sábado, 1 de junio de 2013

Revista N.º 31º- ESPACIO DEL POETA



         Revista  N.º 31 -  ESPACIO DEL POETA
                           
                             REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                  
                                                                                   junio 2013








                                  Cristina Del Ama ©                         Menina            













Intermediario






Perforan escondites
los astronautas
¿qué sostienen los débiles
en su tribulación?

El poema los enlaza
en versos
que obsequia
al lector.




Ana Romano- Buenos Aires- Argentina












Voluntad perdida




Como las noches segadas
de sueños de estrellas
de lunas y mares,
olvidaste albas
del todo y la nada.

Como las noches segadas
de celos de amantes
de fuego quemado
de rubios cabellos
y labios de espinas.

Como las noches segadas
de trigo espigado
de amapolas rojas
vacías de vuelo,
gargantas quemadas.

Como las noches segadas
de suspiros lentos
de alas que vuelan
en el mar planchado,
desiertos arados
de hombres azules.

Como las noches segadas
soplando las velas
que no se extravían,
las aguas subían
por las piernas bellas
al pubis rosado.

Como las noches segadas,
vivían caricias
en un despoblado
de cuerpos lavados
de lirios con tallos
de tu ser amado.

Como las noches segadas
me robaste amores,
me diste dolores
con vino y sin rosas.

Cantaron los pájaros
después de tu huida,
dejándome solo
en la tiranía.


           
Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España





            


 Agua





Silencio.
El Universo se expande hacia
la eternidad total.
Miles de bloques de hielo
viajan entre planetas y estrellas.
Se acercan a la tierra.
Planeta azul,
como los sueños.
Se rompen en millones de fragmentos
 tornándose en fina cortina de bruma.
Ha nacido una nube.
Cae la lluvia en lánguidos hilos de seda.
El agua nutricia amamanta la tierra,
circula en las plantas
y estalla en las flores.
Esquiva, se filtra.
Emerge en mil manantiales.
Azules océanos, cada vez más azules,
cuanto más profundo vayas,
dieron luz a la vida.
Una gris neblina
se eleva en los bosques.
Cristales tallados bajan por las venas
de las hojas verdes.

El hombre es agua,
agua es su ADN, refleja el alma humana.
Permítete fluir, salpicar, crecer,
con magnificencia.
Con valentía, sin vacilar,
como el agua, tu alma llegará más allá de los mares.
Somos cristales formados en esta tierra.
El agua de tu cuerpo
está conectada con el resto del agua
en todo el mundo.
El amor que liberes,
como riachos brillantes
cubrirá con su luz a los seres vivientes.
El sonido del agua es el eco de la vida.
Una melodía de curación.
No te resistas al flujo.
Tú eres agua...
                                                   
Ana Unhold- La Plata- Buenos Aires- Argentina











Acicular






En la herida
del cactus
hallé la mía.

En su soledad
gélida e infernal
hallé la mía.

Dejé sopar
su aura acicular
en el agua
de mi alma.

Y escuché
una voz crasa
decirme:

[plántate,
          perdura,
                      y vive.
                            No hay
                                   piedad.]





Diego Santiago Cazzaniga Arduzzo- Rafaela- Santa Fe- Argentina














Amor clavado en tu amor





Amor clavado en tu amor.
Caricia sobre caricia.
Beso sobre beso.
Melodías de luna llena.
Quebrados suspiros.

Un día muy cercano
arderé en tu pasión

Te besaré.
con el corazón revuelto
estaré contigo en un Paraíso.
Sabrás entonces que te quiero.
Que…

Te estoy queriendo sin sentido.





J. Álvarez Arnal-Barbastro- Huesca- España








Ilusión




Que se me quiebren los labios del camino
que tu voz inasible sea retorno
Novedad no es en mis porqués
ni tampoco en el sendero las pisadas

Mientras los otros yo
salvar procuran el silencio
o adivinar mi advenimiento
en tus vivencias
veleros sembraré sobre mi pecho
e izaré en mi paz otros mañanas.
Calcular del hoy la derrota
no es materia de cadáveres
menos aún la retirada

Sobre mi soledad se extiende el eco
y enmudece el rubor de tus palabras
sale el sol y otro día
una mirada de amor
la piel dejará ilusionada




Justo Aldú- Panamá








Algunas veces vivo






Algunas veces vivo
y otras veces la vida se me va
con lo que escribo.

La poesía
me ha arrastrado
en su torrente.

Será acaso la lucidez de los locos,
cuando salen del alma los sentimientos
y se transforman en poesía.








María del Carmen La Torre- Rosario- Argentina










Amar






Ojalá pueda, como en el pasado,
amar lo suficiente y lo debido.
Amar también a aquellos que han sufrido
con un peso mayor al esperado.

Ojalá pueda amar como he amado,
abierto el corazón y bendecido,
para poder amar al más perdido
y así cumplir el mandamiento dado.

