jueves, 1 de mayo de 2014

Revista nº 42 - ESPACIO DEL POETA


         Revista  N.º 42 -  ESPACIO DEL POETA
                           
      REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                  
Mayo 2014





        

 

                       Estela Dotto                                              El vuelo













 Pido permiso



Pido permiso...
para olvidar mi nombre...
para olvidar las ganas...
de vivir el ayer...
y sentir el mañana.
Pido permiso...
para olvidar al hermano...
que tiende una mano, que no falla...
que amanece como el sol, cada mañana.
Pido permiso...
para renegar del cielo azul...
del aroma a café...
del orgullo bravío de las olas...
del verdor eterno de las hojas...
que acompañan mi otoño desolado.
Pido permiso...
para no saber quién soy...
para no mirarme, ni sentirme, ni olerme...
para ser nada entre los nadie...
y que mi nombre se olvide para siempre...
perdido en las estrellas del espacio.
Pido permiso...
para hoy, llorar riendo...
y mañana, reír llorando...!!!

ALEJANDRA LEAL GANA-Chile








Destellos de esperanza


Buscando entre residuos de mi vida
cantos de amor en la fontana..
sólo hayo ilusiones manidas
avivando dolor de desesperanza

Busco el amor ¡ No cual quimera!
estibándome al eviterno....prendida
en perennes anhelos de viva esencia,
y a Dios desagradó la ansía mía.

Forcé...tenaz e incansable
pretendiendo al cielo acariciarlo
¡cuán vacua mi ansia...y deleznable!
¡cuán arduos mis deseos! ¡y cuán vanos...!

Mas, en la sima de mi estela oscura,
entre el ocaso de una noche gris,
vislumbro a Dios, Divino...¡Qué dulzura
en medio deste dolor de estado triste!

En mi madre me diste Señor serena,
mirando atrás ¡Qué feliz he sido,
vislumbrando su luz, ahora estela,
asida al silencio...sumo dolorido.

Señor te doy gracias por las sombras
las lóbregas noches, al herirme
y te suplico en tu Pecho escondas
las preces de mi pecho triste...

En el insomne penar de mis noches
cuando el dolor silente se mitiga,
reniego de insistencia hacer derroche,
y ¡Dios mío! Quiero que mi boca diga.

Este fervor es fe entre tinieblas,
abrazarte alelada, en la tierra,
es halo de esperanza entre nieblas,
en dulce amor, ¡que mi madre encierra,
en un álgido frío que la hiela,
y a mi alma en la pena encarcela

ANA ARIAS SAAVEDRA- Valencia-España




Escape






En busca de pruebas
quebrada
descalza es
que camino


En silencio
corren


El frío
es
precipitándose


¿Qué esconde
-aun sabiendo dónde-
la pena?





ANA ROMANO - Buenos Aires- Argentina







  
Ayer, hoy y mañana




Ayer...
reminiscencias de un pasado
en el tiempo andado,
volví a Moscú.
... y la nieve dio un respiro.
Hoy...
jóvenes sin frío
paseaban y hablaban.
...y la nieve reía.
Ahora...
juventud con alegría
gritaba y amaba.
... y la nieve se descompuso.
Sonaba...
un "Flash Mob" ruso,
bailaban y miraban la vida
de otra forma.
...y la nieve lloraba.
Pero...
ellos reían,
sensibilidad de su textura
y riqueza de sus pensamientos

Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España









No te olvides de mi




No te olvides de mí
Cuando las mariposas del invierno
dibujen en tu pecho la nostalgia
cuando no exista el sol en tu ventana
y no fluyan los brotes del naranjo
Piensa en mí
Yo andaré explorando las galaxias
con tu nombre prendido entre mis labios
y el eco de mi amor irá gritando
pintando en los luceros un corazón que lata
con los recuerdos del ayer que nunca acaban
Estoy aquí y allá
donde no hay tiempo ni espacio cercenando
el cáliz que conserva nuestros sueños
y realidades vibrando en cada paso
de mis risas mis silencios y mis gracias
No te olvides de mí
Un día volveré con mis dos manos
repletas de sustancias misteriosas
que dejaré en tus plantas asombrando
a la rutina que he burlado tantos años
Y traeré entre mis labios sabor a nunca es tarde
una canción que diga que es posible
amarse para siempre en este plano
si sabemos buscar los hilos mágicos
que brillen como auroras despertando.
Yo serviré en tu plato los milagros
esos que siempre piden implorando
que la mirada oscura y deslucida
decida encontrarlos encumbrados
sobre el mantel azul de las mañanas
Cerraremos los ojos
dejaremos que entren y ocupen sus espacios
para adornar con lirios y azucenas
el jardín escondido
del amor que alboroza la calle donde andamos
Es tan sencillo encontrar a los milagros
que por eso no vemos
que ellos están danzando sin descanso
pidiéndonos amor para invitarlos.

Beatriz Ojeda- Montevideo -Uruguay









Fugitiva (Como las musas)

Cuando no estás…
el hambre del viento
se anuda al estómago,
el sueño fugitivo
es vigilia de alborada,
el sol… indiferente,
me da la espalda
para hacer tobogán
en la última montaña.

Cuando no estás…
un manto oscuro
aterciopela el cielo,
la cruz del sur
deja lejos su norte
y deambula por la vía
desorientando
al caminante…

Cuando no estás…
desde las ciudades,
balcones abandonados
de grises caserones
vierten sus bostezos,
enlazan su baranda
de hierro forjado,
viendo en lasitud
cómo los días caen
unos tras otros
sin tocarse…

Cuando no estás…
quiero inventarte…
sacarte de mis manos,
hallarte entre mis libros,
suavemente entintada
de colores pasteles,
mecer por reflejo
esa absurda hamaca
tejida entre palmeras,
que atesora fantasías
burlándose desde la pared
de una oficina cualquiera.

¡Ay…! la eternidad,
es más eternidad
cuando no estás...



Carlos Alberto Giménez- Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina







Me vestiré de Lluvia






Me vestiré de lluvia...
Para que como llovizna resbalen tus besos sobre mi piel...
Y vayas regándome esporas con tus manos de hortelano y florezcan mis poros…
De fragantes jazmines…

Me vestiré de sal...
Para que me confundas tal vez con la bruma y te sumerjas en mi manto azul..
Y con brazadas de alas, halles el cofre escondido en el confín de mi ser...

Me vestiré de azul...
Con rosas en las manos, y así en una rapsodia pasearnos dulcemente
Colmándonos de versos con pétalos de tinta...

Me vestiré de sombras...
Y que a tientas me busques, con la luz de tus manos...y entre sombras y luces
Me digas un " te amo"...

Me vestiré de anclas...
Para fondear tu barco entre algas y corales…entre algas y gaviotas atrapare
una ola, desvisto la tormenta...y me vestiré de viaje, capitán de horizontes...
Y mañana, quizás mañana...nosotros zarpemos…



Carmen Guzmán- Curmaná-Venezuela






Sin callar


…llevas en tu ser ese misterio
que hace resplandecer el intimo vuelo,
y al silencio estremecido por unos versos
las palabras se tornan deseos….

…las emociones, se desnudan sin prisas
los miedos, se dejan envolver por la brisa,
cada palabra se hace en la piel caricia
sintiendo como suaves se deslizan…..

…los latidos al ritmo melodioso palpitan
cada gesto sereno dentro, cobra vida
empapando el cuerpo con su lluvia fina
la mirada en su reflejo queda poseída….

… clavadas en las manos el anhelo
irrefrenable, de mil instantes de placer
en la comisura de los labios la miel
que aviva el silencio de un amanecer…

…sumergida en ese misterio
escucho la voz que me habla dentro
dice….
Se que soy y existo
Aunque naufrague, respiro,
hablo sin callar, pero desde dentro grito
sin miedo que soy y existo….



Carmen Leyre Quintana- Torrejón de Ardoz- Madrid- España








Cada día uno los residuos del día





Cada día uno los residuos del día
para sumar el todo de mi vida...
y constato que cada momento es único e irrepetible.

Que la vida en general, está hecha de momentos.
Que la mañana es alegre y probable.
Que el sol sale para iluminarnos tras la oscuridad de la noche.
Que el campo se viste de verde para alegrar los corazones de eterna primavera.

Que soy mujer y poeta...
que soy poeta y mujer...
porque el orden de los factores no altera el producto.
¡Sí! soy poeta...y serlo es el germen de mi vida...
y lo único que me motiva para seguir viviendo.


Charo Bustos Cruz – Sevilla- España







  

Pide al tiempo que vuelva







En un día lejano
una llama nació
y al paso del tiempo
ella grande creció.

Pero un día ese tiempo
que la miró nacer,
vio también que la llama
fuerza empezó a perder.

Pide al tiempo que vuelva,
que te vuelva a querer,
pídele que regrese,
para amarte otra vez.

Hoy que por fin me quieres
mi llama se extinguió,
ya no es tiempo mi vida,
tu amor tarde llegó.

Tal vez la llama renazca
de las cenizas de ayer,
pero la misma fuerza
no volverá a tener.

Pide al tiempo que vuelva,
que te vuelva a querer,
pídele que regrese,
para amarte…otra vez.





María del Socorro Hernández González- Monterrey- México







Una buena tarde





Había manchas de vino en el suelo,
manchas de espuma sobre los sonetos
y manchas de nosequé en el corazón.

La ventana estaba abierta de par en par
al cielo azul oscuro, casi negro,
y la luz de una farola alumbraba tu cuerpo.

La Piquer lloraba esa tarde a un marinero
cuando no se moría de pena La Faraóna,
y en cada copla nos acoplábamos hasta arder.

Tenías la piel irritada por mi barba,
te daba vergüenza ir al servicio
y se te hacía ya cuarenta minutos tarde.

