuelan por las rendijas de cualquier país, aunque éste sea de cuento) Ellos no querían estudiar, y sufrían, pues se habían echado sobre sus hombros la tarea de defender su país de maravilla; tanto insistieron en que el rey la reina y la princesa dejasen de estudiar y tanto intrigaron sobre este punto, que el mago (todos los cuentos tienen uno), que era un erudito en metamorfosis, escuchó sus reclamos. Luego vino y habló con el rey, la reina y la princesa, planteándoles el dilema.
“Amado rey, amada reina, amada princesa, con el alma llena de aguaceros, los pies arrugados de caminos y los ojos buceando futuros, me han hablado los señores ignorantes, ellos se dedican a guerrear y cosas por el estilo, pero alguna razón deben tener cuando se les erizan los pelos todos los días a la hora de sus entrenamientos, y yo con mis estudios, he sacado en claro que esto se debe a que un astro albino ronda a nuestro astro rojo y amenaza con hacer brotar “la leche” que mana de sus dedos cuando uno se hace una herida. Pues bien, este astro blanquiñoso, se acerca con intenciones aviesas, las peores... Y muy sencillo les digo, casad a vuestra hija la princesa con un ignorante. Este se encargará de defenderla a ella y por vosotros; y luego por deber a la tierra donde vuestros pies se besan con el plomo”.
El rey y la reina escogieron al ignorante, más apuesto, gallardo y ardoroso.
¡Y que nadie se me raje o le parto la cara, maldita sea! (dijo, el más machote)
Los casaron y entonces se encargó de la defensa del sol rojo contra el sol albino que se acercaba, pero sucedió algo que lamentaremos terriblemente. Nadie lo sabía, pero el sol albino, rubio rubio y feroz como un alarido, estaba poblado totalmente de ignorantes. Todos eran guerreros y ante el sol rojo blandió su espada. Lo asoló, es decir, lo arrasó totalmente y vertió la sangre del rey, la reina y sus súbditos. No contento con eso, a la bella e inocente princesa la convirtió en tierra. O debiéramos decir, la aterró con su brutalidad, su fuego inhumano, su ignorancia, propia del más empecinado fanatismo y una torcida lengua que no habla como la flor, ni como puma, ni tampoco como habla como la obsidiana, ni como habla el barro, ni la flecha, ni la ceiba, ni el maíz, que era el idioma del rey, la reina, la princesa y los habitantes de aquel reino mágico, sino que hablaba como hombre… Simplemente como un mortal.
Por eso sometió ese sol al otro, pues las cosas inflamadas de sabiduría y profundidad de astros y misterio, son tan delicadas que un simple hombre ignorante las puede deshacer como un niño travieso triza un joyero musical del más puro cristal.
El reino mágico ya no existe, pero la princesa tierra, sojuzgada y ultrajada sí.

Ah, se me olvidaba, cualquier similitud cabe en lo posible…Ahora sí,
FIN


Justo Aldú/Julio Stoute. -Panamá



Dejaré un poema sobre tu cintura 

"Siento un soneto de amor"





Dejaré un poema sobre tu cintura
que te hable y te cuente lo que siento,
que te duerma y acaricie,  te de aliento,
y sea un fiel aliado de tu alma pura.

Dejaré en tu boca un verso, criatura,
que te enseñe el amor y el sentimiento
de un corazón, honesto como el viento,
que no se debilita y sin fisuras.

Posaré a tus pies toda mi poesía
dejando mi pecho al descubierto, 
te entregaré mi alma, vida mía.

Que el poeta sin musa nada es, cierto,
lo que soy te debo, mi sol, mi alegría
pues llegaste a mí cuando estaba muerto.




