Revista N.º 42
- ESPACIO DEL POETA
REVISTA
LITERARIA DE HABLA HISPANA
Mayo 2014
Estela Dotto El
vuelo
Pido
permiso...
para
olvidar mi nombre...
para
olvidar las ganas...
de vivir
el ayer...
y sentir
el mañana.
Pido
permiso...
para
olvidar al hermano...
que
tiende una mano, que no falla...
que
amanece como el sol, cada mañana.
Pido
permiso...
para
renegar del cielo azul...
del aroma
a café...
del
orgullo bravío de las olas...
del
verdor eterno de las hojas...
que
acompañan mi otoño desolado.
Pido
permiso...
para no
saber quién soy...
para no
mirarme, ni sentirme, ni olerme...
para ser
nada entre los nadie...
y que mi
nombre se olvide para siempre...
perdido
en las estrellas del espacio.
Pido
permiso...
para hoy,
llorar riendo...
y mañana, reír llorando...!!!
ALEJANDRA LEAL GANA-Chile
Destellos
de esperanza
Buscando entre residuos de
mi vida
cantos de amor en la
fontana..
sólo hayo ilusiones manidas
avivando dolor de
desesperanza
Busco el amor ¡ No cual
quimera!
estibándome al eviterno....prendida
en perennes anhelos de viva
esencia,
y a Dios desagradó la ansía
mía.
Forcé...tenaz e incansable
pretendiendo al cielo
acariciarlo
¡cuán vacua mi ansia...y
deleznable!
¡cuán arduos mis deseos! ¡y
cuán vanos...!
Mas, en la sima de mi estela
oscura,
entre el ocaso de una noche
gris,
vislumbro a Dios,
Divino...¡Qué dulzura
en medio deste dolor de
estado triste!
En mi madre me diste Señor
serena,
mirando atrás ¡Qué feliz he
sido,
vislumbrando su luz, ahora
estela,
asida al silencio...sumo
dolorido.
Señor te doy gracias por
las sombras
las lóbregas noches, al
herirme
y te suplico en tu Pecho
escondas
las preces de mi pecho
triste...
En el insomne penar de mis
noches
cuando el dolor silente se
mitiga,
reniego de insistencia
hacer derroche,
y ¡Dios mío! Quiero que mi
boca diga.
Este fervor es fe entre
tinieblas,
abrazarte alelada, en la
tierra,
es halo de esperanza entre
nieblas,
en dulce amor, ¡que mi
madre encierra,
en un álgido frío que la
hiela,
y a mi alma en la pena
encarcela
ANA ARIAS SAAVEDRA- Valencia-España
Escape
En busca de
pruebas
quebrada
descalza es
que camino
En silencio
corren
El frío
es
precipitándose
¿Qué esconde
-aun sabiendo
dónde-
la pena?
ANA ROMANO - Buenos Aires- Argentina
Ayer, hoy y mañana
Ayer...
reminiscencias de un
pasado
en el tiempo andado,
volví a Moscú.
... y la nieve dio un
respiro.
Hoy...
jóvenes sin frío
paseaban y hablaban.
...y la nieve reía.
Ahora...
juventud con alegría
gritaba y amaba.
... y la nieve se
descompuso.
Sonaba...
un "Flash
Mob" ruso,
bailaban y miraban la
vida
de otra forma.
...y la nieve lloraba.
Pero...
ellos reían,
sensibilidad de su
textura
y
riqueza de sus pensamientos
Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España
No te
olvides de mi
No te olvides de mí
Cuando las mariposas del
invierno
dibujen en tu pecho la
nostalgia
cuando no exista el sol en
tu ventana
y no fluyan los brotes del
naranjo
Piensa en mí
Yo andaré explorando las
galaxias
con tu nombre prendido
entre mis labios
y el eco de mi amor irá
gritando
pintando en los luceros un
corazón que lata
con los recuerdos del ayer
que nunca acaban
Estoy aquí y allá
donde no hay tiempo ni
espacio cercenando
el cáliz que conserva
nuestros sueños
y realidades vibrando en
cada paso
de mis risas mis silencios
y mis gracias
No te olvides de mí
Un día volveré con mis dos
manos
repletas de sustancias
misteriosas
que dejaré en tus plantas
asombrando
a la rutina que he burlado
tantos años
Y traeré entre mis labios
sabor a nunca es tarde
una canción que diga que es
posible
amarse para siempre en este
plano
si sabemos buscar los hilos
mágicos
que brillen como auroras
despertando.
Yo serviré en tu plato los
milagros
esos que siempre piden
implorando
que la mirada oscura y
deslucida
decida encontrarlos
encumbrados
sobre el mantel azul de las
mañanas
Cerraremos los ojos
dejaremos que entren y
ocupen sus espacios
para adornar con lirios y
azucenas
el jardín escondido
del amor que alboroza la
calle donde andamos
Es tan sencillo encontrar a
los milagros
que por eso no vemos
que ellos están danzando
sin descanso
pidiéndonos amor para
invitarlos.
Beatriz Ojeda- Montevideo -Uruguay
Fugitiva
(Como las musas)
Cuando no estás…
el hambre del viento
se anuda al estómago,
el sueño fugitivo
es vigilia de alborada,
el sol… indiferente,
me da la espalda
para hacer tobogán
en la última montaña.
Cuando no estás…
un manto oscuro
aterciopela el cielo,
la cruz del sur
deja lejos su norte
y deambula por la vía
desorientando
al caminante…
Cuando no estás…
desde las ciudades,
balcones abandonados
de grises caserones
vierten sus bostezos,
enlazan su baranda
de hierro forjado,
viendo en lasitud
cómo los días caen
unos tras otros
sin tocarse…
Cuando no estás…
quiero inventarte…
sacarte de mis manos,
hallarte entre mis libros,
suavemente entintada
de colores pasteles,
mecer por reflejo
esa absurda hamaca
tejida entre palmeras,
que atesora fantasías
burlándose desde la pared
de una oficina cualquiera.
¡Ay…! la eternidad,
es más eternidad
cuando no estás...
Carlos Alberto Giménez- Ushuaia- Tierra
de Fuego- Argentina
Me
vestiré de Lluvia
Me
vestiré de lluvia...
Para que
como llovizna resbalen tus besos sobre mi piel...
Y vayas
regándome esporas con tus manos de hortelano y florezcan mis poros…
De
fragantes jazmines…
Me
vestiré de sal...
Para que
me confundas tal vez con la bruma y te sumerjas en mi manto azul..
Y con
brazadas de alas, halles el cofre escondido en el confín de mi ser...
Me
vestiré de azul...
Con rosas
en las manos, y así en una rapsodia pasearnos dulcemente
Colmándonos
de versos con pétalos de tinta...
Me
vestiré de sombras...
Y que a
tientas me busques, con la luz de tus manos...y entre sombras y luces
Me digas
un " te amo"...
