miércoles, 1 de mayo de 2013

Revista Nº 30- ESPACIO DEL POETA



         Revista  N.º 30 -  ESPACIO DEL POETA
                           
                             REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                  
                                                                                   Mayo 2013








                   Nora Corradetti ©                                                N.º 7





El sonido de tu voz





Si supiera que el sonido de tu voz,
se perdiera lentamente en mis oídos,
en el centro del fondo de mi alma,
no cabría ni el soplo de un suspiro,
Ni tendrían sentido las baladas;
no sabría definir los cantos trinos.
El silencio, sería mi canción;
me perdería en la tristeza del olvido.
En el baúl de la melancolía,
bajo llave, y con manto de emociones,
dormiría “La Serenata” con Ochoa,
“La Charanga”, Facundo, y Morricone.
Sentiría el amor de lo prohibido,
sin sonidos que traigan tu recuerdo,
a mi mente en el fondo del abismo,
de la nada, el no ser, el llanto eterno.
Sin tu voz, una música de Réquiem,
con rima de total melancolía;
y al compás del ritmo, los latidos,
que se extinguen varados en la orilla.




Marga Utiel- Badajoz-España






Eres ese amor


Eres ese amor que no viene nunca
cuando yo lo espero.

Eres los espinos,
que florecen ya en el río,
y tiemblan mis dedos cuando te acaricio.

Miro con orgullo los campos arados
y veo la azada que hinca la tierra;
y eres la alondra que camina lenta
y anida en la hierba.

Eres el espacio vacío del lecho,
eres en la noche, el silencio roto.

Dejas que las aguas del río
tu piel acaricien,
y mis ojos vean tu cuerpo desnudo.

Eres como el ave que juega al acecho
y mi cuerpo terso anhela impaciente

Eres lo evidente en  el silogismo,
eres una diosa callada y probable,
que no puede nunca llegar a saciarme.

Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España





El mar es el destino final de todo río

“Ya no pasan trenes que con su silbato hacen poner en hora exacta los relojes” ¿Por qué entonces los extraño tanto si odio las rutinas que esclavizan? Ya nada es previsible y los cambios tan continuos y veloces me perturban. No es tiempo de vivir distrayéndome con el pasado y el futuro, ya tengo la certeza de ser sólo dueña del presente. Si hay que llegar a algún lugar prefiero hacerlo caminando, con pasos cortos, firmes y seguros. La velocidad me intimida. Los huesos y también el alma han ido perdido consistencia, no es hora de tropiezos, porque ellos, se convierten en grandes emboscadas. Llegó la hora de la tranquilidad y el sosiego, de ahuyentar la incertidumbre y el riesgo. Antes amaba los soles penetrantes, ahora que es tiempo de otoño, me deleito con los tibios, los mansamente tibios. Jamás me atrajeron los acantilados, menos aún caminar tambaleante por las cornisas. Llegó la hora de disciplinar los sueños.
“El compromiso profundo con un sueño no te encierra ni te limita: te libera.” Por eso cuando alguno se instala en mi corazón, el encanto consiste en recorrer con valentía el camino que me lleve a él. Ahora que el cansancio es más cansancio, lo importante no es cumplir los sueños propios, sino apoyar el de los otros.
“La felicidad no es una estación donde se llega, es una manera de viajar”. Las palabras amor, compartir, solidaridad, amistad, han tomado una dimensión inesperada, deseo abrigarlas con terquedad. No quiero ya en mi vida melancolías desarrapadas, ni alegrías lastimosas y efímeras.
He aprendido a distinguir a aquéllos que por su posición abusan del poder. Debo alejarme de ellos. “El hecho de que ocupes el asiento del conductor no significa que tengas que atropellar a la gente”.
Sabemos que: “El mar es el destino final de cada río”, sólo me inquieta que el camino hacia esa cautivante inmensidad no sea sereno.
El tiempo calma, adormece, y transcurre con una velocidad que intranquiliza. Cualquiera sea el camino que elijamos, debemos transitarlo sin sembrar dolores, y aprender a pintar la primavera cuando alborea cada día, más aún cuando ya se ha ido, escamoteándole al aire su saturado olor a flores.
Ada  Gil-Rosario- Argentina





Escucha al viento mi amor


El viento susurra tu nombre acariciando mi rostro
besando mis labios apasionado cuando es vendaval
o con dulces brisas de ternura en nuestro otoño.

