jueves, 1 de septiembre de 2016

Revista N.º 70 - ESPACIO DEL POETA


         Revista  N.º 70 -  ESPACIO DEL POETA
                              REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                  
                                                                                              Septiembre  2016
        

  
                                El triunfo de Baco                                               Velázquez













 Pongo tu nombre aquí       
        

        
         Tu cuerpo resplandece en aire de silencio,
         ajeno a mí, en sombras sumergido.
         Miradas oscuras, dolor, olvido.
         Boca de hiel
         Sabor a miedo.

         Sin embargo:                            
              
               Con porfía apuesto.     
               Pongo tu nombre aquí,
               en mi regazo.
               Lo acuno.                            
               Lo mimo.                                  
               Lo convierto en canto.

        Estás a escasos pasos, casi anudarme puedo,                                                   
        tus ojos guijarros pulidos por el tiempo.          
        Mis ojos nublados palpan el silencio,
        mi corazón aullando
        como un perro herido.

        Sin embargo:
          
         Con porfía apuesto.
         Pongo tu nombre aquí,
         en mi regazo.
         Lo acuno.
         Lo mimo.    
         Lo convierto en canto.

        


Ada Gil-Rosario-Argentina





No comprendo el silencio



No comprendo el silencio
De las noches a solas
No comprendo esta angustia
Por saber si me nombras
Este río de preguntas
Que no tienen respuesta
Y esta pena tan honda
Que se cuela por mi puerta 

Mientras tanto las horas
Son tan lentas, tan lentas
Porque tras el silencio
Se diluye tu huella
Y mientras mi alma solloza
Mi corazón espera
Aunque sea una palabra
Una llamada al menos
Para curar las heridas
De esta noche tan negra
De este oscuro silencio
De la doliente espera
Di, si este amor no vale
Siquiera una respuesta
Para qué encadenar
A mi alma en tu espera
Para qué seguir sueños
Que son sólo quimeras
Si no has de volver
Di, por lo que más quieras
Que no aguanto el silencio
Y no soporto esta espera
Esta incertidumbre
Esta noche tan negra


Alibel Lambert- Rionegro-Argentina



La paz del hombre




Se  vive algo sutilmente agradecido cuando se sabe que
eres un enfermo inoperable,
cuando te va creciendo, poco a poco,
lo que consideraste tu enemigo y tu implacable juez.
Sin querer edificas un túmulo secreto para enterrar en
él todas tus lágrimas,
antiguos nombres, y toda tu locura;
reúnes aromáticos aceites, escoges la mortaja y algunos
gestos incorruptos que te guíen.
Y te sientas al borde de tu fosa
para mejor levantar acta de ti mismo.







Amando Fernández -Cuba








Preguntas







Me preguntas
donde estaba,
pregúntale al camino
allí te esperaba
Me preguntas
si yo te extrañaba,
pregúntale a la noche
cuantas veces he llorado
Me preguntas
si alguna vez te he nombrado,
pregúntale al reloj
cuanto tiempo te he soñado
Le pregunto a tu corazón
si solo a mi me ha amado,
no tiene contestación
¡Ay amor¡
tu si me has engañado



Armelinda Núñez -Uruguay





Vestigios




Cae
para que algo acontezca
la tarde

Acechando
el cuerpo

Los fantasmas
susurrando
chillan al oído

Agitada
ella
descubre
la tristeza


y llora.






Ana Romano-Buenos Aires-Argentina









Y no había luna




¡Qué días!
Jugando en el parque
... y no llovía.

Conocimos un mundo
¡Tan pequeño!
El viento,
las voces,
las rosas y las palmeras ...

encerraban su magia
Abrimos
¿Qué abrimos?
¿Nuestros corazones?
Llegó el calor,

llegó el frío
y algunos años después
... llegó la vida,
sus secretos,
las horas felices
y dos volcanes.
Llegó la noche
y un cielo estrellado.

Llegó el amor
... y no había luna
y el silencio callaba.


Antonio Monzonís Guillén-Valencia-España






Te quiero porque tus manos…








Te quiero porque tus manos
tienen la suave caricia
que despeja la tormenta
cuando algo me lastima
Te quiero con tus enojos
con tu entrecejo fruncido
y con tus ojos absortos
en el diario del domingo
Te quiero con tus silencios
con tu mirada perdida
y cuando buscas mis ojos
en la noche adormecida
Te quiero en tu paso ágil
en tu abrazo matutino
y en el beso que te nace
desde el corazón vivido
Te quiero cuando me amas
con avidez de dominio
para encontrar mis secretos
y llevártelos contigo



Beatriz Ojeda-Montevideo-Uruguay






Vamos

Vamos pues, tú y yo, 
cuando la tarde contra el cielo se tiende
como un anestesiado sobre una mesa;
vamos, a travpes de esas calles medio desiertas,
los murmurantes refugios de noches sin descanso
en baratos hoteles y restaurantes con aserrín y conchas...