Es verdad que nos faltaban porros y condones,
sin embargo nos sobraban besos, caricias
y promesas que nunca cumpliremos.

Y aunque ni tú ni yo sabemos bailar
hasta los libros se descolgaron del estante
borrachos de tanta belleza.

Era una tarde casi de primavera,
la ventana estaba abierta de par en par
y una farola iluminaba tus pechos desnudos.

Había manchas de vino en el suelo,
manchas de vida sobre los poemas
y manchas de nosequé en mi corazón.




David Reverte- Alicante- España









Verano




Despréndete de sol
Tócame de ramas tibias
  acércame
Siémbrate de ventanas
Esculpe mis pies de azahar
Acaríciame de colibríes
Despiértate colmado 

Verano,
  Recíbeme




Diana Luz Bravi- Rosario- Santa Fe- Argentina










Arcilla



Qué será de esta arcilla
en la espera de tus manos,
bajo el sol,
bajo la lluvia,
cómplices del viento ufano.
Y me quejo sin ti,
me quejo de ti
como quien aguarda
de la zarza lejana
un gajo de luz,
el fuego que marca.
Reniego de ti
y dejo a sol, lluvia
y viento hacer lo suyo
en mí,
moldearme a su merced,
tenerme.
[Naturaleza
no tasa
el encargo.]

Diego Cazzaniga- Rafaela- Santa Fe- Argentina











Mendigo del parque




Soy un mendigo que come migajas
que le entregan el resto de los hombres
del parque

Parque con banquetas de plata
para el visitante
parque con banquetas quebradas
para el nativo

Soy un mendigo que come migajas
que le entregan el resto de los hombres
del parque
que no vienen del Perú sino de Gringolandia
y que trato con copas y adornos de porcelana

Oro no tengo
ni tampoco mi casa
oro nos falta
regalamos el que nos quedaba

Regalamos el que nos quedaba
cuando nos quedamos dormidos
nos quedamos dormidos
cuando llegó el visitante

Oro nos falta
desde que somos Perú
oro nos falta
desde que se fueron
los españoles
quedamos en un parque
donde caen migajas
migajas de pan
para las palomas peruanas




Diego Miró Quesada Mejía- Lima – Perú







Tarde ventosa





Se ha secado la tarde, y un murmullo de voces
de inmediato me avisa
que el viento  ha llegado
corriendo deprisa.
El paisaje se nubla, el sol borroneado
inmóvil se eclipsa.
El viento toma un sonido prestado,
cuando se desliza
por las cuerdas vocales de algarrobos y pinos,
de eucaliptos, de álamos, y de la humilde brizna
de hierba que pace en la vía.
Persignándose están los árboles altos
o saludando al ave que esforzada esquiva
el implacable puño de algún genio invisible.
La tarde gira
y con loco remolino de hojas muertas
y vivas
de ramas, de piedras, de polvo y ceniza
va escribiendo en la tierra profanas palabras
sin pausa ni prisa.





Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina








¡"Feliz día de la poesía"!


Me sangra la poesía por la boca,
me inunda de esencia los latidos,
más en la hoguera de mi alma
rebrota en racimos de miel
sobre los labios...la poesía.
Afuera, la noche serena de estrellas,
corona de plata lo que toca;
nadie percibe,
más la poesía sangra y se desangra
en la espalda de todos los amantes
descorre y se mete entre las sábanas;
en un hilo de amor descontrolado
se desliza y se funde por el aire,
por el suelo escapa,
por la puerta siempre abierta,
cruza la calle… la poesía,
abre caminos por las plazas,
se mete en los pasos de la gente,
sube por las piernas de la mujer mas bella
se escurre entre sus faldas,
en suaves caricias se estremece… la poesía.
despierta con su luz
todas las palabras, todas;
vuela, se mete y se pierde
entre las cosas,
cubre los espacios y descubre los misterios,
nos hace compañía en madrugadas,
se desangra por mi boca… la poesía,
con mi voz o con mi estrofa,
con poemas y mi prosa,
con los versos que acarician,
que se miran, que se besan,
con la sangre que recorre,
que fluye amanecida las musas
enlazada por mis venas, por mi piel,
por la esencia de mi ser,
anclo tenue, visceralmente
en demasía,
a la sangre que desangra,
por la boca, ¡Mi Poesía!.-
Derechos reservados de la autor.


Nora Flamini.- Avellaneda- Argentina






No esperes

No esperes que vayan
siempre hacía ti,
los vientos de bonanza,
que las golondrinas,
hagan sus nidos en el otoño,
ni que la lluvia caiga en el verano.

Si espera, ver en mayo
a la primavera llegar,
con las flores, y la lluvia,
besando la superficie de la tierra.

No esperes,
que maduren y florezcan
los lirios en el invierno,
ni a las gaviotas
caminar por la playa.

Si las verás planear dichosas
sobre lo inmenso de los mares,
y besar sus aguas en los días estivales.

No esperes que la luna
salga con el día,
y al sol brillar
en una noche estrellada.

Si la verás, colgada
en el cielo de tus noches,
hermosa, fulgurante
luna siempre enamorada.

Pero a mí si me verás
siempre a tu lado,
rellenando espacios olvidados
amándote, y esperando siempre,
tu presencia tan querida,
todas las estaciones del año.




 Gabriela Ruiz Gomis-España





Al final del camino

Al final del camino me encuentro, no se a donde voy,
me costó llegar aquí, anduve equivocada, todo el tiempo,
y no supe en que momento me di cuenta que llegue aquí,
y hoy solo pienso que es largo el camino para volver atrás.

Se han perdido muchas noches, muchos días caminando,
mañanas llenas de sol, noches estrelladas o oscuras,
veranos resplandecientes e inviernos lúgubres y fríos,
risas y cantos de algarabía, y llantos gritando el dolor.

La vida repleta de impredecibles días, llevándome con ella,
a veces tambaleándome queriendo mantenerme erguida,
como los robles del camino, mas me faltaron fuerzas y valor,
para seguir, más aun así me encaminé por senderos de espinas.

y me encontré rosales, y aspire su aroma, y sonreí a la vida.
y quise quedarme allí, más los vendavales y el mal tiempo,
me hicieron seguir hacia adelante y huir a buscar resguardó,
y no pude mas que caminar con el viento azotando mi cara.

Otras sintiéndome flaquear sin fuerzas busqué una mano,
que me ayudara a caminar erguida con mis penas a cuestas,
mas no pude verla, no la encontré y seguí de largo perdida,
y esperé una luz que iluminara mi camino, y vi. las sombras.

El final de mi camino, aquí no hay mas callejuelas donde seguir,
regresa, da la vuelta, aprende a caminar segura, no tropieces,
te sabes de memoria el camino andado, no lo repitas va derecho,
ya no necesitas ni luz para regresar sobre tus pasos que conoces bien.

El final del camino mal andado, ha llegado a su fin, no lo lamentes,
Siéntate, respira hondo, y da la vuelta, no mires atrás, no tiene caso,
mira hacia adelante, no pierdas el tiempo lamentando lo vivido,
encamina tus pasos con firmeza, pisa fuerte, y aprisa, segura y feliz.

El final del camino, ha llegado, más no es tarde para volver atrás,
el sol de un nuevo mañana alumbrará tu frente, y el canto del viento,
arrullará tu alma con nuevas ilusiones, y no vas a caminar, vas a correr,
con nuevas ansias y pensamientos para un nuevo futuro, y otro final.


Gladys Alvarado – Estados Unidos






Amanecer




Disfrutando el rocío del nuevo año
un murmullo me apartó del embeleso
de las notas de violín y piano,
éramos mis letras y yo, aún despiertas.

En mi mente, una imagen enroscada
se aferraba con pasión y desafío,
pero fue inundándose en silencios
deshaciendo mis altares de granizo.

Amanece…
en hileras de luz me refugio
me seduce un concierto de pájaros
que en su trinar encuentran eco
y te siento tan distante…
y me siento tan vacía.

Voy en busca de tu imagen
y te juro amor sincero,
pero en sueños se me va la vida
y aún sueño despertar contigo
y amanecer en un te quiero.



( GRISSEL ) Grissel Canche Albornoz- Mérida- Yucatán- México








Como animales espantados por el fuego del bosque




Como animales espantados por el fuego del bosque,
estos aldeanos entre los cuales cobro
mi presa cotidiana, recuerdan con mis pasos
viejas leyendas monstruosas.

Nadie me ha visto hundido en mi gabán,
con los zapatos cubiertos de barro campesino
y el fusil listo para echarlo a la cara:
todos tiemblan ante el crujido de las hojas
que insurrectan mis pasos,
ante mis huellas encontradas
por la mañana en los jardines que controlo.

Ellos se sienten hombres en medio del espanto,
por mí penetran en un universo
estrictamente humano. Y es el único mérito
de mi labor de verdugo.

Guillermo Pilía- Buenos Aires- Argentina









Un día como hoy.




Un día como hoy cada hombre fue universo
y el mito gobernaba las estaciones de la vida.
Lo que era dios y lo que eran los hombres y los animales,
guardaban sus distancias y acercamientos iniciales.

Dios se hizo hombre y el hombre se hizo dios
y todo se disolvió en explicaciones entre los dos mundos.

Un día el barro moldeará de nuevo
como en una fiesta
sus criaturas de alfarero iluminado.

El que abra los ojos abrirá los cielos,
para poner en orden
nuevamente,
el vuelo errante de la vida.

Miro un trozo de ámbar
que me trajo Gustavo del desierto,
puedo sentir en su latido
vivientes aun
las sagradas estaciones de la tierra.

De pronto...
el canto de un jilguero...
Todo se detiene
entre cañas inmóviles.

¿ Escuchas ?
estas son las voces de la tierra
La vida esta encerrada dentro de la vida,
todo esta empezando en este instante
y en ese instante que puede ser eterno
todo se termina.