Me abraza el mar sintiendo en él tus abrazos
con las tormentas de olas que trae el viento
que oye mis lamentos por no estar contigo.

Que todos sus nombres no sean tus olvidos
y se refuerce el amor que florece ilusionado.
El viento llevará hasta ti, mi dulce amado
todas mis palabras de amor y sentimiento.

Que nos una los vientos en su danzar diario
y nos cubra de amor la noche con su aliento.

Soy viento, brisa, tormenta, huracán, tornado
que llega hasta ti abrazando todo tu cuerpo
fundiéndome contigo en mis sueños dorados.

Si ves cómo danza la palmera en tu ventana
mírala : soy yo que estoy siempre a tu lado.

Como el mar que nos une y la luna que ilumina,
el cantar de ése viento es mi canto enamorado
que extraña y necesita como el Amor al amado.

Nieves María Merino Guerra- Gran Canaria – España






Despertares



La letanía de unos acordes distantes
llegan a mis oídos casi apagados.
Voces somnolientas se oyen amortiguadas
llenando el paisaje con su monotonía.
Poco a poco voy entrando en un mundo
casi mágico de colores y melancolías.
El canto envolvente de las olas
va tapando todos los silencios
logrando que el mundo gire
en un loco devenir de melodías.
Surge el canto de las sirenas
junto a llanto de los marinos atrapados.
Se vuelve negro el horizonte mientras
el sol se desvanece tras las nubes.
Corren paralelas las calles
de mis pesares y mis alegrías,
Se juntan cuando lloro y separan cuando río.
Me envuelve la magia del ambiente tibio
que ampara mis sueños sin dejar que se enfríen.
Un manto sutil cubre mis pensamientos
convirtiéndome en hada madrina.
Recorro esas calles de mis risas y mis penas
juntándolas en un grito de aleluya.
Resuena en el cielo brindando
el espectáculo de brillos de las estrellas
titilando frente a mi alma.
Me salpica el agua fría de una ola
y vuelvo a la vida juntando mis pedazos
derramados por todo el universo.
Nuevamente oigo a lo lejos la música
y los cantos que me habían sumido
en el letargo de mis sueños locos.
Brilla el sol y mis pupilas reflejan ahora
el recuerdo de una vida plena y feliz.


Beatriz Arias Sanz - Rosario-Argentina






Sueños




sueños que brotan del alma
luminarias espaciales
en oscuros senderos
de niebla fundidos
y en ellos....
un deseo de ser:
un anhelo;
una elocuencia inesperada,
una tierna caricia...

Vivencias escurridizas
en los inicios del alba.
Vanos esfuerzos
intentando recordar
efímeros momentos...


Venid sueños,
iluminad mi mundo
Habladme de vida,
de errores,
de  dulces amores
que pueda mantener
despierto




Rafael Serrano Ruiz- Madrid España






 Arco iris del amor



La tarde con lluvia parece ya irse,
sin ninguna esperanza librada al azar;
pero nada está escrito y un milagro del cielo,
a lo inesperado hará pronto llegar.

   De un instante a otro una franja celeste,
en el horizonte se empieza a elevar,
es la clamada y ansiada limpieza,
que bajo el “pampero” no se hace rogar.

   Por esa persiana abierta en el cielo,
el sol se asoma antes de marchar,
y un paraíso de oro y esmeralda,
a todo convierte sin hacerse esperar.

   Cuando los duendes sus alas secaron,
paleta al hombro al cielo marcharon;
y  un arco gigante de siete colores,
en esa  grisácea  pizarra plasmaron.

   Es el arco iris que anuncia la calma,
cuando la  tormenta se ha retirado;
y en esos colores tu bella silueta,
como arte de magia de pronto ha quedado.

   El fuego perpetuo que irradia el amor,
lo encuentro en el rojo carmín de tus labios;
que en todo mi cuerpo se halla disperso,
como un grato recuerdo de un tiempo pasado.

   Al amarillo lo encuentro en hebras muy finas,
que como cascada adornan tu espalda;
y al mismísimo cielo lo encuentro en tus ojos,
tan claro y sereno como noche estrellada.

   Al verde lo encuentro en la vasta campiña,
Y en  la esperanza de que tu sonrisa,
Afloren de tus labios y me ayuden a vivir.