T. S. Eliot en La Canción de amor de J. Alfred Prufrock (1917)



Caminemos, un paso y otro paso.
No dejemos que el tedio nos domine
mandamos al carajo a todo mundo
y enlodemos de amor
nuestras paredes.

Vamos, andando, vamos, abramos
esos hoteles aún no inaugurados
convirtamos en templos los burdeles
y gocemos en paz con tu sonrisa
de luna llena y tus piernas sobre
mis hombros; vamos, ¿qué esperas...?
Vamos. No pares que la muerte nos
llega y nos asalta por paredes sin tedio
con música muy suave, digna de ser
escuchada en otras vidas que no sean
las nuestras de opresión y miedo.

Vamos, vamos, no pares ¿qué te ocurre?
¿No puedes más? No me desanimes,
temo caer en esa maraña de desesperanza
en que se ha convertido tu descanso
y
mi tedio; ¡facinerosos: vamos, vamos...
vamos...! 


Benjamín A. Araujo M.-Toluca-Mexico






Te buscaba

Te buscaba
en el borde de una copa
que aun no he bebido,
te rescataba 

de un antiguo cuadro,

bebí en tu mirada
la augusta frescura
de un malbec frutal.

Te sorbí en los pétalos
del primer capullo,

me embriagué 

con tu polen de vida,

ardí en tu tallo sin espinas
que no me atreví a cortar.
Te hallé sin buscarte,

caminabas sonriente
persiguiendo las huellas
de mis pies descalzos,

abracé tu sombra
amanecida en la piedra 

que salpicaban las olas,

dejamos que la espuma
no vista de blanco,

y así ataviados 

nos besamos en el aguamarina
de un océano de ensueños,

nos amamos sobre la fronda
de nuestro bosque milenario
que donaba un árbol bandera
a tu piel erizada
Muchacha, pequeña flor,

te hallé sin buscarte
en un nudo de lenga,

mordiendo el pan del indio,

audaz, seductora.

Y me atreví a tomarte,

a recorrer tu espalda,

a buscar el jugo
del calafate maduro
que reverberaba en tus caderas,

a probar de tu vientre
la frutilla silvestre,

que cedió su dulzor
a mi bocado de hombre.

Así me sorprendió
el lucero del alba,

de cara a los bosques
que rodean la playa,

soñando encontrarte…

con una copa en las manos,

sin haberla bebido.



Carlos Alberto Giménez-Ushuaia-Tierra de Fuego-Argentina






Gacela Virgen



Embrión de noche templada,
El viento, vino a mi almohada.
Me dijo que qué quería,
le dije que una gacela
de cintura suave y cálida.

Que me diera de sus pechos
tibia leche dulce y blanca.
Que tuviera sus cabellos
el olor de las montañas
y sus ojos el misterio,
del rocío y alborada.

La penumbra solitaria
rompió su puente de sueño
con la luz de la mañana;
y afanoso desde entonces,
anda buscando mi viento
vírgenes de seda cálida
por los altos torreones
de las altas atalayas.

Clotilde Román –Granada-España





La que suscribe



Una carta
para envolverte,
para atraparte adentro,
debajo de tu almohada, 
o entre las hojas de la agenda
como un reloj.

Una carta
como  un  rugido
escrita desde un rincón filoso
de la mesa de un bar
en el último escalón
de la madrugada.
Una carta necesaria,
para aplastarte
y poner en tus manos
la furia

Una carta
capaz de esperar oculta,
paciente
hasta turbarte
que no puedas responder

Y que la guardes
atada a tu huella,
cosida a tu sombra
protegida de vos

Camino hasta el correo,
repaso precisa,
nombre, dirección,
acurrucada en trazos,
desplegada, hecha un ovillo
voy.




Diana Luz Bravi-Rosario-Argentina






Eclipse
Ya no puede uno perderse lo imposible se torna paso a paso inevitable
Juan Larrea


1


No sobre plumas sobre lienzo blancos
Se elevan los colores del otoño.
En el baile sin música tu espanto
Se aviva con la luz.
(El lento aprendizaje del rocío)
Lo que tu buscas no es la realidad
Sino lo que ella vagamente te recuerda.