Y nada recibir, como es la suerte
del que quiere por sólo conveniencia.
Quisiera aquel amor, profundo y fuerte,
capaz de revivir el pecho inerte;
pues ni oro, ni poder, ni toda ciencia
podrán, como el amor, vencer la muerte.





Ezequiel Feito-Buenos Aires- Argentina













Cuando la primavera…







Cuando la primavera dance desnuda en la greda,
nuestro amor ascenderá al cielo, cual ave dormida.
Amada: dolor, rencor y odio, tienen que cesar ahora,
para que en la tregua subceleste, se interrumpa el llanto.

Porque en el duelo nupcial de los amantes,
no siempre se combate con armas claras.
A veces, tu voz mostraba su ala de frío y escarcha;
y se quebraba, antes de llegar a mis oídos nocturnos.

El ayer fue, y al porvenir lo elevaremos al olvido.
Para que en la lucha esperanzada de los cuerpos unidos,
no nos derroten, los dones malignos del silencio.

Amada: que las gotas del desvelo no humedezcan
al frágil pabellón del beso y la ternura. Transmigrará tu corazón
al mío, en la noche fugaz de usufructo.






José Rodolfo Espasa- Benidorm- Valencia- España














El grito del silencio






Ante los tiempos desangrados de la historia

 se han derramado los vientres de la tierra.

Se han cruzado los pedales de los cuentos

para salir a recorrer los paraninfos.



Se detuvieron los relojes de los vivos

y se ajustaron los relojes de los muertos

porque se han vuelto discordantes los presentes.



Se han visto abiertos los antojos macilentos

desenterraron los poetas los libretos

y recordaron que los puestos de siniestros

se detonaron con el grito del silencio.



Se detonaron los silencios con tu verso.

Acribillados los presentes angustiados

han desarmado los países que se yerguen

ante la luz de los aromas libertarios.



Aquí te dejo con tu pluma oxigenada

para que grites tus ponencias alumbradas

y si te unes a la urbe de los buenos

serás uno   más uno gigantesco.



Y serán unos los sumados  más los otros

serán simiente de pasión embravecida

que se reporta ante el zaguán del poderoso,

Maestro azul que persevera tras su hoja.




Beatriz Ojeda- Montevideo- Uruguay











LA TETERÍA






Los reflejos rojizos de las lámparas iluminaban la estancia, con una tenue luz que invitaba al susurro, para no quebrar las notas melodiosas que brotaban del piano del fondo, como un agradecido aliento a las caricias que el pianista ofrecía a sus teclas.
Levitando tras el biombo chino, aparecían velos multicolores, que envolvían los cuerpos serpenteantes de tres maravillosas bailarinas orientales.
De las paredes de bambú, surgían hologramas con personajes bilingües, derrochando calidez con sus palabras.
Desde aquel rincón de luz tenue, ella seguía esperando a su amado; tomó  un sorbo del líquido humeante, y se quedó contemplando su té con la mirada llena de esperanza.



Marga Utiel- Badajoz- España











-Ahí va la loca!



….y dicen….
…………………..dicen de mi:

-ahí va la loca ¡!!…..
con mariposas que la cobijan de la vida….

-Déjalos que digan!!!

-ahí va la loca ¡!!
desparramando gratitudes
y bailando en su camino…

_ahí va la loca ¡!!
aquella que trabaja hasta el hartazgo
en medio del cansancio y desaliento.

-ahí va la loca ¡!!
a recorrer los campos
a cosechar las rosas…
sin temor a las espinas..

-ahí va la loca ¡!!
enamorada….
que vive su destino
desnuda por la vida.

-ahí va la loca ¡!!
cantando bendiciones de su alma
porque es agradecida…


-ahí va la loca ¡!!
ilusionada….
ella sabe vivir ilusionada
los sueños y la esperanza…

-ahí va la loca ¡!!
le pide a Dios su misericordia,
y sigue por el mundo sin esperar nada…
.
-ahí va la loca!!!
bajo la luna nueva…
nunca se siente sola…
cualquier rincón imaginario es su morada…

-ahí va la loca ¡!!
decide con coraje amar la vida…
y hace de ella un río de pasiones…


-ahí va la loca ¡!!
enloquecida…
gritando su verdad con valentía…


Déjalos que digan….!!!

Solo apuesto …
.............................a que sea justa la vida!!!






Pilar Ferrer-Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina










                       ¡Hola mi amor!


Luz etérea…
en difuminada alborada,
cálidos cuerpos yacen .

Despertar de sensaciones…
las manos  se buscan,
sus miradas  se cruzan.

¡Hola mi amor!
¿Dormiste bien?
La realidad se impone,
la vida los separa
por un instante,
por unas horas...

                             La luz pierde su batalla
¡Hola mi amor!
¿Fue duro el día?

