domingo, 2 de diciembre de 2012

Revista N.º 25- ESPACIO DEL POETA



         Revista  N.º 25 -  ESPACIO DEL POETA
                              REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                   Diciembre 2012










FELIZ NAVIDAD














ESBOZO






Sobre la mesa
de un bar
apoyada
una taza blanca
de café
El aroma
acaricia la mirada
ausente
Las manos
aferran la ilusión.




Ana Romano-Buenos Aires- Argentina













LA AVENTURA DE LA VIDA



                                Ella sonriendo
con su delicada mano,
cogió la estrella.

Todo su cuerpo desnudo
lo envolvían...
hilos dorados
y desde el fondo de la historia,
...cuando rompió el sol.

Salió de su oxidado reloj
y todas las estrellas azules
se iluminaron.

Empezaba
la aventura de la vida.

Las mujeres desnudas
cantaban en el verde paraíso,
buscando a los hombres,
soltando pétalos blancos.

Las mariposas libaban,
las flores
de las montañas nevadas,
mientras los hombres desnudos
abriendo
la corteza de los árboles
recogían las manzanas rojas
en lo alto de las nubes.

Así
se unieron plácidamente
saboreando
la pulpa de la manzana
y la ternura de su carne.

La música del amor
sonaba enervante,
bailando todos,
alrededor de las llamas de la vida
y gozando en su placer.

Con su armonía,
continuaba
la aventura de la vida.



Antonio Monzonís Guillén











Mis silencios








El camino de la vida que elegimos transitar
está pleno de silencios que nos van a acompañar
cuando el derrumbe se acerca en lugar de la verdad
el silencio nos alivia del dolor que asomará
combatiendo a las mareas de la oscura tempestad.

Mis silencios son el arte de construir armonías
cuando me encuentro con almas que expelen sus arrebatos
y tienen el aura negra de tanto mirar el vaso
medio vacío de magia, de alegría y esperanza.
Yo lo veo medio lleno para afianzar mis andanzas.

Antes el verbo expresaba mis ardientes potestades
mientras mi voz se escuchaba, el viento las entonaba
las mecía en los cabellos de las personas que amaba
y sentía que era cierto , que la palabra es de plata
Más por encima de ella, el silencio es soberano.

Si la palabra es de plata, el silencio es oro puro
porque la vida te muestra que te lastiman las alas
los verbos llenos de cólera de nefastas energías
que sólo se contrarrestan con el mutismo selecto
que mantiene la armonía en el eje de su centro.

Yo paso con mis silencios por esta jungla de arañas
voy inmersa en mi elocuencia guardada para aflorarla
cuando me encuentro con luces en el espíritu grande
que me devuelven en versos las bondades que lo habitan
y entonces le cedo el paso a mi palabra bendita.

Te agradezco “mi silencio” por haberte conocido
por haber hallado en ti un compañero soldado
que me cuida la energía que impoluta me acompaña
y sólo me deja hablar cuando la luz se presenta
encaramada en la boca de una persona que alienta
en el seno de su esencia una blancura azucena.




Beatriz Ojeda-Montevideo













Crítica de Sueños





Temo mirarme al espejo y descubrir la verdad.
Protagonista de un cuento de fantasía:
manzanas envenenadas que invitan a dormir,
besos que convierten las ranas en príncipes,
dueña de un zapato de cristal.

Por qué invento mi verdad. Dónde se esconde la felicidad que escribo.
-¿en las risas que intimidan llantos?-
Si mis fresas son amargas,
navego en soledad y mi lecho es de espinos
Qué nubes de colores, ni estrellas de infinita luz
si la única mano que veo es la mía
y ahora abofetea mi verdad

Soy amor sincero, sin inventor a descubrir
sacio mi sed con los suspiros de un beso
el viento, es la mano que acaricia mi piel
y el sol galán adulador que me sonroja.

Acerbos edulcorantes para mi corazón
Qué se ha de esperar, si vivo sueños quimeros
que mueren al despertar





Begoña M. Bermejo-Guadalajara-España









TU MIRADA



Tu mirada
Me abisma…
Me aquieta…
Me disgrega…
Perfuma cada color del arco iris
Se llena del rocío del alba
Marca el norte del universo
Salpica de inocencia la vida
Y recorre la piel de mi alma

Tu mirada
Me abisma…
Me aquieta…
Me disgrega…
La noche se irradia
Rogando silencio de quietud
Y al bajar por tus párpados
Me cobija mortecina
Fundiéndome en tu sueño

Tu mirada
Me abisma…
Me aquieta…
Me disgrega…


Carlos Alberto Giménez-Ushuaia-Tierra de Fuego-Argentina








QUIETUD SERENA...
                                                                                                           
                                                                                                                  "Recuerda...
                                                                                                           Toda persona necesita que alguien le diga:
                                                                                                        Me alegro de que existas


... volví a pisar tu playa,
despacito me embarque en tu cuidadosa bitácora
delinee con mis dedos, cada una de tus palabras
e ilumine cada estrella de tu escondido mapa
sal y viento, caricias y besos
en tu desvelo me iba sumergiendo.....

...sin horas, sin tiempo desnuda de sentimientos
con los deseos prendidos en el pecho
robando la magia de los sueños
en cada caricia, en cada silencio
en cada instante, tan preciso, tan concreto
se vestían de colores los recuerdos....