Me
vestiré de anclas...
Para
fondear tu barco entre algas y corales…entre algas y gaviotas atrapare
una ola,
desvisto la tormenta...y me vestiré de viaje, capitán de horizontes...
Y mañana, quizás mañana...nosotros zarpemos…
Carmen Guzmán- Curmaná-Venezuela
Sin callar
…llevas en tu ser ese misterio
que hace resplandecer el intimo vuelo,
y al silencio estremecido por unos versos
las palabras se tornan deseos….
…las emociones, se desnudan sin prisas
los miedos, se dejan envolver por la
brisa,
cada palabra se hace en la piel caricia
sintiendo como suaves se deslizan…..
…los latidos al ritmo melodioso palpitan
cada gesto sereno dentro, cobra vida
empapando el cuerpo con su lluvia fina
la mirada en su reflejo queda poseída….
… clavadas en las manos el anhelo
irrefrenable, de mil instantes de placer
en la comisura de los labios la miel
que aviva el silencio de un amanecer…
…sumergida en ese misterio
escucho la voz que me habla dentro
dice….
Se que soy y existo
Aunque naufrague, respiro,
hablo sin callar, pero desde dentro grito
sin miedo que soy y existo….
Carmen Leyre Quintana- Torrejón de Ardoz-
Madrid- España
Cada día uno los residuos del día
Cada día uno los
residuos del día
para sumar el todo de
mi vida...
y constato que cada
momento es único e irrepetible.
Que la vida en general,
está hecha de momentos.
Que la mañana es alegre
y probable.
Que el sol sale para
iluminarnos tras la oscuridad de la noche.
Que el campo se viste
de verde para alegrar los corazones de eterna primavera.
Que soy mujer y
poeta...
que soy poeta y
mujer...
porque el orden de los
factores no altera el producto.
¡Sí! soy poeta...y
serlo es el germen de mi vida...
y lo único que me
motiva para seguir viviendo.
Charo Bustos Cruz – Sevilla- España
Pide al
tiempo que vuelva
En un día lejano
una llama nació
y al paso del tiempo
ella grande creció.
Pero un día ese tiempo
que la miró nacer,
vio también que la llama
fuerza empezó a perder.
Pide al tiempo que vuelva,
que te vuelva a querer,
pídele que regrese,
para amarte otra vez.
Hoy que por fin me quieres
mi llama se extinguió,
ya no es tiempo mi vida,
tu amor tarde llegó.
Tal vez la llama renazca
de las cenizas de ayer,
pero la misma fuerza
no volverá a tener.
Pide al tiempo que vuelva,
que te vuelva a querer,
pídele que regrese,
para amarte…otra vez.
María del Socorro Hernández González- Monterrey-
México
Una buena
tarde
Había manchas de vino en el suelo,
manchas de espuma sobre los sonetos
y manchas de nosequé en el corazón.
La ventana estaba abierta de par en par
al cielo azul oscuro, casi negro,
y la luz de una farola alumbraba tu
cuerpo.
La Piquer lloraba esa tarde a un marinero
cuando no se moría de pena La Faraóna,
y en cada copla nos acoplábamos hasta
arder.
Tenías la piel irritada por mi barba,
te daba vergüenza ir al servicio
y se te hacía ya cuarenta minutos tarde.
Es verdad que nos faltaban porros y
condones,
sin embargo nos sobraban besos, caricias
y promesas que nunca cumpliremos.
Y aunque ni tú ni yo sabemos bailar
hasta los libros se descolgaron del estante
borrachos de tanta belleza.
Era una tarde casi de primavera,
la ventana estaba abierta de par en par
y una farola iluminaba tus pechos
desnudos.
Había manchas de vino en el suelo,
manchas de vida sobre los poemas
y manchas de nosequé en mi corazón.
David Reverte- Alicante- España
Verano
Despréndete de sol
Tócame de ramas tibias
acércame
Siémbrate de ventanas
Esculpe mis pies de
azahar
Acaríciame de colibríes
Despiértate colmado
Verano,
Recíbeme
Diana Luz Bravi- Rosario- Santa Fe- Argentina
Arcilla
Qué será
de esta arcilla
en la
espera de tus manos,
bajo el
sol,
bajo la
lluvia,
cómplices
del viento ufano.
Y me
quejo sin ti,
me quejo
de ti
como
quien aguarda
de la
zarza lejana
un gajo
de luz,
el fuego
que marca.
Reniego
de ti
y dejo a
sol, lluvia
y viento
hacer lo suyo
en mí,
moldearme
a su merced,
tenerme.
[Naturaleza
no tasa
el
encargo.]
Diego Cazzaniga- Rafaela- Santa Fe- Argentina
Mendigo
del parque
Soy un mendigo que come
migajas
que le entregan el resto de
los hombres
del parque
Parque con banquetas de
plata
para el visitante
parque con banquetas
quebradas
para el nativo
Soy un mendigo que come
migajas
que le entregan el resto de
los hombres
del parque
que no vienen del Perú sino
de Gringolandia
y que trato con copas y
adornos de porcelana
Oro no tengo
ni tampoco mi casa
oro nos falta
regalamos el que nos
quedaba
Regalamos el que nos
quedaba
cuando nos quedamos
dormidos
nos quedamos dormidos
cuando llegó el visitante
Oro nos falta
desde que somos Perú
oro nos falta
desde que se fueron
los españoles
quedamos en un parque
donde caen migajas
migajas de pan
para las palomas peruanas
Diego Miró Quesada Mejía- Lima – Perú
Tarde
ventosa
Se
ha secado la tarde, y un murmullo de voces
de
inmediato me avisa
que
el viento ha llegado
corriendo
deprisa.
El
paisaje se nubla, el sol borroneado
inmóvil
se eclipsa.
El
viento toma un sonido prestado,
cuando
se desliza
por
las cuerdas vocales de algarrobos y pinos,
de
eucaliptos, de álamos, y de la humilde brizna
de
hierba que pace en la vía.
Persignándose
están los árboles altos
o
saludando al ave que esforzada esquiva
el
implacable puño de algún genio invisible.
La
tarde gira
y
con loco remolino de hojas muertas
y
vivas
de
ramas, de piedras, de polvo y ceniza
va
escribiendo en la tierra profanas palabras
sin
pausa ni prisa.
Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina
¡"Feliz
día de la poesía"!
Me sangra la poesía por la boca,
me inunda de esencia los latidos,
más en la hoguera de mi alma
rebrota en racimos de miel
sobre los labios...la poesía.