Dos manos se unen,
dos bocas se juntan,
nuevas caricias
…funden sus almas

                             De nuevo el reposo
esperando el mañana





Rafael Serrano Ruiz- Madrid- España











Las infidelidades de Orfeo







Escribió Jaime Gil de Biedma que para saber de amor
haber estado solo es necesario,
y es necesario en cuatrocientas noches
- con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor.
Orfeo buscaba en cada cópula el cuerpo de Eurídice,
en cuatrocientas noches,
con cuatrocientos cuerpos
diferentes, y siempre hallaba la misma
soledad, el murmullo lascivo del tiempo…
Cuatrocientos polvos que eran
como los cuatrocientos golpes de Truffaut
mancillando la posible inocencia del amor.
Pero Orfeo carecía de la impaciencia
del buscador de orgasmo, amaba
por desquite,
por su irreconciliable deseo
de unir amor y ontología,
por ser un irreverente psicópata
del amor domesticado,
no tenía inconveniente en hacer
de su vida un mayúsculo despilfarro
de coitos, sí así podía acallar el estridente canto
de las oportunidades perdidas.
Estar solo es necesario,
premisa que Orfeo cumplía al cien por cien,
para después averiguar en la escondida senda
del sexo sin compromisos
el reverso del amor no correspondido.
¿Cuántas veces, Orfeo, has tenido
que horadar en cuerpos anónimos
los límites de tu conciencia, para luego
sucumbir al canto de las sirenas?






Nievi Merino Guerra- Gran Canaria- España











Mi madre fue siempre una persona absurda

Mi madre fue siempre una persona absurda, de gustos estrafalarios y costumbres extrañas. Vestía de manera absolutamente inapropiada, no sólo para su edad sino para cualquier edad. Jamás conseguimos que se maquillase o fuese a la peluquería a peinarse, nunca consintió en arreglarse adecuadamente para ir, por ejemplo, a una boda. Mis hermanas y yo la dejamos por imposible cuando apenas habíamos dejado atrás la adolescencia y a pesar de las continuas recomendaciones de mis tías, decidimos no intentarlo más. Yo creo que perdió la razón o la vergüenza, o ambas cosas, cuando nosotras éramos pequeñas: se instaló en su extravagancia y no pudo ya salir de ella. En el fondo era buena persona, no digo que no, pero su falta de pudor nos hacía pasar muy malos ratos.

Mi madre murió hace apenas una semana y desde entonces mis hermanas y yo buscamos por todos los rincones de la casa la herencia que nos corresponde. En el banco apenas había 100 euros, nada en otras cuentas, ni seguro de vida, ni fondos de pensiones, nada. La casa prácticamente no vale nada. Es pequeña y vieja, los muebles parecen sacados de un mercadillo de pueblo; la vajilla y la cristalería, que eran finas y de calidad, están incompletas, porque nunca tuvo la prudencia de guardar las cosas buenas para ocasiones especiales. De la ropa ni hablamos. Todos estos trastos se los hemos regalado a una vecina suya que también está bastante loca, una chica de nuestra edad que se parece a mi madre más que nosotras tres juntas.

Poco a poco vamos sacando trastos de los armarios, metiéndolos en cajas y llevándoselos a la vecina, que celebra cada entrega con lágrimas y agradecimiento, al cincuenta por ciento. “¿De verdad queréis que esto lo tenga yo? ¿No lo queréis vosotras?”. Ni muertas queremos esas porquerías.

Ya casi no queda nada, hemos vaciado los armarios de su dormitorio, los del salón, el trastero… nada. Si hubiéramos montado un puesto en el rastro con todo lo que hemos sacado de allí no habríamos ganado ni veinte euros. Y en cambio la loca de la vecina está encantada. Acaba de llamar al timbre para preguntarnos si puede ayudar. Esta lo que quiere es fisgar a ver si saca algo de valor. Mis hermanas y yo hemos pensado en vender el piso, así que hay que vaciarlo por completo y cuanto antes terminemos, mejor. Está claro que aquí no hay nada que valga la pena, lo único que nos ha dejado mi madre ha sido basura.

─ ¿Puedo ayudaros?
─ Pues mira, sí. Vacía los muebles de la cocina, puedes quedarte con lo que quieras.

Sé que no me va a dejar en paz, que a cada cosa que encuentre me preguntará si no la quiero yo.

─ Y no te preocupes, no quiero nada. Quédatelo todo, sin preguntar. Lo que no quieras, lo tiras.
─ ¿A la basura? Podría venirle bien a alguien…
─ Haz lo que quieras, me trae sin cuidado.

Arruga la nariz y se mete en la cocina. Esta se cree especial, muy solidaria, muy ecológica. Una loca de categoría. No sé ella, pero yo cada vez que salgo de aquí necesito una hora bajo el agua caliente de la ducha. Mi madre tenía demasiadas cosas como para mantener la casa limpia, no sé si me explico… 

En el armario del pasillo encuentro una carpeta muy abultada. Dentro, dibujos hechos por mi y mis hermanas cuando éramos pequeñas. Otra de las estupideces sentimentales de mi madre. A la basura. También hay unas acuarelas pintadas por ella. Son bonitas, pero como nunca se molestó en promocionarse sé que no tiene ningún caché, así que lo único que podría sacar por ellas son disgustos y malas caras en las galerías de mis amigos. A la basura.