... con los anhelos y conjugando verbos
las manos tejen el traje del deseo
tus alas de luz se deslizan abrazando mi cuerpo
serenidad perdida en tu boca, en tus besos
altar de fulgurantes destellos en la espesura del tiempo
a tu latido fundida.... quedo.....

... con la música en el viento,
con tus ojos, con mis manos
por en el laberinto del cielo he paseado
abrazada a la esencia de tu ser
agitando mis labios al silencio he gritado
que vives bajo mi piel....

            Carmen Leyre Quintana-Torrejón de Ardoz-España











Hace un no sé cuanto





Hace un no sé cuánto largo que te espero:
he visto al sol diluirse
en esta esquina sin sombra.

He contado la lluvia gota a gota,
y las hojas muertas de esta planta,
testigo a la fuerza de mi alerta.

Han pasado indiferentes los días 

Y han quedado
los rastros de mi espera dibujados.
Han nacido y fenecido muchas lunas.

Han corrido ciertos vientos que llevaron
mis palabras a lo lejos y volvieron 

con el eco fatigado del silencio.
 

Esta esquina que soporta mi Presencia
va cambiando como el árbol y los vientos.

Va enfriando mis huesos y mis ansias,

con aliento de final de juego.
 

Se han dado ya las cartas, no hay remedio,

no he sido el favorito de la suerte.
 

Ni he notado que no soy, que es mi sombra
la que espera sin saber que ya se ha muerto.


Cesar Gustavo de Gerónimo-Barcalce- Argentina








Sueños de juventud

Impertérrito silencio
camina por mi lado
rememorando irrisoriamente
mis sueños de juventud y dejándome
vacía de contenidos

No viviré ya más esos sueños míos,
no beberé de nuevo
los momentos perdidos
escritos ya en la página del pasado.

De nuevo soy el tiempo que me queda.
Detrás de tantos sueños,
yace la sombra del recuerdo
y de un cuerpo desnudo
que ansía recomenzar de cero.

El aire se mancha
 de un desagradable olor a muerte.
Son las flores putrefactas
que violan la limpieza del viento.
Un chorro de música
Surge de las sombras del silencio…
como recordatorio de una juventud
tan lejana como pretérita.

Mi vida se asemeja a una botella vacía
que en otros tiempos
guardaba el mejor de los licores
y el germen de una felicidad
tan deseada…como necesaria
Para seguir viviendo

Charo Bustos Cruz-Sevilla-España








Amo del Mar


Los delfines no juegan en las olas
como la gente cree.
Los delfines se duermen bajando hasta el fondo del mar
SILVINA OCAMPO.


Grácil      elegante
         mimoso        tímido.

Gran bailarín del oleaje
       arqueas tu cuerpo
con acompasado compás.

Dulce cantor aficionado
       te gusta jugar en buena compañía.

Húmedo ejemplar de inteligencia pura.
Sabes que tienes el éxito asegurado.

Posees dulzura en la mirada.
Invitas a soñar.

En tu incansable andar
          sigues al barco del pescador
que surca la espuma al  caer la tarde.
Eres su guía y su luz.

Pequeño príncipe del océano sin fin
        buscas a tu sirena
                  con vivaces coqueteos.

Te sientes seguro         amo del mar.
Sabes que con gracia serás:
             Un saltarín triunfador.




Ana María Hernáez –Mar de Plata- Argentina 










Con la mano






Escribir a mano es acariciar la espuma de las olas generadas por el espíritu que recoge en su silencio.

Es ver correr las palabras como niños que borran con sus deditos donde sienten y saben con la intuición más pura que sus trazos no tienen el impacto que buscan penetrando desde sus propias sonrisas al hacerlo, mientras los adultos cuando son amorosos saben de dichos gestos.

Es verse a sí mismo. Es sentirse observado por los otros que son su yo también.

Es sentirse caminando suspendido por la punta del lápiz o bolígrafo porque no sé sus gustos en esto.

Es caminar en bicicleta y sentir la brisa deliciosa en la cara. Es cambiarse de piel y sentir como principio que las líneas palabras son inteligentes por hermosas como el gesto del hombre que en su vehículo se detiene cuando pasan personas de la tercera edad, mujeres y sus hijos sin importar el país que sea.

Es volar con los ojos viendo el final del cometa y que la cola son los gestos que generan en el que lee después lo escrito y que escribe.

Es sentarse contento por darse un descansito luego del trabajo y sus horas de oficina soportando las manías y muchas veces cursilerías de sus compañeros de la misma oficina y que no aplican el borrador de lo cotidiano ante los hechos que son su escritura.

Es saludar con la mano las líneas o lo blanco del papel y sentir su caricia de terciopelo que espera sentidos y significados.

Es ver caminar a una adolescente con su bamboleo de caderas y el pelo suelto.

Es respetar el silencio del que está a la par de uno siempre y cuando no esté matando ni vendiendo droga ni busque suicidarse aunque pueda que lo merezca.

Es llegar puntual a la cita o reunión de trabajo.

Es la ética del funcionario.

Es la auditoría social del yo y la participación ciudadana del nosotros.

Es no irse fingiendo que su firma es el trabajo como hace la mayoría en las instituciones públicas y sin producir nada, absolutamente nada.

Es el saludo alegre, a veces triste y protestador del que sabe que sus derechos son violados.

Es el gracias luego que se ha dicho por favor como modales no perdidos y recuperados en lo cotidiano por todos porque a los jóvenes los hemos y estamos maleducando, bueno esto ya se sabe.

Escribir es sonreír con el papel mientras los sonidos y ritmos de las palabras conjugan emociones.