Afuera, la noche serena de
estrellas,
corona de plata lo que toca;
nadie percibe,
más la poesía sangra y se
desangra
en la espalda de todos los
amantes
descorre y se mete entre las
sábanas;
en un hilo de amor descontrolado
se desliza y se funde por el
aire,
por el suelo escapa,
por la puerta siempre abierta,
cruza la calle… la poesía,
abre caminos por las plazas,
se mete en los pasos de la gente,
sube por las piernas de la mujer
mas bella
se escurre entre sus faldas,
en suaves caricias se estremece…
la poesía.
despierta con su luz
todas las palabras, todas;
vuela, se mete y se pierde
entre las cosas,
cubre los espacios y descubre los
misterios,
nos hace compañía en madrugadas,
se desangra por mi boca… la
poesía,
con mi voz o con mi estrofa,
con poemas y mi prosa,
con los versos que acarician,
que se miran, que se besan,
con la sangre que recorre,
que fluye amanecida las musas
enlazada por mis venas, por mi
piel,
por la esencia de mi ser,
anclo tenue, visceralmente
en demasía,
a la sangre que desangra,
por la boca, ¡Mi Poesía!.-
Derechos reservados de la autor.
Nora Flamini.- Avellaneda- Argentina
No esperes
No esperes que vayan
siempre hacía ti,
los vientos de bonanza,
que las golondrinas,
hagan sus nidos en el otoño,
ni que la lluvia caiga en el verano.
Si espera, ver en mayo
a la primavera llegar,
con las flores, y la lluvia,
besando la superficie de la tierra.
No esperes,
que maduren y florezcan
los lirios en el invierno,
ni a las gaviotas
caminar por la playa.
Si las verás planear dichosas
sobre lo inmenso de los mares,
y besar sus aguas en los días estivales.
No esperes que la luna
salga con el día,
y al sol brillar
en una noche estrellada.
Si la verás, colgada
en el cielo de tus noches,
hermosa, fulgurante
luna siempre enamorada.
Pero a mí si me verás
siempre a tu lado,
rellenando espacios olvidados
amándote, y esperando siempre,
tu presencia tan querida,
todas las estaciones del año.
Gabriela Ruiz Gomis-España
Al final
del camino
Al final del camino me
encuentro, no se a donde voy,
me costó llegar aquí,
anduve equivocada, todo el tiempo,
y no supe en que momento me
di cuenta que llegue aquí,
y hoy solo pienso que es
largo el camino para volver atrás.
Se han perdido muchas
noches, muchos días caminando,
mañanas llenas de sol,
noches estrelladas o oscuras,
veranos resplandecientes e
inviernos lúgubres y fríos,
risas y cantos de
algarabía, y llantos gritando el dolor.
La vida repleta de
impredecibles días, llevándome con ella,
a veces tambaleándome
queriendo mantenerme erguida,
como los robles del camino,
mas me faltaron fuerzas y valor,
para seguir, más aun así me
encaminé por senderos de espinas.
y me encontré rosales, y
aspire su aroma, y sonreí a la vida.
y quise quedarme allí, más
los vendavales y el mal tiempo,
me hicieron seguir hacia
adelante y huir a buscar resguardó,
y no pude mas que caminar
con el viento azotando mi cara.
Otras sintiéndome flaquear
sin fuerzas busqué una mano,
que me ayudara a caminar
erguida con mis penas a cuestas,
mas no pude verla, no la
encontré y seguí de largo perdida,
y esperé una luz que
iluminara mi camino, y vi. las sombras.
El final de mi camino, aquí
no hay mas callejuelas donde seguir,
regresa, da la vuelta,
aprende a caminar segura, no tropieces,
te sabes de memoria el
camino andado, no lo repitas va derecho,
ya no necesitas ni luz para
regresar sobre tus pasos que conoces bien.
El final del camino mal
andado, ha llegado a su fin, no lo lamentes,
Siéntate, respira hondo, y
da la vuelta, no mires atrás, no tiene caso,
mira hacia adelante, no
pierdas el tiempo lamentando lo vivido,
encamina tus pasos con
firmeza, pisa fuerte, y aprisa, segura y feliz.
El final del camino, ha
llegado, más no es tarde para volver atrás,
el sol de un nuevo mañana
alumbrará tu frente, y el canto del viento,
arrullará tu alma con
nuevas ilusiones, y no vas a caminar, vas a correr,
con nuevas ansias y
pensamientos para un nuevo futuro, y otro final.
Gladys Alvarado – Estados Unidos
Amanecer
Disfrutando
el rocío del nuevo año
un
murmullo me apartó del embeleso
de las
notas de violín y piano,
éramos
mis letras y yo, aún despiertas.
En mi
mente, una imagen enroscada
se
aferraba con pasión y desafío,
pero fue
inundándose en silencios
deshaciendo
mis altares de granizo.
Amanece…
en
hileras de luz me refugio
me seduce
un concierto de pájaros
que en su
trinar encuentran eco
y te
siento tan distante…
y me
siento tan vacía.
Voy en
busca de tu imagen
y te juro
amor sincero,
pero en
sueños se me va la vida
y aún
sueño despertar contigo
y
amanecer en un te quiero.
( GRISSEL ) Grissel Canche Albornoz-
Mérida- Yucatán- México
Como
animales espantados por el fuego del bosque
Como
animales espantados por el fuego del bosque,
estos
aldeanos entre los cuales cobro
mi presa
cotidiana, recuerdan con mis pasos
viejas
leyendas monstruosas.
Nadie me
ha visto hundido en mi gabán,
con los
zapatos cubiertos de barro campesino
y el
fusil listo para echarlo a la cara:
todos
tiemblan ante el crujido de las hojas
que insurrectan
mis pasos,
ante mis
huellas encontradas
por la
mañana en los jardines que controlo.
Ellos se
sienten hombres en medio del espanto,
por mí penetran
en un universo
estrictamente
humano. Y es el único mérito
de mi labor de verdugo.
Guillermo Pilía- Buenos Aires- Argentina
Un día
como hoy.
Un día
como hoy cada hombre fue universo
y el mito
gobernaba las estaciones de la vida.
Lo que
era dios y lo que eran los hombres y los animales,
guardaban
sus distancias y acercamientos iniciales.
Dios se
hizo hombre y el hombre se hizo dios
y todo se
disolvió en explicaciones entre los dos mundos.
Un día el
barro moldeará de nuevo
como en
una fiesta
sus
criaturas de alfarero iluminado.
El que
abra los ojos abrirá los cielos,
para
poner en orden
nuevamente,
el vuelo
errante de la vida.
Miro un
trozo de ámbar
que me
trajo Gustavo del desierto,
puedo
sentir en su latido
vivientes
aun
las sagradas
estaciones de la tierra.
De
pronto...
el canto
de un jilguero...
Todo se
detiene
entre
cañas inmóviles.
¿
Escuchas ?
estas son
las voces de la tierra
La vida
esta encerrada dentro de la vida,
todo esta
empezando en este instante
y en ese
instante que puede ser eterno
todo se
termina.
Héctor Berenguer- Rosario-
Argentina
Hasta que ya no seas
Te miro pasar desde
la quietud de un amor
que nace y yace a
la vera de tu inquieta humedad.