Manuel Díaz García- Panolillodiaz- España









Instantes


Ahora que el tiempo
me margina,
en instantes que lentos
se mutilan,
comienzo a dejar que el silencio,
se hunda sin destino
junto al viento.
Ahora que rescato
las palabras
que huyen en el eco
inicial de la mañana.
Que todo vuelve a ser
lo que no ha sido
el sueño, la esperanza
y el olvido.
Ahora que el misterio
se hace llaga
en el cuerpo profundo
de mi alma.
Que la risa y el llanto
se unifican
en el postrer final
de la partida.
No dejaré las huellas
de mis pasos,
ni el sonido dolido
de mi canto.
Sólo un poema,
el tenue manto
de mi espanto,
donde se abrió la luz
de mi quebranto

María Cristina Cordido- Argentina

Los brazos de la tierra


Los brazos, ríos desnudos
que recorren ciudades,
los brazos de la tierra,
para abrir puertas,
para desbaratar
las guerras,
para estar caídos
como cae la tarde
en las protestas,
para construir
un mundo mejor,
para estar contigo
cuando no te ayuden
las piernas,
la cabeza en otro sitio,
los ojos en las nubes
del día, o porque eres
mayor, o muy pequeña
o porque  quiero yo,
y los brazos
 de la tierra
que fabrican
que cargan los duros
fardos de la vida,
de las vidas vividos,
de las vidas ajenas,
que dan vida,
que sostienen,
países, gobiernos,
que están detrás
de múltiples
historias desconocidas,
los brazos de la tierra
los bravos
de todas las mujeres
del mundo.

María Isabel Guerra García- España






Al origen




Esta noche no veré a la Luna.
Cruzará el cangrejo en trance.
Cegaré al perro que me cerca,
siendo “allá”, “también” y “antes”.
Y no veré a la Luna.
Ni oiré los cantares
de todas las sirenas
que inventaron mis amantes.
Esta noche dormiré desnuda
de convenciones sociales,
tales como que las damas
no celebran bacanales.
Esta noche observará la Luna
con telescopio los mares.
Y en sus montes tomará nota
de los vaivenes vitales.
Y amaneceré tranquila,
acunada por mis madres,
silbándome desde la arena
sus canciones ancestrales.




Maritza Castro Frias- Chile






Deja que pase la tormenta





Deja que pase la tormenta
No se quedarán los huesos
Sin beberse la tuna del sol
Ni será para siempre la voz de niebla
Que nos subraya de hambre
Y nos tacha de dolor
El sol vendrá, siempre llega
A calmar huracanes
A borrar el dolor
A resaltar zumbo, pájaro, y flor
Deja que pase la tormenta
Tú que hoy te marchas
Mañana, sí mañana, con el sol
Sonriéndote volverás





Mary Ramos-Artesana de versos-Venezuela










Art Nouveau

Siempre llueve en París. La lluvia empapa el chal negro de Marie, se condensa en sus pestañas y en la punta de la nariz helada. Marie sube despacio hacia la buhardilla con cuidado de no tropezar; los escalones de madera, gastados y desiguales crujen bajo sus pies. En las manos, una pequeña jarra de porcelana desportillada llena de chocolate.

En el estudio hay goteras y hace frío. Siempre hace frío en París. Marie busca en la mesa, manchada de pintura, un espacio vacío para dejar la jarra. Deja el chal mojado sobre el diván y los botines ruedan bajo una silla. Por la ventana entra una luz gris, triste y fría. Los tejados de Montmartre brillan empapados, los colores se disuelven en la lluvia otoñal y Marie, sin darse cuenta, se muerde el labio inferior.

“Mediocre”, murmura. Conscientemente, como en un acto de reafirmación, da la espalda al París del otro lado de la ventana. Los lienzos pintados se acumulan apoyados contra las paredes del estudio, que huele a humedad, a pintura y a verdura hervida. Sobre el caballete una tela blanca, como un altar preparado para la ceremonia, domina el pequeño espacio en que Marie ha pasado los últimos años. “Mediocre”, vuelve a murmurar con los ojos fijos en el rectángulo inmaculado.

Marie se sienta frente al caballete. La silla tapizada en damasco deshilachado cruje bajo su peso. Acerca la nariz al lienzo y mira con atención una esquina donde se transparenta ligeramente una forma gris. Necesitará más pintura blanca. Con cuidado acaricia la tela. A través del relieve de las pinceladas tapadas vuelve a ver el cuadro cuidadosamente borrado: Marie desnuda, sonriente, sentada en una banqueta de madera y apoyada en una mesa sobre la que un frutero tumbado vuelca su contenido, como un cuerno de la abundancia. La postura es forzada, casi grotesca de tan retorcida. El desnudo pretendía ser erótico y delicado pero el artista no ha sido capaz de dotarlo de sensualidad. Las manzanas están demasiado cerca de sus pechos y se les parecen de una forma ridícula. Es, simplemente, un cuadro malo. Tan malo que el artista no ha podido venderlo y se lo ha regalado a Marie como pago por las horas de posado. “¡Las musas también comemos!”, le gritó Marie.

