miércoles, 1 de octubre de 2014

Revista nº 47 ESPACIO DEL POETA

         Revista  N.º 47 -  ESPACIO DEL POETA
                           
                             REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                                Octubre 2014
        



El sueño de Sara



“Mi casa, mi puerta, el vuelo eterno y definitivo”

    En Buenos Aires vivíamos en una vivienda pequeña y vetusta que veinte años atrás había sido las dependencias de servicio de la mansión señorial de la esquina. Su entrada era una puerta de madera descascarada, con dos ventanitas a cada lado, dos mirillas de marcos estrechos y vidrios esmerilados. En el centro, una manija robusta de metal gastado hablaba de un pasado mejor. En el ángulo superior derecho, una mano de bronce deslucido colgaba como exhausta, apenas sostenida por dos de los cuatro tornillos que debían afirmarla. Una gran herida atravesaba esa puerta, una herida seca y no sangrante, que permitía divisar el interior de la casa sin pudores. Yo le temía a esa rendija profunda, porque ella violaba nuestra intimidad. La puerta rota delataba pobreza y también el desgano de sus ocupantes, que permitieron que envejeciera tanto y tan mal. Siempre soñaba que algún día, al levantarme, la vería agonizar en el fogón de la cocina. Pero no, insolente, me enfrentaba cada mañana, me miraba con sus grandes ojos y hasta notaba que me sonreía con sarcasmo. La pateé muchas veces a escondidas de mis padres, con la secreta ilusión de que mis pequeños pies, fortalecidos por la furia, podrían derribarla. Pero ella se mantenía firme y por su herida, cada día más profunda, se fueron escapando, uno a uno, mis sueños y esperanzas infantiles. Nunca comprendí por qué esa puerta dejó una huella tan profunda en mí.
    Cuando esa puerta se abría, se entraba a una caja de Pandora. Ahora a la distancia, me resulta difícil entender cómo, en ese pequeño patio de ingreso, pudieron convivir tantos objetos disímiles. Mi padre se había convertido en un gran acumulador de cachivaches. Hoy, a esta obsesión de juntar cosas, muchas veces inútiles, los psicólogos la llaman “linyerismo”. Apilaba todo en estantes de madera, en un pequeño galponcito de techo de lata que había construido con practicidad y falta de estética. En ese tosco cuartito estaba la pileta de cemento, donde mi madre lavaba con una tabla de lavar arrugada. La recuerdo encorvada, rasqueteando la ropa con un jabón de dudoso blanco. No me gustaba esa entrada para mi casa. Casi todas las de mi barrio, comenzaban con un coqueto recibidor. Siempre soñaba, despierta o dormida, que mis padres cambiaban la puerta destartalada por otra de madera robusta y lustrosa. En el sitio de la lánguida mano, un sonoro y retumbante timbre.
    Por eso cuando me obligaban a dormir la siesta, nunca me oponía, porque en esos momentos se producía la magia de hacer realidad mis sueños. En ellos podía dominar la mente con los mandatos del corazón y ser feliz. En esas ensoñaciones me acompañaban las palabras de mi abuelo Joaquín diciéndome, la escritora Anaïs Nin decía: “Vamos a la luna. En realidad no está lejos. El hombre puede ir muchísimo más lejos sin salir de sí mismo”. Y era verdad, acurrucada, sin siquiera moverme, sólo con el pensamiento, llegaba a adonde quería a concretar mis sueños.
    De pronto un día la tragedia golpeó con irreverencia la vieja puerta rota de mi casa. El pánico ominoso sacudió mi hogar, se coló por la siempre inquietante rajadura y con incontrolable furia volteó con crueldad a mi hermano en una cama. Entonces todo se tornó del agazapado color de las desgracias.