Te veo ágil,
a pesar de todo,
alegre en medio del
dolor vivo,
llevando a cuestas
la amenaza
de una muerte
prometida, disfrazada.
Puedo, desde
aquí, mirar
hacia atrás o
adelante.
Eso quiero:
Acompañar tu
geografía suave, despareja
hasta el final,
cuando ya no seas.
Caer en ti,
dejarnos llevar por la urgencia vertiginosa,
entreverarnos en la
hondura,
mezclar historias
brillantes con las otras.
Servirnos de los
pantagruélicos banquetes
que a los sentidos
se ofrecen.
Nuestro
amor, tropel de biguás,
llamado de sirirí,
blancura de garza…
Te miro pasar
y te grito en silencio:
¡Cuánto te amo!
Hilda González- Concordia –Entre Ríos- Argentina
Te amo
Este día
eres mañana de aurora
una canción de zenzontle
en la flor crepuscular del horizonte.
Tu rostro se vuelve poesía
y tus ojos...
Tus ojos son dos metáforas dulces
como la tarde de bellos celajes.
Hoy tu boca es un libro
de palabras delgadas,
un frágil poema de rosas blancas.
Hueles a cosecha de miel y colmena
a paisaje virginal en mis manos de fuego.
Te miro y te amo
como nunca amo el amor
tan puro y loco...
Ese amor desenfrenado
en mis dedos sueltos,
como las hojas muertas de la higuera
hacen recorrer la geografía de tu cuerpo,
por que te amo...
Jorge
Ramírez.
Salvadoreño - El Salvador
Te vi
pasar
Te vi
pasar con la mirada extraña,
con la
inquietud superflua de quien a tientas avanza,
mientras
el día esbozaba una sonrisa, a medias te seguí,
tratando
de alcanzar el aliento que tu yo respiraba.
Me sentí
un ladrón de aguas calientes,
detrás de
una pasajera, errante y casual,
me negué
a creerlo y proseguí esta porfía,
te vi
pasar como un deseo, que aun no es realidad.
Válgame
la causa, situación fortuita,
anhelos
vagos de mi propia juventud,
te vi
pasar con la mirada extraña,
en un
silente, halo de luz.
Jorge Amado Serrano- Suardi- Santa Fe- Argentina
El puente
El mes pasado cumplí
once años y mi abuelo me contó otra vez que nací una noche de temporal. No
había teléfono ni auto. Para ir al hospital mi mamá tenía que atravesar el
canal por un puentecito de madera podrida. El agua que bajaba de la ciudad lo
había cubierto. No más para llegar hasta ahí tenía que andar por varias cuadras
de barro. Así que mi abuelo decidió que yo nacería en la casa, sin más ayuda
que la de una vecina que había sido partera en Misiones, muchos años antes de
venirse para acá.
Así
llegué yo en pleno invierno y debieron atenderme muy bien, porque mi abuelo
dice que soy muy buen chico, bien desarrollado y voluntarioso. No sé. Lo que
pasa es que a mi papá no lo conozco y mi mamá está siempre tan ocupada,
trabajando afuera y atendiendo a mis seis hermanos que casi vivo con él, aunque
estamos todos ahí no más, y aprendo a arreglármelas solo. Cuando le cuento a mi
maestra que me lavo la ropa y la mayoría de las veces cocino para todos, dice
que se emociona mucho. Debe ser cierto, no porque lo diga sino porque se le
nota en los ojos como un brillo húmedo. Es medio tonta, pero muy buena. Tiene
un solo hijo muy parecido a ella. Según cuenta no sabe ni andar en bicicleta, y
eso que ya cumplió los doce. Debe ser de esos chicos que se la pasan comiendo y
mirando televisión o jugando con una computadora. Cómo será que si no lo lleva
a la escuela, no va.
Yo por suerte estoy con
mi abuelo. Me armó la bicicleta con un cuadro que encontramos en las vías y las
ruedas que le cambió a un ciruja por una montaña de fierros y botellas, cuando
limpiamos el patio. También trajo un televisor viejo, lo arregló y entre los
dos pusimos la antena en ese tronco alto y seco que hay al lado de la casa. Algunas
noches se ve bastante bien. Mi abuelo es un genio. La verdad es que cuando nos
ponemos a charlar ni televisor precisamos. Me cuenta cómo era su vida de
maquinista del ferrocarril. Viajaba
de Buenos Aires a Quequén y algunas veces llegó mucho más lejos, hasta
la Patagonia. Cómo cargaban agua y carbón en las estaciones y veían a los
crotos treparse a un vagón y los dejaban, nomás. Hay que verlo cuando limpia el
farol de fierro, bastante oxidado, o lo hace iluminar si se corta la corriente
y sale al patio a ver qué pasa que ladran los perros. ¿Y el descarrilamiento?
¡Esa sí que no me la pierdo, aunque la repita mil veces! La máquina se le fue
en una curva porque los durmientes estaban podridos y quedó inclinada en el
terraplén con seis vagones volcados. Las bolsas de papa rotas y desparramadas.
Mi abuelo subió al palo del telégrafo y dio el alerta, porque unas horas más
tarde pasaba otro tren y hubiera sido un desastre. Me muestra con los dedos en
la mesa cómo trasmitía el mensaje con puntos y rayas y parece que estuviera
otra vez sobre el palo, abrazando el que usa como bastón cuando anda dolorido.
“-¿Que estaba nervioso? Y, un poco sí... Si largaban la formación de las siete
no sé dónde estaríamos“. Yo le digo que se salvaron gracias a él, pero me contesta
que nada más cumplió con su obligación. Estuvieron varios días trabajando las
cuadrillas, con una máquina que vino de la capital para encarrilar la que se
había salido de las vías y los seis vagones. Mi abuelo se los pasó al lado de
su tren, acampando con los compañeros ferroviarios y algunos crotos que se
quedaron a ayudar. “-Ayudar, ayudaron poco... ¡Pero cómo comían los
desgraciados! “ Es una de las pocas veces que lo veo reír.
Me dice siempre que
escriba todo lo que me pasa, para no olvidarme. Yo le digo que no, que no me
olvido, pero él frunce la frente, como si se enojara, y me contesta: -“Ya vas a
ver“. Así que en mi cuaderno voy poniendo lo que me parece. Cuando él lo lee me
corrige algunas cosas, me abraza y se queda un rato apretándome, sin hablar.
Después se saca la gorra de lona y repite dos o tres veces: -“Es una gran cosa,
una gran cosa“. A mí no me cuesta nada darle el gusto, aunque a veces no sé si
lo entiendo y otras veces me parece que sí. Pero me gusta escribir, aunque más
no sea para él. Porque ¿a quién más le puede importar lo que hacen un chico de
mi edad y su abuelo?