Es posible que el ciego sea un espejo.

2

La niebla del olvido te ha cercado.
Ya no da orden a tu caos
La esbelta flor de la memoria.
Hay un fardo pesado
En el lugar de un cofre.

3

Sordo quedaste para el estruendo de la vida
Y en tus delirios a menudo de hilvana un mundo pez.
Del gesto y de la voz tienes perdido el código.
(No escribir sería lo más prudente)
Pero ocurre que a veces en silencioso asombro
Escuchas con los ojos al ruiseñor de Keats.

 Ezequías Blanco-Zamora-España









La mar y la isla de las letras perdidas.


El rostro de la espera besando mis huellas,
la calle desierta y tu recuerdo,

hay un farol al borde del abismo...

mil serpientes luminosas me acechan
y regreso sobre mis pasos a buscar
la pieza perdida de un rompecabezas...
Y la luna acariciando mis pupilas,
y unas sabanas revueltas
me invitan y me doy cuenta...
solo fue un sueño,
un juego de sombras,
nada mas.
Y regreso a navegar por el mar de los sueños...
a la búsqueda incesante de las palabras,
que adecuadas reflejen mis anhelos,
esas palabras perdidas en la vastedad
de este océano de ilusiones donde floto
a la deriva en espera de un puerto seguro...
A lo lejos ya diviso cierta tierra...
mas no es tierra firme es solo una isla,
miles de letras la componen,
miles de recuerdos y fantasías,
pareciera como si fuera un refugio...
el hogar que nunca tuvieron...
La búsqueda termina en sus playas ,
la pieza perdida del rompecabezas esta ahí,
en esa isla,
la isla de las letras perdidas...
y el rostro de la espera ya no besa mis huellas,
ya no es un sueño nada mas...



Fernando Flores Carbajal






Maternidad

Aquella mañana,
la primavera se clareaba en el aire
como un ovillo de sedalina.
La cálida armonía del sol de mayo
se dejaba sentir como un ungüento solitario
sobre un abismo de muerte suspendida,
dejándome un tributo de amargura
y de dolor entre la orfandad de mis manos.
Todo lo que he vivido junto a ti
ahora son evocaciones,
regueros de vida que se ha ido deslizando
por el zócalo de mi inconsciencia.
Se me va revelando tu aura
con un goteo incesante.
Tu mirada cálida, lejana, estilizada,
contemplaba amaneceres en sintonía
con el verde de los árboles,
acariciando la sutil fugacidad
del horizonte o haciendo tiernos arrumacos
con el dorado crujir de la hojarasca.
Hay algo en ti, madre,
como de primavera contenida,
como si la cuchilla del tiempo
se hubiera detenido en seco
sobre la cutícula de nuestra existencia.


Fernando Sánchez Mayo- Córdoba- España









La Niñez





El terreno que pisamos en la niñez está hecho de caramelo. Surcamos la vida a bordo de un aeroplano de papel. Observamos detenidamente a las hormigas. Subimos a un árbol y le rascamos la panza al cielo.
El tiempo es eterno; y para destruirlo recurrimos a un sinfín de estrategias.
Hacemos ruido a la hora de la siesta, jugamos a la pelota hasta caer rendidos, miramos indefinidamente horas y horas de televisión. Pero así y todo, el tiempo vuelve a estar allí. Su cara redonda nos observa implacable. Y sus agujas punzantes nos amenazan con el pretexto de convertirnos en adultos.
En este lapso de extrañeza tenemos permitido al mundo para jugar. Un charco es un mar. Una calle es una rayuela. Cinco piedras una payana. Dos montículos de tierra forman un arco, y un terreno baldío es el estadio Mundialista. Punto y coma y el que no se escondió se embroma.
Miramos las estrellas. Trazamos constelaciones uniendo cada uno de nuestros sueños. Imaginamos lo que  vamos a hacer cuando seamos grandes. Apostamos nuestros ahorros a un oso de peluche. Vendemos ramos de glicinas para comprar figuritas.
La magia está encendida con lamparitas de luciérnagas. El velo maravilloso que envuelve al mundo se nos revela. Y en él nos sentimos reflejados.
Luego vendrán las primeras obligaciones. El horario de la escuela. El guardapolvo de punta en blanco. Los útiles cada uno en su lugar. El horario de protección al menor.
Allí empezaremos a respetar las conversaciones de los mayores. Allí se nos marcará un espacio, y se nos hará saber cual es nuestro límite.
Respetaremos entonces el orden y la disciplina. Jugaremos menos pero aprenderemos más. “Todo  a su debido tiempo y armoniosamente”, nos dirán.
En un abrir y cerrar de ojos, seremos grandes. En un abrir y cerrar de ojos, volveremos a ser niños para siempre.