Sergio Bravi – Cruz Alta – Córdoba - Argentina








Camino para no ir a parte alguna




Camino, para no ir a parte alguna,
por un presente inmenso, en la distancia
lejana de un ayer y de un futuro
insertos en los cuernos de la Luna.
Mi compañera eterna, la Tristeza,
está desorientada, pues mi ansia
se estrella en un salón que, por oscuro,
abriga el nada ser de la pereza.
Soy parte de esa Nada, cuyo abrazo
anula el devenir, en concordancia
con la ausencia del ser en este impuro
reflejo de espejismo sin regazo.
Senda sin fin, calzada inexistente,
convexo continente de esa estancia
en cuya magnitud ningún conjuro
pudo insertar jamás a un ser viviente.
Y así, sin ir, sin pasos y sin huellas
mis versos son tan solo petulancia
por conquistar un mundo que aventuro
un poco más allá de las estrellas.
No puedo resguardarme en la alegría,
ni andar de pregonero de ilusiones,
ni hablar solo de amor, ni en oraciones
tratar de convertir la noche en día.
Mi entorno es sufrimiento, ¡bien querría
llenar con bellas flores mil jarrones!
¡No sé como luchar, no tengo dones
por convertir lo real en fantasía!
Mi llanto, como el tuyo, son acciones
que nos harán buscar con valentía
el como superar contradicciones,
el cómo superar tanta agonía
en una realidad en que hay montones
de enigmas por vencer… ¡No a la utopía!.



Xavier Coderch Vives- Barcelona- España








De “Nadie Esta Solo”


El que considera que está solo tiene una oportunidad y responsabilidad, más si localiza en si mismo ese espacio inmenso y desconocido que alojado en su yo interior le puede hacer que se encuentre o se localice. Es así que el glaciar convierte en islas aquellos fragmentos que pueden ser momentos, destellos, celajes, revelaciones, o visiones, cuyas chispas pueden y hacen posible desencadenamientos que en el ser humano le pueden dar sentido y significado a través  del arte y la cultura, la amistad, familia, pareja, caminar como deporte, espiritualidad, el amor, a su vida, si fusiona esto consigo mismo en el espacio descubierto en ese preciso instante en que deja de sentirse solo llamado solitud    y la sigue como estrella que lo puede guiar a oasis iniciáticos de encuentro consigo mismo sin pestañear de cuando se aprende que la incertidumbre también es un camino necesario de recorrer y que se puede desaprender para empezar a aprender de nuevo, aunque lleve tiempo hacerlo.


Daniel Alarcón Osorio-Guatemala



Poemas inconcluidos 2





Y vivo por tus palabras.
Y por tus manos y tus ojos y tus labios.  
Por tu sexo.
Respiro tu aire y tu fuego.
Y me enciendo con tu contacto
como los almiares al ser tocados por el sol de enero.
Y mi sangre galopa por las praderas y por las nubes.
Y luego agonizo en esa diminuta muerte que nos entregamos mutuamente.

Recuerdas???




Frans Gris-Santiago de Chile- Chile










Esperanza aniquilada
Tenemos la esperanza hecha añicos
de tanto grito sordo en el camino.
Los pies doloridos hechos sangre
de tanto deambular sin un destino.

La vida se pierde en el camino,
buscando un porqué de éste desatino.
Tenemos el cuerpo congelado
De tanta desnudez sin mas abrigo.

No hay nada contra el sudor
de los desfavorecidos,
que luchan sin un aliento
que les hable de esperanza a algo nuevo,
algo distinto de ésta soledad
que ha sepultado sus sueños,
aquellos que alimentaban desde niños

Pasa el tiempo y en sus labios
se descompone una sonrisa.
No aprendió a reír…
No le enseñó nadie que la vida,
no es más
Que un montón de lágrimas en el camino.

Charo Bustos Cruz- Sevilla- España




Poema


Cae
un criptograma
sobre la huella
de Lisa
que genera
el esbozo
de una lágrima.

El tronco
de amapola
conserva
digna rojez,
mientras presencia
un proyecto
de lágrima.

Llora
la emoción
a la luz
de una tibia vela
y la oscuridad
se apodera
del espacio.

Rebosa
el cáliz
con una negra
lágrima.



Mavel Zaves ( María Isabel Zapata Rives)-Vicar- Almería- España






Frío, tibio, caliente



Extiendo mis manos muy frías
y te regalo un poema.