Héctor Berenguer- Rosario- Argentina







Hasta que ya no seas
 



Te miro pasar desde la quietud de un amor
que nace y yace a la vera de tu inquieta humedad.
  Te veo ágil, a pesar de todo,
alegre en medio del dolor vivo,
llevando a cuestas la amenaza
de una muerte prometida, disfrazada.

  Puedo, desde aquí, mirar
hacia atrás o adelante.
Eso quiero:
Acompañar tu geografía suave, despareja
hasta el final, cuando ya no seas.
Caer en ti, dejarnos llevar por la urgencia vertiginosa,
entreverarnos en la hondura,
mezclar historias brillantes con las otras.
Servirnos de los pantagruélicos banquetes
que a los sentidos se ofrecen.

  Nuestro amor, tropel de biguás,
llamado de sirirí, blancura de garza…

  Te miro pasar y te grito en silencio:
¡Cuánto te amo!



Hilda González- Concordia –Entre Ríos- Argentina






Te amo



Este día
eres mañana de aurora
una canción de zenzontle
en la flor crepuscular del horizonte.

Tu rostro se vuelve poesía
y tus ojos...

Tus ojos son dos metáforas dulces
como la tarde de bellos celajes.

Hoy tu boca es un libro
de palabras delgadas,
un frágil poema de rosas blancas.

Hueles a cosecha de miel y colmena
a paisaje virginal en mis manos de fuego.

Te miro y te amo
como nunca amo el amor
tan puro y loco...

Ese amor desenfrenado
en mis dedos sueltos,
como las hojas muertas de la higuera
hacen recorrer la geografía de tu cuerpo,
por que te amo...



Jorge Ramírez. 
Salvadoreño - El Salvador




Te vi pasar







Te vi pasar con la mirada extraña,
con la inquietud superflua de quien a tientas avanza,
mientras el día esbozaba una sonrisa, a medias te seguí,
tratando de alcanzar el aliento que tu yo respiraba.

Me sentí un ladrón de aguas calientes,
detrás de una pasajera, errante y casual,
me negué a creerlo y proseguí esta porfía,
te vi pasar como un deseo, que aun no es realidad.

Válgame la causa, situación fortuita,
anhelos vagos de mi propia juventud,
te vi pasar con la mirada extraña,
en un silente, halo de luz.



Jorge Amado Serrano- Suardi- Santa Fe- Argentina









El puente



El mes pasado cumplí once años y mi abuelo me contó otra vez que nací una noche de temporal. No había teléfono ni auto. Para ir al hospital mi mamá tenía que atravesar el canal por un puentecito de madera podrida. El agua que bajaba de la ciudad lo había cubierto. No más para llegar hasta ahí tenía que andar por varias cuadras de barro. Así que mi abuelo decidió que yo nacería en la casa, sin más ayuda que la de una vecina que había sido partera en Misiones, muchos años antes de venirse para acá.
Así llegué yo en pleno invierno y debieron atenderme muy bien, porque mi abuelo dice que soy muy buen chico, bien desarrollado y voluntarioso. No sé. Lo que pasa es que a mi papá no lo conozco y mi mamá está siempre tan ocupada, trabajando afuera y atendiendo a mis seis hermanos que casi vivo con él, aunque estamos todos ahí no más, y aprendo a arreglármelas solo. Cuando le cuento a mi maestra que me lavo la ropa y la mayoría de las veces cocino para todos, dice que se emociona mucho. Debe ser cierto, no porque lo diga sino porque se le nota en los ojos como un brillo húmedo. Es medio tonta, pero muy buena. Tiene un solo hijo muy parecido a ella. Según cuenta no sabe ni andar en bicicleta, y eso que ya cumplió los doce. Debe ser de esos chicos que se la pasan comiendo y mirando televisión o jugando con una computadora. Cómo será que si no lo lleva a la escuela, no va.
Yo por suerte estoy con mi abuelo. Me armó la bicicleta con un cuadro que encontramos en las vías y las ruedas que le cambió a un ciruja por una montaña de fierros y botellas, cuando limpiamos el patio. También trajo un televisor viejo, lo arregló y entre los dos pusimos la antena en ese tronco alto y seco que hay al lado de la casa. Algunas noches se ve bastante bien. Mi abuelo es un genio. La verdad es que cuando nos ponemos a charlar ni televisor precisamos. Me cuenta cómo era su vida de maquinista del ferrocarril. Viajaba  de Buenos Aires a Quequén y algunas veces llegó mucho más lejos, hasta la Patagonia. Cómo cargaban agua y carbón en las estaciones y veían a los crotos treparse a un vagón y los dejaban, nomás. Hay que verlo cuando limpia el farol de fierro, bastante oxidado, o lo hace iluminar si se corta la corriente y sale al patio a ver qué pasa que ladran los perros. ¿Y el descarrilamiento? ¡Esa sí que no me la pierdo, aunque la repita mil veces! La máquina se le fue en una curva porque los durmientes estaban podridos y quedó inclinada en el terraplén con seis vagones volcados. Las bolsas de papa rotas y desparramadas. Mi abuelo subió al palo del telégrafo y dio el alerta, porque unas horas más tarde pasaba otro tren y hubiera sido un desastre. Me muestra con los dedos en la mesa cómo trasmitía el mensaje con puntos y rayas y parece que estuviera otra vez sobre el palo, abrazando el que usa como bastón cuando anda dolorido. “-¿Que estaba nervioso? Y, un poco sí... Si largaban la formación de las siete no sé dónde estaríamos“. Yo le digo que se salvaron gracias a él, pero me contesta que nada más cumplió con su obligación. Estuvieron varios días trabajando las cuadrillas, con una máquina que vino de la capital para encarrilar la que se había salido de las vías y los seis vagones. Mi abuelo se los pasó al lado de su tren, acampando con los compañeros ferroviarios y algunos crotos que se quedaron a ayudar. “-Ayudar, ayudaron poco... ¡Pero cómo comían los desgraciados! “ Es una de las pocas veces que lo veo reír.
Me dice siempre que escriba todo lo que me pasa, para no olvidarme. Yo le digo que no, que no me olvido, pero él frunce la frente, como si se enojara, y me contesta: -“Ya vas a ver“. Así que en mi cuaderno voy poniendo lo que me parece. Cuando él lo lee me corrige algunas cosas, me abraza y se queda un rato apretándome, sin hablar. Después se saca la gorra de lona y repite dos o tres veces: -“Es una gran cosa, una gran cosa“. A mí no me cuesta nada darle el gusto, aunque a veces no sé si lo entiendo y otras veces me parece que sí. Pero me gusta escribir, aunque más no sea para él. Porque ¿a quién más le puede importar lo que hacen un chico de mi edad y su abuelo?
Algunos días me lleva a la ciudad. Se queja mucho de que le duelen las piernas y además, bueno, me da un poco de vergüenza, porque a cada rato tiene que ir al baño. De este lado de las vías no hay problema: un matorral, unas plantas, una casa abandonada, y ya está. Pero del otro lado, con tanta gente... Igual yo recorro bastante con la bicicleta y ahora que soy grande me animo unas cuantas cuadras más, como esa  vez que casi llegué hasta el centro. No me importa si me retó. Bah, casi no sé si me retó. Me dijo lo mismo que a veces les decía a los crotos: -“Cada uno tiene que hacer su vida“. A mi me parece que desde que no pasan más los trenes, mi abuelo no sabe qué hacer. Me doy cuenta que se siente como perdido. Tenía dos amigos pero bueno, se le murieron. Por eso capaz quiere que yo escriba. -“Contá lo de la zorra, contálo“. Es de una vez que entre los dos agarramos una zorrita vieja que estaba abandonada en una vía muerta. Mi abuelo manejó los cambios para mover los rieles y la hicimos andar por la vía principal, casi hasta Los Pinos. Es de esas que tienen dos manijas como un subibaja. Nos sentamos uno de cada lado y déle para arriba y para abajo. Yo me colgaba, sobre todo cuando subimos la loma de Tres Esquinas. ¡Cómo se veía todo, tan cerca y tan lejos, desde nuestra zorrita! -“¡Fierro contra fierro! “, gritaba él, y tiraba la gorra para adelante y trataba de embocarla con la cabeza cuando pasaba. Estábamos muy felices y cuando volvimos, cansados y todo, la dejamos otra vez en la vía muerta. -“Para la próxima“.
Nos tomamos unos mates debajo del sauce del patio, diciendo que la próxima hasta San Agustín no paramos.
El otro día fuimos hasta el canal, porque había camiones y palas trabajando. Están construyendo un puente ancho como toda la calle, para que se pueda ir y venir aunque llueva como la noche en que nací. A mi me gustó ver cómo removían la tierra, armaban una gran caja de maderas y la llenaban de cemento. Mi abuelo se quedó callado, pensando en algo, creo. De pronto me abrazó muy fuerte, como otras veces y me dijo: -“Es una gran cosa el puente. Una gran cosa“. Un poco lo entiendo y otro poco no. Pero va a ser lindo cruzar por el puente ancho, aunque el canal se ponga bravo por la lluvia. Como estar más cerca del otro lado, o como si el otro lado se acercara, que viene a ser más o menos lo mismo. Tiene razón. Es una gran cosa.