Hector fuentes- Argentina













Las nubes




En un viaje que hice recientemente, me quedé embelesada mirando las nubes por el ventanal de mi asiento de pasajero y ... Me provocó admirarlas:
Me gusta ver las nubes con sus formas caprichosas... Las imagino condensadas por el soplo divino de Dios e inmaculadas, todas ellas, se lucen a lo alto con la blancura impecable de su consistencia algodonosa... Hasta que se apilan unas tras otras rompiéndose el espacioso y celestial escenario, frunciendo su entrecejo grisáceo y con temperamento malhumorado tras el roce involuntario, desatan su ira en el furioso estruendo de un rayo ...y luego, irremediablemente, se llueven todas en la exasperación de su amotinamiento... Se diluyen en agua finita y copiosa, sin poder zafarse de la espesa agonía de caer a su fluido destino ... De precipitarse hasta lo más profundo y luego apacibles, tras el desahogo, se envalentonan y se vuelven a evaporar para volver a algodonarse en el cielo... Esta "naturaleza", tan similar a la nuestra, imponiendo su tenacidad... Cual debe de ser... Porque si hay que caer, hay que saber levantarse con la frente muy en alto y volver a intentarlo, siempre intentarlo... Que en una de "esas" sea la lluvia más de alegría que desencanto ...