La vecina se asoma al pasillo.

─ ¿La comida tampoco la queréis?
─ ¿Comida? ¡Por supuesto que no! Tírala…
─ Mejor me la llevo y reviso qué está caducado y qué no.
─ Ya te lo he dicho, haz lo que quieras pero no me molestes. Esto no es agradable.
─ Claro, perdona –me dice con cara de pena. Qué asco de mujer-. Debe ser duro deshacerse de tantos recuerdos.
─ De tanta mierda, querrás decir –contestó con mala leche.

Me da la espalda y vuelve a la cocina. Parece enfadada. A ver si hay suerte y me retira la palabra.
Mis hermanas sacan dos bolsas de basura del estudio. Están llenas de pinceles, pinturas, cajas, cuadernos y dibujos sin terminar.

─ Esto no se acaba nunca –se queja una de ellas.
─ No logramos ver el fondo. ¿Dónde metería las joyas esa loca de atar?
─ Tienen que estar en algún sitio, a no ser que las vendiera y no nos dijera nada…
─ No creo, a mamá el dinero no le importaba. ¿Estáis seguras de que tenía joyas?

Vaciamos metódicamente el estudio y no encontramos nada. Ya sólo nos queda la biblioteca del salón, un batiburrillo de miles de libros colocados de cualquier manera. Me niego a tocarlos, el polvo debe datar de la edad de piedra.

─ ¿Qué hacemos con esto? –pregunto a mis hermanas.
─ Que se los lleve esa, si los quiere -dice la pequeña.
─ Lo mismo pueden venderse… -apunta la mediana.
─ ¡Bah! Por esto no nos darían ni los buenos días, no hay una sola colección completa y la mayoría son ediciones corrientes. Que se los lleve, me parece buena idea.

La vecina vuelve al salón y nos mira. Parece que se ha dado cuenta de que hablamos de ella.

─ ¿Te llevas los libros? –pregunto.
─ ¿Todos? –pregunta ella, abriendo mucho los ojos.
─ Sí, claro.
─ Oh… gracias, no sé qué decir, es demasiado… ¿seguro que no queréis ninguno?
─ Ninguno, te los puedes llevar todos, pero rápido, que queremos terminar con esto.

Vuelve a la cocina, coge dos cajas de cartón llenas de cosas y se asoma al salón.

─ Dejo esto en casa y vengo con mi chico a por los libros. Gracias, de verdad… 

-o-o-o-o-o-

Llego a casa cargada con dos cajas llenas con las cosas que había en la cocina de Pilar. Sus hijas se han empeñado en que me quede con todo. Están completamente locas, no entiendo como una mujer tan fantástica pudo educar a esas tres gorgonas. Parece que tienen prisa por desmontar la casa, todo les parece viejo o sucio… no tienen ni idea de lo que hacen. Los muebles de Pilar son todos de anticuario, su biblioteca es magnífica, sus pinturas extraordinarias. Y esas imbéciles que se creen tan listas lo quieren tirar todo a la basura.

Encima de todo lo que he cogido de la cocina está el bote de café de Pilar. Es una lata antigua de una marca de café italiano, blanca con dibujos de granos de café. Una preciosidad. Pilar le tenía mucho cariño, la tenía colocada en un estante abierto, expuesta como si fuera un adorno. Pilar tenía muchas cosas así, cosas antiguas que utilizaba a diario. Decía que no le gustaban esas casas que parecen museos, usaba todos sus pequeños tesoros.

Abro la lata y aspiro el aroma del café. Me parece mentira que Pilar haya muerto. Tengo ganas de llorar, tengo ganas de volver a verla, hablar con ella, tomarnos juntas un café… Sin pensarlo demasiado saco su vieja cafetera de la caja y la preparo. Mientras saboreo el café, denso, fuerte, espeso, molienda turca, como le gustaba a ella, me pregunto si las hijas de Pilar sabrán lo que vale una cafetera Eicke de 1880.




Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España










Blanco y en botella




Desahuciado el caparazón anverso
del ecosistema,
la ruina se desploma y el lujo
para otros.

Se dejó el oleaje
en mareas y el vaivén en cubiertas
de barcos.
Se suministró cordura
a la tecnología atando cabos
con cordones de botín...

No hay ingeniería agrónoma
ni estudio sacro que determine
la calidad de vida,
si no es embotellada o al vacío.