Con gotas de lluvia del invierno pasado
y copos de nieve traídos del Himalaya.
Caen como cuentas de vidrio
los fríos adioses, los mudos desprecios.
Poema tan frío como las húmedas sábanas
de quien duerme solo.
Abro mis manos muy tibias
y te regalo un poema.

Como el primer rayo de sol en la mañana.
Como las crujientes hojas del otoño.
Tibio como el dorado y fragante pan del desayuno
que mi madre con sus manos amorosas me brindaba.
Tibio como rodar de a dos en los trigales maduros,
 como morder los duraznos de sol y de miel.
Tibio como los amables recuerdos,
como el primer beso, la primera lágrima.
La dulce nostalgia que anida en el pecho
por las cosas bellas que ya no tendremos.

Abro mis manos calientes
Y te doy un poema.

Con el ardor de los amores nuevos,
de las terrazas al sol en los veranos.
Con el calor y sudor en la pelea
como las arenas que te queman y te abrasan.
En fin, mi poema como el arco iris,
es de todos los colores,

y es frío, tibio o caliente
según lo precises.




Ana Unhold-La Plata- Buenos Aires- Argentina






Mi musa


Lo intento desesperadamente, lo sé.
Quiero encontrar un motivo para seguir escribiendo.
Hace algún tiempo que estoy para nada;
miro en mi interior y no me encuentro.
Como si dentro de mí hubiera un inmenso hueco,
un gran socavón producto de algún mal sueño.

Sigo esperando a mi musa, que rehúye,
aunque el Universo esté lleno de estrellas,
y la Luna aparezca inmensa y roja por el horizonte
desafiando al sol que se pone tras las montañas.

Y sigo sin poder pensar en nada...
ni aquí, desde mi velero, oteando cual vigía
las torres de la Alcazaba.
Cierro mis ojos y oigo el canto de alguna urraca
que perturba mis oídos,
distorsiona los sentidos de mi alma.

Desde mi velero quisiera hacer una oda,
pero la musa me falta, no me quiere decir nada.

Milagros Subires Palomo- Málaga- España






Gama



Asteriscos modula el aire
Prismas tricolores
bordan el follaje
La brisa bosteza
Estira la niña los brazos
mientras la nube se disfraza
Recorre, atrevido
el pájaro, el pincel
Aguarda
la paleta de colores
al bastidor.


Ana Romano-Buenos Aires- Argentina






Corazón de loba


Corazón salvaje.
Ilustre resplandor convertido en pasión.
Pasa la brisa entre los labios
los eriza
los acecha
los pone en el tributo de los ecos
cuando llega la alquimia.
Puente de fiesta en el conjuro de la noche.
Pasa el amor radiante y pleno.
Conserva entre sus alas el recuerdo.
Húmedo vuelo que pernocta
entre las sábanas airosas.
Lumbre que hospeda un corazón
de loba.
Agreste
incierta
misión confiada al instinto primitivo.
Voraz efluvio del amor
que inicia una emoción sin freno.
Boca de fuego.
Boca que exprime el elixir supremo.
Una explosión.
El sol fundiendo la razón y el juego.
Cuerpos que flotan en el cielo.
Diapasón que sonó
vuelta al sosiego.


BEATRIZ OJEDA-Montevideo- Uruguay







Corrimientos





Fue
retener por las hojas la alameda
y en mis manos / tus manos
todo el río.


Aullar entre silencios
saboreando la risa


Locos de azules locos
reconocernos de pie por las confluencias


En mitad de la sombra
las mil grullas danzaron en brazos de tus sauces.


Después
ya sin después
y sin navegaciones
corrimos las cortinas
en la cara de dios.

Lilí Muñoz. Neuquén. Argentina





El otro regreso



El hijo pródigo por fin descansa
sobre la blancura de la tierra.

El sol no fatigará sus ojos
ni el pasado, su errante corazón.
Descansa mientras las nubes parecen recordarle
al ángel que lo acompañó cuando regresaba
de la tierra vacía,

de la región del hambre, del barro. La lejana tierra 

donde todos danzan moviendo sus cadenas mudas 

y cubren con lodo su desnudez enferma.
 Breve fue el camino hacia la paterna casa.

El hijo que ha vuelto lo sabe. En su ventana
enmudecen los pájaros y se detiene el agua.

El aire ha cesado y abandona su leve peso dentro del cuerpo.
Hay muchos que no saben que duerme sin saberlo,
ni que el hijo pródigo ha vuelto por fin a casa.
Porque Dios es Dios de vivos, no de muertos.




Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina







Incomunicación de la comunicación



No existe en el mundo amor más sincero
que este mío, te lo puedo asegurar,
mis ojos lo muestran, no lo puedes dudar
verás en ellos todo el amor que yo siento
y se derrama conmovido a tus pies.
Mi corazón en sus latidos te lo cuenta,
tu puedes sentirlo sin dudar.

Frente a la pantalla matemáticamente cuadrada
con un código perfectamente matemático
con letras perfectamente legibles en cuadrada pantalla
el movimiento de los dedos teclean sentimientos
de profunda, cuadrada e insegura sinceridad.




Nelda Lugrin- Concordia- Entre Ríos- Argentina







Esa vez que nos quisimos



Recuerdos que se van deshilachando
En la frágil telaraña de la memoria
Besos que se van desgastando
con el amargo sabor del olvido


Esa vez que nos quisimos, ¿recuerdas?
Con palabras y poemas, con risas y con llanto
nos quisimos y todo fue en vano…
El viento o no sé qué te llevó de mí


Hoy eres un sueño, un fantasma, una foto,
que acurruca el corazón temblando de frío,
estrujado en un rincón, sin amor, solo…
Es lo que dejaste al partir, invierno… vacío…


¿Qué es vivir? Ni siquiera eso me enseñaste
antes de arrojarme a la nada; eso fui para ti… nada
y toda la sangre de mis venas la derramo en lágrimas
evocando tus ojos, tus manos que acariciaban.


Es inútil evocar lo que no pudo ser, 
es castigar el alma clavándole un puñal,
es reabrir una llaga que ya había cerrado,
porque al fin el tiempo tiene la última palabra.


 El lecho cruje de soledad...
pienso si hubiéramos estado allí,
solo en el mundo tú y yo, besándonos,
hasta que nos cubriera una eternidad.


Antes de despertar ya te habías ido…
El sueño terminó como acaban los sueños,
rompiéndose en añicos, sin final feliz, sin repetición,
como esa vez que nos quisimos y luego adiós.




M.º José Acuña Belaustegui- Curmaná- Venezuela







Susurros



Cansada y agotada, dejé mi pensamiento envuelto en seda
 fina
serena y sumergida en el tiempo, mirando cerré los ojos,
no he leído, no he buscado, no he caminado, simplemente
me he ausentado de ese mundo,
donde las ideas duelen de tanto exprimirlas sin ser
entendidas…
dejaré que pasen los ratos ausentes, y dormiré
 placidamente,
me dejaré llevar, por esa música que ensancha mi alma,
dejaré que el suspiro encuentre calma…
…si…!!dormiré y mañana despertaré, mañana con voz
callada pensaré,
en esas palabras que ahora anudan mi garganta





Carmen Leyre Quintana- Torreón de Ardoz- Madrid- España







Te propongo emigrar

                                                          A María José Acuña Belaustegui.


Mariajosé, te propongo emigrar a otro planeta,
donde juntos, logremos escribir bellos poemas.
Allí donde nadie pueda arrebatarnos
nuestra pluma: volando de la estrella al día.

Vaguemos por volcanes de benignas quemaduras,
ríos atiborrados de sagrados peces diurnos; y
al transmigrar nuestros versos, de los astros al mundo,
las piedras nos revelarán su destino de espuma.

Visitemos las verdes geografías calcinadas por la grava,
la petunia moribunda confundida en sus raíces, y los
corales asesinados, por óxidos de feroz agricultura.

Y al amarrar nuestros versos en una sola estrofa;
la enviaremos a un país olvidado de la tierra.
Regido por un avaro monarca: huérfano de lápices y abecedarios.

José Adolfo Espasa Muñoz- Benidorm-Alicante- España






Lluvia





Golpea la lluvia
y con el canto
de cada gota
dibuja mi aridez,
reclama una talla,
susurra a mis oídos
las palabras necesarias
para saberla
nueva en su ciclo,
lozana en sus años,
pasada por agua,
desnuda y mojada.

[Tan bella
como la flor de un día,
un día en que
se ama.]


