sábado, 1 de octubre de 2016

Revista N.º 71 - ESPACIO DEL POETA




         Revista  N.º 71 -  ESPACIO DEL POETA
           
                             REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                  
                                                                                             Octubre 2016
        
      

                  Monumento a Cervantes - Martínez Zapatero y Coullaut Varela





El Linyera

Nunca supo porqué la casa de su amigo se fue abarrotando de tan variados y disímiles objetos. Los muchachos de la barra los llamaban despectivamente “cachivaches”. Creo que adquirió la pasión por juntar cosas un atardecer lluvioso, desapacible. Sí, ahora lo recuerdo bien, todo empezó esa tarde, cuando él cruzaba la Placita López. Debajo de un banco, percibió un brillo fugitivo, justo al lado de la calesita. Pensó que sería algún juguete, purpurina barata, o alguna otra bagatela, ésas que logran hacer felices a los niños. Iba a seguir, pero no, un impulso optimista lo acercó al lugar. Tomó asiento en el banco de maderitas lustrosas y comenzó a observar el objeto brilloso con penetrante atención. Lo desconcertó el hallazgo, era un pequeño puñal, con prensil plateado. ¿Qué haría ese objeto, asociado al tajo, sangre, duelo criollo, en esa apacible plazoleta, justo al lado de una calesita, enredando su chispeo con las risas infantiles? Lo tomó, miró con sigilo a ambos lados y hacia atrás, estaba seguro que la persona que lo había perdido, regresaría a buscarlo. Era muy bello. Esperó dos horas, nunca pudo explicarse esa rara obsesión de esperar semejante cantidad de tiempo a una persona anónima, ajena a su vida. Habíamos quedado en encontrarnos alrededor de las diecinueve, recuerdo que llegó tarde y quisquilloso. Comenzó a hablar sin parar. Me contó todo con lujo de detalles. Que se había quedado como clavado en el banco, que su cuerpo no respondía a los mandatos de su mente, que estaba invadido por una terquedad turbadora, pasmosa, sorprendente, que esas dos horas insólitas se habían deslizado como un suspiro y que al comprobar que nadie venía a buscar el arma, guardó el puñal y se fue caminando hacia mi casa. Cuando me mostró el arma blanca, quedé deslumbrado, era una pieza soberbia.
A la mañana siguiente me llamó por teléfono. Agitado me preguntó: ¿compraste el diario? Bueno, dale, apurate, leé las noticias policiales, después hablamos. Tomé el diario, lo hojeé, sorprendido y nervioso leí el copete de una noticia: “Extraño crimen en la Plaza López, una mujer murió apuñalada. Se estima que estaba sentada en un banco, cuando alguien, desde atrás le asestó un profundo tajo en la garganta. Así lo determinaron las pericias forenses. No se presentó ningún testigo y el arma no fue hallada”. Quedé sacudido. Enseguida le hablé, le pregunté que iba a hacer. Sereno me contestó: “Te soy franco, en un principio, pero sólo por unos instantes, me sentí partícipe del asesinato, pero poco a poco la intranquilidad fue cediendo y me serené. Yo no vi manchas de sangre, el puñal estaba sucio sólo de arena y barro. Con seguridad nadie lo advirtió semienterrado debajo del asiento. Pensé en llevarlo a la comisaría, a lo mejor el arma daba una pista del asesino. Luego recapacité, no, mejor no. Las huellas dactilares, si las hubiera tenido, ya habían desaparecido, porque ni bien llegué a mi casa lo lustré con limpia metal hasta dejarlo resplandeciente. Recapacité, si voy quizás sospechen de mí, mejor me quedo y no pienso más en el asunto. La mujer ya está muerta y al asesino que lo busque la policía, para eso les pagan, para que cumplan con su deber”
Sí, ahora lo recuerdo bien, fue desde ese día en que se convirtió en un obsesivo buscador de objetos. Siempre repetía lo mismo: “El que busca encuentra”. Y vaya si encontró, desde cosas banales a piezas de arte. Sí, halló de todo, y los fue acumulando en su casa de dos ambientes estrechos. Una lámpara como la de Aladino, a la que frotaba tanto que parecía de oro puro; un candelabro judío, macizo, compacto, como sus tradiciones; un jarrón cuarteado, con un asa ausente, que reconstruyó con la habilidad del mejor de los artesanos; una escupidera enlozada de color beige, que le hacía recordar a la de su padre, siempre acomodada como un florero debajo de la cama, a la que recordaba con asco porque había tropezado con ella muchas veces armando un chiquero en el dormitorio. Esa escupidera le hacía pensar en la vagancia del viejo, porque el baño estaba justo al lado de la habitación y al utensilio siempre lo tenía que lavar su madre. Siempre le pasa lo mismo, cuando los pensamientos vuelan hacia su infancia, se pierde en ellos. Al padre también le gustaba juntar chirimbolos, pero realmente no tenían la prosapia de los suyos. Sólo juntaba basura. Como ellos vivían en la misma cuadra, yo frecuentaba la casa. Muchas veces nos íbamos al fondo a curiosear los trastos que el viejo alineaba en un estante desvencijado por el peso, en la pieza del fondo.
El paso de los días, de los años, convirtió la casa de mi amigo en un receptáculo donde convivían un montón de piezas a las que las emparentaba una extraña noción de magia, estilo, linaje, y que se fueron acomodando aleatoriamente en la vivienda. Cuando llenó el hall, fue acumulándolas en el dormitorio. A veces se le hacía difícil circular por la casa con tanto amontonamiento, eso no le importaba, él se sentía millonario, dueño acaudalado, poseedor de un gran tesoro. Al principio podía encontrarse cierto cuidado en la ubicación de las piezas, en general caótica, pero con una vaga noción de estética. La cantidad fue borrando esa sensación y todo aparecía como compactado en un friso único. Me contaba que cada noche, al acostarse, se quedaba extasiado mirando la decoración, hasta quedarse dormido. Muchas veces pensé que se estaba volviendo loco.
Sus escépticos amigos, amantes de la mesa del café, pegada a la vidriera, donde la discusión por un gol de algún equipo favorito, era interrumpida por el paso de las formas de una mujer, sin demasiadas exigencias de armonía, comenzaron a llamarlo “El linyera”. Desde entonces él no los invitó más a su casa. Manifestaba que no lo entendían, que él estaba construyendo su propia Torre de Babel, y que como la mítica construida en la región de Senaar, ésta también transmitía un mensaje divino. Sabía que a la otra un pueblo unido la había construido para luego abandonarla, pero a él no le iba a pasar lo mismo, la construiría hasta el final. Y así siguió su vida, acumulando objetos alucinantes. Cuando no encontraba nada, para él era un día perdido. Le aconsejé consultar con un psicólogo, porque lo que a él le pasaba era una enfermedad llamada “linyerismo”, padecida generalmente por personas de edad avanzada. Le conté la historia de Juan. Cuando su vieja murió y fueron a limpiar la casa, se encontraron con un sinfín de bolsas repletas de envoltorios de caramelos, corchos, tapitas de gaseosas, cáscaras de miles de naranjas, cientos de huesitos de pollo, un verdadero revoltijo y en ese caos, había convivido compartiendo la abultada maraña con ratas y cucarachas. Los médicos le habían dicho que la senilidad a veces viene acompañada del linyerismo. Traté de convencerlo y le dije con cierta dureza: “No podés seguir así, arrinconado entre objetos, aislado de tus amigos, tenés cincuenta años, si seguís así a los sesenta tu famosa Torre de Babel se te cae encima y te sepulta. Eso lo impresionó, se quedó pensativo, luego me contestó con convencimiento: “¿Cómo el ser supremo podría cometer semejante acción? No, imposible amigo, vos nunca entendiste los mandatos divinos”. En ese momento comprendí que estaba chiflado.
Se fue alejando de sus viejos afectos y a mí sólo me veía de vez en cuando. Se la pasaba del trabajo a la casa, y de la casa al trabajo, argumentando que era obediente a las palabras del General. Caminaba con un andar detectivesco, avizorando, escudriñando, recolectando objetos que se convertían en acompañantes fieles. Comprendí que para él, esa maraña confusa era su mejor compañía. Nosotros nos habíamos convertido en recuerdos remotos.