Es amar y decir no o sí porque también se debe decir tal vez mañana y no quizás que no dice nada.

Es cantar al ritmo de las notas que el sonido del papel hace, es asegurar decir lo que se piensa, es hacer feliz al ser amado al decírselo con la mano.

Es enviar una carta a los amigos.

Es responder una notita cuyas líneas son como el gato que maúlla de alegría.

Es soñar juntos.

Es el asombro e imaginar mundos y hacer universos y recibir el dictado de la vida y lo humano en lo cotidiano.

Es solidarse con todos desde lo cotidiano.

Es lo que usted cree porque el que aprende a escribir descubre el mismo mundo pero de otra manera y que le había sido negado por muchas razones.

Es ver hacia delante aunque sea del pasado que se hable.

Ahora le toca su turno, siga por favor… Escribir es…




Daniel  Alarcon Osorio-Guatemala









OTRORA






Me inundé
de vos
y fuimos lastre
en las profundidades
del cáliz donde
el néctar
apaga el rubor de
la corola.

[A oscuras,
proscriptos,
también fuimos arte].

Hoy la Venus
pálida naufraga
en su destino
de porcelana
y yo me quito las
esquirlas de
un auto-engaño.

[Me llamo Eros
y en mi propia orilla
me salvo.]


Diego Santiago, -Rafaela-Santa Fe- Argentina









                                                 Julio en la escuela

Hay dos árboles desnudos
en dos ciudades de tierra;

sobre sus ramas más grises
los gorriones se despiertan.

El sol pasea de a ratos
dando limosnas. La iglesia
parece un mudo castillo
rezando por sus almenas.

Un paredón, estrenando,

barbas de zinc cenicientas,

vigila con sus tres ojos
los niños blancos que juegan.

Cielo de julio. En su mástil
se duerme en gris la bandera
y el silencio barre el patio
para quedarse en la escuela




Ezequiel Feito-Buenos Aires- Argentina










BÚSCAME






Búscame, en la memoria de tus ojos,
búscame entre los filamentos tibios de tu piel,
amárrame con la fuerza dócil de tus brazos,
quiero por siempre, contigo amanecer.

Enciéndeme, en tu hoguera sin prejuicios,
descúbreme en la cadencia y por mi dulce gemir,
asómbrate en los arreboles de mi frente,
con tu cuantioso amor, lléname de ti.

Adereza el tiempo, no lo detengas,
pues contigo mi camino deseo proseguir,
y si las miserias de la vida nos enfrentan,
corazón a corazón, lucharemos hasta el fin.

Búscame, en el reflejo de la fe sentida,
en lo inusitado y apropiado de la razón,
dibújate en mi mundo agigantado de sueños,
pues soy tan solo tuyo, tan solo tuyo, cómo tu voz.




JORGE AMADO SERRANO- SUARDI – SANTA FE - ARGENTINA —









DETRÁS ("Los versos de la ausencia y la derrota")






Detrás de la torre que asume su historia,
de las sombras del abeto cuando cae la tarde
y de las hojas dormidas en el jardín del silencio.
Detrás de aquel verso que no supo escribir su poema,
del niño que canta con voz de madrugada
y del agua que de pura te besa y te limpia.
Detrás de todos los labios que se enamoran,
de una canción de cuna en las noches de insomnio.
Detrás tú, porque así cumplirás tu destino,
palpitando en sonrisas que petrifiquen amores;
irás y vendrás navegando en los mares
o en tormentas que atraquen en urgidas querencias,
y el miedo quedara huérfano con su llanto al aire;
entonces… una palabra me dirás detrás del recodo;
yo recorreré tu voz deslizando mi lengua
como almendro florido que extienda sus ramas
para ofrecerte su miel juvenil y cautiva.
Detrás siempre el hombre que a fuerza de pensar, proclame,
que amándote la vida llevara en sus labios, tu ausencia.



José Cercas  -Santa Ana- Cáceres- España











Amor, venimos de una ciudad…





Amor, venimos de una ciudad perdida y ajena,
donde las calles se computan por escalas duras;
pudimos ser felices y sin embargo,
nuestra casa se pobló de miel oscura.

Una ráfaga de sal manchó tu pelo,
dos lunares inauditos, brotaron en mi rostro
Era el cansancio del trabajo, trabajando en mi cara.
A veces, la pobreza… por rincones entorpecidos de sombras.

Y cuando me dispuse a tocar tu cabellera.
El tiempo nos atrapó en sus poleas salvajes.
¡Y allí el amor, no pudo soportar tamaño movimiento!

Amor, venimos de una ciudad perdida y ajena.
Ahora solo somos, serás, y seremos sometidos,
al mandato vacilante y atroz de la costumbre.


 José Rodolfo Muñoz- Benidorm-Alicante- España










DIME ¿Cómo has hecho?