    Su enfermedad comenzó con grandes infecciones en las amígdalas. Los numerosos médicos consultados no se ponían de acuerdo, unos opinaban que había que extirparlas y otros, que aún no era el momento. Todas esas contradicciones y la falta de una medicina adecuada afectaron seriamente sus riñones. Una nefritis aguda lo inmovilizó en la cama por un largo año.
    Nuestra vida, entonces, se convirtió en una cruel pesadilla. Yo no entendía demasiado lo que pasaba, no podía, a tan corta edad, brindar una dimensión a la realidad. Ver a mi hermano tan pálido, casi transparente, ojeroso, siempre cansado, me angustiaba mucho, más, cuando observaba la figura de mi madre, encorvada sobre su máquina de coser, disimulando con impotencia sus sollozos. Cuando la veía así, me acercaba a ella e intentaba abrazarla por atrás, el largo de mis brazos apenas cubría parte de su espalda; ella con sus manos, aferraba cada una de las mías y las presionaba con fuerza. Era su manera de agradecer mi intención de sostenerla.
    La cama de mi hermano fue colocada al lado de la vieja Singer de mamá. Desde allí ella lo controlaba con obsesión. Esa cama, abarrotada de almohadas, nos producía a mi hermano y a mí, una sensación de refugio ancestral.
Su salud se agravaba día a día, es entonces que mis padres decidieron irse a Rosario. Allí vivían mis abuelos maternos y la hermana de mi madre, mi dulce tocaya. Confiaban que junto a ellos encontraríamos el amparo acorde al terrible momento que estábamos viviendo. El dolor es menos dolor, cuando lo acompaña el amor. No se equivocaron, en la casona de la calle 25 de diciembre nos sentimos reconfortados. Mucha gente se ocupaba y preocupaba por nosotros. Una larga cadena de manos solidarias nos sostenía en el peor momento de nuestras vidas.
    La gran casa era la antítesis de la que habitábamos en Buenos Aires. Espaciosa, irradiando luz por sus tres grandes patios, dos embaldosados y uno de tierra, colmados de macetones de cemento con plantas y flores, habitaciones grandes de techos altos, grandes balcones callejeros y el inmenso patio trasero repleto de frutales, con verduras, gallinero, higuera…, una casona habitada por duendes traviesos y multicolores con los que yo jugaba todo el día. Adoraba buscar los escondrijos donde las gallinas depositaban sus huevos, subirme a los árboles, ensuciarme con barro… El baño estaba situado lejos de las habitaciones, en la mitad del segundo patio. En días de lluvia, para llegar a él, me hacían poner un capote de lona impermeable dura, de color verdoso con dos rendijas a los costados, ellas me permitían sacar las manos. Para mí, la búsqueda del apartado e inhóspito baño, saltando charcos, chapoteando, se convertía en una aventura más. Todo lo hacía jugando.
    Para ese entonces la enfermedad de mi hermano se había convertido en una muerte anunciada. Mi madre, mi tía y mi abuela andaban llorando por los rincones, prendiendo velas y rezando, mientras los hombres, descreídos, inermes, mostraban rostros burilados por la rabia y el dolor.
    Finalmente, el 10 de marzo de 1948, a las ocho de una mañana bañada de un sol deshuesado y frío, el cuerpo debilitado de mi hermano dijo basta, agigantó sus pequeñas alas, de apenas siete años y alzó su vuelo eterno y definitivo.
    Siempre tuve un arcano sueño sobre él. Presentí que era un ser alado, empecinado desde que nací, en protegerme a toda hora. Aún hoy ese misterio me acompaña y en los momentos que no puedo dominar el atropello de los malos pensamientos, tengo la extraña sensación de que alguien me observa y se hace cómplice. Es inequívoco, su etérea presencia se agiganta, se expande, me abriga con un cendal traslúcido, sutil, incomprensible. En ese instante me armonizo y vuelvo a hacerle un guiño a la esperanza.
Ada Gil- Rosario- Argentina