Loret  Vaz Tor-México










Herida abierta




En el acto de dirigir la mano hacia el manojo de llaves observó la punta de un sobre que asomaba por debajo de la puerta. Iba dirigido someramente a “Ernesto”, sin franqueo. Lo depositó provisoriamente sobre una mesa ratona.
Con movimientos maniqueos se sirvió una moderada medida de whisky, prendió la portátil de pie, descolgó la robe del perchero, se quitó el saco y lo colgó sobre el respaldar de una silla. Eligió una esquina del gran diván y cruzó las piernas intrigado; lo acercó a la cara e inmediatamente reconoció el perfume.
Una nota manuscrita plegada en cuatro partes acompañaba la invitación para participar de una ceremonia religiosa.
Leyó primeramente la invitación de fino diseño, cerró los ojos y escanció un trago largo.
No le sorprendía, tarde o temprano tenía que ocurrir; la cosa era con un tal Raúl, dato banal.
Hacía mucho que no tenía noticias de ella. Hizo todo lo posible para que esa mujer inverosímil se le escurriese como agua entre los dedos.
Dedos torpes de un imberbe fantasioso y extravagante.
La remitente había sido su amante durante un tiempo muy satisfactorio. De su magisterio aprendió que el amor de pareja es el arte de distribuir en partes equitativas fiereza y delirio. También tuvo oportunidad de gozar el reconocimiento, entre tantas mujeres que pasaron por su vida, de lo que comúnmente se da por llamar una “dama”, recurso retórico sutilmente pacato pero que posee la virtud de precisar sin equívocos presuntuosos un género con atributos refinados que distinguen normalmente del común. Un ser espiritualmente capaz de socializar a un individuo sin descender a la adoración banal.
Se alejaba definitivamente la única mujer que lo había sacudido. En su embriaguez narcisista sin embargo, nunca pudo saber si eso que sentía era amor o un nuevo capricho que se explicaba por los misteriosos imponderables de su vida disipada y ruin.
Le cerró todas las puertas como un niño que juega con un insecto y al cabo, ya cansado de darle mil vueltas lo aplasta con inocencia bajo su piececito.
Trabajaba de enfermera profesional en un nosocomio para alienados.
Simple, directa, sin una queja acerca del infierno diario que le proporcionaba el sustento, aguantó la presencia y el amor inmaduro de un individuo con antecedentes penales, sujeto a códigos incomprensibles para la buena gente.
El convicto liberado es un animal desatado que ha corrompido sus sentidos y fortalecido el instinto predador.
La sociedad de un modo u otro se lo exige y el individuo que ha pasado por la humillación carcelaria lo sabe bien, de otro modo la bala que alguien ha colocado en el cargador con un destino preciso llegaría a destino.
Se conocieron en oportunidad de un traslado afectado por una sobredosis. Quedó imantada por esa figura febril e inquieta, con rasgos cortados a pico que la miraba desde el fondo de un abismo.
Cuando salió se juntaron…y a vivir.
Abrigaba el vago convencimiento de hacer de él la imagen de su padre.
Pese a vivir la obsesión y la angustia provocadas por las calamidades de la reclusión pronto recuperó las fuerzas perdidas a virtud de los cuidados que la mujer le dispensaba sin abrumarlo. Consiguió trabajo de baja renta aún bajo la implacable peste de los “antecedentes” que lo conducían en cualquier momento como sospechoso ante la policía.
De todos modos aquellos cuidados y el ejemplo de vida de la mujer lograron el enjundioso logro de un intermedio de quietud y vida hogareña más o menos plácido y prolongado.
Pero al cabo su sino fue más poderoso.
Ocasionalmente, mientras ella dormía, por pura vanidad propendía a sacar las piernas por fuera de las sábanas, elevarlas unos centímetros y admirar la perfección de la musculatura adaptada al ejercicio “exigente”. Correr desaforadamente sorteando obstáculos, jugarse al todo o nada. Era en esos momentos cuando extrañaba la adrenalina que le proporcionaba el “fierro”.Ya no podía pensar en el mañana. Hoy soy yo - reflexionaba- augurándose con pueril regocijo una juventud inextinguible que satisfarían la compulsión de concretar inicuos proyectos que le rondaban la cabeza.
Cierto día un sujeto, compañero del celdario, lo citó para verse en un café. Con las defensas tensas y el cuerpo resplandeciente, arregló el “fato” no sin discutir por largas jornadas algunos detalles que le preocupaban. El “golpe”, que el otro le proponía como un regalo del cielo, con moñita y todo, no era cosa menor.
A decir verdad el trabajo callejero lo tenía desmoralizado. Horas y horas a la intemperie ganando apenas para pagar la nafta del Chevro y el departamentito que habían alquilado.
Su amante, ausente y feliz en su mundo de sencillez, juntaba en una cuenta bancaria con opaco optimismo, los pesos necesarios para arreglar algunas cosas o cumplir obligaciones imprevistas. Vivía con la idea fija de ser madre. Tener un hijo era la única obsesión que se permitía: Un hijo con su único hombre.
Alegraba la cama de la alcoba con una muñeca; sutil referencia percibida no más allá de un delirio infantil a su propósito por su compañero.
Al final se convenció del asunto y no pudo con el “chorro” que llevaba marcado en la frente como una cruz.
El objetivo, una estación de venta de combustibles muy concurrida.
Todo en orden, todo estudiado: El personal de seguridad, el horario de llegada y salida del camión con la remesa de dinero, los movimientos del personal, pero con un par de colegios en las cercanías y un tráfico denso por la avenida que daba al frente del establecimiento. Para un “profesional” la vida de un inocente vale.
Finalmente, por razones circunstanciales de mal manejo y una señora con un perrito que azorada y a los gritos, da la alarma a un policía de particular que andaba por ahí.
Resultó un fracaso estruendoso. Le dieron la “mínima” porque cuando el compinche pretendió rematar al indefenso guardia de seguridad, se interpuso entre ellos y recibió en el muslo la bala destinada al pobre individuo. Haberle salvado la vida fue un atenuante manejado con gran pericia por su defensor.
Cuando quedó libre, un golpe de suerte lo acercó a una solterona desvaída que necesitaba apoyar en un flanco musculoso y con nieve en las sienes sus cajoneras repletas de “mosca fuerte”. Se convirtió en mantenido y…lo demás es lo de menos.
Asió el papel perfumado y lo desdobló. “Nada ha cambiado excepto el paso del tiempo sobre mi corazón que guarda tu recuerdo y… un bultito en una de mis mamas. Es un hombre bueno y trabajador que me colma de atenciones y sabe lo que le reservo. Sólo te pido que te acerques lo necesario para que nos miremos por última vez”.
Embargado de extrema melancolía guardó el papel y la invitación en un bolsillo, jugó por unos momentos con la caja de cerillas haciéndola girar entre los dedos; se levantó lentamente, guardando los anteojos en el bolsillo superior de la robe.
Se acercó a la ventana empañada, limpió con la palma un amplio espacio de humedad por donde se introducía el reflejo lechoso de las luces del aparcamiento. A intervalos el viento silbaba por los resquicios de alguna abertura a medio cerrar. Prendió un cigarrillo con una cerilla que apagó con leve soplido, no obstante mantener por unos instantes el cabo entre los dedos. Miró hacia aquellas luces suspendido en el tiempo, como descreyendo de “su” realidad.
Agitó por unos instantes los cabellos grises como tratando de despertar de un sueño, echó una larga bocanada sintiendo que algo mojado resbalaba por sus mejillas.
Una chica abrigada como para ir al polo era arrastrada por un perro enorme que apenas podía sujetar con la correa. Un auto se detiene no muy lejos, baja una mujer cerrando la puerta delantera con furia. Se aleja taconeando, tomada del asa de una cartera enorme que lleva colgada. Su silueta milonguera se pierde al doblar la esquina.
Una voz femenina, desde otra habitación, lo saca del intenso sopor.
- Cielito ¿llegaste?…Se enfrió el ambiente, el sistema debe andar mal nuevamente ¿no te fijás? Todavía están por arreglarlo estos tipos de la inmobiliaria. ¡Qué descarados¡
- Si…ya voy Clarisa. Ya voy.
- Cualquier cosa…me calentás un porroncito de agua ¿eh, mi viejito lindo?
- Si, Clarisa…si…