¿Cómo has hecho?
para acrecentar esta triste amargura
de tu presencia lejana 
asomada en mi mundo
perdido..., traspapelado
en un "lugar común"

Dime cariño, ¿cómo has hecho?
para dejar en mis retinas tu rubrica
acorralando el corazón con tu imagen
y hacer insoportable esta soledad

Dime, que yo no entiendo
cuando el esplendor del día
por ti hoy se despide lento
poco a poco cae la tarde
y pone fin a nuestro tiempo





Justo Aldú- Panamá









Una mano se posa




Una mano se posa
en la comisura de sus labios,
callándolos
para que no expresen
lo que traen sus aguas caudalosas,
enamoradas
de las piedras, de las flores, de los peces,
que de ella se alimentan amorosamente,
arrasándolos
hacia un firmamento lleno
de ilusiones rotas e inalcanzables,
círculos
que el infinito nos inventa
convirtiéndolos en múltiples planetas,
universales
que giran alrededor de su cuerpo
imperturbable con el tiempo,
deteniendo
caminos llenos de verdes cactus,
recorro en el desierto de arenas,
inhóspito
que llega a través de su sombra
de silueta perfecta ante sus ojos,
enamorados



M.ª Alejandra Jiménez- Valencia- Venezuela





                                                        TINIEBLAS                                                                         

 


                  I                                                                                

Teñid de  negro el presente,                               

borrad del mundo el futuro;

el pasado con un muro                                       

que impida ser escalado.

                II

Que mi alma suba al cielo,                                

que incineren los despojos;                               

de mi mente los enojos,                                     

separadlos con cuidado.                                    

                 III                                                                               

Mi amor yace moribundo
en terreno pedregoso;                                        

y en lo profundo del foso                                  

la ilusión encadenada.                                       

                 IV                                                                               

Es la carga tan pesada,

tan amargo el horizonte;                                     

sólo diviso en mi noche
oscuridad y tinieblas.                                          

                 V

El firmamento se torna

tormentoso y sin destellos;
gris, cubierto todo ello
con un manto de amargura.                                                               

                VI                                                                                       

En la sombra de mis dudas,                                                                            

la tempestad de mi alma,
nunca encontrará la calma;
la batalla está perdida.                                                                                                
               VII

Como un barco a la deriva,

navega entre olas sin calma,
la tristeza de mi alma;
la soledad, la apatía.
                 VIII

Si supieras, si pudieras, si quisieras

tornar mi mar agitado
en otro  más sosegado;
teñir de azul nuestro cielo divisando el horizonte                            
                  IX
Espíritu moribundo, reposad en la distancia;
Ponedle a mis sueños brillo,
sin  esperanzas ni metas,
ni ilusiones de tenerlas.
Divisando paso a paso la eternidad de la calma

                   X

Que inunde de resplandor,
mi alma llena con tu amor;
que borre cualquier agravio
             XI
Que no despierte en la noche,
y que me susurre al alba,
con la quietud de la calma,
palabras que lo inundan todo.
            XII
Cerrad mi mente, mis ojos;
tapad todos mis sentidos,
y con un filtro de olvido,
mi vida de desalientos, borrad y grabad de nuevo.


Marga Utiel.-Badajoz- España









Soledad que abruma


Soledad que abruma con su compañía,
llena el espacio el sonido de un piano,
un concierto melancólico, lejano,
el sonido de las aspas del ventilador
cortan el silencio en un día soleado.

Así es la vida que pasar, cada hora
es una muerte que llega sin aviso
el hastío de vivir, los años que pesan,
la tristeza que envejece, los recuerdos
que se borran en la memoria, todo mata.

La juventud que se fue ¿existió el amor?
más que nada hubo que inventarlo
para sustituir al verdadero, al  que no fue
sólo quedan versos sin rima,
sin destinatario, sin puerto adónde ir.

Todo lo abruma la soledad pegajosa,
tal vez el ring del teléfono, el llanto de un niño,
un grito en la esquina, el maullido de un gato,
las campanas de la iglesia, el ruido de unos pasos, 
quizá algo me recuerde que estoy viva.

Porque esta soledad que abruma
quiere acostarme en su negruzca tumba
los acordes del piano quiebran el aire,
reviven los recuerdos, asoma el llanto,
oigo voces en el patio, canta un pájaro.
Aún respiro… la soledad duerme un rato…




M.ª José Acuña Belaustegui- Curmaná-Venezuela







La mujer rota








II.

Eso
no es amor
es otra cosa,

le dices que le amas
porque le necesitas
porque te han dicho
que sola
no eres nada
y tú
te lo has creído

y si,
le amas,
le dedicas tus horas, tus besos, tu piel hecha jirones,
le regalas caricias que nunca ha merecido

y piensas que le amas,
se lo gritas a quienes te defienden
se lo gritas
a esos que lo saben,
los que conocen ese dolor que bulle
negro, aterrado,
debajo de tu almohada

jamás
te puso un solo dedo encima
y sin embargo
oscuros hematomas, antiguos, inflamados,
tatúan cada día
de esta historia

nadie puede separarte los párpados,
nadie hacerte ver
que nada debes
a quien nada te ha dado
si no le convenía

y mantienes esa inquebrantable
indecisión
amor mal entendido

porque el amor
no miente, no hiere, no insulta
porque eso no es amor,
es otra cosa.

Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España









                                                            RENACER


Si tuviese un amor así apasionado aunque solo fuese en sueños pasajeros, si tuviese, al menos un momento ilusiones de amor enardecido, temblaría sin sosiego, del todo se apagaría mi tormento, sentiría, al fin, mi vida llena. Entonces moriría, plácidamente, con un rictus alegre en la mirada matando soledades con recuerdos, con la magia y el misterio de locos amores juveniles que hicieron nido entre mis versos. No más la mirada insegura, temerosa, escudriñando a todo aquél que se te acerca y que me halaga sin saber dónde esconde sus mentiras, harta de ser tan malquerida, maltratada, engañada y traicionada, insegura, escondida en mis sábanas donde sólo te quedan sus rechazos. Insegura de ser mujer deseada, de tantos juramentos temporales, de la sórdida cruz que me atormenta. Y no sé qué hacer con mi destino de amar sin ser correspondida. No sé qué decidir sin hacerme daño, no sé cómo vivir el desatino de ésta inseguridad que me domina. Me hiere, y en mis dudas, me atormenta, afronto su desprecio y su amenaza pareciendo serena en fortaleza y vuelvo a padecer por su silencio. Pero amanece en toda vida, no puede bramar el cielo si apareces vestida de arco iris, zalamera, ni si se abre la violeta, y si floreces como un jardín en primavera. No ruge el cielo, no, está tranquilo, no hay nubes grises que te acechan porque todo el dolor que ya has vivido se esfuma. El mal deshecha. Sonríe de nuevo a la vida, dejando atrás el rictus doliente que dejaba opaca tu mirada y vuelve a latir en el sol naciente. En el deshielo del alba asoman luces primeras de ése sol que aguardaba como novio, a Primavera. Y entre violetas humildes, prímulas de campos, yedras perfumadas de rocíos, rosas, romeros que alientan un amanecer de esperanzas que nuevas vidas generan, las pasiones, los amores se renuevan y refuerzan, otros nacen como rosas sin espinas, sin quimeras que no sueñen los amantes. El arco iris resplandece, cielos azules que mezclan nube de lluvia temprana con el sol que le atraviesa explotando en mil colores, despertando, así, a la Tierra. Más allá de los sueños hay un Paraíso donde no se mastican el dolor ni el miedo, con olor a azahares, aromas de amores que siguen eternos más allá del sentido, del sopor que ahora siento al cerrar los ojos y mirarme adentro. Es génesis en entrañas, la Naturaleza se preña en tierras sembradas con simientes de grandeza, los milagros que se alcanzan en la desposada Primavera.
 Nieves M.ª Merino Guerra Gran Canaria- España







Una vez me pregunté





...una vez me pregunté:
¿cuál es la última nieve de Primavera?
otra vez pregunto
...y ni siquiera el sol responde
en este lunes ...
donde tu mano
dibuja en mi pecho
una nueva luna
y yo enloquecida
me revuelco en el balcón
de tus caricias


......quizás es esta
que estamos juntos
blanco sur de terciopelo
con perfumes de azucenas
..........o aquella que nos espera
pintándola de verde esperanza.....


...........................................sólo agradezco
esto...
de estar en esta tarde blanca
..............donde todo está en calma
liada a tu abrazo

y zambulléndome en tu beso.

¿Cuál es la última nieve de primavera ?
....ninguna
cuando canta la nostalgia
y tu olor habla de distancias
...y todas
tatuándonos de amor y madrugadas
habituándote a mi locura
y yo...
durmiéndome en el hueco justo
de tu alma.




Pilar Ferrer-Ushuaia-Tierra de fuego-Argentina









Noche silenciosa







¡Noche silenciosa!
portadora de sueños e ilusiones;
de retazos juveniles, impetuosos;
combate cruel entre el pensar y el hacer;
verbo irreflexivo en  tiernos juramentos de amor;
sentimientos desbocados,
confusión entre amor y pasión;
donde ella sigue reinando
con la misma fuerza,
con el mismo ardor


¡Tiempo cruel!
déjame con mis recuerdos
reviviendo el aroma de su piel
y el cálido goce del amor vivido
Déjame recordar aquellas palabras
posiblemente vacías de sentido...
...Hoy
Palabras que al llevar su voz
Inflamaban mi espíritu  y excitaban mi deseo...
Como ahora...
Cercano ya mi viaje con Caronte...


Noche interminable;
desfile de momentos superpuestos
Revoltijo de fantasía y realidades
Miedos de  un final no deseado
¿Lo que ahora es seguirá siendo?
Punto de encuentro en mundos distintos
Más....
antes de despertar, cerca del alba,
ruego por mi, por ella, mi deseada;
y sin querer pensar más...
¡Que llegue el mañana
siendo yo su amor
y ella mi amada!




Rafael Serrano Ruiz





Teatro de mi mente


Mis ojos miran tu tez primavera
rosa carmesí  divisa de tus  labios rojos
brújula de mi destino en esta cama de
 seda
lecho suave como su piel nívea
donde mis yemas  caminan buscando el satén que  mi alma altera
candor del instante donde mi mente
descansa
pensamiento fugaz del anhelo que en mi
se enreda
se aglutina solo de pensar en su  cuerpo
de nácar
adorno sin igual de las  sabanas que
esperan
el instante crucial de cubrir su torso de
miel
siendo fiel  a mi figura que paciente 
persevera
mundo de felicidad  de este lar
muestrario de pasión donde mi corazón
quema
fuego del teatro de mi mente
 recreando  sin pudor  esta admirable
 escena.