El día 24 de enero una noticia apareció en el diario “La Capital”. Se anunciaba un extraño hecho: “Un señor de apellido Miranda, al no tener noticias de su mejor amigo se dirigió a su casa sita en la calle Maipú al 2300, tocó el timbre con insistencia, al no obtener contestación, sondeó el picaporte, comprobando que la puerta cedía. Expresó que el lugar, atestado de objetos diversos, no le permitían la entrada, que corriendo algunos objetos, con gran dificultad y sorteando obstáculos, se dirigió hacia la puerta del dormitorio de su amigo, que la misma estaba entornada, que lo llamó con fuerza, que nadie le contestó, que no pudo entrar porque la puerta estaba atascada, que asomó la cabeza, que vio una gran cantidad de cosas esparcidas por todos lados, como si un efecto dominó las hubiera hecho caer, formando una gran torre, que un olor rancio lo mareó, entonces se dirigió a la comisaría más cercana a denunciar el hecho”

Yo, José Miranda, avisé a la policía y ayudé a buscar infructuosamente el cuerpo de mi amigo. En la calle se fueron acumulando sus valiosos cacharros, de él ni noticias, se esfumó, se lo tragó la tierra. Más de seis meses lo buscó la policía, luego abandonaron el caso. Otra desaparición misteriosa en los anales de la justicia. Legué a pensar que quizás habría llegado al cielo trepando por su torre de Babel o que al derrumbarse la montaña empinada y no permitirle entrar a su propia casa, enloquecido huyó. Necesito que esto se aclare, no puedo vivir con esta incógnita. Mientras tanto y en busca de su rastro, he comenzado a recorrer las calles, hocicando la presencia de objetos emparentados con una extraña noción de magia, estilo y linaje. Los llevo a mi casa. Los voy acomodando aleatoriamente en el hall.