...Tú...






...Tú...que eres de mi nostalgia cómplice...tú...que habitas mis espacios sin tregua ni esperanza...como el amor perdido, en el ruedo de mi falda...castigando mis sentidos...detenidos y estáticos...para amanecer mañana, con la fuerza de la lluvia mojando mi ventana...Tú...que transformas mi mundo sin permiso...irrumpiendo mis días...tomando a raudales mi locura sin fin...Tú...que haces de mi sol...ángeles alados, merodeando mi esperanza...Tú...que atraviesas cielos...y llegas a mis lares...sintiéndote entonces...al alcance de mi mano...para decirme a veces...no hay lunas para llegar...es solo aquel andar que mi camino traza...lleno de aromas y colores...cualquier día...cualquier noche... con mi alma...cargada de esperanzas...!!!





Alejandra Leal Gana - Chile










Del silencio de las horas 35



Permanecer callada
lejos de los acantilados
con las huellas del tiempo
(entre las grietas)
profunda
entre las telarañas
que destejen las horas
debajo
donde se hunden
cimientos
y  otras dudas

Amanda Reverón -La victoria- Venezuela





Despegar




Procediendo de la noche
tenue
la vida

Gasas
mortecinas
en rasgadas
hebras

Parpadea

Se agita.






Ana Romano- Buenos Aires- Argentina









Vete


Vete
licencia tus palabras lisonjeras
que enamoraron demonios.
Tu cadena de espuma
devuelve a los mandatos de la bruma.

No miraré las aguas de tus ojos
turbias mentiras que disparan
granadas seductoras.

Vete
aquí no quedan lazos de ilusiones
ni amores crepitando
en la hoguera del sueño.

Cenizas desangradas yacen silentes.

No subiré a tu carruaje avaro
astuto soplo de conjuros
hilado con narcisos.

Vete
ya no respiran efluvios ardorosos
mis almohadas ansiosas.

No me recuerdes triste
Hoy renací en el cielo del milagro
cuajado de renuevos.

Beatriz Ojeda-Montevideo-Uruguay






Cuando estuve loco





Voy hacia donde señalan tus pezones.
Hacia allí me dirijo
dando gas a la moto.
Atrás dejo kilómetros de afueras,
aire sin respirar,
luces en rojo.

He huido de la báscula
que siempre me adelgaza,
de una constante
relación con la lluvia,
de la sensible aguja del sismógrafo,
de un sol encarcelado en la terraza.

Llevo el carné de loco en la cartera.
He transportado maquinaria pesada.
Sube el mercurio
cuando rozo tus pétalos,
pobre nenúfar
en aguas estancadas.

Begoña M Bermejo- Guadalajara- España







Como si tus pestañas…



Como si tus pestañas
estuvieran divididas
por estomas que supuran
lágrimas apagadas,
lágrimas de papel,
desprendidas
de tu mirada sin por qué,
como si surcaran
las raíces cuadradas
de penas sin resolver,
de dolores sin olvido…

Como luces
de un boliche bohemio,
cada lágrima
va arrastrando reflejos,
mientras recorre
tu mejilla perezosa,
y me eclipsa
hasta el pulso,
me desprende del mundo
que me atrapa
con los brazos
de las urgencias,
y con el índice
doblado sobre sí mismo
enjugo su camino
para que no moje
tu regazo

Con ese gesto
despoblado de palabras
me entrego a tu angustia,
sólo quiero que sepas
que estoy,
que siempre estoy
para libar tus dolores
y ofrecerte la compañía
de mi silencio…


Carlos Alberto Giménez- Ushuaia-Tierra de fuego- Argentina






¡No!





¡No, por favor no me sueltes!
Amárrame a la vela de tu corazón,
no, no me sueltes,
tengo frío, mucho, mucho frío,
y me duele el alma de tantos
escalofríos,
¡Lo sé! Sé que no me amas,
que nunca me has amado,
pero por favor, no me sueltes,
no quiero caer entre arenas perdidas,
quiero arenas de desiertos
para perder los sentidos.
¡Lo sé! Sé que he sido para tí
una rémora en tu camino,
¡claro que lo sé!
Sé que cuando me sueltes
moriré entre tu olvido,
¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡Claro que lo sé!



Conchita Hernández Santos- Madrid- España






Cuando caiga el sol
(a la "iguanita" Anna, con mucha ternura de varón bohemio)

Te fuiste como el viento
soplando papelitos del 82'

por una vereda tan rota como fría,

pequeña muerte de mi alma
cuando te perdiste en la espesa bruma
que ofrecía la mañana nublada.

Nunca me quité el derecho
a recordarte cada ciega madrugada
en mi memoria de papel,
cima de mi emoción
rimando en tu beso
de boja roja, 

siendo tú
dulce agonía por la que apretar los dientes
en el medio de la noche,
fantasma delicioso, memoria tibia
como un chorrito de agua del cielo
que moja mi frente
cuando se parten los cántaros divinos.

Te fuiste sin otorgar una palabra,

silencio fúnebre bajo un cielo encapotado.

Te recuerdo en una sílaba de oro.
Era remar tu espalda blanca
cuando hacíamos el amor bajo lunas
que de silentes
mordían nuestros cuerpos excitados,

ajenos al pudor, llenos de vicios
como quejas de años
que no pasan y se quedan
en esquinas insondables
de la existencia.

Si ves por el aire
una lucecita que parpadea,
es el brillo de mis ojos
que aún te miran,
mi amor.