Jorge D´Agata-Balcarce- Argentina











Mujer mimo



Acurrucada sobre un frágil tajuelo de madera,
mientras posa la mano en su cajita de plata,
cuelga, sobre sus delgadas piernas, su inmóvil brazo.
Yo me paro frente a ella a la hora del crepúsculo,
cuando se desmayan los últimos colores de la tarde.
Y siento el rumoreo de su respiración lanzado al aire.
Si alguien le deja dos o tres monedas;
yo no la miro y me pregunto ensimismado:
¿Acaso se endurece y se oculta
por el hambre?
¿O es la intolerable cadencia de aquel nombre,
la que retumba en sus oídos y anega su alma,
bajo un desdichado vestido de alambre?
Yo también quisiera darle una moneda,
y sentir a mi corazón temblar alborozado.
Pero me resisto a que me mire de ese modo.
Cuando llueve, desde sus cabellos de acerados hilos,
dos rizos se descuelgan sobre sus rígidos senos.
Mientras tanto…
Yo sigo allí.
Mojado!
Mojados!
Hambriento!
Callado!
Rozando sus trenzas con mi mano.
Sé que tarde o temprano, me abrirá sus ojos.


José Rodolfo Espasa Muñoz- Benidorm-Alicante- España






Anatomía del Edén

Odisea de Quijano









VIII

Si la liebre persigue al galgo,

despertarme,

quiero estar espabilado,

ver cómo cambió el hostigamiento,

retrasar un minuto la realidad,

parar las agujas del cuento.





F. José Romero- Ciudad Real- España









La mano

La mano es un escenario
de líneas, rayas y versos
campo de batalla estrecho
del abrazo y los adioses
para matar la caricia
dejando escapar la edad
al cedazo palpitante
de la seda en ansiedades
que busca cobijo y nido
en el temblor indeciso
de un cuenco
en venas de azul

Flor pendapéndula absurda
que no sabe aprisionando
si el tiempo se escurre o pasa
por su espacio intemporal
o si acaso se detiene
expandiendo su corola
como astro entontecido
en su loco errabundear
para apresar ríos ocultos
artificio de ambiciones
del recipiente de carne
que al asesino es puñal
o piedra que golpea la piedra
más dura que la mentira
cuando el tribuno encanece
austeridades gritando
o río de multigrafías
estilizadas y simples
que se revelan maestras
Manos de culpa hechizadas
adheridas al misterio
Manos que compran caricias
al cauce de la progenie
de bendiciones rastreras

La mano es paisaje
es decir cosas no dichas
aleteo de ingenios
bajo la lluvia en mil gestos
La mano es cripta de todo
conocimiento emitido
desde el primer calicanto
de aleta salina y fría
hasta la brisa nerviosa
-cálida hasta lo imposible-
de un ballet de edades
que escribe la luz del tiempo
en pentagramas aéreos

La mano que tiembla
es la anciana ruta
a desnivel del alma
para iniciar el descenso
al catafalco del cuerpo

Manos de los cristos vivos
atravesados de espanto
Manos de nube y llanto
del monte de los olivos
que esculpen tragedias
Manos con titulares eternos
Manos manchadas de infiernos
y de homicidios paganos
Manos… manos mensajeras
Manos… manos pasajeras
fundidas en las desgracias
y en las yemas agoreras
¡Manos! estuches de progreso
hacia inmortales viaductos
y que rompiendo exabruptos
tienen luminosidad de un beso

Decir mano es decir
salto de la injuria más ignota
del primer hombre en el mundo
a la irisada cadencia
del movimiento pensado
hasta la voz insurgente
en un mitin de gestos
y hasta el índice que acusa
las inmortales falacias
de siniestros doctrineros…


Justo Aldú- Panamá










No te atrevas



No te atrevas a decirme

cuales son mis sentimientos,

si mis sueños me revelan

que mi cuerpo ya se ha muerto.

Soy pantano, soy hoguera

soy ese pasado funesto,

que ha vivido en un calvario

embebido de destierro.

Hoy mi alma se eleva

arropada por el cielo,

y deja flores ya marchitas

en el lecho de mi seno.





Liliana Farah-Rosario- Argentina









Marina





Ayer desembarqué de nuevo. Arribé al pequeño muelle: Marina de las rocas.
Esa mujer, esa estatuilla de mujer eran la clave.
El tatuaje develaba laberintos. Me zambullí en tu cuerpo.

                                              
 Lilí Muñoz. Neuquén. Argentina











Polvos que trae el viento

Traquetín de panderetas,
tu pollerón de granadas.
Tibiecita de ordalías,
hiciste astillas mi orgullo,
y del tripejo de odios,
¡Porque sí¡
¡Porque por nada¡

Odios que venían de lejos
¡Vive Dios¡
Mi garguero atravesaba
un espino pavoroso
que un cuervo trajo en su pico.
Restos de algún tiburón
desecado por los soles
de una playa abandonada,
donde estrellitas de cuarzo
con gaviotines jugaban.

Cobijado entre tus alas,
Harto ya
de fatigas noveleras,
he logrado finalmente,
dar por descansada el alma.
Liberta de pesadillas,
¡las putas¡,
que se agrisaron mi pelo…
Tómalo así:
Que mi pelo, se agrisaron
en noches de vigilia insana.

Hoy, ahora, mira…
Puedo,
con el puñal del deseo.
Vaya que sí; que ahora puedo,
con esta hojilla de miedo,
abrir tus puertas con calma.
Con obstinación haré,
con tus trocitos de nácar,
mi nave de corazón.
Batiré con tus ungüentos
riadas de melancolía
que me alejaron de ti
y de caprichos sabrosos
que pulsaban en tu aliento.

Tu boquitica de brasas,
¡Ay¡
Boquitica de uvas pasa,
insatisfecha de carne…
Por mi culpita.
Oye niña…
Por mi condenada
culpa,
Halcón rojo de tu sangre
¡Ea que sí¡
menesterosa de besos…
cual un halcón embrujado
me ha devorado el alma.

Estribado entre tus senos
de turgencia satinada
¡Ay¡
Carmen del desamparado,
el hontanar de mi esencia…
(Vergüencita…
no te enojes);
almíbar de azúcar blanca,
traspasará el arco augusto
de tu entrepierna encelada.

Pues que archiprobado está:
Lo que nos satisface el alma
hace luz en las querencias.
Y los perros del desvelo
(que de palos le daremos)
se baten…
Ay que sí, pero que sí…
capullito de petunia,
se baten en retirada.

¡Válgame la Virgen Santa¡
Que fue solito soplar
el viento…
el que entre las olas danza.
Un soplidito de nada…
y tus pechos…
flamígera ventisquera
abrió flores dolorosas
marchitaditas de espera…
consumidas de añoranza.

Una rosa,
Una rosita sola,
entre tantas,
cómplice de tus andanzas
se me ofreció querendona
para que en noche sin luna
su perfume le robara.
El que guardas
¡Mi castigo¡
entre almohadones
de seda
donde reposa tu rostro,
feliz,
como alondra y su huevillos
abrigada entre las zarzas.

(Creo que acá viene lo más bueno)

Y aquélla…
mi marea untuosa
que tu sexo más deseaba.
(¡Qué calentura mi reina¡)
te estremeció de tal modo,
que más de un volcán
desease…
Mira tú mi arcángel negro.
Que algún volcancito bravo,
ansiase…
(capricho de vida perra)
echarse al fondo del mundo
con una piedrecilla atada.
Tal la humillación aquélla,
Mi solcito,
beso de media mañana…

( A esta altura del apriete, a la chica y al tipo
les hace falta un matafuegos)

Cópula,
humor de caricias,
desde ha mucho aherrojadas,
¡Chissst¡
a pasionarias de orquídeas
engarzadas de esmeraldas.
Y aún así,
si tú lo quieres mi diabla…,
a manuelitas de zafiro
y escamas de luna clara.

Volantero peregrino,
sátiro de cola larga,
te soñaba,
¡sí que sí¡
Vaya, que si te soñaba
Aguardando por el rancio
y rudo canto
del marinerillo pobre…
pobre de toda pobreza
pensando siempre en su amada.
Cociendo sus cebollines
Con alcaparras
y el vino. Pues sí…
aquel blanquitillo turbio
y seco. Como su alma.
¡Qué por qué no,
ya qué sí¡
con rosquillas de manzana

(¿Crees tú, sabio lector, que “una mina”
lo iba a esperar con “rosquillas” a este putañero?)

Tu corpiñito me ahoga
Tu trusa… las gasta caras.
Tu lengua…
Tu San Francisco,
…y tus pelos
Ya, ya, ya… de tus pelillos:
Los de “ahí”…

(El ordinario éste le señala el pubis ensalivado)

El mejor de los manjares.
Ummmh…
Delicia…o acto delictivo
que habrá de perpetuar el tiempo.
¿Qué digo?
Que ha de ganarle al tiempo
Mamita…
Que al tiempo ha de meterle
mirra. Y de la tuna… ni espinas,
como dicen las charadas.

Por tu pelvis torturada
cual manantial desbordado.
(-¿Qué mi santo?)…
corren bastoncillos blancos
y florecillas de almendros.
(-Si así lo quieres llamar, sea)
Mi lamento empotrerado,
tus gemiditos de gracia
incineran tus pezones;
(-¡Hay¡ Mira lo que dices…)
y tus nalgas de ciruelo
que saben a brote tierno
(-Bobito…)
madurados en la hondura
abrazadora de un fuego
Se queman en mis olvidos
censurándome los sueños.

(Qué “afrecho” tenía estos dos ¿no?)

Tu marido… el celosón;
pronto habrá de preguntarse:
“¿Dónde estarías?”
“¿Qué viento inquietaría tus velas?
Vaya desgracia la nuestra
¡Le metería tres tiros¡
Cabrón de la Santa Gracia.
Amarnos…bañados de hierba
Y siempre montando guardia…

Luis Alberto Gontade Orsini-Montevideo- Uruguay











 Cuerpo de mujer


Mi cuerpo no es uno
Son muchos, mi cuerpo.
Por los años recorridos
pesada mochila,
llenos sus bolsillos.

Mi cuerpo es como la tierra
una detallada cartografía, registro de tantos momentos.
Mimético mapa que sólo yo entiendo.
Es la representación geodésica de mi historia.