Ada Gil-Rosario- Argentina












La astilla



No se sabe a ciencia cierta, si primero sucedió el accidente de la astilla o debutaba su pasión por la pintura, ningún adelanto de la medicina fue capaz de curar ese mal que le aquejaba cada noche, atrayendo un inevitable desvelo que lo llevaba frente a sus lienzos en los cuales descargaba furiosas pinceladas con acrílicos grises, aceituna y negros la magnitud del sufrimiento.
Afuera... en la galería donde sus cuadros eran expuestos aumentaba su fama por la crudeza manifiesta, incluso sus obras estaban siendo reconocidas fuera del país.
Pero la astilla cada vez punzaba con mayor fuerza, atravesando su calma, calvario que en el día le impedía moverse libremente y por las noches no acertada a encontrar la posición que le permita descansar, dolor de fuego, ardor que atraviesa los huesos rompiendo la paz, el deseo por la vida, abriendo paso al inexorable túnel de la locura.
Por consejo de un colega fue a visitar como último recurso a un extraño curandero étnico. Con sabiduría milenaria, brebajes y menjurjes herbolarios puso punto final al mal del atormentado pintor.
Fueron muchos días de celebración por su nuevo estado, largas noches de juerga, risotadas y proyectos para una nueva y opulenta vida.
La octava noche cuando se disponía a dormir con la serenidad que tanto había anhelado se levantó de un sobresalto, se paró frente a un lienzo, hizo trazos congruentes, tan normales, totalmente armoniosos, inexpresivos, ausentes de tragedia, sus manos no atinaban a plasmar con nitidez la perfecta desgracia.
Sentado al borde de su cama lloró inconsolablemente por el gran error de haberse liberado del fragmento de la espina que nutría su inspiración.



Alexandra Brito-Perú
















El amor …  escrito en mi alma




En el fugaz tiempo apasionado,
vibrante, rapaz, coloso y recio.
Se revelan perdidas y expirando
mis ruegos de huellas en silencio.
Perdida en multiusas sensaciones,
en abismantes deseos del saber,
idolatran sentidos de pasiones,
consumiendo en dos cuerpos su poder.
En rebeldía arrebata los abismos,
los rincones desiertos de mi ser.
Los cuales se llenan de orgasmos
culminando mi centro de placer.
Dando forma y esculpiendo al amor,
en un triunfo su verdad.
Saciando y derritiéndome en calor,
declarándome en testigo…libertad.
Disimulando su condena grabada.
se canjea, propaga y anuncia
paraísos inolvidables a su llegada.
Del cual el amor en susurros se pronuncia.
Suplanto mis palabras por tus besos,
saciando la sed por los suspiros,
Cual túnel del amor nacen versos
acelerando el palpitar de los latidos.
Las caricias se convierten en rimas,
salpicando los poros de mi piel en tinta,
cual tu mirada en poesías intimas,
penetran a mi alma …. Escrita.

Alicia Climent Navarro-Elche- Alicante-España










Frío, tibio, caliente



Extiendo mis manos muy frías
y te regalo un poema.
Con gotas de lluvia del invierno pasado
y copos de nieve traídos del Himalaya.
Caen como cuentas de vidrio
los fríos adioses, los mudos desprecios.
Poema tan frío como las húmedas sábanas
de quien duerme solo.
Abro mis manos muy tibias
y te regalo un poema.
Como el primer rayo de sol en la mañana.
Como las crujientes hojas del otoño.
Tibio como el dorado y fragante pan del desayuno
que mi madre con sus manos amorosas me brindaba.
Tibio como rodar de a dos en los trigales maduros,
como morder los duraznos de sol y de miel.
Tibio como los amables recuerdos,
como el primer beso, la primera lágrima.
La dulce nostalgia que anida en el pecho
por las cosas bellas que ya no tendremos.
Abro mis manos calientes
Y de doy un poema.
Con el ardor de los amores nuevos,
de las terrazas al sol en los veranos.
Con el calor y sudor en la pelea
como las arenas que te queman y te abrasan.
En fin, mi poema como el arco iris,
es de todos los colores,
y es frío, tibio o caliente
según lo precises.
Ana Unhold-La plata- Buenos Aires-Argentina












La laguna de las almas




Laguna de espejos rotos
entre los marcos dorados
y el fuego de las entrañas
subía..........,.....
hasta el cielo muy oscuro.
Los desesperados muerden
la madera de una barca
que huye............
de las llamas del infierno.
Son ya, las almas llevadas
por el barquero Caronte.
Flotan los cuerpos desnudos,
ya sin alma..............
con el veneno en su cuerpo
y sus heridas abiertas.
Espíritus ciegos..........
..........gargantas sedientas
y crueles labios.
Infierno dantesco..........
poema sagrado.
Así se llama ese río......
que le llaman principal
y era el que recorría
todo ese mundo inferior.
Se transportaban las almas
de los que ya estaban muertos.
Era la laguna Estigia.

Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España











Te has ido a transitar silencios nuevos







Te has ido a transitar silencios nuevos
a perfumarte de glicinas y sahumerios de delirio.
Te has ido dejando entrelazada entre las hojas
una presencia inalterable de tu esencia
Allí estás noche a noche entre dos mundos
y en mi alma transportas mariposas vespertinas
que jamás desertarán del alma mía
Serás en mis jornadas un emblema de fortuna.





Beatriz Ojeda-Montevideo Uruguay




En la oquedad del risco



Me asomo hasta el risco
 Con denodada emoción
 La tarde pincelaba una  buena aventura…
Y como fugaz artrópodo
Te escondes en tu madriguera.
Casi desvestida en impúdica espera
El satinado traje de rojo escarlata
 Develo la piel con el sol dormido
 en la espalda
y el deseo despierto en el roció del lirio…
 Despertó el afán de enfundarme  de viril aroma,
 en una noche de luna donde la cicatrizada herida,
 cubierta de algas se asomó en un ansiado susurro.
 Un retozar de quimeras en la calidez  de tu aliento,
en el calor de tu piel
Vana fue la espera, sigue tu sendero
Cúbrete de arenas en la oquedad del risco…
 …En la oscuridad de tu perpetuo inquilino …
..El miedo…
 Quizás, nunca fuiste alga,
Tal vez un resquicio de sal en mi orilla.