Santiago Medina-Madrid -España







El Faquir




Una bola colgada del techo enviaba destellos sobre las paredes con diferentes tonos de luces. Aunque la sala de la discoteca era pequeña, sin embargo, estaba repleta de gente. Los camareros no paraban de trabajar, y Matías en el centro de la pista, tocando el saxo con su grupo musical. Había más espectadores que gente bailando. Cuqui y Lili no perdían ripio y las dos movían sus caderas a ritmo de salsa. Tras finalizar el baile, hubo diez minutos de descanso para que diera tiempo a preparar la siguiente actuación.
Ladislao, se movía detrás del pequeño escenario, con dificultad. Estuvo contando y sacando brillo a los pinchos de hierro que tenía el lecho de madera en el que debía tumbarse para la actuación. Contó 105 pinchos ni uno más ni uno menos. Había sacado el título de faquir en una academia en la que impartían las clases por video-conferencia.
Para hacer tiempo, examinó la baraja de naipes, cerciorándose de que dos de las cartas las tenía marcadas.
Desde el escenario y con micrófono en mano, Matías siguió leyendo la programación:
—Sé, que estáis cansadísimas del viaje e intentaré ser muy breve. Mañana, después del desayuno, Maggi, vuestra orientadora, os espera en la sala 122. No tendréis ningún problema en encontrarla porque hay carteles por todas partes. Bien, a eso de las once, minuto más, minuto menos, habrá un desfile de modelos de ropa interior y cuando haya acabado Maggi, os mostrará los productos que tiene del tupper sex show. Si da tiempo y antes de empezar a comer. Os hablará de las nuevas tarjetas de crédito que podréis ofrecer a vuestros clientes, porque el banco ha decidido este año obsequiarles con unos vales descuentos en gasolina.
La programación es un tanto apretada, sé que os pido demasiado y me lo agradeceréis, porque así, nos permitirá conocer mejor la isla de Ibiza.
Entre las féminas de la sala, se escuchó... ¡Matías cada año que pasa estás mejor! ¿Qué haces para estar tan bueno?
—No os alborotéis que estamos empezando el viaje. Dejadme, presentar al mejor faquir del mundo. Recibámosle con un fuerte aplauso.
A continuación, echó un vistazo a todas las mesas. Se ajustó las gafas a la nariz, después se apartó a un lado del escenario para que entrara Ladislao portando el lecho de pinchos sobre sus espaldas.
Lili no pudo reprimirse cuando al verle, confesó a Cuqui.
—Hay que ver el faquir cómo me pone, está mucho mejor que el Richard Gere. Dónde va a parar.
—Para gusto los colores —respondió con sorna, la compañera.
Cuando las luces de la sala se apagaron y el público guardó silencio. Un gran foco proyectó la luz sobre la silueta del faquir, que vestía una túnica naranja larga dejando al descubierto las punteras rojas de sus babuchas, un turbante a la cabeza con una piedra muy gorda en el centro imitando a un brillante.
—¡Me cago en todos los pinchos! Lo que pesa el maldito colchón —dijo el faquir mientras se echaba para atrás el turbante porque le tapaban los ojos. Observó que nadie le aplaudía.
—Estoy encantado por estar rodeado de tantas mujeres guapas y tan macizas —tomó aliento, prosiguió—. ¿Habéis visto el Pikolin que tengo? Cualquier mujer, mataría por estrenarlo conmigo. ¿Alguna desea probarlo? —Descargó el lecho y con cuidado, lo puso en mitad del escenario.
Una de las espectadoras que estaba sentada entre las primeras filas, gritó:
—¡De gracioso tienes poco y de faquir ya veremos!
—Bien, fuera bromas, necesito dos voluntarias que suban a ayudarme: ¡A ver esos brazos los quiero ver alzados! —dijo Ladislao.
¡Ni Dios levantó la mano!
—Las voluntarias que acudan, las obsequiaré con una foto en la cubierta de popa—. Absoluto silencio entre las féminas y puesto que nadie se prestaba,  volvió a retomar la palabra:
—Paco, enfócame a aquella. Sí, tú, la de los ojos azules y labios carnosos que aunque intenta esconderse detrás de la columna no lo consigue. Mireya, miró a un lado, luego al otro y no tuvo más remedio que salir. Iba por el pasillo, recomponiéndose la falda y el escote, hubiera sido fácil negarse, pero él era de Guadalajara lo mismo que ella.
Subió a desgana los dos escalones que separaban del escenario y cuando estuvo cerca, preguntó—, ¿qué debo hacer?
—Guapísima, esperar aquí conmigo —Ladislao, volvió a dirigirse al público:
—¿Nadie la va a premiar con un aplauso? Insisto, necesito otra voluntaria más, ¿a alguien le apetece subir?
—¿Podría ser yo? —preguntó Aurora, que acababa de entrar en la sala.
—Estoy antes que tú —manifestó Lili.
Mientras las miraba, Ladislao frotó sus manos con fuerza, una contra otra, estuvo pensando por cual de las dos. No dudó en la elección.
—Tú —indicando, a Lili.
Desfilaba por el pasillo victoriosa, igual que si hubiera ganado una gran batalla. Mientras que Aurora, permanecía quieta en la puerta sin saber qué hacer. Al verla Matías, fue a su encuentro:
—Cuanto me alegro de que te hayas animado —le agarró de la mano y tiró con fuerza hasta conseguir que ella, le siguiera.
Llevaba los labios pintados de rojo; los zapatos de tacones finos sin estrenar; tres botones desabrochados de la camisa; la falda más corta de lo habitual; la melena suelta y varios mechones prendidos con el broche de su madre.
Al sentir la mano de Matías sobre su piel, Aurora no pudo evitar la sensación de temblor en las piernas y la boca muy reseca.
—Desde aquella mesa, lo veremos mejor—. Con un chasquido de dedos, llamó al camarero.
—¿Te apetece champán?
—No, otro día, prefiero tónica con una chispa de ginebra.
—Ya lo oíste, Roberto —dijo al camarero —con chispa para la señora y otro más cargado para mí.
—Enseguida.
Aunque a Aurora le dolía la espalda, prefirió mantenerse erguida durante la función sin apoyarse en el respaldo de la silla. Cuando llegaron las bebidas. Matías chocó su vaso contra el otro para brindar:
—Por nosotros.
—Sí, tú lo dices —respondió Aurora, mientras recordó la foto en la que él abrazaba a una joven de rasgos orientales.
El pie izquierdo de Aurora, se movía tanto que era incapaz de controlarlo para que estuviera quieto.