Begoña M. Bermejo- Guadalajara- España










Nacen mis poemas así como las rosas,


Nacen mis poemas así como las rosas,
cuando menos las esperas,
y en el lugar menos esperado,
con los aromas del alma,
que exudan amor,
que gimen cuando duelen de nostalgias,
y se hacen pequeñas gigantes,
cuando te rozan la piel ,
y más que la piel, el inmaterial mundo,
de tus vivencias profundas,
Son esos poemas los que te duermen,
con la sensación de canción de sueños,
y te despiertan al amanecer,
encarnados en el trino de las aves,
que madrugadoras se hacen eco en los cristales
del ventanal,
con trovas encantadas que la noche les ha enseñado,
Son esos poemas,
locos trofeos en la guerra de la pasión y del amor,
los que brillan perennes,
en el pedestal de la vida,
como el fatuo fuego,
con el que la hoguera de la vida me ha marcado,
Son esos poemas,
mi avanzada que se encamina a tu corazón,
con la prestancia de una vida,
que es un mosaico de amor pleno.


                                            
Víctor Kartsch Brenh-Encarnación- Paraguay












No te rindas…



Cuando una lágrima se agite
apretada,
y tus ojos se fijen absortos
en la nada…
no te rindas.

Cuando tus fuerzas flaqueen
angustiadas,
y sientas que tu voz se anuda
en la garganta…
no te rindas.

Cuando te decepcionen de forma
inesperada,
y hermanos de la vida
te den la espalda…
no te rindas.

Cuando se compriman los caminos
que surcabas,
y algunos indiferentes te cierren
la puerta en la cara…
no te rindas.

Cuando sientas que la luz-guía
se apaga,
porque el combustible del amor
no alcanza…
no te rindas.

No te rindas nunca,
dentro de ti
habita el alma,
que te confiere rebeldía
en cada batalla,
dentro de ti habita un Dios
que te resguarda,
un ángel de amor
que te acompaña,
y la mano de éste amigo
que te banca…
que sin que lo llames
te abraza,
y reza por vos cada día…
porque te ama.

Carlos Alberto Giménez-Ushuaia-Tierra de Fuego- Argentina











Siembra de Amor




Ensoñación de ángel
carita de estrella
ojitos de miel
sonrisa de azúcar
ricitos de luz
dulzura en la voz
silencio de seda
luz en la mañana
manitas en cruz
suspiros en flor
suavidad de paz

Fuiste fecundado
sobre pentagramas
celestes de amor.




Ana María Hernáez-Mar de Plata- Argentina   








Quisiera…

Quisiera no ser la que te añora
y llora tu ausencia sin consuelo.
Tener la sonrisa ancha al recibirte
y acogerte en mis brazos
dibujando tu boca con mis besos.

Que mis manos,
perdieran ya el temblor
 de esta soledad que me condena,
recorriendo tu cuerpo sin torpeza,
volando hacia ti,
salvando esta oscuridad y esta tristeza.

Que no fuera yo
la que se rompiera por dentro al recordarte,
sabiéndote día y noche inalcanzable.
Quisiera estar en ti y comprenderte,
hacerte el amor muy lentamente
sin ese temor a que siempre me rechaces.

Porque tú mereces mi ternura
y mis conatos de pasión cual flor al aire.
Quisiera compartir contigo amaneceres,
saberme tuya para siempre
y olvidar este temor que me contiene.

Quisiera vivir contigo para siempre
gozando de un amor que es tuyo y mío…
y quisiera vivirlo eternamente







Charo Bustos Cruz- Sevilla- España










En el confesionario de la nostalgia




Es difícil mirarse
en la ciudad de los espejos,
lo sé.

Es difícil ver como la razón
dice no, no y otra vez no
y el corazón ya veremos.

Es difícil mirarte y pensar
que esto no será para siempre.

Ya te tengo y me canso de tenerte,
pero afirmo que no encuentro
la manera de vivir sin ti.

Si las horas no existieran
y las nieve se quedara blanca
cada que me preguntas que haces,
supongo que te diría te quiero,

miento muy mal, lo sabes,
por eso te lo digo sin rodeos:
estoy contigo por el sexo.

Ser sátiro es muy duro,
casi tanto como astronauta,
tanto como Dios,
pero si además juegas
a ser Bécquer,  es tan duro
como guardar la firmeza
dentro de una esponja.

Sé que crees que soy fiel,
pero creo que crees bastante mal.

Me acuesto contigo,
deshojo de calma tu cuerpo
con mis dientes,
paseo mi lengua por tus espaldas,
llego a tu cuello, me pierdo en él,
como si fuera mi última parada.

Deshacer mi tranquilidad
mientras bajo por tu pecho
es un acierto peligroso,
podemos acabar desnudos.

Y ya sabes lo que pasa,
aunque siempre pasa algo distinto.

Un día prometo darte una sorpresa,
te pondré otra cara,
susurrare otro nombre,
entonces tú te levantaras,
te enfadaras y gritaras “ vete de mi cama”,
yo diré mientras río;

-Ha sido el polvo más original de nuestras vidas-.

Al final y sin querer ni quererte
reconozco que no puedo vivir
sin ti, o quizás contigo, no lo sé,
me siento huerfanito de recuerdos,

 estoy como si me faltara algo,
como si me faltara un verso,
algo así tan fácil y complejo
como encontrarme en una foto.