Diego Santiago Cazzaniga-Rafaela-Santa Fe-Argentina






María la castañera



Comenzaba el otoño como cada año, María la castañera volvía a poner su puesto hasta finales de marzo. Tenía fama de llevar más de sesenta años en la misma esquina del Cine Callao junto a la Gran Vía. Presumía que sus castañas eran las más ricas de Madrid, procedían de tierras gallegas y como buena vendedora, decía: Que todo aquel que las probase, quedaría mágicamente impresionado no sólo por su sabor, sino porque las castañas tenían propiedades curativas. Es lo que afirmaba María cuando en la calle, vociferaba:

¡¡¡A la rica y caliente castaña!!!

Todas las mañanas a eso de las once ponía su puesto. Portando al hombro un saco con más de treinta kilos de castañas, el cajón del carbón y su anafe. A continuación,  colocaba un tenderete con cuatro palos y un plástico en el techo  para resguardarse de la lluvia y el frío. La estufa de carbón siempre encendida y las castañas puestas encima de  una placa, desprendían un exquisito olor.
Gracias a su trabajo, María sacó a tres hijos adelante. Cuando se refería a su marido, ella, le llamaba “el ausente”. —Fue a por tabaco y aun sigue en paradero desconocido.
María era la tercera generación en continuar en el oficio, la abuela, su madre y ella.  Sin embargo, ninguno de sus hijos quiso seguir y prefirían otros oficios.
Combatía el frío, con un buen jersey de lana, sus mitones que le dejaban al descubierto las primeras falanges de sus dedos, y un pañuelo a la cabeza.
 —Por mí —decía ella —como si quieren trasladarme el puesto hasta el  Polo Norte.
Y si alguien le preguntaban de dónde era, respondía:
—“¿Es qué no me se nota?” De Madrid, casi ná. Mira, si seré chula  y echá  palante que  mí madre, me parió bailando un chotis.
—¿No será para tanto? —afirmó la señora Remigia.
—Eran tan asiduos a las verbenas que a mi madre le sobrevinieron los dolores del parto bailando y como no tuvo  tiempo. Ahí nací yo, al son de un organillo.
—Mujer no sea tan exagerada —respondía siempre que lo oía, la señora Remigia.

Estaba encendiendo la lumbre, cuando llegó al puesto don Alejandro.
—Buenos días —saludó María, ¿qué cómo llevamos la artrosis?
—Uf, no vea la lata que me está dando —respondió don Alejandro. —¡Ay, María! Lo malo de ser mayor, son los años —decía cargado de razones, —sigo comiendo sus castañas con la misma fe  que el primer día, pero ni por esas, se me quitan los dolores de las piernas.
—Ande, ande, don Alejandro no sea quejica, que está usted todavía de muy buen ver —respondió María.
—Parece que este año el invierno viene más tarde.
—Sí,  aun no han empezado los fríos.
—¿Se acuerda usted María cuando vino a comprarle castañas? ¿Cómo se llamaba aquella  cantante que le dio tan buena propina?
—Claro, que me acuerdo de lo generosa que fue conmigo, la Dorita Fernández,  cantaba como nadie y todavía recuerdo una de sus canciones. “¡Ay, cariño, cariño, lo que te quise, pero el otro  tenía más parné que tú” —dijo María, sonriendo. —¡Qué  arte tenía guiñando los ojos! Mire, don Alejandro, se me está poniendo el vello de punta. Si parece que la estoy viendo ahora. Llegó al puesto una tarde en la que no paraba de llover. La Dorita iba con gafas negras para que nadie la reconociera. Me pidió un paquete de castañas y al verla a mi lado, me quedé sin voz; a duras penas, la pregunté. ¿Es usted la famosa cupletista?
—Sí, lo soy, pero no lo diga muy alto pues si se enteran se va armar aquí una buena  —aseguró la cupletista.
—Permítame que le dé un cucurucho de castañas y estos dos boniatos que están calentitos, pero cómaselos enseguida que si se enfrían no hay quién se los trague. No quise cobrarle porque para mí, la Dorita Fernández era una de las grandes. Me dio un duro de aquellos tiempos que aun lo guardo en el cajón de mi mesilla.
—María, disculpe que se me echa el tiempo encima y como no lleve el pan a casa me caerá una buena bronca —dijo don Alejandro.