Ladislao, se quitó el turbante y las babuchas y se las dio a Lili que las puso encima de una mesita. Mireya esperaba a recibir órdenes del faquir.
Unos segundos después; Matías tragó saliva con esfuerzo, notó el ruido de su nuez en la garganta y siguió hablando:
—Es la primera vez que actúa en público, espero que no se equivoque.
—Schss... —dijo una espectadora de atrás.
—No correrán peligro, ¿verdad? Si es así, pediré que suspendan la función. Menudo espabilado que es el faquir, regala dos fotos y se ahorra el sueldo de las ayudantas —afirmó Aurora.
—Por favor, callaros—, comentó una espectadora que no paraba de pelar pipas.
—¿Tú me vas a llamar la atención? Lo que hay que oír —respondió Aurora.
—Tranquilízate y no le des más vueltas, Ladislao es un gran profesional y además muy buen fotógrafo.
—Eso fotógrafo porque de faquir tiene poco. Igual las invita a que se tumben con él y es que—, hizo ademán de retorcerle el cuello.
—Schss...
Matías aproximó la silla cerca de Aurora—. Cuando ellos acaben, bailaremos un tango.
Fue oírle y se le cambió el color de la cara—. Esa es otra, que si no fuera porque al agua le tengo muchísimo respeto, no me importaría arrojarme por la borda. Y en vez de un tango, ¿no podríamos bailar algo más sueltecito y menos complicado? —manifestó con resignación, Aurora.
Matías, soltó una carcajada—. No te alarmes que no es para tanto, mujer.
—Schss...—, volvieron a quejarse las de atrás.
Ladislao juntó las manos, miró al público y con una leve inclinación de cabeza pidió permiso al respetable, indicando a las colaboradoras que rodearan el lecho. A continuación, fue explicando:
—Primero intentaré relajarme y cuando lo esté me tumbaré hasta conseguir que mi cuerpo encuentre la paz. Lili subirá a mi abdomen y luego serás tú, ¿ha quedado claro? —Comenzó moviendo los brazos y luego las piernas. Tenía los ojos entornados, y su respiración era profunda y lenta. Después cruzó los brazos:
—Dadme unos segundos para conseguirlo. Fue lo último que dijo.
—¿Maestro subo ya? —preguntó Lili.
Pasaron unos minutos y las colaboradoras, se pusieron en cuclillas, una enfrente de la otra, intentando menearle con suavidad. El faquir tenía los ojos entornados.
—Para mí que está fiambre ni se ha movido —aseveró Lili.
—Mujer, cómo va a dormirse con lo que tiene ahí debajo —respondió Mireya, señalando a los pinchos.
—Lo ladearemos con cuidado, no sea que sangre y se ponga la camisa chorreando. Claro que de ser así, tendría que tener la espalda lo mismo que un pincho moruno —dijo Lili, tapándose la boca para no soltar la carcajada.
—No seas negativa, está traspuesto sino hay más que verle la cara de felicidad que tiene y lo requetebién que lo debe estar pasando. Uy, me ha parecido oír un ronquido —sentenció Mireya.
—Si es así, menudo cuajo que tiene el gachó y nosotras. ¿Qué hacemos aquí? ¿Nos largamos? —preguntó Lili.
Las dos arrimaron sus orejas al pecho del faquir.
—Te lo dije, ronca y menudos ronquidos que mete el señor —dijo Mireya a la compañera mientras seguían de rodillas.
—Si sé esto, no hubiera subido —respondió Lili.
—¡Anda, mi madre! Te piensas que me dan comisión por velar sus sueños?
La sala se llenó de murmullos y silbidos, alguien afirmó:
—¡Nos estamos aburriendo más que una mona!
—Y nosotras también, pero el faquir tiene un trance que ni te cuento. Bueno, o lo que sea —replicaron desde el escenario, Mireya y Lili.
Otra espectadora, gritó:
—Digo y afirmo porque lo sé de muy buena tinta, que cuando uno está con  trance, tiene propiedades milagrosas y muy curativas. No os digo más, que había uno en mi pueblo que le ocurrió lo mismo que a él. Bien,  pues durante el tiempo que estuvo así, no paró de hacer milagros —comentó la espectadora que mientras lo decía, se daba golpes de pecho.
—¿También era faquir? —preguntó otra, que estaba sentada cinco filas más atrás.
—Faquir, desde luego, no era, pero qué importancia tienen eso ahora. Miradle la cara de santo que se le ha puesto.
Para que escuchar más. La sala se convirtió en un auténtico gallinero.
Matías consiguió acceder al escenario a codazo limpio. Cuando pudo coger el micrófono, pidió que acudiera el médico enseguida, pero antes indicó:
—Tú y tú, subid conmigo —ordenó a los camareros.
Esfuerzo y trabajo es lo que le costó al médico, hasta que pudo llegar al lado del faquir. De su maletín, extrajo un espejo, y se lo acercó a la boca del paciente:
—Respira bien —con una pequeña linterna le alumbró a los ojos.
—En este momento me resulta muy difícil discernir si el paciente está en estado de trance o dormido. Será mejor sacarle de la sala y que lo haga sentado en aquella silla, pues no sea que al despertar y vea el barullo que hay aquí formado, se nos asuste.
Desde el escenario, el médico y Matías pedían a las espectadoras que dejasen el pasillo central libre ya que había que bajar al faquir e ingresarlo urgentemente en la clínica.
—Cuando diga a la de tres, lo levantamos: Uno, dos ... —indicó el médico.
Se decidió que el paciente para que no cogiera frío, le pondrían la túnica naranja, las babuchas rojas y el turbante con la piedra gorda que imitaba a un brillante.
Matías y el facultativo portaban las patas delanteras de la silla, los camareros las dos traseras y las colaboradoras iban pidiendo paso. Tan solo les dio tiempo a bajar dos escalones del escenario.
Cuando la portavoz, de “la 3ª convención de las promotoras del amor”. Se abalanzó y en la mitad del pasillo. Se abrió de piernas y poniendo los brazos en jarras, amenazó muy seriamente:
—De aquí no sale el santo y menos aun la comitiva. Si pasáis, será por encima de mi cadáver.
Los cuatro que portaban al paciente, se quedaron atónitos viendo la formación de señoras que taponaban el pasillo central.
Matías respondió:
—¿Quién dice que los santos roncan? El que va ahí sentado, es un faquir que le salió mal el número y se ha quedado frito—. Un momento —dijo a los colaboradores—. Pongamos la silla en el suelo que me llaman al móvil.