Remolinos cálidos arrastrados por el viento Zonda,
danzando a su impulso. Latiendo.
Caminos que se alejaban,
encrucijadas indecisas.
Huellas tenues  de polvo,
rastros de otros cuerpos.

Tuvo épocas de fertilidad y lozanía,
erguidas  mesetas florecientes.
Gruta laberíntica de húmedas sinuosidades,
gozo irreverente.

Fue mi cuerpo ciénaga profunda
atrapada en oscuras soledades.
Violentos derrumbes que dejaron  grietas.
Fue una roca amurallada, pircas defensivas,
un resquebrajado cauce abandonado.

Ahora mi cuerpo no es propiedad de nadie.
Es mi ombligo el punto de referencia,
dibujando nuevos abrazos, construyendo mágicos puentes.

Reparo mi cuerpo, como cantos rodados
me deslizo moviendo montañas.
Olvido viejos achaques y me acepto.
Y convertida en barro original sano mis heridas.

Ahora mi cuerpo es mío.


 María Graciela Galván-Rosario-Argentina









Ahora…





Acaricia mis formas ....
mi alma tiembla........

... mis labios se encuentran a la espera....

y tu voz....... .tu voz conquista cada espacio .

Me deleita el coqueteo de tu lengua en mi cuello ,
y el suave toque de tus manos en mis muslos ........

Buceador en mis aguas ...

Tu despiertas los pájaros del sueño,
habitas mis silencios ,
mis noches ..... y mis vientos ....

Embebida en tus aromas ......
..... hundida en tus sonidos .....

Mi resplandor de estrella ..
...vertiginoso río .....

.
Abrázame .... ahora que ya quedan
apagados los labios ......
..... ahora que ya duermen los ruidos......

Ahora que el silencio
....va extendiendo sus alas.....
Abrázame ....que ahora ..
preciso de tu aliento ...
de la paz de tu risa.

Abrázame..... que ahora ..
...es tuyo mi destino.....

María Isabel Campos Quijano- Buracamanga- Santander-Colombia









Sin palabras

A todos los niños que llevo en el corazón

No le esquives la mirada,
es una foto que despertará todo,
todo aquello que tus ojos nunca vieron,
que vive a infinitos kilómetros de distancia,
y no es uno...son miles...que nos están mirando;
quizá lo habrás leído o te lo habrán dicho;
quizá te cuesta creer que existe,
que es un montaje fotográfico,
pero no... es tan real como el frío y el calor,
tan real como el hambre que desconoces;
lo mirarás, despertará tu compasión,
y por más que quieras no podrás hacer nada.

Lo querrás ver una vez, rápidamente, de reojo
y voltearás la página para olvidarlo;
si tienes algo de corazón supongo,
debería arrancarte más de una lágrima,
pero él querría nuestra ayuda, no lástima,
¿se podría hacer algo por ti criatura?
víctima inocente del hambre, del olvido,
¿qué dirán tus ojos cuando nos miran?

Si aún no te has ido, si aún te conmueve,
solo te pido algo... no culpes a Dios
¿esa es la salida más fácil no?
No es hora de buscar culpables,
culpables...culpables somos todos,
por ignorar, por hacer la vista a un lado,
por sentir asco, por creernos únicos,
al fin y al cabo somos humanos,
no vemos nuestros errores,
no nos miramos por dentro,
semidioses de un mundo materializado,
egoísta, cibernético, inhumano.

Quédate otro segundo por caridad te pido,
vuélvelo a mirar, quizá ya no esté vivo,
quizá ese Dios del que reniegas
haya tenido la misericordia de llevárselo,
¿para qué vivir en un mundo así,
donde nadie se hace responsable?
Quedan muchos más, ¡infinidad!,
en esa Africa desierta, desolada
comiendo inmundicias cuando las hay,
a merced de los buitres, de los leones
de la impiedad del hombre...
y también en tu país, en tu barrio,
alguien puede sufrir la misma condena.

Ya sé que no se puede hacer mucho,
de poco servirán las oraciones,
si tu corazón lo olvidará mañana,
al menos cuando voltees la hoja,
prométeme que lo recordarás un poco,
cuando te sientes a comer tu mesa
y tires lo que no te guste, lo que te sobre;
cuando te acuestes en tus sábanas
suavecitas y perfumadas;
cuando le compres juguetes a tus hijos
y no les enseñes a valorarlos, a compartirlos;
cuando desperdicies el agua y el vino;
cuando quisieras tener más de lo que tienes;
cuando creas que tu vida no tiene solución,
que no hay dolor más grande que el tuyo,
recuerda esa foto, esos huesitos al aire,
esa mirada de hambre, de dolor
solo por eso, Dios te lo agradecerá
y bendice lo poco o mucho que te da.

No me respondas nada, no hace falta hablar,
respeto tu ideología, tu fe, tu ateísmo, tu silencio,
quise entrar en tu alma como entré en la mía,
sacudir los cimientos dormidos de la sensibilidad,
hacerte recordar que tú estas vivo como yo,
para dar gracias a la vida, a Dios si lo llevas,
para actuar desde donde podamos,
y no seguir ignorando lo que no se puede tapar.

Míralo por última vez, cerraré esta ventana,
aunque aquí estará por si quieres regresar
a hablarle desde tu corazón, desde tu cariño,
no es un fantasma, no es un animalito, es un niño,
que bebe tal vez de sus orines, que come sus excrementos,
o posiblemente esté muriendo en los basurales;
él alli sentadito en su choza te pide una caricia,
y si tienes recursos una contribución
que tu generosidad y Dios le harán llegar,
o también al niñito de tu barrio,
todos ellos padecen del mismo mal.

Vuelve ahora a tu rutina, a tu trabajo, a tu vida
ojalá que estas palabras no caigan en saco roto,
que en tus pupilas se grabe
este mártir de la indiferencia,
para bendecir tu alma que lo ha adoptado
como al niño que no tuviste,
como al que el Cielo te ha dado,
vete ahora que lo has visto,
las palabras quedarán sobrando.

María José Acuña Beláustegui- Curmaná- Venezuela








Sobre el lomo de los cuervos


Sobre el lomo de los cuervos
Hay un gemido de huecos
en mis manos
que barren los restos
de los muertos del día.
Hay una guarida de escarcha
en mis ojos
turbados por la línea
purpúrea de un pensamiento.
Hay una noche de hambre
que nace en el ombligo
deshojando
un desarraigo voraz.

Famélico testigo de la sombra
en el templo escondido de mi ceguera
disfrazo el miedo
de inocencia torpe en los zapatos
con gimientes huecos
y la hambruna.

Y entonces como Lázaro
me levanto y camino
hasta el próxima sepulcro.

María Marta Donnet- Carcaraña-Santa Fe- Argentina








Incertidumbre...




No sé si siento
o no siento,
no sé si pienso
o no pienso,
si es profundo sentimiento
lo que me roba el aliento.
Siento unos ojos clavados
en el fondo de mi alma,
ojos que buscan el cielo
huyendo de una mirada.
No sé si sueño
o no sueño,
no sé si duermo
o no duermo,
si es profundo sentimiento
lo que me roba el aliento.
Sueño que sueño despierta
en la montaña escarpada,
donde las almas descansan
sobre las cumbres nevadas.
Quiero soñar que no es sueño
lo que mi sentir reclama,
ser gavilán o paloma,
dulce sol de la mañana.

Marian Martín Humanes- Villa Luenga- Castilla la Mancha- España






Todavía no he pensado en suicidarme.

El espejo me asusta. Ahí detrás hay algo o alguien que inventa muecas para que crea que tengo mala cara a pesar de haber dormido quince horas seguidas. Y no ha sido por el alcohol. Debería haber bebido sola en la cocina hasta caerme de la silla, haber despertado en el suelo con la mejilla pegada a las frías baldosas y el pelo pringoso de ginebra. Debería haber llorado al despertar, al darme cuenta de que él se ha ido y entonces, coger de nuevo la botella y entre sollozos, arrastrar los pies por el suelo de madera del pasillo hasta el cuarto de baño. Y al mirarme al espejo, asustarme.

Tengo los ojos rojos y la piel seca. El pelo revuelto.

La boca seca.

El espejo me enseña una lengua blanquecina. Si mi madre la viera me diría “tienes la lengua sucia” y me daría té para desayunar. Me pondría la manta eléctrica sobre el estómago y me daría una de esas pastillas que saben como el yeso de las paredes.

Puedo creer que bebí anoche y escribirlo en el diario como si fuera verdad. Y luego, en el otro diario, el que ni siquiera yo puedo leer, escribir la verdad. Anoche no bebí. Cené una tortilla francesa mientras miraba los folletos del hipermercado y marcaba con bolígrafo las cosas que quiero comprar. No me caí de la silla. Me acosté a las ocho de la tarde con los ojos secos, porque nunca he llorado por él. Él no existe, tampoco.

Por eso todavía no tengo pensado suicidarme. Cuando lo piense, lo escribiré en los dos diarios y dejaré a la vista el que está lleno de mentiras y poemas, que también son mentira. Dejaré el diario a la vista para que quien me encuentre muerta lo lea y crea que sabe por qué me suicidé y así no tendré que sentirme mal por no haber vivido nada interesante, porque eso será algo que sólo yo sabré.

Escribo en el diario que anoche me caí borracha de la silla de la cocina y que no recuerdo nada, que me he despertado en el suelo y he creído verle a mi lado, hasta que me he dado cuenta de que se fue. En mi diario, él tiene nombre: M. Le llamo así para que resulte más real, como si aún le amase y no quisiera que nadie supiera quién es, como si quisiera protegerle de los demás, de los que le odiarán cuando encuentren mi cadáver y mi diario. M es alto y guapo, rubio y canadiense. Así es más difícil que intenten buscarle. M me quería pero la vida le ha obligado a marcharse. No quiero que parezca mala persona, no quiero que los que lean el diario piensen que soy una ingenua o una imbécil incapaz de darse cuenta de que la están engañando. A pesar de que tengo que aparecer como la víctima, no quiero dar pena.