Ya lo dijo Ángel González,
la poesía es como un orgasmo,
mancha la tinta tanto como el semen.

A caso soy yo alguien para cuestionarlo,
por eso no puedo alejarme de ti,
porque cada vez que estoy contigo
clavo un latido en el corazón de la piedra.

Hacer de la sonrisa un juego
es mi especialidad,
por eso despistas al sueño conmigo,

y en una cama tan pequeña
no pueden dormir tantos conocidos,
son leyes de las matemáticas.

 Pero lo que hoy quería decirte
 es que mi sonrisa
nace donde empieza la tuya,
también que la tuya termina
donde empieza mi noche,

entre agujas me despido,
diciendo lo que callo,
gritando lo que siento,
susurrando lo que oculto,
escribiéndote ,
en el confesionario de la nostalgia,
que te quiero.







 Simon Hernández Aguado-Carboneras- Almería-España











Y..¿Que quieres?

Me vence esta tristeza diaria
Y que quieres? Me siento así
Desterrada, Vencida, derrotada,
Por los fracasos, las esperas,

Me puede este silencio largo, oscuro
Que vive más en mí que en el mundo,
Un silencio de soledad milenaria,
Del viejo anhelo de un corazón hundido.

Me derriba el tiempo con los años
Que van blanqueando mi cabeza,
que va llenando de arrugas mi cara,
que descubre en el espejo a esta solitaria.

Me obnubilan los recuerdos agolpados
En los rincones secretos de la memoria,
Y con ellos te me mueres tú, hora a hora,
Día a día, volviéndote nada en la penumbra.

Y qué quieres? La soledad es así, un verdugo
Que mata la alegría del ayer y del mañana.
Nadie puede conocerla como yo, nadie,
Que la llevo como una cruz a mis espaldas.

Me vence este día azul y  soleado
Que se marchita como un otoño gris,
El alma es una hoja amarilla, reseca
Que fue arrojada al costado de la vida.

Me puede esta pegajosa melancolía
Que vuelve aunque la eche, aunque la odie,
Ya se siente parte de mi cuerpo,
Es la dueña total de todo lo que tengo.

Me derriba este cuarto, estos libros
Este abandono de mí misma,
Este sentir de que todo da igual,
Nada me sostiene para caminar.

Me obnubila otra vez tu lejanía,
Tu ausencia, tu indiferencia, tu rechazo,
Tu corazón está vacío de recuerdos
Y el mío sigue temblando por ti.

Y qué quieres? La vida es así, irónica, burlona
a algunos les regala el amor, los hijos,
(a hombres como tú les dio ese derecho)
para que a mujeres como yo queden sin lágrimas.

Porque de lágrimas podría acumular riquezas,
Llenar un cofre de desilusiones y desamor
Para hundirlo en las arenas movedizas del fango,
Aquí sobrevivo sin ti, con este desértico corazón
Esto hiciste de mí, y qué quieres? Absurdo, no?

Mas no te guardo rencor. ¿Debería guardártelo?
No. Tal vez la quien tenga que pedir perdón soy yo,
Por haberme cruzado en tu vida sin pedir permiso,
Por haber sido la sombra que te siguió.

Ya termino. Ya acabo. Ya cierro esta página.
No queda nada por decir. Lo dije todo y más
Somos esto,  capítulo final de una despedida.
Vuelvo a mi sitio vencida, donde está mi lugar.


           



M.º José Acuña-Curmaná- Venezuela









Desnudez Poesía





Y tu desnudez se hizo poesía,
versaste el momento y el aire a tu paso,
versaste con tus ropas tus curvas de fantasía,
y mi cordura cayó al suelo... desarmados.

La noche se hizo nuestro reloj de estrellas,
y la oscuridad nuestra vestimenta, nuestro refugio.

Mi boca se hizo caníbal de tus besos,
y tus manos propietarias de mis poros...
de mi sudor, de mi existencia.

Carente de control llegaron las caricias,
ausente de lógica las palabras...
el deseo por nuestras bocas emanaba
entre jadeos de mar embarbecido.

Y en la Orilla quedamos derrotados
por la lujuria...el éxtasis llego,
Final de este pecado de dos.






David Valdés Belinchón-Arganda del Rey-Madrid-España









Ligas


Estoy ligado a ti,
como fenómeno simbiótico,
ligado a ti...y pleno:
con el gozo de estar en tus ojos
y en tu pensamiento...


Tengo aún el calor de tus besos,
y el roce de tu piel en mis manos;
quiero saber de ti todo, todo:
saciarme de tu biografía
hasta sentir que soy ya parte de ella.

Estoy ligado a ti:
tengo el cordón umbilical de los sentimientos
atado irremediablemente a ti
y muy bien me sabe...


No me quejo, peor aún me felicito
por estar ligado a ti por siempre
en un hoy eterno. Eterno. Eterno....

eterno, sin que cuente el tiempo;

ni la división entre día y noche...