Carmen Guzmán Cedeño-Cumana-Edo Sucre-Venezuela





Neologismo 77 Verso libre





¿ Me pregunto si hay algo más bello
que la pureza nítida de tu mirada,
cuando tus pupilas húmedas centellean
el cristalino azul de cielos y aguas ?

La sinfonía de todos los mares
no caben en mi poema de palabras
porque abarcan un universo de estrellas
cuando tus ojos derraman en lágrimas.

Me llevan a la cima de la cumbre
cuando me miras, extasiada y cautivada
me agita un celeste mar de espumas
que anega hasta el fondo de mi alma.

El gemido de mi voz hecho verso
es eco que muere entre tus pestañas
y aviva el rescoldo de mi corazón frío
cuando posas en mi cuerpo tu mirada.




Clotilde  Román-Gerona- España










Arcilla








Boinas de corderoy en la vereda,
patio de rondas,
el viento se lleva la tiza de la rayuela
Adentro,
el aula y un mantra
de voces desconocidas
A veces
el pulso olvida
las manos inseparables,
la arcilla de los años primeros.
Antes que las palabras
estaba ese amigo





Diana Luz Bravi- Rosario- Argentina









 Mujer gozando su desnudez





Ha dejado su temor junto al último café,
ahora goza mi presencia:
las piernas recogidas, el pelo cansado, distinta.
Los discos moviéndose en la madrugada
y la penumbra de estas costas vacías
permiten un espacio para el deslumbramiento.
Está sentada sobre el piso y mira sin palabras
la esperma que deja en los mosaicos la vela de la fortuna.
Escucha una canción de ángeles.
Goza en su cuerpo mi presencia.
La limpieza de su cutis y la lentitud del mar
me ofrecen en el espejo manchado
la otra cara de la luna.


 Edel Morales-Cuba










Infancia




Mi infancia
fue una casa que nunca tuvo llave
dos patios con mejillas de naranjas
mamón y mandarinas
paredes de ladrillos sin maquillaje
y una música de tardes muy soleadas.

Había una ingenuidad de autitos chocadores
un miedo de montaña rusa
una alegría de hamacas voladoras.

Aquel cielo de cantos y de vuelos
ya no pertenece al mundo.
Tampoco aquellos árboles
- candelabros encendidos de sol-
ni aquella luna que cortaba la vida
en rebanadas.

Ese espacio de latas agujereadas
y noches de estrellas hundidas en los charcos

Se deshizo en el aire.





Egle Frattoni-Rosario-Argentina












Lo importante








Vacía está la noche, ya se han ido
el sol, la luna y las estrellas,
el viento, las casas, los jardines,
la calle, la música y las bestias.

Todo lo que existe lo devoró la sombra,
la sombra más oscura, la que jamás recuerda.
Pero tú y yo no estamos en la noche,
porque hay fuego en nuestro altar, y en él la Ofrenda..







Ezequiel Feito-Buenos Aires-Argentina







Aromas de mi pasado





Aromas de mi pasado han marcado mi alma
Recuerdos perdidos con aroma a calma
Imágenes fugaces que dan vida a mi pasado
Lagrimas de amores que ya se han terminado


Y ahora todo huele a tu cuerpo
No hay mas aromas que respire en este momento
Porque hasta tus caricias llevan tu aroma de mujer
Eterna, encantadora, como no te he de querer


Que el viento me traiga aromas de la noche
Magia blanca y poemas al derroche
Al apagarse mi luz sabré que todo esta terminado
Menos tu inmenso amor y los aromas de mi pasado.


Francisco Caballero Romo-México







Me sabes




No estoy sola…
Murmuré entre mi sonrisa fascinada
Tu interpretabas un sentir, suspirabas
La sala destilaba el dolor de aquellas notas.

Acariciabas esas teclas que por ti lloraban
Suave, dulcemente desterrabas tus heridas
Y sentí empañarse de mi rostro la mirada
Esa tenue tarde que en tatuajes despedía.

Adentrada en tu melodioso poema
te elegí como mi versión preferida
Sabías estremecerme sin tocarme
Como a la flor, su fragancia exquisita.

Hoy mi vida se desliza entre tus dedos
Tu concierto de nostalgia besa mi alma
Puedo percibirte aún sin saber tu nombre
Porque tú me sabes, y porque ya te quiero.


Grissel Canche Albornoz- Yucatán- México







 Tu belleza

Tu tienes esa belleza,
que deslumbra a ojos cerrados,
que conmueve cada fibra,
cada latido de mi universo abstracto,

de esa belleza que sopla la luna,

que es acertijo y misterio,

sombra y luz en la misma blusa,

laberinto y reencuentro,

alfa y omega,

en mi cronómetro a destiempo.
Tuya la belleza,
que trasnocha desnuda,
en el vaivén de mi pecho,
que desarticula las premisas,
donde se erizan mis deseos.
Tu belleza y tú,
unidas por un cuerpo,
una sonrisa,
un hola con sabor a gloria,
una conversación tan perfecta,
que me asusta,
me emociona,
hasta estallar a fuego lento,
entre galaxias que destellan,
tus ojos de firmamento.
Y aunque lejos,
tu belleza es cautiverio,
coñac y un pecado fermentado,
agua triste derritiéndose por dentro,
un soplo de verbos,
que me unen a tu belleza,
y yo solo soy un cuerpo.