Si me suicido, daré pena. O me odiarán. Pero también dirán que mi sensibilidad es tan grande que no he podido soportar el inmenso peso de la vida, que los golpes me han hecho buscar un reposo, que mi visión poética de la vida me ha empujado a ponerle fin porque me duele demasiado seguir respirando. Eso será, claro, cuando haya decidido pensar en suicidarme. De momento no lo he pensado.

Tengo casi treinta y cinco años. En el diario he puesto alguno menos, no quiero que crean que estoy entrando en la crisis de los cuarenta. Tengo casi treinta y cinco y estoy sola. M no existe, pero tampoco hay ningún P. En el diario P es mi mejor amigo. Homosexual, claro. Tampoco tengo ningún trastorno mental, eso lo he inventado para el diario. He inventado una enfermedad y un médico, un psiquiatra: el doctor V. Si no doy el nombre de nadie, no se puede comprobar que es todo falso.

No son mentiras, es libertad. Dicen que tenemos derecho a hacer lo que queramos con nuestras vidas y yo lo hago.
He dormido quince horas y no tengo hambre. En la bandeja hay un vaso con leche tibia. El sobre de café descafeinado me pone nerviosa. Siempre espero que sea dorado por dentro, ya no me acuerdo por qué, pero debería ser dorado por dentro y yo debería alegrarme de que lo fuera y escribirlo en mi diario porque habría ganado algo. Un viaje a Las Vegas. Para casarme con M. M es canadiense. El viaje es a Toronto. El café me gusta más cargado. He dormido quince horas pero no es porque bebiera anoche. Me acosté pronto. M se había ido.

El espejo me asusta.

El diario dice que anoche bebí demasiado y debería dolerme la cabeza. Me tomo una pastilla blanca con el café, para el dolor de cabeza. El sobre del café es dorado, en mi diario. Una esperanza remota, una ilusión para un alma atormentada. Escribiré que por fin tengo suerte y voy a viajar al lugar en el que seguramente M estará esperándome. Las casualidades son muy literarias. Por eso los hijos perdidos encuentran a sus padres en las novelas y en la vida real ni siquiera saben que tienen padres perdidos. Mi diario tiene que parecerse más a la vida. El viaje será a Colombia. Tiene más sentido. Por el café.

El sobre de café es plateado en la papelera que hay junto a la cama. Se ha quedado boca arriba y parece un pez muerto sin ojos, un pez leve a punto de echar a volar en busca de su cabeza y sus tripas. Un pez de aire y hielo que huele a café. Al pez muerto lo escribo en el otro diario, el de la verdad: no puede estar junto a Colombia.

La manta también está en el otro diario, el de las verdades incómodas. Es una manta corta que nunca me abriga los pies, una manta que cada día es más corta, justo ahora que cada noche es más fría. Me enrosco la manta alrededor del cuello y la cabeza. Así no veo el espejo que me asusta. Escribiré que soy como Frida Kahlo e invento tocados especiales que no realzan mi belleza pero sujetan mis ideas y las abrigan. El aire se templa dentro de la manta, la luz desaparece, los sonidos se amortiguan. La ideas se calman y dejan de moverse en un remolino de palabras. Las ideas se duermen. Así podría escribir en el diario falso que estoy tranquila y que medito sobre mi triste existencia. Sobre su ausencia.

Lo escribo. 

El suelo está frío y me pincha las plantas de los pies. La manta cae al suelo y la piso, arrastro los pies sobre ella, patino por la habitación sobre la manta. El suelo se inclina y no puedo frenar. Choco contra la pared. Me sangra la nariz. Me da miedo.

Escribo en el diario mucha sangre y una herida en la frente. Con un algodón taponando la nariz, escribo un accidente doméstico provocado por la resaca. Alcohol, desamor y sangre; está quedando muy bien. En el diario de la verdad escribo que me he puesto a llorar al ver la sangre y ha tenido que venir una tata a curarme y abrazarme.

Tengo que pensar en suicidarme antes de comer, para que no me sorprenda ese sueño extraño de la siesta. Si me duermo, olvidaré que tenía que pensar en suicidarme y todo volverá a empezar y tendré que escribir en el diario de la mentira cualquier cosa, y en el de la verdad no podré escribir nada porque la siesta es como un lugar inexistente en el que no estoy.

Los dedos de los pies parecen pequeños seres vivos, redonditos, con un caparazón duro y una barriga blandita. Se mueven casi solos. Me sorprenden a veces moviéndose sin que yo piense en ellos. Se han quedado fríos. Escribo en el diario que han bajado las temperaturas tanto que se me congelan las lágrimas de amarle. Escribo que he recibido una carta en la que un sargento de un ejército me dice que M ha muerto en una guerra llena de arena y sol. El sargento me informa de cuánto me amaba M. Firma como S y me dice que M fue un héroe y en las dunas ardientes su sangre se ha convertido en un oasis en el que sus compañeros de armas beben el agua purificante del valor del soldado, se sacian de heroísmo y cargan sus armas para disparar contra ese enemigo cruel que les acecha. El sargento S me desea buena suerte y un duelo breve. La muerte de M parece un buen detonante para el suicidio.

En el diario de la verdad escribo que me duele el oído. Escribo que la tata me ha traído una bandeja con sopa de fideos y merluza rebozada. Y un flan. Hay una píldora roja junto al vaso de agua. Escribo que no voy a tomarme la píldora para no dormirme hasta que haya pensado en suicidarme.

En el otro diario escribo que busco en el armario de la cocina los somníferos de mi madre. Escribo que abro una botella de ginebra y me quedo mirando las pastillas, pensando si le encontraré al otro lado. Escribo que no sé si hay un cielo para los suicidas ni sé si los soldados que se van a una guerra de arena sin que nadie se lo pida no irán a ese mismo cielo. Escribo que hay un mapa sin carreteras ni nombres del lugar al que van los que se quitan la vida y los que provocan que otros se la quiten. El mismo lugar al que van los muertos que nunca quisieron a nadie y las tatas que pegan y meten pastillas en la boca a la fuerza.

En el diario de la verdad escribo: “Hora de la siesta”. La tata me mira con odio mientras se frota el mordisco de la mano. Cierra de un portazo y la píldora roja del sueño blando se mezcla con mis diarios y hace que las letras bailen y cambien de lugar; las palabras ya no se entienden.

Todavía no he pensado en suicidarme. Lo haré después de la siesta.



Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España






Cuando muere la musa


Cuando muere la musa
El poeta no esconde ese sentimiento
de verse perdido.

De ambular las calles
en noches de luces
que lucen farolas.

El poeta no esconde esa risa turbia
de disparos sin tino.

De palabras sin tono
de pasos sin destino
y playas sin olas...

Cuando muere la musa
El poeta comprende: El invierno
ha llegado al Olimpo
Y se ajan las flores
en noches de estrellas
que se apagan solas.

El poeta se viste de luto cerrado
de plumas sin tinta
de tinta invisible
de pasos sin rumbo...

y hablar a solas.

Cuando muere la musa
El poeta se orfana y ve ciego
Al Olimpo ha llegado el invierno...

y se oscurece el cielo
y las flores son hielo...

Y en nada controla.

El poeta suicida sus miedos
de quedarse aterido...

en papeles en blanco
y en pasos sin dueño...

a tontas y a locas.

Pues cuando muere la musa
El poeta se pierde en las risas, los miedos
las almas de otros que aún esperan...
las piedras que pisa, los gatos negros
que se cruzan y anuncian la mala suerte
y las poesías perdidas y las mentiras de otros
y las ventanas abiertas y los soles de frente...

y las mañanas...

y las mañanas de amor 

y las horas y el tiempo
y esa agonía de sentirse imperfecto...
El poeta sin musa...

solo es un pobre ciego 

que llora palabras y maldice al viento
un mudo grito que pide
el renacimiento.

Miguel García Freijanes- Madrid- España






¡Buenos días!

En la mente bulle un sueño,
En el alma una quimera,
Nació una luna en otoño
Y llegó la primavera.

Amaneció el amor
Renombrando la esperanza,
Renovando la pasión,
Y sembrando la alegría,
Para llenar un renglón
De una hoja vacía,
Con palabras de ilusión,
De sentimientos, de vida,
De momentos, de emoción,
De sensaciones dormidas.
Encendiendo el corazón,
Y cicatrizando heridas.
Para arder en el fuego,
Cuando el alma cobra vida,
El fuego de la pasión,
Pasión que estaba dormida,
En brazos del desamor,
En la memoria vivida,
Dando paso a la razón,
De la emoción contenida.
Entonando una canción,
Que sale del alma mía.
¿Pedirle al mundo perdón?
Creo que hay otra salida,
Pedir a gritos amor,
No es dolor, es alegría.

Miguel Urbano. Córdoba- España









Deseos I


Deseo remontar un poco
así desde esta estatura vernos a todos
sin las vestiduras del ego
sin la coraza con que nos cubrimos
para mostrar solo aquello que nos favorece.
Abandonar la conveniencia
¡de verdad abandonarla!
De comienzo ya es bastante
Luego poco a poco seguir más claro
el sendero que la vida nos trace
Encontrar el espejo de nuestra conciencia
para saber con qué nos amenazamos
Encontrar ese algo escondido tras las cortinas
que nos tendió la desesperanza
Así las tinieblas serán menos espesas
y los destellos cada noche iluminarán el corazón.