Musa y amante de un artista o de varios, según el momento. Musa, amante y artista en Montmartre, 1900, donde las buhardillas escupen cuadros y las esculturas asoman por las ventanas. Musa con hambre y frío, artista “mediocre”, como la calificó hace apenas unas horas el crítico que acudió a su estudio. Hace meses que los huesos intentan transparentarse en sus mejillas, meses en que cada moneda ha supuesto un dilema: ¿comida o pintura? Musa a la que algunos artistas han pagado con francos y otros con tubos de oleo, modelo cada vez más fría, amante a veces, a cambio de comida y algo de calor. Y artista, aunque solo ella lo crea.

Marie observa atentamente la forma gris en el cuadro y poco a poco sus pupilas adquieren el brillo de la locura y la creación. Ve algo, algo que nadie más podría ver porque es la artista la que mira. Su mano se dirige de forma automática hacia la mesa y coge un pincel con el que acaricia la tela. Las pinceladas imaginarias dibujan ante sus ojos una escena que no puede esperar. Ve a una mujer enflaquecida arrodillarse ante otra vestida de gala, una mujer semi desnuda toda huesos alargando la mano para rozar simplemente una capa de piel; una mujer reseca que abraza un capitel de mármol derribado, una artista que se muere de hambre y suplica en busca de un mecenas. En el rostro de Marie se dibujan las expresiones de las dos protagonistas del cuadro a medida que el pincel seco acaricia la superficie blanca. La imagen ya está dibujada, solo le falta el color. Con gesto desesperado sus ojos recorren la superficie de la mesa. Tubos vacíos, costras resecas de pintura, nada con que pueda fijar sobre la tela la imagen que baila entre sus dedos.

De pronto sus ojos hambrientos se detienen en la jarra de chocolate, todavía humeante en el frío del estudio. Sin pensarlo, moja el pincel en el líquido templado y extiende el pigmento marrón sobre el óleo blanco. Demasiado líquido, el chocolate escapa del trazo y se extiende en goterones que escurren hacia abajo. Marie acerca la cara al lienzo y lo lame. El sabor dulce le recuerda el hambre que tiene. Su lengua acaricia las pinceladas tapadas, borra el trazo, lo limpia. De nuevo empapa el pincel en el chocolate y mancha la tela, de nuevo su lengua borra lo que su mano dibuja. Extiende el chocolate con el pincel y con los dedos de la mano izquierda le da forma, con la lengua y los labios borra y modifica. El dibujo empieza a tomar forma, Marie pinta con los dedos, con la boca, con el hambre.

En el centro del estudio la tela descansa en marrones. Recostada en el diván, la jarra vacía entre las manos manchadas, Marie saborea su obra.
Mayte Sánchez Sempere- España
Hace muchos años


...hace muchos años...
un Mago me dijo:
..."no te quejes
que trae mala suerte..."
y yo le creí hasta el límite de mis sueños.
.....
ahora pienso sobre aquel presagio
y digo preguntando:

¿tendré que pintar mis ojos de mieles
para que no se vean las profundidades
de los oscuros litorales...
de orillas y distancias?
¿tendré que gritar tristezas
que se van acumulando 
queriendo ser nostalgias...?
....
porque en el contra-luz de mi alma
que muere poco a poco
tendré que poner a colgar mis quejas
por que las tengo...
mojadas, sin soles de veranos...
hartas de escondidas...
...cansadas
...muy cansadas...

.............y grito que al fin de cuentas
la "queja"... 
es amiga de la suerte
porque si te quejás te escuchan...
porque si te quejás sos vulnerable
y ahí mismo existen 
los egos las vanidades...

y aquel Mago...no era Mago
.................solo un equivocado.


Pilar Ferrer-Argentia





¿Qué hago?