Luis Alberto Gontade Orsini-Montevideo-Uruguay





Me bebes el viento





La brisa de tu boca con olor a canela dibuja arabescos en mi piel
El invierno ha dejado de crecer en las aguas de mi alma despierta
Y una madeja de claveles crece en mis labios con sabor a miel
Mientras una lluvia de besos trae tu dulzor añorado a mi puerta.
Mi cintura se mece contra tu talle firme y hay relumbre de estrellas.
Un lucero me cubre mis desnudas colinas y mis huecos . Soy tuya.
Giro entre muñequitos de papel la ronda del deseo y voy con ella
hasta tu intimidad de pájaro de hielo en un rayo de luna.
Atravieso mil mares que salpican su sal en mis caderas ,
Y tu ser me responde desnudando su aroma entre mis brazos
Bajas a mí como un torrente que se desborda por la espera
Mientras tus manos se aferran a mi carne hecha pedazos.
Encerrada en tu pecho de viajero sin tiempo voy muriendo
hasta quedar exhausta con mi sed de tenerte ya saciada.
Me dejas reposar sobre los soles de tu anhelo sediento
Y me bebes de un sorbo en cada descubierta madrugada.






María Itza –Argentina




Retornarás




Mañana mi canto se refugiará en el silencio
mi voz quedará muda en la prisión del tiempo
el polen de mi geranio se lo llevará el viento
mis sueños vagarán en el bosque sin aliento.
Mi corazón extrañará al fauno de sus sueños
la heliconia del jardín decaerá sin sus versos
la sed la calmarán los hermosos recuerdos
serán días aciagos, deambulando muy lento.
Pero a tu regreso hallarás sonrisas y sueños
unos brazos listos para estrecharte con ardor
mi cuerpo te dará dulces momentos de pasión
el vergel será feliz, albergará a su bello picaflor.
Y seremos uno solo gozando los momentos
mi piel te envolverá con sus mejores atuendos
mis deseos te saciarán con su rico alimento
los dos arderemos como brasas en el fuego.
Guardaré para ti mis anhelos reprimidos
seré un volcán ardiente en voraz erupción
una pantera hambrienta en tiempo de celo
cada minuto daré sabrosos ratos de calor.
Te llevaré en mi pecho, es mi forma de amar
nuestros corazones juntos, un solo palpitar
los sentidos excitados al unísono gemirán
heliconia y jardinero, el amor disfrutarán.


María Eugenia Gulfo Berrocal-Bogota- Colombia




“Palpitar"




Volverás....
y escucharás mi voz entre la sombra
y ansiarás mis besos de otras horas,
de otros tiempos la dulzura de mi boca
esos labios que siempre añorarás.
Volverás....
Y, tal vez, te aguarde en la ventana
y, tal vez, el tiempo se detenga,

y el reloj que, un día, marcó amores,

su latido comience a palpitar.

Volverás...
Y grabarás mi nombre junto al tuyo
en el árbol del bosque de mis sueños,

donde, un día, las almas que hoy se buscan,

sellaron su amor hasta el final.

Volverás....
Y tus besos, de nuevo, serán míos,

y en el espejo donde, un día, nos miramos,

reflejará los corazones escondidos
que grabamos con el fuego del amor.
Y volverás....

Volverás, porque nunca te marchaste,

porque siempre nos amamos en la sombra,

y el reloj que, un día, nos detuvo
jamás dejará de palpitar.


Marian Martín Humanes Villaluenga-Castilla la Mancha-España




Sin ser nadie






Ser nadie.
Sin sueños, ni destino, ni nombre,
sin afán de tentativas ni refugio,
sin ti.
Sólo unos pocos libros escritos hace tiempo
y papel en blanco esperando silenciosamente
palabras de humo que el viento ahuyenta.