Nelda Lugrin- Concordia- Argentina








Quizá- no se






Quizá -no sé-
Soy como la brisa.
Como una flor al viento.
Suaves lágrimas de violetas.
Soy mucho, mucho más que un beso.
Perfume a rosas en jardines sin espinas.
Como una noche de luna bañada en silencio.
Una mirada profunda hacia el abismo que retorna.
Un “Te amo, mi vida” con el alma en cueros.
Una estrella fugaz concediendo un deseo.
Soy mucho, mucho más que un verso.
Ola en la arena deslizando caricias.
Arrullo murmurado al oído.
Soy como la brisa.
No sé -Quizá-


Nieves María Merino Guerra-Gran Canaria- España










Soledad !!








El silencio es aturdido,
por el grito de tu ausencia
y la noche se quebranta ;
por que marcas tu presencia !

Los recuerdos se hacen claros,
pesa en mi soledad,
la imagen que te recuerda ;
con tan clara intensidad !

Veo sombras en la noche
que me abrazan y me tientan,
el corazón te reclama ;
toda mi mente te piensa !

y el cuerpo que te desea
y que busca tus caricias,
se hace blanco ,
al que embaten ;
todas las agonías !

Busco el sueño como excusa
para dormir ya cansado,
por que ardo en fantasías ;
y egos de enamorado !

Llega la madrugada ,
te veo ,
por todos lados
y me retuerzo en las curvas ,
de tu cuerpo ;
embrujado !!

te busco en la noche oscura,
voy en alas de algún verso...
por este amor que es tan tuyo ;
y resultó tan perverso !!

Me retuerzo ante la luz ,
cada destello de luna
y en todas las esperanzas ;
aunque no quede ninguna !

Te has quedado en mi pecho
y en la noche,
cada noche
y en los rincones de casa ...

En cada día de vida,
que en silencio;
solo pasa !!

Te has quedado en la promesa
de algún nuevo amanecer
y en todo lo que yo amo;
esos ecos del ayer !!

No te has ido,
te has quedado
y es tuya la inmensidad...

que ennegrece mas,
mis noches ;
y pesa en mi soledad !!

Pablo Ramón Cabrera Roa. Paraguay










No es fácil volver amar

  
No es fácil volver amar
cuando se perdió la fe,
¡No! No se puede desandar
caminos llenos de espinas
que hacen daño al recordar,
¡No pidas lo que no  puedo
dar! El amor hay que cuidar
como se cuida una flor,
no te olvides de regarla,
 que se puede deshojar. 






Pastora Herdugo- Málaga- España






....y sigo mi viaje




....y sigo mi viaje,
por eso me puse el sombrero
guardé todo en la maleta...

...recuerdos de verde tierra
naranjas amarillentas
amores que en silencio esperan
y yo acongojada vuelo...
volando hasta la vuelta.

Y decía el mensaje:
-"...dile al Señor que te encuentres,
que te deje frente a las Torres"
¿qué Torres Princesa?
-"...frente a la casa
esa Casa de Caramelos"

Que hermosos mensajes
en esta tierra recibo...
.....si parecen fantásticas
como salidas de un cuento.

Viaje, que tiene encanto
encanto de lo que quiero...
convertida en Marquesa
.....después de recorrer caminos
llegó el momento soñado
...de abrazarme apretada
a mi Hidalgo Caballero.

Pilar Ferrer- Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina







               La luna



Hilos de seda enmarcando
una pálida luz
reflejada en su bello rostro
por una alcahueta  luna…

Entre sombras, tan solo insinuadas,
dos cuerpos en amorosa batalla
se esfuerzan en expresar
cuál de los dos es quien mas ama.

Manos que buscan, escudriñan…
ansiando ofrecer la dulce caricia
que expresar su amor  complete…

El deseo es grande
y la entrega deseada.
Nada hay que los calme…
 y en la lucha, se escorzan
en inverosímiles posturas
buscando la expresión
que satisfaga su locura.

El hombre en silencio
mira la luna…
no hay bello rostro…
ni reflejo de hermosura.
Sólo el silencio….
y… el recuerdo
de aquella ternura
que a pesar de los tiempos,
en su alma, siempre dulce…
 y nunca olvidada
para siempre perdura….



Rafael Serrano Ruiz – Madrid- España






Y cuando estés arrugadita






Y cuando estés arrugadita,
llena de años,
mis te quiero te sigan lloviendo cada día,
y te digan que eres las más hermosa
que hay en el universo…
Veras…
que miro en el fondo de tus ojos,
en la sonrisa que tus labios dibujan…
en el corazón que alimenta tu alma.

Y seguiré amándote…
llena de años, de arrugas…
y tus besos seguirán igual de dulces
pues tus labios…
seguirán dibujando esa sonrisa
donde nace la demencia de amarte.




Romero de Buñol- Valencia- España







Quién sabe

Cuando ambos sintieron que: “los rondaba de cerca el gran silencio, comenzaron a remendar las redes de un tiempo sensible, a querer unir los hilos de todas las vivencias”. Fue entonces que se buscaron en sus caras de rasgos gastados, en sus cuerpos más gruesos y menos ágiles. Comprendieron pronto que esos que esperaban hallar, los ingenuos que querían alcanzar la luz del horizonte, los impacientes que urgían el hoy para llegar antes al futuro que se prometían, estaban perdidos en un laberíntico ayer.
Podían recordar que hasta un pretérito e indefinido punto tuvieron un plan: transitar de la mano construyendo la vida juntos. Evocaron la época en que él avanzaba más rápido, aunque siempre la esperaba. También los momentos en los que ella apuraba el paso y lo aguardaba a él. Rememoraron los tiempos de nuestro, de tuyo y mío, de celebrar los logros mutuos y gozar con sueños cumplidos del otro, de apretarse en abrazos interminables ante loa avatares ingratos.
Desconocían el instante exacto pero sabían que algún suceso había provocado que extraviaran el rumbo. El amor no los había hecho invulnerables o su proyecto no era perfecto.
Los que llegaron hasta aquí eran otros, con más saberes pero menos sabios.
El silencio, como una niebla densa, continuaba acechándolos. Sintieron que se habían quedado solos hasta que advirtieron que estaban el uno con el otro, que mantenían su esencia viva e intacta. Se miraron, sin testigos. No hubo promesas, balbucearon la palabras que pudieron. Las necesarias para despejar la bruma y comprobar que la luz estaba allí tan brillante como siempre.
Todavía tienen mucho que decirse, mucho que andar con menos prisa para salir del laberinto. Aprendieron a no apurar el hoy porque mañana quién sabe.



Silvia  Rodríguez. La Plata. Argentina.









Un día de recuerdo





Una noche fría de julio regresaba a casa cerca de la 1 de la mañana, luego de celebrar el cumpleaños de  una amiga.
Apenas abrir la puerta, algo distinto había en el ambiente. La luz, en una mesa esquinera, estaba encendida y junto a ella, una pequeña silla plegable que solía usar mi hijo en su pieza.
Corrí al teléfono a llamar a Susana, una amiga que ya había vivido la experiencia que yo empezaba a vivir. La ausencia del hijo, el nido vacío como diría algún texto relacionado.
La pasada frente a su dormitorio y no ver el televisor, era la confirmación más real.  Sentí que se me apretó el estómago, el pecho, la garganta, las ideas,  todo y mi voz, apenas audible alcanzó a decir:  Su. …., no digas nada, se fue tu hijo, me dice y lloramos un buen rato,  ella solidaria, o tal vez, recordando aún la partida del suyo. Le había comentado que Cristián me lo anunció días antes, “madre, en cualquier momento me voy de casa” y en su mirada clavada en la mía,  “sin llanto eh?”.
Perdí la noción del tiempo, nos despedimos. Toma un vaso de leche caliente, recuerdo que fue lo último que me dijo; me dirigí a prepararlo. El frío era más intenso, más vacío, más sólo. Al pasar frente a la mesita, apagué la luz y entré a la cocina como a un lugar desconocido. Empezaba a entender “sensaciones” que mi amiga comentaba, no se pueden explicar, hay que vivirlas, decía. Ahora tenían sentido para mi.
De dulce y agraz es la vida; feliz por él que empieza a recibir los frutos de años de estudio y esfuerzo; pero, era mi único hijo y única familia y pese a ser muy independientes, deseaba tenerlo en casa, aunque fuera sólo sintiéndolo en su pieza, pensaba en cómo reorganizar mi vida. Ya no tendría que preparar comida para dos, por ejemplo, alguna vez desee no tener que hacerlo a diario. En ese ir y venir de ideas, en forma casi automática, coloqué en una bandeja, la taza de leche, un jarro y un bizcochito de almendras, creo y me dirigí a mi dormitorio. Al pasar frente a la mesita de luz, alumbrada sólo por el suave reflejo de las luces exteriores que se colaban a través de las cortinas de las ventanas, tropiezo en una de las ruedas de la silla y caigo lanzando por el aire la bandeja con todo lo demás.
La ley de Murphy dirán; todo saldría mal. La partida de Cris., doble fractura de los dedos del pie. Qué hacer?, eran pasada las 3 de la mañana, no me atreví a llamar a mi hijo ni a mi amiga y me recosté. Lo curioso era que no sentía gran dolor. Dudaba de que fuera “algo grave”, pero me miraba el pie, tenía dos dedos visiblemente torcidos, tenía que ser  fractura.
Apenas amaneció, me dirigí al servicio de urgencia. Recuerdo que se jugaba un mundial de football y esa mañana temprano transmitían el partido de Chile. No había mucha gente en la sala, pero la atención era casi nula,  alguien comentó que los médicos estaban viendo el partido. Total, nadie al parecer, estaba grave. Yo, resignada, no tenía nada qué hacer, nada importante, al menos;  tenía la boca seca, con un sabor raro, desconocido. Sería producto del momento?.