Iván Salas - México












Y TE PIENSO







Hoy me dio vergüenza ver mis facciones de lobo
en el espejo de una lata
pero no había otra cosa
que reflejara en su febril inocencia
mi contumaz deseo.

Y te pienso
Como tótem arraigado de mi infancia
luego diosa irrespetada por miradas
que en mi vida
rodeada de inexplicables acciones
comprendí extranjera.

Y pienso
como orate del destino
que en su pasajera cordura
navega con sus verbos tus poemas
conspirando quizá contra el olvido
alargando en perspectiva aquella tarde.

Aguazal de sentimientos.

En el cristal de tus ojos, te pienso
soy granito de tus cuencas, fiel a ti.
Mi amor en roca esculpido

La noche en mí se abre para adentro
me encierra dejando en libertad el sigilo
y con pensamientos
navego en los colores de tu ermita
no solo en lo verde de la vida
también en los tonos ciertos
hermosos en sus anuncios de quermés
así descubro el arco iris
antes de llegar al final

Ay del que cuida su futuro
y no ha vivido el ahora,
tal vez no viva el después.
Antes de llegar han pasado noticias.
Por eso te pienso

Justo Aldú-Panamá












Se escapa mi aliento







Se escapa mi aliento
y choca contra el vidrio
escurre mi lágrima
hasta tu cuerpo tibio.
Me envuelvo en tus brazos
buscando tu abrigo
acuno mi cuerpo
cansado y dolido.
Espero inmóvil
gozando en tu nido
se corta mi aliento
exhalo un suspiro.
Sujetas mis manos
me hablas al oído
rozando mi boca
robas un gemido.
Preludio de arpegios
tus ojos en los míos
inerte contemplas,
mudo, sorprendido…
Flor del capullo
que ha florecido
sucumbe agotado
tu cuerpo en el mío.



Marcela H Toro- Ushuaia-Tierra de fuego- Argentina











No se si alguna vez





No sé si alguna vez
te sentí diferente,
los árboles siempre
me supieron a tus brazos,
si los pájaros nunca fueron más
hermosos que tus sueños,
si yo siempre fui tuyo
desde mi corazón de niño.

No sé si alguna vez fui rey
si el sol nunca se detuvo,
tantas veces gane como perdi
y nunca supe como,
si tu rostro me condujo a escribir poemas,
si nunca estuve acorde mas bien enredado,
el tiempo, la vida y la muerte
desde antes me saben igual.

Marcelo Roberto Galán Capel-Argentina












Amante






Mi cuerpo no es mi cuerpo si tu mano lo toca,
Si tus ojos horadan mis pensamientos todos
Soy guitarra, soy arpa que repite tu toque,
Soy mujer y paloma si tu abrazo me ampara.
Te siento como un río que recorre mi cauce…
Te hundes en mí igual que una caricia…
Mi centro de mujer se estremece y se calla
Porque bebe en silencio de tu copa colmada

Te vas por  mis espacios ocultos y secretos
Y dibujas tu estela de poeta…. y tu  nombre
Es caricia en el alma y en el cuerpo es un beso
Sabes lo que me gusta oír y me lo rezas
Al oído del alma donde están tus palabras
Que despiertan  anhelos antiguos, olvidados
Te atas con el hilo de mi vida , en  mi cuerpo
Donde estarás atado hasta que lo decidas.







María Itza- Argentina










POESÍA ...

¿Qué es poesía?
Es amor
¿Qué es amor?
Es poesía.
Es canto de ruiseñor,
son versos en sinfonía,
es tu voz cuando susurra
y se torna melodía.
Es la hierba en su esplendor
que crece fuerte y erguida,
es perfume de una flor
al amanecer del día.

¿Qué es poesía?
Es soñar.
¿Qué es soñar?
Es fantasía.
La ternura de tus ojos,
el perfil de tu mirada,
cuando me hablas en silencio
con tus palabras calladas.
Es el pájaro que vuela,
libre, sin ataduras,
el otoño que despoja
al árbol sus vestiduras.
Marian Martín Humanes-Villaluenga-Castilla La Mancha-España