Y por si acaso
cuando caiga el sol
sientes que alguien te extraña,

no es el mes de noviembre,

soy yo.

Diego Fernando Marino- Buenos Aires







Hoy se que mi adiós ha sido en vano



Hoy se que mi adiós a sido en vano
que mi alma se resiste a dejarte,
y mi corazón dice adiós con desgano,

no quiere despedirse sin amarte.
Me duele muy adentro, lo vivido,

tener que dejarte en ésta tarde,

llorar buscando triste olvido,

y apagar la llama que aun arde.


No encuentro en mi vida razones,

para dejarte ir, buscando olvido,

así se me van las estaciones,

y viene este invierno muy sufrido.
Se ira de mi vida tu sonrisa,

y me voy a sumir en el hastió,
y llegue la noche muy de prisa,
perdiéndome en sombras amor mío.

Hoy se que mi adiós ha sido en vano,
y digo vete, tratando retenerte,

y quiero vivir otro verano,

contigo enamorada hasta la muerte.
Hoy siento lo inútil de mi adiós,

no tengo fuerzas para dejarte,

pues en mi alma solo existís vos,

y duele el corazón al no amarte.
Hoy se que mi adiós ha sido en vano,

no quiero irme, tómame de la mano,
no dejes que haya invierno en mi verano,
y que deje mi corazón de estar ufano.

Gladys Alvarado-
 Estados Unidos






Arpegios




¡Hoy es día de música!
Es día de llenar el alma de arpegios
para poder sentir que estoy viva.
Hoy me voy inconscientemente
detrás de unas hermosas notas musicales.
Soy como el pájaro, que busca el agua
de la fuente más cercana y se refresca el pico
para entonar sus cantos con nitidez.
El silencio recorre mis sentidos en busca
del rumor de los árboles, del trino tembloroso
de los canarios, del golpeteo del agua
de la risa de los niños... ¡Todo es trémolos
que vibran en mis oídos con sonidos celestiales!
¡Hoy mi alma se me ha elevado armoniosa
sincronizando con la fantasía fabulosa de los dioses! 
                                                             







 Granada Sandoval- Barcelona- España





Gaviota moribunda

Gaviota de los ojos hundidos.



Gaviota moribunda de alquitrán y de silencio.
Mientras pides explicaciones a los hombres, sedientas dunas
se prenden a tus patas descalzas.
Es abril y llueve…
De las barcas hundidas, los mástiles asoman.
Me vigilan con sus ojos fijos los peces
Y sobre un muelle abandonado, apenas zurea una paloma.
Estoy aquí, aprisionado entre las fuerzas
paralelas de las olas y las rocas desveladas.
¿Pero dónde está mi alma?
¡Busco rescatarla en el tajamar de tu mirada!
¡Allí va…!
Grité trisando con mi voz, el vaho que ciñe la playa.
¡Es ella, es ella!
Alta y lánguida y blanca y camina: altiva nube.
La reconozco, la olfateo, la persigo a través del crepúsculo.
Pero nunca la alcanzo.
Sólo sé que, de vez en cuando, se da vuelta
Y con ojos, de gaviota moribunda, callada, me mira.




José Rodolfo Espasa Muñoz- Benidorm- Alicante- España







Soy polvo




Voy donde el viento me lleve,

no busco parajes, ni rebaños

que encubran mi existencia.

Soy polvo en esta tierra,

puedo amanecer en el Monte del Sinaí

o anochecer en el establo de una estancia.

No lo sé, lo único que sé,

es que el aroma de la naturaleza,

me envuelve en un alo misterioso.

Siento que el desliz de mi vuelo

se torna más dócil día a día,

pero la brisa no me deja caer,

me arrastra hasta la ondulada

excitación de los mares,

o hacia la corriente de un río,

luego el sol me atrapa con sus rayos,

y renazco otra vez en un vuelo sigiloso.