Algunos días me lleva a
la ciudad. Se queja mucho de que le duelen las piernas y además, bueno, me da
un poco de vergüenza, porque a cada rato tiene que ir al baño. De este lado de
las vías no hay problema: un matorral, unas plantas, una casa abandonada, y ya
está. Pero del otro lado, con tanta gente... Igual yo recorro bastante con la
bicicleta y ahora que soy grande me animo unas cuantas cuadras más, como esa vez que casi llegué hasta el centro. No
me importa si me retó. Bah, casi no sé si me retó. Me dijo lo mismo que a veces
les decía a los crotos: -“Cada uno tiene que hacer su vida“. A mi me parece que
desde que no pasan más los trenes, mi abuelo no sabe qué hacer. Me doy cuenta
que se siente como perdido. Tenía dos amigos pero bueno, se le murieron. Por
eso capaz quiere que yo escriba. -“Contá lo de la zorra, contálo“. Es de una
vez que entre los dos agarramos una zorrita vieja que estaba abandonada en una
vía muerta. Mi abuelo manejó los cambios para mover los rieles y la hicimos
andar por la vía principal, casi hasta Los Pinos. Es de esas que tienen dos
manijas como un subibaja. Nos sentamos uno de cada lado y déle para arriba y
para abajo. Yo me colgaba, sobre todo cuando subimos la loma de Tres Esquinas.
¡Cómo se veía todo, tan cerca y tan lejos, desde nuestra zorrita! -“¡Fierro
contra fierro! “, gritaba él, y tiraba la gorra para adelante y trataba de
embocarla con la cabeza cuando pasaba. Estábamos muy felices y cuando volvimos,
cansados y todo, la dejamos otra vez en la vía muerta. -“Para la próxima“.
Nos tomamos unos mates
debajo del sauce del patio, diciendo que la próxima hasta San Agustín no
paramos.
El otro día fuimos
hasta el canal, porque había camiones y palas trabajando. Están construyendo un
puente ancho como toda la calle, para que se pueda ir y venir aunque llueva
como la noche en que nací. A mi me gustó ver cómo removían la tierra, armaban
una gran caja de maderas y la llenaban de cemento. Mi abuelo se quedó callado,
pensando en algo, creo. De pronto me abrazó muy fuerte, como otras veces y me
dijo: -“Es una gran cosa el puente. Una gran cosa“. Un poco lo entiendo y otro
poco no. Pero va a ser lindo cruzar por el puente ancho, aunque el canal se ponga
bravo por la lluvia. Como estar más cerca del otro lado, o como si el otro lado
se acercara, que viene a ser más o menos lo mismo. Tiene razón. Es una gran
cosa.
Jorge D´Agata-Balcarce- Argentina
Mujer
mimo
Acurrucada
sobre un frágil tajuelo de madera,
mientras
posa la mano en su cajita de plata,
cuelga,
sobre sus delgadas piernas, su inmóvil brazo.
Yo me
paro frente a ella a la hora del crepúsculo,
cuando se
desmayan los últimos colores de la tarde.
Y siento
el rumoreo de su respiración lanzado al aire.
Si
alguien le deja dos o tres monedas;
yo no la
miro y me pregunto ensimismado:
¿Acaso se
endurece y se oculta
por el
hambre?
¿O es la
intolerable cadencia de aquel nombre,
la que
retumba en sus oídos y anega su alma,
bajo un
desdichado vestido de alambre?
Yo
también quisiera darle una moneda,
y sentir
a mi corazón temblar alborozado.
Pero me
resisto a que me mire de ese modo.
Cuando
llueve, desde sus cabellos de acerados hilos,
dos rizos
se descuelgan sobre sus rígidos senos.
Mientras
tanto…
Yo sigo
allí.
Mojado!
Mojados!
Hambriento!
Callado!
Rozando
sus trenzas con mi mano.
Sé que tarde o temprano, me abrirá sus ojos.
José Rodolfo Espasa Muñoz-
Benidorm-Alicante- España
Anatomía del Edén
Odisea de Quijano
VIII
Si la liebre persigue al galgo,
despertarme,
quiero estar espabilado,
ver cómo cambió el hostigamiento,
retrasar un minuto la realidad,
parar las agujas del cuento.
F. José Romero- Ciudad Real- España
La mano
La mano es un escenario
de líneas, rayas y versos
campo de batalla estrecho
del abrazo y los adioses
para matar la caricia
dejando escapar la edad
al cedazo palpitante
de la seda en ansiedades
que busca cobijo y nido
en el temblor indeciso
de un cuenco
en venas de azul
Flor pendapéndula absurda
que no sabe aprisionando
si el tiempo se escurre o
pasa
por su espacio intemporal
o si acaso se detiene
expandiendo su corola
como astro entontecido
en su loco errabundear
para apresar ríos ocultos
artificio de ambiciones
del recipiente de carne
que al asesino es puñal
o piedra que golpea la
piedra
más dura que la mentira
cuando el tribuno encanece
austeridades gritando
o río de multigrafías
estilizadas y simples
que se revelan maestras
Manos de culpa hechizadas
adheridas al misterio
Manos que compran caricias
al cauce de la progenie
de bendiciones rastreras
La mano es paisaje
es decir cosas no dichas
aleteo de ingenios
bajo la lluvia en mil
gestos
La mano es cripta de todo
conocimiento emitido
desde el primer calicanto
de aleta salina y fría
hasta la brisa nerviosa
-cálida hasta lo imposible-
de un ballet de edades
que escribe la luz del
tiempo
en pentagramas aéreos
La mano que tiembla
es la anciana ruta
a desnivel del alma
para iniciar el descenso
al catafalco del cuerpo
Manos de los cristos vivos
atravesados de espanto
Manos de nube y llanto
del monte de los olivos
que esculpen tragedias
Manos con titulares eternos
Manos manchadas de
infiernos
y de homicidios paganos
Manos… manos mensajeras
Manos… manos pasajeras
fundidas en las desgracias
y en las yemas agoreras
¡Manos! estuches de
progreso
hacia inmortales viaductos
y que rompiendo exabruptos
tienen luminosidad de un
beso
Decir mano es decir
salto de la injuria más
ignota
del primer hombre en el
mundo
a la irisada cadencia
del movimiento pensado
hasta la voz insurgente
en un mitin de gestos
y hasta el índice que acusa
las inmortales falacias
de siniestros doctrineros…
Justo Aldú- Panamá
No te
atrevas
No te atrevas a decirme
cuales son mis sentimientos,
si mis sueños me revelan
que mi cuerpo ya se ha
muerto.
Soy pantano, soy hoguera
soy ese pasado funesto,
que ha vivido en un
calvario
embebido de destierro.
Hoy mi alma se eleva
arropada por el cielo,
y deja flores ya marchitas
en el lecho de mi seno.