Mario Bronte-España








Escribo mis ilusiones


sobre barquitos de papel
para que eleven anclas
o se hundan de una vez
Escribo sin soslayar
la humedad que en su vaivén
indefensos al filo del agua
los podría romper...

Dejo que zarpen
en mares de nostalgias
en mares de lo que no fue
y en mares que están por nacer
Y escojo muy bien las palabras
para los que recorren
los mares del hoy o los mares del ayer
no vengan las tormentas
que otrora me asolaron
no sea que los alcancen
en mi ahora cual designio
con vestigios del pasado
El peso que llevan
se atenúa se aligera
porque hago de mi tinta
Mástil y viento de sus velas
Y así, desde el muelle
En que otea y pulsa mi pluma
y albatros pescan con mi sueño
estrellas de bruma bajo los destellos
de un espiral hecho de luna
Veo a los barquitos decidir sus rutas
Y yo como gaviota en el suelo
parpadeo mis mareas
sobre los barquitos que izan de azul 

Océano sobre océano 

ondulante cielo
Hago vuelos, doy picadas y rodeos
y en los mares, con mis círculos de fuego
soy lo que soy de nuevo

Mary Ramos-Barquisimeto-Venezuela







Quiero beber tu amor










QUIERO  BEBER  TU AMOR...
EN NOCHES  DE  LUNA  DESPEJADA..
EN DIAS  DE  SOL  ....EN TARDES  FRIAS...
QUIERO  BEBER  TU AMOR  GOTA  POR GOTA...
HABITAR  CADA   ESPACIO...CADA  PLIEGUE...
QUE EL ALBA  ME  SORPRENDA  EN TU REFUGIO...
BAJO EL  MÁGICO AMPARO DE  TU ABRAZO...
PORQUE  TU AMOR  ES  BÁLSAMO  SAGRADO...
ES  LA CALMA  Y EL ÍMPETU PERFECTO....
Y LA  MAS  MARAVILLOSA  SINFONÍA.......










María Isabel Campos Quijano-Colombia





Sino  hay nostalgia





Más duelen las noches
sin sabor a nada...

Lo que ya no sientes
perdido en el tiempo.

Lo que no emociona
porque no se espera
ni velando al sueño
que sueña existencia.

Cuando no hay nostalgia
de un pasado ausente
nunca hemos vivido.


El amor
solo debería ser doloroso
cuando damos a luz a nuestros hijos,
cargado de emoción y alegría.








Nievi Merino Guerra-Canarias-España








del poemario memorias de un hombre olvidado
                

               XIV


No llores más, corazón,
por el ayer amargo que nos causó dolor.
No llores más, corazón,
que viene el mañana como aire fresco
a refrescar nuestra alma.
Todo lo que quise y quisiste
que nos dio vida,
que nos hizo ser felices,
terminó volviéndose contra nosotros,
en aquella hora eterna,
cuando las estrellas se caían del cielo
y los grillos mudos lloraban,
en aquella hora eterna,
cuando las ganas de vivir eran frustradas
por los sentimientos podridos
y los sueños volaron con las aves del olvido,
en aquella hora eterna,
cuando las ganas de luchar,
soñolientas se durmieron
y la esperanza era una casa vieja y vacía.
No llores más, corazón,
pues todo eso quedó lejos
o tal vez no,
pero por Dios no llores más,
que me estás ahogando.



Panolillo Díaz(Manuel Díaz García)-Canarias-España




…Siento placer infinito



…Siento placer infinito
que más allá de mi pena
 que inundó ese lunes a mi mañana 

donde el tiempo era madrugada...


mi corazón dijo:

es la despedida
me senté 

y te escribí la carta
.
.........................
..
...y hoy me llega en esta magia
de que en una Revista Literaria
queda aquella niña de mi infancia
loca, atrevida, enamorada
despidiendo a su padre...

cantando ella
y él tocando su guitarra

...y así se escriben mis orillas
aquellas a las que vos llegaste 

a buscar la esperanza...

y ahora yo....

viajo a la tuya...

con mi alma.




Pilar Ferrer-Ushuaia-Tierra de fuego- Argentina





¿Por qué?






Con el paso del tiempo
mayor es mi deseo de poder abrazarte.
Sentir en mi cuerpo la desnudez de tu piel.

Ya no guardo silencio,
no quiero callar nada.
Grito un deseo :
poder de nuevo
sentirme vivo.