—Sí, soy yo, mi capitán, existe un problema a bordo, no puedo asegurarle que esto sea un motín porque pecaría de exagerado, pero tenemos una situación un tanto descontrolada. ¿Qué hacemos?

Respuesta del capitán:

—A mí me los vas a contar, que llevo más de diez minutos esperando fuera. Hay unas señoras parapetadas en la puerta que no me permiten entrar. La solución que veo más rápida, es que volváis al escenario; si quieren besar al faquir. Deja que lo besen un rato y después, que sea lo que Dios quiera... pi.pi.pi.

Matías no tuvo tiempo de responder... pi.pi.pi.

Cumpliendo con las ordenanzas del capitán. Subieron los escalones y la silla a cuesta. El turbante palante y la cabeza para atrás.
Las colaboradoras no daban abasto en la tarea. El médico mientras actuaba de portador, no hacía más que refunfuñar—: Tantos años estudiando la carrera para hacer ahora de camillero.
Matías, el médico, los camareros y las ayudantas. Arrinconaron el lecho de pinchos transportándolo hasta el fondo. Después, colocaron la silla en mitad del escenario; teniendo muchísimo cuidado de que no quedaran arrugas en la  túnica.  Una mano posaba encima de la otra, los pies en paralelo alineados con las babuchas hasta comprobar que el faquir estaba en disposición de ser visitado.
Matías pidió al de los focos que solamente iluminasen la silueta del faquir.
La primera en desfilar y pedir el milagro. Fue la portavoz de: “la 3ª convención de las promotoras del amor”.
Para eso, era la mandamás del equipo. Aunque su petición fue un tanto atrevida, pero breve.
Se descamisó delante del faquir y mirándose los pechos, pidió:
—Están algo caídas, ¿podrías hacer el favor de subírmelas un poco? Así me ahorro ir al cirujano plástico.
La que le seguía detrás, protestó:
—Pues no pides tú ni na. Cómo las tenga que poner en su sitio. Vamos a estar aquí hasta mañana por la mañana.
—¿P e r d o n a?—, se giró, sin importarle dar la espalda al faquir y luego arremetió—. Lo que te pasa rica, es que eres muy envidiosa y nunca me perdonaste que te pisara a los clientes, guapa.
—Deprisa, que pase la siguiente y haga la petición con brevedad —dijo Matías bastante cabreado.
—Que feo es el pedrusco para mí que se lo ha debido comprar en los chinos —aseguró, la Mireya mientras le volvía a poner el turbante en su sitio.
—Y en estos casos, ¿qué se besa antes las manos o los pies? —preguntó otra.
—Hija, cómo es faquir, pues las manos porque a los pies hay que agacharse demasiado.
—Vale, las manos, pero no te olvides de pasarle la Bonoloto por la espalda que nos va a tocar seguro.
Lili también aportó lo suyo, cuando a grito pelao, pidió:
—Aurora, tráete la cámara fotográfica, sácame un primer plano, pero apunta bien al faquir que quiero que salga.
Si había algo que no soportaba de Lili, era que la llamasen a gritos y encima que pronunciaran su nombre desde la distancia.

<<Uy, acabo de perder la cuenta y no sé, si es la décima o la octava a la que le corresponde hacer la petición>>.

Dos palmadas al aire, sonaron en la sala.
Matías con micrófono en mano, informó:
—He hablado con mi capitán; dice que o despejáis el pasillo por las buenas, o el barco permanecerá anclado los siete días que dura el crucero. Vosotras veréis. Una a una desfilaron dejando libre el pasillo central para retornar a sus asientos. Matías, otra vez, se dirigió al público:
—Por favor, el encargado de iluminación que quite el foco y encienda las luces de la sala porque vamos a proceder al traslado de Ladislao. Señoras, daremos unos minutos de descanso. Aurora prepárate que vuelvo enseguida y después, bailaremos el tango.




Pilar Serrano - Madrid - España













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