                                                                 Amistad





Interés supremo por lo puramente desinteresado. Palabra que requiere de un otro para, al fin, poder ser pronunciada. Una vez pronunciada quizá no requiera de nuevas pronunciaciones. Se encuentra uno en medio de ella. Se encuentra uno en medio de otro. Pacto de proximidad y de distancias. Dícese de aquello que cuando existe, es inviolable e inolvidable. Puede ser que nunca se violente. Pero también puede, a veces, olvidarse. Lamentablemente. Se sabe cuando culmina. Se ignora su comienzo: “éramos amigos y no lo sabíamos”, escribió Maurice Blanchot. En la amistad habrá, ante todo, un ánimo permanente de perdón y un deseo cada vez más sereno de totalidad. Perdón por todo, para todo, ya desde la primera conversación. Totalidad infinita, interrumpida apenas cuando alguien, algo, irrumpe como lo ajeno, la extrañeza de aquello que no cabe en la amistad. Una conversación con palabras, sin palabras. Manifestación extrema del estar, no admite cognición ni sobreposición ni autoridad. La amistad es esa relación esencial donde ‘conocer’ no es apenas una opción entre varias, sino la voluntad misma de renunciar a conocer, interpretar, traducir, explicar. La renuncia es una abdicación de principio. No a la pretensión de conocer en qué consiste la conmovedora reunión entre dos seres o a la supuesta naturaleza de alguno de ellos. Desconocer para reconocer sin explicitar. Ausencia de adulación y de pronunciación de adjetivos que interpelan, acusan, manchan, infaman. Desconocer como hospitalidad, para que el juzgar no tome lugar, no ocupe el lugar de la amistad: “Tenemos que renunciar a conocer a aquellos a quienes nos liga algo esencial; quiero decir que tenemos que acogerlos en la relación con lo desconocido en donde ellos a su vez nos acogen también, en nuestra lejanía. La amistad, esta relación sin dependencia, sin episodio, y en donde entra sin embargo toda la simplicidad de la vida, pasa por el reconocimiento de la extrañeza común que no nos permite hablar de nuestros amigos, sino tan sólo hablarles, no hacer de ellos un tema de conversación (o de artículos), sino el juego del entendimiento en el que, al hablarnos, aquéllos reservan, incluso en la mayor familiaridad, la distancia infinita, esta separación fundamental a partir de la cual aquello que separa se convierte en relación”. Dos siempre extraños, independientes, situados en una lejanía inmedible pero claramente trazada, que no confunden lo extraño con la extrañeza, ni la extrañeza con lo extranjero, ni lo extranjero con amenaza. Dos extraños que intercambian lo que no tienen y lo que tienen y dejan sin valor de mercancía y de trueque aquello que comparten. La amistad rehúye al tema de la amistad, al día de la amistad, a la celebración demasiado expresiva de la amistad, al anuncio desmesurado de la amistad. Juego de entendimiento porque hay distancia, espacio, en cada uno hubo y habrá cada uno. Sin embargo la línea o la frontera o la separación entre dos en vez de dividir, aúna. En vez de alejar hasta volver intocables los cuerpos y las percepciones, reúne, crea un entre-lugar de silencios y palabras. Familiaridad y lejanía dispuestas en un único término, en una sola pronunciación. La amistad es relación porque, en el no-conocer y en la distancia, crea el espacio de las cosas que pueden ocurrir. Todo es posible de acontecer. Hay un intervalo que contiene, atesora, nunca encierra. Ese intervalo es de acciones –leer, hablar, jugar, imaginar, pensar, mirar, sentir, padecer, callar- pero no de disponibilidad de uno sobre el otro. No hay otro a disposición. Hay disposición de ese intervalo, de ese espacio, de esa conversación: “(…) es el intervalo, el puro intervalo que, de mí a ese otro que es un amigo, mide todo lo que hay entre nosotros, la interrupción de ser que no me autoriza jamás a disponer de él, ni de mi saber de él (aunque sea para alabarlo) y que, lejos de impedir toda comunicación, nos pone en relación al uno con el otro en la diferencia y a veces en el silencio de la palabra”. La amistad de la infancia es animalidad común, todo está en la escena, el mundo se retira. Es objeto concreto y es cotidianeidad y sueños. La amistad adolescente toma, quizá, la forma de ‘Narciso y Goldmundo’ de Herman Hesse –las vidas posibles, la separación provisoria, la distancia máxima, la travesía, la memoria incesante-. La amistad adulta tiene un aire a ‘El último encuentro’ de Sandor Marai –la pregunta que permanece, el misterio que no cesa hasta el último día de nuestros días, la respuesta que, siempre, puede esperar-. En todas las edades la amistad tiene un valor incontable, no se cuenta, no hay cantidades. Se transfigura de amistad en amistad y la afección presente en cada una de ellas jamás se suma y jamás se resta. Es por ello que la voz presente en uno deviene de innúmeras voces de otros. Ya no importa de quién. Ya no importa cómo. Extraña sensación de un cuerpo que acompaña, una compañía sin condición que, aún ausente en el presente, suele permanecer a los lados.

AMISTAD (1): 
(Del lat. *amicĭtas, -ātis, por amicitĭa, amistad). Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Merced, favor. Afinidad, conexión entre cosas. Pacto amistoso entre dos o más personas. Deseo o gana de algo. Personas con las que se tiene amistad.

AMISTAD (2): 
"¿Qué hacemos nosotros y quiénes somos? Somos, en primer lugar, como amigos, amigos de la soledad, y os llamamos para compartir lo que no se comparte, la soledad. Amigos completamente diferentes, amigos inaccesibles, amigos solos, en tanto que incomparables y sin medida común, sin reciprocidad, sin igualdad. Sin horizonte, sin reconocimiento, pues. Sin parentesco, sin proximidad. ¿Sin verdad? Esperemos. ¿Qué verdad para una amistad sin proximidad, sin presencia, pues, sin semejanza, sin atracción, quizá incluso sin preferencia significativa y razonable? ¿Cómo es posible una amistad así, a no ser figuradamente? ¿Por qué seguir llamando a eso "amistad", si no es por abuso del lenguaje y la corrupción de una traición semántica? ¿Cómo podríamos no sólo ser amigos de la soledad, amigos de nacimiento, amigos juramentados, amigos celosos de la soledad, sino incluso invitaros a formar parte de esta singular comunidad? ¿Cuántos somos? ¿Cuenta eso? ¿Y cómo calcular?" (Jacques Derrida, ‘Políticas de la amistad’). 