Autora Liliana Farah- Rosario- Argentina








Nuestro tren


En el fondo de mi alma te conservo
Alojado en mi memoria vas conmigo
Amarrado a mis deseos con tu ausencia
El tren de la felicidad se desliza por las vías de la vida
La estación de la pasión abre sus puertas
De mi mente navego entre las aguas turbulentas
Entre las rocas del fondo de los mares me sumerjo
No consigo armonía en mi interior
Ni expresar mi sentir deshilachado
Sólo tú das sentido a mis vivencias
Siempre tú serás mi motivo de existencia
Quiero perderme en tus ansias de querer
Para encontrarme junto a ti al amanecer
Sólo ser lo que yo sueño soñar
Despertar creyendo al fin seguir soñando
Buscando en el cielo estrellas de mar
En el Océano hallar un trébol de la suerte
Con el viento navegar al infinito
Sin saber encontrar en mis escritos
La armonía y la quietud de mi alma
Tu presencia en el camino de esa calma
Que me acompañe en mi última morada
Que me libere de esta carga tan pesada
Con el reposo, la paz,  y la quietud
Con tu mirada en la mía ver la luz
Ser en ti y tú en mí, vivir la vida
Esta vida que vivo en mis anhelos
Que me pierdo por tu ausencia y mis desvelos
Con deseos inalcanzables; volando mi ilusión por tu silencio
Buceando en el interior de tus pasiones
Para llegar a lo profundo de tu mente
Para sacar a flote tu amargura
Y poner en su lugar amor envuelto en ternura.

Marga Utiel.-Badajoz- España




Mujer del manto celeste






Va a la iglesia llevando un ramo de flores
se puso su mejor atavío,
se da vuelta, sonríe, espera, tiene fe.
Será para pedir? O querrá agradecer?

Cuanto habrá caminado
para poder llegar aquí?
No importa el esfuerzo
si al final se llega.

Poncho celeste como el cielo
Sin nubes, limpio, sereno.
Misterio de gente sencilla
Que espera un mañana, un hoy.
                             
       





María del Carmen Latorre- Rosario- Argentina






Las afueras remotas


Me gustaría vivir en otra ciudad,
en otra mente,
en otro corazón,
y no encontrarme ni contigo ni conmigo.
Aunque no sé muy bien que es lo que quiero,
he descubierto que soñar no es gratis,
ni tampoco el placer de los sentidos.
¿El aburrimiento es preferible a la angustia?
No lo sé. Un cansancio sin nombre puebla mi razón.
El dinero no da la felicidad, pero la pobreza tampoco.
El amor y su luz, el desamor y su oscuridad,
arrastran bellezas y horrores iguales.
Yo no soy aquel que imaginé.
La vida pesa como un remordimiento
y ni siquiera guardo un óbolo para pagar a Caronte.
Sólo un puñado de arena en cada bolsillo.
Recuerdo muy bien el espejismo de felicidad que un día sentí
escondido en los pliegues de mi memoria.
Fue muy breve, pero su recuerdo aún me hace llorar.
Por eso me gustaría vivir en las afueras más remotas
de cualquier adentro
y fundirme en la incandescencia de un sol de cicatrices.

Mario Bronte- España





Habrá un camino de lluvias


Habrá un camino de lluvias
cuando te traiga hacia mi, la suerte...

Yo estaré dormida,

pero aún no de muerte...

En el cemento de mi exilio,

en la isla que me muerde..

Te contaré una historia
en un beso, sólo para quererte...

Se cruzaran los caminos
para que un rato duremos
pintando las flores,
y a los instintos, pongamos frenos...

El mar que a mis espaldas
me guarda los secretos...

Te bordará en sus sales
el más celestino de sus besos...

tendremos calzado de arenas
y brumas de suelas...

Y cuando llegue la hora
de abrir alas rotas...

Y emprender el vuelo...

Te mirare desde el aire...

Obsequiada de tu cielo
y yo, para que te consueles
te daré mi fértil suelo...
Picare la cargada nube
que lleva mis anhelos
usando una gaviota en celo...

Y lloverá, con pasión el agua...

Y un paraguas será tu "te quiero"...

Entonces, como todo ciclo...

De vida, sin razón, y de muerte...

Habrá un camino de lluvias
cuando me traiga hacia ti, la suerte...


Mary Ramos- Venezuela






Nunca digo nunca

Nunca digo nunca
pues nunca pienso igual
Siempre es tan pequeño
como pensar con un quizás...


Nunca digo siempre
pues siempre pienso igual
y nunca es tan extenso
que quizás, pensar, quizás...



Quizás nunca te dije
pues no quise pensar
que siempre te he querido
¿Siempre? ¿Nunca?.. quizás...


Nunca pienso siempre...

siempre, nunca hablar...

y quizás, es tan extenso
como hablar del más allá...


Mas, siempre y nunca amo
como amo sin pensar
y hablo y hablo y hablo
y te pienso en el amar.
...