El dolor de la ausencia de Cris., se mezclaba con el del frío de la espera, y el de la estación. Hasta ese momento no había pensado siquiera en alimento. De pronto necesité mi taza de café con leche del desayuno, podía sentir el aroma y me dieron ganas de llorar. Cómo algo tan poco importante, aparentemente, podía provocarme tanta angustia y empecé a tomar conciencia de cómo serían mis siguientes días, si se confirmaba la fractura; algo caliente empezó a rodar por mis mejillas, sin poderlo contener. No sabía qué me dolía más, pero, nadie podía ser tan desgraciada como yo en ese momento. De pronto escucho mi nombre como en sordina, luego más fuerte y regreso al momento y lugar … soy yo, soy yo. Me llamaban para una primera atención.
Después de los trámites iniciales, toma de presión, contestar preguntas de posibles enfermedades y fármacos, me indican otra sala, a la espera del médico. Las ganas de tomar algo, se hacían cada vez más fuerte. Pregunto a una enfermera por un vaso de agua, me dice que no es posible  y que espere tranquilita. Lamenté no haber llevado un libro, los minutos me parecían horas. Empecé a contar las manchas de las paredes, clasificándolas de tamaño, luego de dirección. Sentí que me pesaba la cabeza, la apoyé en la pared y sorpresivamente me quedé dormida.
Un par de horas después, se presenta en la sala, una enfermera con un listado y nombra a unas 10 personas, entre las que estaba el mío. Nos informa que nos atenderá un traumatólogo. Que debemos tener paciencia porque hay uno sólo. La seguimos todos en silencio por un corredor. Solo nuestros pasos daban señal de vida. Al final del pasillo, frente a una puerta que anunciaba al especialista, debemos esperar.
Llegado mi turno, no alcancé ni a sentarme, apenas me saqué los suecos, el médico dice a su ayudante “quebradura pie izquierdo…..detalla en términos técnicos, “ yeso hasta la rodilla…” más datos técnicos y se da por terminada mi atención. Alcanzo a balbucear algo, sin destino. Otro ayudante me guía a una salita al lado. Le comento que el doctor ni me tocó el pié, me mira medio sonriendo “y para qué señora”, claro, no quería admitir que enyesada, ahora sí, tendría que llamar a Cristián.
Y llegó el momento; no sé cuales fueron mis primeras palabras, sólo recuerdo un cómo?, donde?, en tono marcado.
Al verlo llegar, me sentí como niña pillada en alguna travesura y sólo le sonreí. Una vez en el auto, preguntó “contame, qué te pasó”, relato simplemente la caída, la hora y mi llegada al Hospital. El escuchaba en absoluto silencio. Tratando de restar importancia, continúo haciendo referencia a un joven que  hacía bromas muy graciosas de los instantes más complejos, pero no alcancé a decir mucho. “no puedo creer, no puedo creer, no puedo creer que no me hayas llamado”, repetía varias veces golpeando el volante. Nunca lo había visto tan enojado. “somos tu y yo, vieja y no me llamaste…, me necesitaste y no me llamaste”, repetía otras tantas. Sentí que me invadió una gran emoción, nunca me había afectado tan fuertemente, un llamado de atención y empecé a llorar, pero esta vez de alegría. Mi hijo seguía en casa, sólo un poco a distancia.






Victoria Gonzáles Badani- Santiago de Chile- Chile








Hoy la vieja bruja me dijo

Hoy la vieja bruja me dijo,
que de los hechizos he de cuidarme,
pues alguien con ansias de conquista,
al esfuerzo obscuro le ha dado,
poderes misteriosos,
para me rindiera a tus pies,
en la solemne instancia del amor.-
Más aun así,
en medio de conjuros y ritos,
el alma me has atado,
para que en besos, versos, y sueños,
has de dejarme aferrado,
cuan si fuera prisionero,
 de un alcatraz sin salida,
más que las mágicas palabras,
que cada día a la orilla del mar,
he de pronunciar,
en la voz temblorosa,
que se muere en el preciso lugar,
donde l a ola impetuosa,
en rugiente desdicha,
su canto de agua inquieta ha de dejar.-
Hoy la bruja vieja me ha dicho,
que de los hechizos me he de cuidar,
pues unos ojos misteriosos,
sus dardos de fuego y pasión,
me han de herir,
y que de la herida he de recoger,
el rojo intenso de la sangre,
que tiñe a la rosa,
al ver el día despertar.-
Hoy la bruja vieja me ha dicho,
que de tus hechizos,
me he de cuidar,
pues roja de pasión,
y dulce de encantos,
rendido a tus pies me has de dejar.-

Víctor Kartsch Brenh- Encarnación -Paraguay








Siento presente ya la primavera

Siento presente ya la primavera,
con su faldita corta, 

su airosa cabellera,

radiante en el extremo de un invierno
en que sus blancas horas 

son recuerdo.

Diríase que al campo le apetece
que el airecillo sople 

y que en afán inquieto
agite el amarillo de las hojas
que se quedaron largas
entre pequeñas piedras.

En mi jardín alguna

(ya reverdece el sueño
que en esmeralda brota)
 balbuceante hierba
abraza la pajiza que se ausenta
y alguna hormiga nueva
arrastra en el inicio de este ciclo
la fugaz alfombra
que acude al paso
de la gentil doncella.

Y brillarán colores
y cantarán risueñas
las gotas del rocío al calentarse
bajo los pies descalzos
de la estación que llega.

Xavier Coderch Vives- Barcelona -España








Trazos de un pensamiento eclipsado



De procesos varios somos en este cuerpo
tanto así
que las ausencias, divergencias y otras complejidades
nos reparten sus contradicciones
y así
más de alguna señal equívoca
hemos presumido verdadera.
Curiosamente
somos pilares invisibles
a la hora de las verdades no asumidas.
Mas, este cuerpo que ha sabido mantenerme erguido
alguna que otra  huella ha ocultado
(No es bueno aventurarse y contar todas las batallas)
sobretodo aquellas en que hemos sido heridos.
Amamos, odiamos, con idéntica intensidad
y respondemos a las ofensas, con el silencio
-que es una bofetada más dura que la palabra-. 
Compartimos los riesgos predecibles. Sin embargo
desalojamos las estrías de la tristeza
mordiendo las sábanas y exprimiéndole los ojos
al que una vez amamos en esta vida.
Siempre, de estos ingratos acontecimientos
nos rescata el tiempo y su labor de hechicero
que cada día teje
mil razonamientos y ocasiones propicias
para que entonces un día cualquiera
cuando la inteligencia se cruce con un sueño
seamos lo que fuimos o lo que siempre quisimos ser...

Taty Cascada(Tatiana Aguilera)- Santiago de Chile- Chile










LISTA DE AUTORES MAYO



Autor
número
titulo
Alejandra Leal Gana
42-1
Pido permiso
Ana Arias Saavedra
42-2
Destellos de esperanza
Ana Romano
42-3
Escape
Antonio Monzonís Guillén
42-4
Ayer, hoy y mañana
Beatriz Ojeda
42-5
No te olvides de mi
Carlos Alberto Giménez
42-6
Fugitiva
Carmen Guzmán Cedeño
42-7
Me vestiré de lluvia
Carmen Leyre
42-8
Sin callar
Charo Bustos Cruz
42-9
Cada día uno de los residuos…
Coco Hernández González
42-10
Pide al tiempo que vuelva
David Reverte
42-11
Una buena tarde
Diana Luz Bravi
42-12
Verano
Diego Cazzaniga
42-13
Arcilla
Diego Miró Quesada Mejía
42-14
Mendigo del parque
Ezequiel Feito
42-15
Tarde Ventosa
Flamini Nora Liliana
42-16
Feliz día de la poesía
Gabriela Ruiz Gomis
42-17
No esperes
Gladys Alvarado
42-18
Al final del camino
Grissel Canche Albornoz
42-19
Amanecer
Guillermo Pilía
42-20
Como animales espantados por el fuego…
Héctor Berenguer
42-21
Un día como hoy
Hilda G
42-22
Hasta que ya no seas
Jorge Alberto Hernández Ramírez
42-23
Te amo
Jorge Amado Serrano
42-24
Te vi pasar
Jorge D´Agata
42-25
El puente
José Rodolfo Espasa Muñoz
42-26
Mujer mimo
José Romero
42-27
Anatomía del Edén
Julio Soute
42-28
La mano
Liliana Farah
42-29
No te atrevas
Lilí Muñoz
42-30
Marina
Luis Alberto Gontade Orsini
42-31
Polvos que trae el viento
María Graciela Galván
42-32
Cuerpo de mujer
M ª Isabel Campos Quijano
42-33
Ahora
M ª José Acuña
42-34
Sin palabras
María Marta Donnet
42-35
Sobre el lomo de los cuervos
María Martín Humanes
42-36
Incertidumbre
Mayte Sánchez Sempere
42-37
Todavía no he pensado en suicidarme
Miguel García Freijanes
42-38
Cuando muere la musa
Miguel Urbano
42-39
Buenos días
Nelda Lugrin
42-40
Deseos I
Nieves Merino Guerra
42-42
Quizá- no se
Pablo Ramón Cabrera Roa
42-42
Soledad!!
Pastora Edurgo
42-43
No es fácil volver a amar
Pilar Ferrer
42-44
…y sigo mi viaje
Rafael Serrano
42-45
La luna
Romero de Buñol
42-46
Y cuando estés arrugadita
Silvia Rodríguez
42-47
Quién sabe
Victoria G Badani
42-48
Un día de recuerdo
Víctor Kartsch
42-49
Hoy la vieja bruja me dijo
Xavier Coderch
42-50
Siento presente ya la primavera
Tatiana Aguilera
42-51
Trazos de un pensamiento eclipsado
















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