AMISTAD (3): 
“Convivieron con naturalidad desde el primer momento, como gemelos en el útero de su madre. Para ello no tuvieron que hacer ningún ‘pacto de amistad’, como suelen hacer los muchachos de su edad, cuando organizan solemnes ritos ridículos, llenos de pasión exagerada, al aparecer la primera pasión en ellos —de una forma inconsciente y desfigurada—, al pretender por primera vez apropiarse del cuerpo y del alma del otro, sacándole del mundo para poseerlo en exclusiva. Esto y sólo esto es el sentido del amor y de la amistad. La amistad entre los dos muchachos era tan seria y tan callada como cualquier sentimiento importante que dura toda una vida” (Sandor Marai, ‘El último encuentro’).

Mariana Siciliano













Un amor que cayó del cielo





Esa mañana de septiembre el cielo estaba tan azul como los jazmines que rodeaban las ventanas de la casa de campo.
El aire límpido y fresco se respiraba en todos los rincones. Nada haría presagiar un día diferente de mates a la sombra del ombú, juegos con flores y hermanos a la hora de la siesta.
De pronto, algo inesperado rompió bruscamente ese bu- cólico y cotidiano despertar.
Todos miramos hacia la dirección desde donde provenía el sonido ensordecedor; detrás de la nube de polvo se dibujó un avión bi plaza y de él bajaba aturdido y algo enfurecido un piloto alto y apuesto, que observaba el ala rota del aparato.
Una brisa extraña, recorrió la mirada de la niña de vesti - do floreado y grandes ojos azules, el piloto no podía dejar de mirarla, aun cuando el ceño fruncido de su rostro demostra- ba el enojo por la situación.
Reparó el ala averiada y partió raudo a sus tierras.
Un suceso semejante fue de boca en boca. Todo Camilo Aldao habló de ello.
El tiempo pasó, implacable, así como los jazmines del cielo perdieron sus flores, lo suficiente para que Marta, la niña de los ojos azules, cumpliera 18 años. Ese día llegó una carta.
101
Era del piloto, de nombre Modesto, quien con suma ca- ballerosidad se presentaba, y la pedía en matrimonio, dicien- do que jamás había olvidado esa mirada y esa tarde de in- fortunios tan deseados. Fue el comienzo de un amor que afor- tunadamente cayó del cielo.
El amor cubrió los tiempos y los días y fueron felices, como en los cuentos, aun cuando hoy Marta tiene casi un siglo y Modesto ya no vuela con ella.
Lejos de las preocupaciones cotidianas con su ¿alzheimer? a cuestas. Sólo relata esta historia, en su corazón y en su mente, sólo hay espacio para el amor.

Patricia Cuaranta-Rosario-Argentina









No se si quedarme…







…no se si quedarme en el bar de la esquina
o como jazmines trepando la farola…
cada vez…
pesan más las despedidas
cada vez…
cuestan más los peajes de abrazos contenidos
y …
cuánto pesan las maletas de partidas !!

…no se si amarrarme a tu costado tan desprotegido
o si llevarte atado al equipaje sin aquellas aduanas…
cada vez…
quiero ser tu diástole en ese cóncavo de multiplicaciones
cada vez…
tu metáfora en las noches de lunas envueltas de tanto insomnios
y…
que estos sures que distancian
…sean sures
prometidos de esperanzas…!!





Pilar Ferrer- Ushuaia-Tierra de Fuego- Argentina











La noche que pintan negra








Llegará la noche que pintan negra
y le dicen albea para las almas nobles
en cuyo despertar,
en ese  lugar de no se sabe donde,
entre vapores de incertidumbre,
cara a cara con la verdad,
al fin comprenderé
lo mucho que nos habíamos querido.









Rafael Serrano Ruiz- Madrid-España












La gente juzga…






Hoy mi pluma se enfurece..
cuando discrepo..

con este cotidiano tema..
que se vive cada día.
La mayoría de la gente..
se alimenta juzgando..
hiriendo la vida de muchos..
condenándolos con su lengua.
Ni ellos interiormente se conocen..
y se creen con derecho..
de juzgar al prójimo..
es más fácil para muchos..
juzgar a medio mundo..
y no juzgarse ellos.
Esos que juzgan fácilmente..
corrijan se el alma primero..
asuman no señalar más..
pues ni saben el propio dolor..
que cargue al que acusan.
En este camino terrenal..
todos errores hemos cometido..
nadie nació sin ellos..
así que antes de juzgar..
lávate ésa boca..
y no señales nunca más. –



Sandra Romero- Uruguay & México










Si decir que te amo…


Si decir que te amo,
es canto,
este mundo ha de ser sinfonía,
de esas que delicadas se cuelan, 

del umbral de tus ojos, 

cuando tibia la noche, 

al alma sus encantos regala.- 

Si decir que te amo, 

es batalla y guerra, 

este mundo ha de ser campo minado, 

en el cual las palabras dulces y seductoras, 

en sus matices románticos estallan, 

cuan si fueran granadas, 

talladas en ramilletes de rosas rojas, 

para que el corazón, 

su sangre en roja sensación, 

al universo de poemas ofrende.-

Si decir que te amo, 

es signo de redención, 

éste loco poeta, 

redimido y conquistado, 

así como el mar por las olas, 

ha de dormir sus sueños ardientes, 

en la tibia y cándida arena, 

que de los versos se nutre, 

pues si decir que te amo es verso, 

tú has de ser poema lírico y encendido, 

que a cada instante, 

a las letras se transporta, 

en la misteriosa magia, 

que el amor inspira.