Eran las doce de la noche y ya el frío se apoderaba de las calles. Llegó Arturo, el sereno del barrio, que venía frotándose las manos con la gorra bien calada; en el lado izquierdo del abrigo tenía un montón de llaves, colgadas.
—¡Menuda nochecita no hay quien pare con el frío! —dijo  María.
Arturo (el sereno). Metió su mano derecha en el bolsillo del pantalón a ver si las propinas, le daban para comprarse un cucurucho.
—María, no me dé más que dos castañas a ver si así, entro en calor. ¿Qué cómo va la venta?
—Regular majo. A finales de mes, la gente no tiene ni una perra chica que llevarse al bolsillo.
—A mí me lo va a contar, que no he abierto más que cuatro portales, en toda la noche. Usted y yo tenemos los días contados en el oficio —afirmó el sereno—. Entre los porteros automáticos y las llaves que cada vez son más pequeñas, no sé si me dará tiempo a jubilarme de la profesión. 
—Pues, anda que la que le oye —respondió María—. Los críos prefieren las palomitas a las castañas.
Se oyó una palmada a lo lejos y alguien gritó —¡Sereno!
—¡Va! —Dio un golpe con el chuzo, en la acera.
—Sereno, ¿vienes o qué?
 —¡Que ya va hombre! Que poca paciencia tienen los señoriítos de hoy en día.

Pasaron varios días y don Alejandro volvió al puesto de María, y comentó:
—¿Sabe de quién me acuerdo ahora? Del muchacho que estudiaba medicina y era de Navarra que vivía en una pensión muy cerca de aquí.
—Claro que me acuerdo, si apenas tenía dinero para comer y por las noches solo cenaba mis castañas.
Fermín era alto y delgaducho, repetidor de varios cursos de medicina. Llevaba la cara enfundada en una bufanda con la solapa del abrigo hasta arriba y las manos metidas en los bolsillos. Siempre pedía tres pesetas de castañas, y María siempre escogía las más gordas y calientes e incluso alguna vez que otra, le daba de más.

Era pleno invierno y el cielo totalmente blanco cuando comenzó a nevar fuerte. Estaba María con la rasera moviendo las ascuas y al chocar una con otras, producían chispas que saltaban por los aires fundiéndose los copos de nieve. Ni se enteró de que había  un señor con buen porte y que llevaba de la mano a un chaval pequeño con gran parecido a él. El niño le tiró de la manga y preguntó:
—Papá, ¿esa varita es mágica? Se ven muchas lucecitas.
La castañera, elevó la mirada y preguntó al chaval—. ¿Te gustan las castañas, guapo?
—No lo sé, en mi urbanización no hay nadie como tú.
—Hijo, esta señora, es la que tantas veces te hablé de ella y de lo bien que me cuidó. 
María abrazó a Fermín y exclamó:
—¡Chiquillo cómo has cambiado! Ya no estás tan delgaducho. ¿Acabaste la carrera? ¿Me traes a tu  hijo para que le conozca?
Fermín venía a darle las gracias por el ánimo que siempre recibió de María. Al despedirse, prometió que el próximo año volvería a visitarla con su hijo.

Llegó la Navidad y Fermín cumplió con su promesa. Primero fueron a la Plaza Mayor y  luego contemplaron las calles engalanadas de bombillas; adquirieron varios adornos para el belén. Al terminar, se dirigieron a la esquina del cine Callao junto a la Gran Vía. El hueco estaba vacío. Fermín preguntó a varias personas y nadie supo contestarle.
En la acera de enfrente, divisó a don Alejandro que iba muy despacio apoyado en un bastón, le preguntó si sabía qué le pasaba a María.
Don Alejandro, elevó su bastón y apuntó al cielo.
—Ahora su puesto está allí arriba.
Fermín cogió a su hijo pequeño en brazos, señaló una estrella.
—Ves aquella que brilla tanto, pues sí las miras fijamente, verás a María que en las noches frías de invierno, se oye una voz que dice:  
¡¡¡A la rica y caliente castaña!!!

Pilar Serrano Rodríguez – Madrid - España






Poema (10/2/2011)




Fue una riada lenta,
asfalto derretido
que llegó al tercer piso en zonas escogidas;
arrastró animales
de dos y cuatro patas,
volcó algunos coches,
inundó varios sótanos;

negro y caliente
arrasó dos hectáreas:
         espigas, amapolas, ratones y unas vías
         de trenes jubilados
quedaron sumergidos
bajo una cicatriz
con vestido de fiesta.

Por eso ahora el pino
ya no es pino
sino débil frontera entre el parque y el ruido;
ahora los muertos
están algo más lejos
y la muerte,
quizá, algo más cerca.


Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España







SOY
                                                    (Para mi amigo José Luís)


Soy la antorcha
que mantiene viva la llama
en la cansada estructura 
de tu cuerpo.