Liliana Farah-Rosario- Argentina
Marina
Ayer
desembarqué de nuevo. Arribé al pequeño muelle: Marina de las rocas.
Esa
mujer, esa estatuilla de mujer eran la clave.
El
tatuaje develaba laberintos. Me zambullí en tu cuerpo.
Lilí Muñoz.
Neuquén. Argentina
Polvos
que trae el viento
Traquetín de panderetas,
tu pollerón de granadas.
Tibiecita de ordalías,
hiciste astillas mi orgullo,
y del tripejo de odios,
¡Porque sí¡
¡Porque por nada¡
Odios que venían de lejos
¡Vive Dios¡
Mi garguero atravesaba
un espino pavoroso
que un cuervo trajo en su pico.
Restos de algún tiburón
desecado por los soles
de una playa abandonada,
donde estrellitas de cuarzo
con gaviotines jugaban.
Cobijado entre tus alas,
Harto ya
de fatigas noveleras,
he logrado finalmente,
dar por descansada el alma.
Liberta de pesadillas,
¡las putas¡,
que se agrisaron mi pelo…
Tómalo así:
Que mi pelo, se agrisaron
en noches de vigilia insana.
Hoy, ahora, mira…
Puedo,
con el puñal del deseo.
Vaya que sí; que ahora puedo,
con esta hojilla de miedo,
abrir tus puertas con calma.
Con obstinación haré,
con tus trocitos de nácar,
mi nave de corazón.
Batiré con tus ungüentos
riadas de melancolía
que me alejaron de ti
y de caprichos sabrosos
que pulsaban en tu aliento.
Tu boquitica de brasas,
¡Ay¡
Boquitica de uvas pasa,
insatisfecha de carne…
Por mi culpita.
Oye niña…
Por mi condenada
culpa,
Halcón rojo de tu sangre
¡Ea que sí¡
menesterosa de besos…
cual un halcón embrujado
me ha devorado el alma.
Estribado entre tus senos
de turgencia satinada
¡Ay¡
Carmen del desamparado,
el hontanar de mi esencia…
(Vergüencita…
no te enojes);
almíbar de azúcar blanca,
traspasará el arco augusto
de tu entrepierna encelada.
Pues que archiprobado está:
Lo que nos satisface el alma
hace luz en las querencias.
Y los perros del desvelo
(que de palos le daremos)
se baten…
Ay que sí, pero que sí…
capullito de petunia,
se baten en retirada.
¡Válgame la Virgen Santa¡
Que fue solito soplar
el viento…
el que entre las olas danza.
Un soplidito de nada…
y tus pechos…
flamígera ventisquera
abrió flores dolorosas
marchitaditas de espera…
consumidas de añoranza.
Una rosa,
Una rosita sola,
entre tantas,
cómplice de tus andanzas
se me ofreció querendona
para que en noche sin luna
su perfume le robara.
El que guardas
¡Mi castigo¡
entre almohadones
de seda
donde reposa tu rostro,
feliz,
como alondra y su huevillos
abrigada entre las zarzas.
(Creo que acá viene lo más bueno)
Y aquélla…
mi marea untuosa
que tu sexo más deseaba.
(¡Qué calentura mi reina¡)
te estremeció de tal modo,
que más de un volcán
desease…
Mira tú mi arcángel negro.
Que algún volcancito bravo,
ansiase…
(capricho de vida perra)
echarse al fondo del mundo
con una piedrecilla atada.
Tal la humillación aquélla,
Mi solcito,
beso de media mañana…
( A esta altura del apriete, a la chica y
al tipo
les hace falta un matafuegos)
Cópula,
humor de caricias,
desde ha mucho aherrojadas,
¡Chissst¡
a pasionarias de orquídeas
engarzadas de esmeraldas.
Y aún así,
si tú lo quieres mi diabla…,
a manuelitas de zafiro
y escamas de luna clara.
Volantero peregrino,
sátiro de cola larga,
te soñaba,
¡sí que sí¡
Vaya, que si te soñaba
Aguardando por el rancio
y rudo canto
del marinerillo pobre…
pobre de toda pobreza
pensando siempre en su amada.
Cociendo sus cebollines
Con alcaparras
y el vino. Pues sí…
aquel blanquitillo turbio
y seco. Como su alma.
¡Qué por qué no,
ya qué sí¡
con rosquillas de manzana
(¿Crees tú, sabio lector, que “una mina”
lo iba a esperar con “rosquillas” a este
putañero?)
Tu corpiñito me ahoga
Tu trusa… las gasta caras.
Tu lengua…
Tu San Francisco,
…y tus pelos
Ya, ya, ya… de tus pelillos:
Los de “ahí”…
(El ordinario éste le señala el pubis
ensalivado)
El mejor de los manjares.
Ummmh…
Delicia…o acto delictivo
que habrá de perpetuar el tiempo.
¿Qué digo?
Que ha de ganarle al tiempo
Mamita…
Que al tiempo ha de meterle
mirra. Y de la tuna… ni espinas,
como dicen las charadas.
Por tu pelvis torturada
cual manantial desbordado.
(-¿Qué mi santo?)…
corren bastoncillos blancos
y florecillas de almendros.
(-Si así lo quieres llamar, sea)
Mi lamento empotrerado,
tus gemiditos de gracia
incineran tus pezones;
(-¡Hay¡ Mira lo que dices…)
y tus nalgas de ciruelo
que saben a brote tierno
(-Bobito…)
madurados en la hondura
abrazadora de un fuego
Se queman en mis olvidos
censurándome los sueños.
(Qué “afrecho” tenía estos dos ¿no?)
Tu marido… el celosón;
pronto habrá de preguntarse:
“¿Dónde estarías?”
“¿Qué viento inquietaría tus velas?
Vaya desgracia la nuestra
¡Le metería tres tiros¡
Cabrón de la Santa Gracia.
Amarnos…bañados de hierba
Y siempre montando guardia…
Luis Alberto Gontade Orsini-Montevideo- Uruguay
Cuerpo de mujer
Mi cuerpo no es uno
Son muchos, mi cuerpo.
Por los años recorridos
pesada mochila,
llenos sus bolsillos.
Mi cuerpo es como la tierra
una detallada cartografía, registro de tantos momentos.
Mimético mapa que sólo yo entiendo.
Es la representación geodésica de mi historia.
Remolinos cálidos arrastrados por el viento Zonda,
danzando a su impulso. Latiendo.
Caminos que se alejaban,
encrucijadas indecisas.
Huellas tenues de polvo,
rastros de otros cuerpos.
Tuvo épocas de fertilidad y lozanía,
erguidas mesetas
florecientes.
Gruta laberíntica de húmedas sinuosidades,
gozo irreverente.
Fue mi cuerpo ciénaga profunda
atrapada en oscuras soledades.
Violentos derrumbes que dejaron
grietas.
Fue una roca amurallada, pircas defensivas,
un resquebrajado cauce abandonado.