Víctor Kartsch-Encarnación Paraguay












La tarde  
“Vivan los locos que inventaron el amor”
    Horacio Ferrer




No fue la magia del febril verano
ni la embriaguez de las horas encantadas
que desde Baco a todos nos provoca
en instantes de romántica experiencia.
Que exorcismo en busca de aventuras
enajenó la tranquila tarde de febrero
y entre sueños fatuos endilgada     
transformó la tarde en un asombro.
Aún recuerdo ese primer encuentro
entre bromas y nervios controlados
el fuego de tu voz y tu mirada
marcaron las aristas del deseo.
Y trepé por los andamios del ensueño
en delirio fugaz de adolescente.
Y te sigo, te reclamo y te evoco
en las horas destempladas de tu ausencia;
adelanto febril el calendario
soñando tu aroma inconfundible   
y de tu aliento sentir de nuevo
ese suspiro de amor que me regalas
y consumir de tu boca entonces
el dulzor ardiente de tu entrega.

Victoria Gonzáles Badani-Santiago de Chile-Chile











A frutas huele tu alma


Cuando escribo
poemas en tus pechos
tengo mis manos
perfumadas a naranjas.

Cuando en la tarde
beso tu roja boca 

tengo mis labios
con sabor a cerezas maduras.

Cuando a medianoche
tu piel es mi piel
tengo mis sentidos
con aroma de castañas.

Cuando para ti
he sido alimento y trigal
tengo suspiros perfumados
al oro dulce de las piñas.

Cuando tu desnudez
en mis manos es harina y gredal
tengo mis manos impregnadas
a tu alma de manzana.

Cuando tú eres el verbo
que vivo y conjugo
tengo mi sangre
con el sabor de las sandias.

Cuando tú eres Mujer
en mis brazos mineros
tengo en el lagar de mi corazón
el sabor de tus uvas.

Porque cuando yo te Amo,

Mujer, como te amo,

Mi alma simple y sencilla
huele a las frutas de tu propia alma.
Walter Pineda- Chile

A la bella en la ducha





Liviana silueta en la mampara
evoca entre rumores esa danza
que en goces bajo perlas mansa avanza
hacia quien contemplando se descara…

¡Nieblina de cristal que oculta cara,
turgencias y apetitos cuando avanza
por entre el tibio manto, en la confianza
de aquella intimidad que se ocultara!

Pupilas ardorosas, sin templanza
quisieran exprimir cual almazara
de cada gesto tuyo la esperanza

de un plácido surcar aquella jara
que cubre tanta piel ebria de holganza
¡Bendito ese cristal que ahora te ampara!


Xavier Coderch- Barcelona España










índice de autores de Espacio del Poeta octubre 2016
Nombre
1ºApellido
2ºApellido
titulo
Pais
Orden
Pag
Ada
Gil

El linyera
Argentina
71
1
1
Alexandra
Brito

La astilla
Perú
71
2
2
Alicia
Climent

El amor escrito en mi alma
España
71
3
3
Ana
Unhold

Frío, tibio ,caliente
Argentina
71
4
4
Antonio
Monzonís
Guillen
La laguna de las almas
España
71
5
5
Beatriz
Ojeda

Te has ido a transitar silencios ...
Uruguay
71
6
6
Carmen
Guzmán
Cedeño
En la oquedad del risco
Venezuela
71
7
7
Clotilde
Román

Neologismo 77
España
71
8
8
Diana luz
Bravi

Arcilla
Argentina
71
9
9
Edel
Morales

Mujer gozando su desnudez
Cuba
71
10
10
Egle
Frattoni

Infancia
Argentina
71
11
11
Ezequiel
Feito

Lo importante
Argentina
71
12
12
Francisco
Caballero

Aromas de mi pasado
México
71
13
13
Grissel
Canche
Albornoz
Me sabes
México
71
14
14
Iván
Salas

Tu belleza
México
71
15
15
Justo
Aldo

Y te pienso
Panamá
71
16
16
Marcela H
Toro

Se escapa mi aliento
Argentina
71
17
17
Marcelo .R
Galán
Papel
No se si alguna vez
Argentina
71
18
18
María
Itza

Amante
Argentina
71
19
19
Marian
Martín
Humanes
Poesía
España
71
20
20
Mariana
Siciliano

Amistad

71
21
21
Patricia
Cuarenta

Un amor que cayó del cielo
Argentina
71
22
23
Pilar 
Ferrer

No se si quedarme en el bar…
Argentina
71
23
24
Rafael
Serrano
Ruiz
La noche que pinta negra
España
71
24
25
Sandra
Romero

La gente juzga
Uruguay
71
25
26
Víctor
Kartsch
Brenh
Si decir que te amo…
Paraguay
71
26
27
Victoria 
G
Baldini
La tarde
Chile
71
27
28
Walter
Pineda

A frutas huele tu alma
Chile
71
28
29
Xavier
Coderch

A la bella en la ducha
España
71
29
30