Y nunca digo nunca...
pues siempre en mi pensar
se quedan mis poemas
palabras... nada más...


que siempre dicen todo
y nunca son igual
a ese amor desconocido
que me ha dado por pensar.
...


Y nunca dudo: Siempre
te querré, mi voluntad
se afana en el concepto
de tenerte en cavilar.
...

Y así siempre despierto
y nunca pienso igual
quizás no me equivoque
en quererte... y nada más.


Miguel García Freijanes-Madrid- España







Amanecer

Amanecer, dulce amor que duerme entre sábanas de sueños, penumbra que atrapa oscuridad y da luz a las tinieblas de la mente, enciende una mañana que nace con la esperanza de encontrar de nuevo el día. Unos ojos, escondidos tras un beso, tratan de atrapar la mirada para guardarla en la pupila y conquistar su sentimiento, lagrimal callado que dejó de llorar y ahora sonríe al mundo, guarda sus suspiros para acompañar la pasión cuando de nuevo despierte a la vida, la luna ha comprendido que el amor es así y se ha convertido en aliada, su embrujo extiende el influjo y alimenta el sueño para que la mente renueve sus pensamientos, mezclándolo con ellos para convertirlo en realidad. Sábanas de fantasía arropan con la suavidad de una sonrisa a la verdad dormida, dando luz a la esperanza y calor a la imaginación. El tiempo recupera las horas perdidas y las coloca en el corazón dando ritmo a la vida y calidez al alma que ha rehabilitado su jardín de sueños que, después de segar malas hierbas, ha podido abrir la puerta del destino para dejar entrar la ilusión, ventanas que por fin encienden sus iris, atrapando la mirada que viajó durante la mañana en el pensamiento mientras compartía momentos de realidad en su mundo de sueños. La nave de la felicidad continúa anclada en el corazón engrandeciendo su dicha y aumentando su esencia para, por fin, ser vida, vida que comienza de nuevo y llena el espíritu de emoción, tratando al tiempo como se merece sin perder ni un segundo en limpiar el pasado, guardando esas lágrimas para regar la verdad, aprendiendo a vivir el presente y construyendo un futuro, aunque arduo el esfuerzo, lleno de realidades, con emociones nuevas sin miedos que rompan su esencia y con una meta muy clara, ser felices y compartir esa felicidad, aprendiendo a ser nosotros mismos.
Miguel Urbano Perálvarez.- Córdoba- España








¿ Donde iré?


Partí…
Sin rumbo fijo
Dejando atrás
Lo que mas he querido.


Marché…
Con el corazón marchito,
El alma enloquecida de dolor.

Llevo conmigo…
Manos vacías,
Un desierto en la mirada,
Un cuerpo muriendo de frío.

¿ donde ir?
Nadie espera mi llegada
Nadie sabe donde estoy
Ahora no existo
Nada soy.

Nataly- México DF México




Poeta




Cuando no queda nada y todo se ha perdido
siempre permanece la esperanza
entre los brazos del poeta que la cuida,
la mima y nos la alcanza.
Ilusiones. Utopías. Alegrías y tristezas.
Realismo y alegorías.
Compromiso y bellas letras
versando sobre los sueños,
las estaciones, la luna.
Los ocasos , las auroras...
Amores y desamores.
Niño feliz o que llora

Poeta...
sangras tu alma en cada verso
dejando luz de nueva estrella.





Nieves Merino Guerra-Gran Canaria- España






Una Paloma.



En su pico
lleva prendido un corazón.

Pisadas en dirección al vacío.
Eso queda
en el adiós.

Hojas secas que
agonizan.
Versos tristes.

Una nube
de algodón.
Silencio mucho
silencio.

Una hoja 

un corazón



Orquídea Escritota  Blanca- Aguadulce- Málaga- España






Una cárcel de cristal  


Cuánto tiempo me encontré 
en la  cárcel de cristal 
toda revestida de oro
de amor y amabilidad.
Pero inquieta como soy 
pinté nubes que crecían 
y me bañaba en el mar,  
pinté rosas que lucían 
blanca como el azahar, 
y me vestí de alegría 
y  traspasé  el amplio  mar 
solo por verte mi vida, 
y te encontré triste y solo 
en un parque y no podía 
ni tan siquiera llorar. 

Pastora Herdugo- Málaga- España 






¡Oh!



¡Oh! Divina pretensión
los que ostentan la invocación.
Es y será un mito extensivo
a los seres místicos por su intención.