Ahora mi cuerpo no es propiedad de nadie.
Es mi ombligo el punto de referencia,
dibujando nuevos abrazos, construyendo mágicos puentes.
Reparo mi cuerpo, como cantos rodados
me deslizo moviendo montañas.
Olvido viejos achaques y me acepto.
Y convertida en barro original sano mis heridas.
Ahora mi cuerpo es mío.
María Graciela Galván-Rosario-Argentina
Ahora…
Acaricia mis formas ....
mi alma tiembla........
... mis labios se
encuentran a la espera....
y tu voz....... .tu voz
conquista cada espacio .
Me deleita el coqueteo de
tu lengua en mi cuello ,
y el suave toque de tus
manos en mis muslos ........
Buceador en mis aguas ...
Tu despiertas los pájaros
del sueño,
habitas mis silencios ,
mis noches ..... y mis
vientos ....
Embebida en tus aromas
......
..... hundida en tus
sonidos .....
Mi resplandor de estrella
..
...vertiginoso río .....
.
Abrázame .... ahora que ya
quedan
apagados los labios ......
..... ahora que ya duermen
los ruidos......
Ahora que el silencio
....va extendiendo sus
alas.....
Abrázame ....que ahora ..
preciso de tu aliento ...
de la paz de tu risa.
Abrázame..... que ahora ..
...es tuyo mi destino.....
María Isabel Campos Quijano- Buracamanga-
Santander-Colombia
Sin
palabras
A todos los niños que llevo en el corazón
No le
esquives la mirada,
es una foto
que despertará todo,
todo
aquello que tus ojos nunca vieron,
que vive a
infinitos kilómetros de distancia,
y no es
uno...son miles...que nos están mirando;
quizá lo
habrás leído o te lo habrán dicho;
quizá te
cuesta creer que existe,
que es un
montaje fotográfico,
pero no...
es tan real como el frío y el calor,
tan real
como el hambre que desconoces;
lo mirarás,
despertará tu compasión,
y por más
que quieras no podrás hacer nada.
Lo querrás
ver una vez, rápidamente, de reojo
y voltearás
la página para olvidarlo;
si tienes
algo de corazón supongo,
debería
arrancarte más de una lágrima,
pero él
querría nuestra ayuda, no lástima,
¿se podría
hacer algo por ti criatura?
víctima
inocente del hambre, del olvido,
¿qué dirán
tus ojos cuando nos miran?
Si aún no
te has ido, si aún te conmueve,
solo te
pido algo... no culpes a Dios
¿esa es la
salida más fácil no?
No es hora
de buscar culpables,
culpables...culpables
somos todos,
por
ignorar, por hacer la vista a un lado,
por sentir
asco, por creernos únicos,
al fin y al
cabo somos humanos,
no vemos
nuestros errores,
no nos
miramos por dentro,
semidioses
de un mundo materializado,
egoísta,
cibernético, inhumano.
Quédate
otro segundo por caridad te pido,
vuélvelo a
mirar, quizá ya no esté vivo,
quizá ese
Dios del que reniegas
haya tenido
la misericordia de llevárselo,
¿para qué
vivir en un mundo así,
donde nadie
se hace responsable?
Quedan
muchos más, ¡infinidad!,
en esa Africa
desierta, desolada
comiendo
inmundicias cuando las hay,
a merced de
los buitres, de los leones
de la
impiedad del hombre...
y también
en tu país, en tu barrio,
alguien
puede sufrir la misma condena.
Ya sé que
no se puede hacer mucho,
de poco
servirán las oraciones,
si tu
corazón lo olvidará mañana,
al menos
cuando voltees la hoja,
prométeme
que lo recordarás un poco,
cuando te
sientes a comer tu mesa
y tires lo
que no te guste, lo que te sobre;
cuando te
acuestes en tus sábanas
suavecitas
y perfumadas;
cuando le
compres juguetes a tus hijos
y no les
enseñes a valorarlos, a compartirlos;
cuando
desperdicies el agua y el vino;
cuando
quisieras tener más de lo que tienes;
cuando creas
que tu vida no tiene solución,
que no hay
dolor más grande que el tuyo,
recuerda
esa foto, esos huesitos al aire,
esa mirada
de hambre, de dolor
solo por
eso, Dios te lo agradecerá
y bendice
lo poco o mucho que te da.
No me
respondas nada, no hace falta hablar,
respeto tu
ideología, tu fe, tu ateísmo, tu silencio,
quise
entrar en tu alma como entré en la mía,
sacudir los
cimientos dormidos de la sensibilidad,
hacerte
recordar que tú estas vivo como yo,
para dar
gracias a la vida, a Dios si lo llevas,
para actuar
desde donde podamos,
y no seguir
ignorando lo que no se puede tapar.
Míralo por
última vez, cerraré esta ventana,
aunque aquí
estará por si quieres regresar
a hablarle
desde tu corazón, desde tu cariño,
no es un
fantasma, no es un animalito, es un niño,
que bebe
tal vez de sus orines, que come sus excrementos,
o
posiblemente esté muriendo en los basurales;
él alli
sentadito en su choza te pide una caricia,
y si tienes
recursos una contribución
que tu
generosidad y Dios le harán llegar,
o también
al niñito de tu barrio,
todos ellos
padecen del mismo mal.
Vuelve
ahora a tu rutina, a tu trabajo, a tu vida
ojalá que
estas palabras no caigan en saco roto,
que en tus
pupilas se grabe
este mártir
de la indiferencia,
para
bendecir tu alma que lo ha adoptado
como al
niño que no tuviste,
como al que
el Cielo te ha dado,
vete ahora
que lo has visto,
las
palabras quedarán sobrando.
María José Acuña Beláustegui- Curmaná-
Venezuela
Sobre el lomo de los cuervos
Sobre el lomo
de los cuervos
Hay un gemido
de huecos
en mis manos
que barren los
restos
de los muertos
del día.
Hay una guarida
de escarcha
en mis ojos
turbados por la
línea
purpúrea de un
pensamiento.
Hay una noche
de hambre
que nace en el
ombligo
deshojando
un desarraigo
voraz.
Famélico
testigo de la sombra
en el templo
escondido de mi ceguera
disfrazo el
miedo
de inocencia
torpe en los zapatos
con gimientes
huecos
y la hambruna.
Y entonces como
Lázaro
me levanto y
camino
hasta el
próxima sepulcro.
María Marta Donnet- Carcaraña-Santa Fe- Argentina
Incertidumbre...
No sé si siento
o no siento,
no sé si pienso
o no pienso,
si es profundo
sentimiento
lo que me roba el
aliento.
Siento unos ojos
clavados
en el fondo de mi alma,
ojos que buscan el
cielo
huyendo de una mirada.
No sé si sueño
o no sueño,
no sé si duermo
o no duermo,
si es profundo
sentimiento
lo que me roba el
aliento.