Ese cuerpo
que venció presagios
de mil muertes.


(Vastedad del mar
pequeño lobo...)


Costa atardecida,
relámpago fugaz,
rescate del parónimo
modulación de ausencias.



Fuerza titánica
(Crueles noches nuestras)
Jazmín deshojado
en mis praderas.
(Al pie del sillón, sentada, 
mi cabeza descansa
sobre tus inmóviles piernas)


Y, es en el atajo indescriptible
del silencio
donde aletea indómita
la entereza.



Lucía Giaquinto-Victoria- Entre Rios-Argentina
1ra Antología: “Voces sobre las colinas” (2006)






He bajado las persianas





He bajado las persianas
a tus ojos de tormenta
y la cellisca
que arremete los cristales
enfoca tu reclamo,
extraño viento otoñal
de un septiembre en agonía.

Adentro de mi vida,
las cuerdas
de un tender perezoso
hacen sinfonías
monocordes
con mi presunción
deshilachada.

He bajado las persianas
a tus ojos de tormenta,
negando sin querer
al guiño del sol
que busca hendijas
entre mis párpados,
para contarme
que aún vivo…

He bajado
hasta la cuenca del alma
y allí…
volví a encontrarte,
nuevamente fui abducido
por tu mirada de luces,
por el remolino
que se esconde
en tus iris,
y me declaré en rebeldía…
arranqué de cuajo
las persianas,
prefiero entrecerrar pestañas
para volver
a mirar de frente
la tormenta de tus ojos.

Carlos Alberto Giménez-Ushuaia-Tierra de fuego- Argentina






Anoche me dijo la luna



…anoche me dijo la luna
que bese el vértice de tu boca
y que guarde tus líneas paralelas
haciendo juego con mis sábanas…
…después la noche cantó tus despedidas
sin cadencias...
y ausentes pentagramas
… le grité desesperada:
Por favor…
dame aquella música de partidas ¡!
…y lloramos juntas viendo el equipaje…
…entonces llegó la lluvia
y humedeció nuestro abrazo sin consideraciones
…me avisó, que guarde tus aromas
para extrañarte menos…
Guardé debajo de mi almohada
este pronóstico sin errores que se lee en el periódico:
“tiempos de distancias”…
lo estrujé como pude entre mis encajes
agregué yerba-buena y no-me olvides
... até fuertemente en mi bolsita de recuerdos
y metí el último beso vestido de calandrias
en mi vieja jaula que me canta la esperanza
tu amor…más mi amor…para ir a buscarte
convertida en paloma …sin distancias.

Pilar Ferrer-Ushuaia-Tierra de Fuego- Argentina








Lista de Autores Mayo




Autor
número
titulo
Ada Gil
30-3
El mar es destino final de todos los ríos
Ana Romano
30-15
Gama
A. Monzonís Guillen
30-2
Eres ese amor
Ana Unhold
30-13
Frío
Beatriz  Ojeda
30-16
Corazón de loba
Beatriz Susana Arias
30-5
Despertares
Carlos Alberto Giménez
30-27
He bajado las persianas
Carmen Leyre Quintana
30-21
Susurros
Charo Bustos Cruz
30-11
Esperanza aniquiladora
Daniel Alarcón
30-9
“ De nadie está solo”
Diego Santiago Cazzaniga
30-23
Lluvia
Ezequiel Feito
30-18
El otro regreso
Fran Gris
30-10
Poemas inconcluidos 2
José Rodolfo Espasa
30-22
Te propongo emigrar
Lilí Muñoz
30-17
corrimientos
Lucia Giaquinto
30-26
Soy
 Marga Utiel
30-1
El sonido de tu voz
M º José Acuña
30-20
Esa vez que nos quisimos
Mavel  Zaves
30-12
Poema
Milagros Subirés Palomo
30-14
Mi musa
Mayte Sánchez Sempere
30-25
Poema 10-2-12
Nelda Lugrin
30-19
Incomunicación de la comunicación
Nieves Merino Guerra
30-4
Escucha  al viento
Pilar Ferrer
30-28
Anoche me dijo la luna
Pilar Serrano Rodríguez
30-24
María la castañera
Rafael Serrano Ruiz

30-6
Sueños
Sergio Bravi
30-7
Arco Iris del amor
Xavier Coderch Vives
30-8
Camino para ir a ninguna parte