¡Oh! Amor platónico
de Dioses y musas proféticos.
El amor inconmensurable
que agita corazones poéticos.

¡Oh! Encantación mística
de Dioses y musas exóticos.
Ella se apodera de la lógica
rehúye al inimaginable ilógico.

¡Oh! Magia misterios,
cual ingenua poderosa.
La perfección llama cautelosa
a la ingenuidad angelical temerosa.

Rose Marie Parra- Rivera -Uruguay








Para sobrevivir (A un poeta)

Fue necesario el solitario dolor entre los mares,
para que el poeta
supiera del desesperado gemir,
de esa palabra con que pueden llamarse las cosas.
Con la muerte,
miramos las ideas,
que fueron en nosotros cantos.

Fue preciso el ocaso de las largas esperas,
para que la tinta se demorara.
Porque era su luz en la última despedida,
la pena que mostraba la esperanza
desde el incontenible renacer de los espinos.

Fue preciso el lento caminar del almanaque,
el anaquel despavorido
y el caprichoso decaer entre las sombras
para fundir las respuestas
donde la huella iba dejando su paso,
mientras hablaba.

Fue preciso ser testigo,
para saber viviendo, cuánta sorda marea le asediaba
y poder escribir
después,
en el refugio que el viento le dejó gimiendo esperanzado.

Él pedía casi nada,
anhelaba un suspiro que excediera la duración del amparo,
que su luz quedara
en la nobleza del planeta.
Él amaba la vanagloria, lo exultante y lo terrestre.

No pudo el latir de su existencia contra la pesada reja,
la culpa duerme y aniquila el sueño del poeta.
Navega su condición contra la marea,
en el sitio
donde habitan sus desgastadas experiencias.

Por sentencia de soledades,
él grita los amores ganados.
Granos de arena en el desierto,
recobran el conjuro del más lejano rayo.
Realidades extraviadas en el olvidado papel.
Porque es su llanto, a la sombra de la higuera,
con la hierba acorazada,
el que pide que no muera lo que muere.
Y que cuando el poeta vuelva
sea la luna, en el intento,
la que no muera encerrada en sus labios.

Stella Maris Sandoval- San Lorenzo- Santa Fe-Argentina






Un grano de trigo



Porque de mi boca todo se transforma
la espina se disuelve
y el aire es algo más que un respiro
No es demasiado lo que pido
apenas un rizo de tus cabellos al viento
Si he de complacerte
que sea en el campo de trigo
aquel que se mece en las riberas de tu río.
No dejaré que otra mano
me habite tus debilidades.
Si es así como ha de ser
que  así sea.

¿Serás tú, el que elija el campo de trigo
o seré yo la que intente escarbar
en la tierra un poco de inmortalidad?.
Ya sabes un grano de trigo es algo más
que una semilla al viento....

Tatiana Aguilera- Santiago de Chile- Chile








Lista de autores Octubre





Autor
número
titulo
Ada Gil
47-1
Adaptación de …..
Alejandra Leal Gana
47-2
Amanda Reverón
47-3
Del silencio de las horas 35
Ana Romano
47-4
Despegar
Beatriz Ojeda
47-5
Vete
Begoña M Bermejo
47-6
Cuando estuve loco
Carlos Alberto Giménez
47-7
Como si tus pestañas
Conchita Hernández Santos
47-8
¡No!
Diego Fernando Marino
47-9
Cuando caiga el sol
Gladys Alvarado
47-10
Me quedé vacía
Granada Sandoval
47-11
Arpegios
José Rodolfo Espasa Muñoz
47-12
Gaviota Moribunda
Liliana Farah
47-13
Soy polvo
Marga Utiel
47-14
Nuestro tren
María del Carmen Latorre
47-15
Mujer del manto celeste
Mario Bronte
47-16
Las afueras rebotadas
Mary Ramos
47-17
Habrá un camino
Miguel García Freijanes
47-18
Nunca digo nunca
Miguel Urbano Peralvez
47-19
Amanecer
Nataly
47-20
¿Dónde iré?
Nieves M ª Merino Guerra
47-21
Poeta
Orquídea Blanca
47-22
Una paloma
Pastora Herdugo
47-23
Una carcel de cristal
Rose Marie Parra
47-24
¡Oh!
Stela Maris Sandoval
47-25
Para sobrevivir
Tatiana Aguilera
47-26
Un grano de trigo