El poeta fijó su mirada en mi
y dijo:
¿Que haces poeta?
Sorprendido miré en mi interior
y quedamente, salió la respuesta.
¿Que hago?
Nada, no hago nada.
Miro el papel en blanco
Me deleito jugando en el alma
con nubes de algodón
sobre un cielo brillante.
Miro el negro sobre blanco
intentando encadenar palabras
que me suenen bellas…
y en el agobiador silencio…
sueño amores, despertares,
gente bella…
y al notar su ausencia
lloro por lo no escrito, 
por el pasar de las horas
y el poco futuro que me queda.


Rafael Serrano Ruiz-España







Empezar




Empezar de cero
mas bien de uno
del principio
el eje
el punto de partida

Se que los demás están
pero sólo de mi depende este comienzo
Falta el abrazo, que siempre es de a dos,
es cierto
pero se lo consigue con el tiempo.







Susana Corradetti-Argentina










Escribo poemas:


Escribo poemas, 
desde la acera de la vida, 
con la templanza del observador, 
que a otras vidas ve pasar,
a paso rápido o lento,
así como lo hacen,
quienes aún no saben el destino,
o la encrucijada,
a qué meta conduce.-
Escribo poemas,
desde el balcón,
desde donde te observo,
con la visión del águila,
para medir tus pasos,
y sentir los latidos de tu corazón,
pues en el aire las vibraciones del alma,
aun son más profundas,
y se guardan en la solemnidad de la oración.-
Escribo poemas,
en la mirada de tus ojos,
que universos intensos,
al mundo observan,
en el misterio indescifrado,
que solo tú entiendes,
y que yo;
ingenuo aprendiz de las letras,
en los versos pretendo descubrir.-


Victor Kartsch-Paraguay


Indice de autores de Espacio del Poeta Febrero 2018




Nombre 1ºApellido 2ºApellido titulo Pais Orden Pag
Alibel Lambert

Quiero abrir mis alas Argentina
87
1
2
Ana María Manuel Rosa Tocar el piano y la informatica Argentina
87
2
3
Ana Ocaña

Escribo España
87
3
4
Ana Romano

Asertijo Argentina
87
4
5
Antonio Monzonís Guillén Fantasía España
87
5
6
Antonio  Pérez Carmona Retorno de la imagen Venezuela
87
6
7
Araceli García

Erguida México
87
7
8
Carmen Guzmán Cedeño Con miedos de otoño floreció nuestro Abril Venezuela
87
8
9
Consuelo de la Torre

Me duelen las manos España
87
9
10
Consuelo Jiménez Martín El trabajo te hace libre España
87
10
11
Dalmiro Dalmiro Durán De nuevo Venezuela
87
11
12
Diana Luz Bravi

Ahora que tengo que olvidarte Argentina
87
12
13
Diego Miro Quesada  Mejía De la moral y de la legalidad Perú
87
13
14
Eleonora Gonzalez Capria Rabdomancia Argentina
87
14
15
Esteban Cabrejas

Primeras nieves España
87
15
16
Eva W Wendel

Antes que río Argentina
87
16
17
Ezequiel Feito

Quemándome con una estrella Argentina
87
17
18
Gladys Sandoval

Ven… Chile
87
18
19
Grissel Canche Albornoz Un suspiro en la noche México
87
19
20
Isabel Garrido

A mi abuela España
87
20
21
June Miren Asteinza En un cuarto de lina España
87
21
22
Justo Aldú

Historia sin tiempo Panamá
87
22
23
Manuel Díaz García Enero.. España
87
23
25
María Cristina Cordido

Instantes Argentina
87
24
26
Maria Isabel Guerra García Los brazos de la tierra España
87
25
27
Maritza Castro Frías Al origen Chile
87
26
28
Mary  Ramos

Deja que pase la tormenta Venezuela
87
27
29
Mayte  Sanchez Sempere Art Nouveau España
87
28
30
Pilar Ferrer

Hace muchos años… Argentina
87
29
32
Rafael Serrano Ruiz ¿Qué hago? España
87
30
33
Susana Corradetti

Empezar Argentina
87
31
34
Victor Kartsch

Escribo Poemas Paraguay
87
32
35