 Y con la ilusión de vivir tu desnudez,
las caricias amorosas que ello conlleva
y el dulce sabor de tu boca,
espero que tarde
o temprano
ese momento  de nuevo
llegue.








Rafael Serrano Ruiz-Madrid-España







Amargo Noviembre





Con lágrimas sumergidas
a los lados del camino.
Con nombres escritos
en olvidadas piedras.

Con ojos nublados de recuerdos
y el sabor amargo de Noviembre,
se clavan los silencios sobre mi memoria.











Rita Turza-La Rioja- España












Seductora:

Alguien ejecuta la guitarra,

y de sus notas escapan gritos,

que al horizonte vuelven,

en sus matices encantados,

mientras la tarde presurosa,

al diván de la noche se encamina.-

Me inunda el alma,

tu voz, tu cadencia,

en el andar y en el decir,

para que las rosas sepan a ti,

cuando la siego,

rompiendo el natural encanto,

que a los días pertenece,

Me seduces,

si, me seduces,

haces añicos la endeble fortaleza,

que pretendo esgrimir,

y rendido a tus pies,

mis versos hoy y siempre,

he de inspirar,

en la verborrágica catarata,

que al mar silencioso del amor,

ha de conducir,

pues tú eres así;

seductora, arrolladora,

un mundo de rosedales,

en medio del invierno de la vida.-








Víctor Kartsch Brenh- Encarnación-Paraguay







Queriendo disfrazar las mariposas





Queriendo disfrazar las mariposas
con la rotundidad de la palabra
tomó el poeta aquel cincel que labra
la desnudez con pétalos de rosas…

Soplando, la razón con ardorosas
tenazas pronunció “¡Abracadabra!”
y en un “plis-plás” al vate descalabra
las orlas de sus prendas fantasiosas.

Ya libres los insectos del engaño
volaron sin que nada su belleza
cubriera con versículos de apaño

y el bardo comprendió que fue torpeza
su intento de ocultar, pues hace daño
soliviantar a la Naturaleza.
______________________
Aprendan al leer, los escritores
que la verdad ocultan con sus flores…


Xavier Coderch Vives –Barcelona-España










Nombre
1ºApellido
2ºApellido
titulo
Pais
Orden
Pag
Ada 
Gil

Pongo tu nombre aqui
Argentina
70
1
2
Alibel 
Lambert

No comprendo el silencio
Argentina
70
2
3
Amando
Fernandez

La paz del hombre
Cuba
70
3
4
Amelinda
Nuñez

Preguntas
Uruguay
70
4
5
Ana 
Romano

Vestigios
Argentina
70
5
6
Antonio 
Monzonis

Y no había luna
España
70
6
7
Beatriz
Ojeda

Te quiero porque tus manos…
Uruguay
70
7
8
Benjamin A
Araujo

Vamos
Mexico
70
8
9
Carlos Alberto
Giménez

Te buscaba
Argentina
70
9
10
Clotilde 
Roman

 Gacela Virgen
España
70
10
11
Diana Luz 
Bravi

La que suscribe
Argentina
70
11
12
Ezequías 
Blanco

Eclipse
España
70
12
13
Fernando
Flores
Carvajal
La mar y la isla de las letras perdidas

70
13
14
Fernando
Sanchez
mayo
Maternidad
España
70
14
15
Hector
Fuentes

La niñez
Argentina
70
15
16
Loret 
Vaz
Tor
Las nubes
Mexico
70
16
17
Luis Alberto
Gontade
Orsini
Herida abierta
Uruguay
70
17
18
Maria
Itza

Me bebes al viento
Argentina
70
18
20
Maria Eugenia
Gulfo
Berrocal
Retornaras
Colombia
70
19
21
Marian 
Martin
Humanes
Palpitar
España
70
20
22
Mario 
Bronte

Sin ser nadie
España
70
21
23
Mary 
Ramos

Escribo mis ilusiones
Colombia
70
22
24
Mira Isabel
Campos
Quijano
Quiero beber tu amor
Colombia
70
23
25
Nievi 
Merino
Guerra
sino hay nostalgia
España
70
24
26
Panolillo
Diaz

dl poemario memorias de un hombre..
España
70
25
27
PIlar 
Ferrer

Siento placer infinito
Argentina
70
26
28
Rafael 
Serrano
Ruiz
¿por que?
España
70
27
29
Rita 
Turza

Amargo Noviembre
España
70
28
30
Victor
Kartsch
Brenh
Seductora
Paraguay
70
29
31
xavier
Coderch
Vives
Queriendo disfrazar las mariposas
España
70
30
32