Benjamin Adolfo Araujo- Toluca - México









La voz del vagón





para los chicos de los Amigos del Riel, de los dos lados de la vía, que son uno.
      Eran tres amigos que siempre regresaban juntos de la escuela y se demoraban un rato en el andén de la estación abandonada. Jugaban sobre el piso desparejo, terminaban algunas de las golosinas que les habían quedado esa tarde y se iban a curiosear en un vagón que estaba cerca, en una vía muerta.

      Cecilia, la de los ojos vivaces y el pelo sujeto por una vincha dorada; José, el más alto de los tres, el que tomaba la iniciativas, y su hermanito Luis, que ese año había comenzado la escuela y nunca quería volver temprano a su casa.
 Sabían que en el vagón vivía un matrimonio, pero apenas los habían visto alguna vez, porque los dos salían de mañana y no retornaban hasta que caía el sol.

      Una tarde de invierno, mientras rondaban por ahí, José insistía para que Luis lo siguiera: oscurecía, era hora de estar en casa. Cecilia se reía de la eterna pelea y acomodándose la vincha, parada en un travesaño, les gritaba:

      -¡Yo puedo volver a la hora que quiera! ¡Porque no tengo miedo!
 
     De pronto, chirrió la puerta de chapa del vagón, se movió lentamente y asomó por la abertura un hombre, con un papel muy pequeño en su mano.

      Cecilia corrió a esconderse detrás de José, Luis quedó paralizado junto a la puerta, cambió de inmediato su deseo de siempre y sugirió muy bajito a su hermano:

      -¡Vamos!  ¿Es tarde, no?
     
 El hombre los recorrió con la mirada, dijo unas palabras de saludo que se perdieron en el aire frío y extendió a Luis el papelito. Pudieron entender lo que pedía: que se lo leyera.
      El más chico se encogió de hombros. Su hermano se acercó, miró con atención y deletreó una palabra y un número. El hombre le dio las gracias, cerró la puerta de chapa y se alejó por las vías rumbo a la ciudad.

      José se dobló en dos de la risa. Luis, pasado el peligro, cambió de nuevo su decisión y pidió quedarse a jugar un rato más, ya que no estaba tan oscuro después de todo.
 Cecilia preguntó:

      -¿Y no decía nada más el papel?

      José le contestó, entrecortado por la risa que no podía parar:

      -No… Ja, ja… Una palabra y un número, una dirección, bah.

     Los tres se rieron más cuando agregó:

      -¡Y cómo lo iba a leer, si lo estaba mirando al revés!

      Ya había anochecido casi por completo y desde el bulto de sombra del vagón oyeron una voz muy clara:

      -No se rían de lo que otros no saben, porque también ignoran la mayoría de las cosas, y se estarían riendo de ustedes mismos.

       Esa vez corrieron a sus casas, sin más discusiones ni burlas.

      Desde entonces siguieron jugando en el andén, pero rara vez llegaban hasta el vagón abandonado. Cecilia había pensado que la voz sería de la mujer, que el día del papelito debía estar adentro, y Luis, con gesto un poco triste, había agregado:

      -Bueno… yo tampoco pude leerlo, porque todavía no sé.

      Unos días después, estaban sentados alrededor de un pañuelo que Cecilia desplegó en el piso para que reunieran las últimas golosinas y pudieran compartirlas. Los ojitos de ella cada tanto se desviaban hacia el vagón y mandaban unos destellos de dudas, pero alrededor sólo se escuchaba el sonido lejano de los autos y el aleteo tranquilo de las palomas recogidas en sus nidos del alero.

      La puerta de chapa volvió a chirriar. Esta vez salió la mujer y los saludó, con una voz muy distinta de la que ellos le habían adjudicado el día del papelito. Se detuvo un momento al pasar junto al grupo y les pareció que miraba con insistencia al pañuelo, en el que ya quedaba muy poco. Apretó bajo el brazo una bolsita vacía y siguió camino a la ciudad, meneando la cabeza mientras murmuraba algo que no alcanzaron a escuchar.

      -¡Qué flaca es! observó Cecilia-. Mi mamá tendría que pedirle la dieta que hace, porque las de las revistas no le dan mucho resultado
 Los tres volvieron a reír con ganas, mientras daban a las palomas las últimas migas.

      La misma voz de antes se oyó, clara, desde el vagón solitario:

      -No se burlen de la pobreza de otros, porque mañana puede ser la de ustedes. Tengan en cuenta cómo vinieron al mundo y sepan que así tendrán que irse.

       El pañuelo quedó abandonado y nunca, que recordaran, tardaron tan poco en llegar a sus casas.

      Esa vez, ninguno de los tres pudo resolver el misterio del origen de la voz.
 
     Unos meses más tarde, sin que tampoco pudieran explicárselo, el vagón se incendió y el matrimonio desapareció. Los tres amigos jugaron entre las maderas oscurecidas por el fuego, se escurrieron por los huecos que se habían formado en las paredes y se colgaron de los restos del techo hasta hacerlos caer.
 
      Con algunos empujones y patadas, lo que quedaba en pie terminó por derrumbarse y desde entonces ya no vieron más que un esqueleto triste y a través de él la soledad infinita del campo.

       Bromeaban y se reían de aquel fantasma ridículo que dos veces los había asustado, pero ya no podría hacerlo nunca más. José le arrojó una piedra. Las maderas temblaron y por tercera vez, desde el interior vacío, una voz se dejó oír:

       -No se rían de las desgracias ajenas, no ayuden a destruir lo que pueda servir a otro; todos vivimos en un mismo hogar, que es el mundo, y el daño que le hacemos volverá para lastimarnos.

       Una paloma se revolvió en el alero y los tres se marcharon esa tarde con las mochilas al hombro, ya sin miedo, como si de golpe hubieran crecido años.

       Cecilia, José y Luis terminaron la escuela y no volvieron al andén.
 
      Un día, después de mucho tiempo, los hermanos se pusieron de acuerdo para recorrer la ciudad. Buscaban dos terrenos donde construir sus casas y deseaban que estuvieran cerca uno del otro, para poder visitarse y ayudarse cuando se necesitaran.

       Sin proponérselo llegaron a la vieja estación de trenes, donde todo había cambiado.  El andén estaba rejuvenecido y un vagón como aquel que habían conocido en sus vueltas de la escuela, pero entero y recién pintado, lleno de luz y vida, se hallaba estacionado cerca de la calle.
       Mucha gente lo rodeaba y desde la escalinata una banda de dos chicos y una chica hacía sonar sus instrumentos con una música ruidosa aunque agradable.

       Como si no estuvieran viviendo en la realidad sino en un cuento, entre todas las cabezas descubrieron una que reconocieron: tenía el cabello sujeto con una vincha dorada.
       El reencuentro con Cecilia fue alegre y muy emocionante. Se contaron cómo habían sido sus vidas desde los días en que demoraban el regreso de la escuela y no podían menos que recordar esa voz tan extraña que los había asustado. Se rieron de sus miedos de entonces, sin saber que otra sorpresa mayor los estaba esperando.         
      Los músicos hicieron una pausa y luego cantaron:
   




No te rías jamás de la ignorancia:
el mundo es un misterio
y así vivas el doble de tus años
apenas rozarás en sus secretos.

No te burles jamás de la pobreza:
es dolor que debiera conmoverte,
como el llanto en que naces,
como la desnudez en que algún día mueres.


Nunca arrojes tu piedra contra un nido,
ni desprecies el pan con que te nutres.
Si alzas la mano con vigor, que sea
la mano que construye.


            Los tres amigos comprendieron que no sólo habían regresado para reunirse en un lugar conocido, sino que también estaban reviviendo los años de la niñez. Luis dijo, como al descuido, que quería volver temprano a su casa. Los otros dos pensaron cuánto había cambiado, cuántas cosas eran tan distintas ahora, pero también cuántas seguían igual. Se sonrieron, porque lo entendían sin necesidad de decirlo.

            La voz del vagón cantaba:

               No lo olvides: la vida es un misterio
               y todo lo que hagas te será devuelto.





Jorge D´Agata-Balcarce- Argentina







 Lista de Autores Junio


Autor
número
titulo
Ana Romano
31-1
Intermediario
Ana María Hernáez
31-20
Siembra de amor
A. Monzonís Guillen
31-2
Voluntad Perdida
Ana Unhold
31-3
Agua
Beatriz  Ojeda
31-10-
El grito del silencio
Begoña
31-16
Blanco y en botella
Benjamin  Adolfo Araujo
31-25
Ligas
Carlos Alberto Giménez
31-19
No te rindas
Charo Bustos Cruz
31-21-
Quisiera
David Valdés Belinchón
31-24
Desnudez poesía
Diego Santiago Cazzaniga
31-4
Acicular
Ezequiel Feito
31-8-
Amar
José Rodolfo Espasa
31-9
Cuando la primavera
J. Álvarez Arnal
31-5-
Amor clavado en tu amor
Jorge D´Agata
31-26
La voz del vagón
Justo Aldú
31-6
Ilusión
 Marga Utiel
31-11
La tetería
M º José Acuña
31-23
Y…¿Qué quieres?
M.ª del Carmen Latorre
31-7
Algunas veces vivo
Mayte Sánchez Sempere
31-15
Mi madre siempre fue una persona absurda
Nieves Merino Guerra
31-14
Las infidelidades de Orfeo
Pedro Jesús Cortes Zafra
31-18
Sonoridad de palabras
Pilar Ferrer
31-12
¡Ahí va la loca!
Rafael Serrano Ruiz

31-13
¡Hola mi amor!
Simon Hernández Aguado
31-22
En el confesionario de la nostalgia
Víctor Kartsch Brenh
31-17
Nacen mis poemas