Sueño que sueño
despierta
en la montaña
escarpada,
donde las almas
descansan
sobre las cumbres
nevadas.
Quiero soñar que no es
sueño
lo que mi sentir
reclama,
ser gavilán o paloma,
dulce sol de la mañana.
Marian Martín Humanes- Villa Luenga- Castilla la
Mancha- España
Todavía no he
pensado en suicidarme.
El espejo me
asusta. Ahí detrás hay algo o alguien que inventa muecas para que crea que tengo
mala cara a pesar de haber dormido quince horas seguidas. Y no ha sido por el
alcohol. Debería haber bebido sola en la cocina hasta caerme de la silla, haber
despertado en el suelo con la mejilla pegada a las frías baldosas y el pelo
pringoso de ginebra. Debería haber llorado al despertar, al darme cuenta de que
él se ha ido y entonces, coger de nuevo la botella y entre sollozos, arrastrar
los pies por el suelo de madera del pasillo hasta el cuarto de baño. Y al
mirarme al espejo, asustarme.
Tengo los ojos
rojos y la piel seca. El pelo revuelto.
La boca seca.
El espejo me
enseña una lengua blanquecina. Si mi madre la viera me diría “tienes la lengua
sucia” y me daría té para desayunar. Me pondría la manta eléctrica sobre el
estómago y me daría una de esas pastillas que saben como el yeso de las
paredes.
Puedo creer que
bebí anoche y escribirlo en el diario como si fuera verdad. Y luego, en el otro
diario, el que ni siquiera yo puedo leer, escribir la verdad. Anoche no bebí.
Cené una tortilla francesa mientras miraba los folletos del hipermercado y
marcaba con bolígrafo las cosas que quiero comprar. No me caí de la silla. Me
acosté a las ocho de la tarde con los ojos secos, porque nunca he llorado por
él. Él no existe, tampoco.
Por eso todavía
no tengo pensado suicidarme. Cuando lo piense, lo escribiré en los dos diarios
y dejaré a la vista el que está lleno de mentiras y poemas, que también son
mentira. Dejaré el diario a la vista para que quien me encuentre muerta lo lea
y crea que sabe por qué me suicidé y así no tendré que sentirme mal por no
haber vivido nada interesante, porque eso será algo que sólo yo sabré.
Escribo en el
diario que anoche me caí borracha de la silla de la cocina y que no recuerdo
nada, que me he despertado en el suelo y he creído verle a mi lado, hasta que
me he dado cuenta de que se fue. En mi diario, él tiene nombre: M. Le llamo así
para que resulte más real, como si aún le amase y no quisiera que nadie supiera
quién es, como si quisiera protegerle de los demás, de los que le odiarán
cuando encuentren mi cadáver y mi diario. M es alto y guapo, rubio y
canadiense. Así es más difícil que intenten buscarle. M me quería pero la vida
le ha obligado a marcharse. No quiero que parezca mala persona, no quiero que
los que lean el diario piensen que soy una ingenua o una imbécil incapaz de
darse cuenta de que la están engañando. A pesar de que tengo que aparecer como
la víctima, no quiero dar pena.
Si me suicido,
daré pena. O me odiarán. Pero también dirán que mi sensibilidad es tan grande
que no he podido soportar el inmenso peso de la vida, que los golpes me han
hecho buscar un reposo, que mi visión poética de la vida me ha empujado a
ponerle fin porque me duele demasiado seguir respirando. Eso será, claro,
cuando haya decidido pensar en suicidarme. De momento no lo he pensado.
Tengo casi
treinta y cinco años. En el diario he puesto alguno menos, no quiero que crean
que estoy entrando en la crisis de los cuarenta. Tengo casi treinta y cinco y
estoy sola. M no existe, pero tampoco hay ningún P. En el diario P es mi mejor
amigo. Homosexual, claro. Tampoco tengo ningún trastorno mental, eso lo he
inventado para el diario. He inventado una enfermedad y un médico, un
psiquiatra: el doctor V. Si no doy el nombre de nadie, no se puede comprobar
que es todo falso.
No son mentiras,
es libertad. Dicen que tenemos derecho a hacer lo que queramos con nuestras
vidas y yo lo hago.
He dormido quince
horas y no tengo hambre. En la bandeja hay un vaso con leche tibia. El sobre de
café descafeinado me pone nerviosa. Siempre espero que sea dorado por dentro,
ya no me acuerdo por qué, pero debería ser dorado por dentro y yo debería
alegrarme de que lo fuera y escribirlo en mi diario porque habría ganado algo.
Un viaje a Las Vegas. Para casarme con M. M es canadiense. El viaje es a
Toronto. El café me gusta más cargado. He dormido quince horas pero no es
porque bebiera anoche. Me acosté pronto. M se había ido.
El espejo me
asusta.
El diario dice
que anoche bebí demasiado y debería dolerme la cabeza. Me tomo una pastilla
blanca con el café, para el dolor de cabeza. El sobre del café es dorado, en mi
diario. Una esperanza remota, una ilusión para un alma atormentada. Escribiré
que por fin tengo suerte y voy a viajar al lugar en el que seguramente M estará
esperándome. Las casualidades son muy literarias. Por eso los hijos perdidos
encuentran a sus padres en las novelas y en la vida real ni siquiera saben que
tienen padres perdidos. Mi diario tiene que parecerse más a la vida. El viaje
será a Colombia. Tiene más sentido. Por el café.
El sobre de café
es plateado en la papelera que hay junto a la cama. Se ha quedado boca arriba y
parece un pez muerto sin ojos, un pez leve a punto de echar a volar en busca de
su cabeza y sus tripas. Un pez de aire y hielo que huele a café. Al pez muerto
lo escribo en el otro diario, el de la verdad: no puede estar junto a Colombia.
La manta también
está en el otro diario, el de las verdades incómodas. Es una manta corta que
nunca me abriga los pies, una manta que cada día es más corta, justo ahora que
cada noche es más fría. Me enrosco la manta alrededor del cuello y la cabeza.
Así no veo el espejo que me asusta. Escribiré que soy como Frida Kahlo e
invento tocados especiales que no realzan mi belleza pero sujetan mis ideas y las
abrigan. El aire se templa dentro de la manta, la luz desaparece, los sonidos
se amortiguan. La ideas se calman y dejan de moverse en un remolino de
palabras. Las ideas se duermen. Así podría escribir en el diario falso que
estoy tranquila y que medito sobre mi triste existencia. Sobre su ausencia.
Lo escribo.
El suelo está frío
y me pincha las plantas de los pies. La manta cae al suelo y la piso, arrastro
los pies sobre ella, patino por la habitación sobre la manta. El suelo se
inclina y no puedo frenar. Choco contra la pared. Me sangra la nariz. Me da
miedo.
Escribo en el
diario mucha sangre y una herida en la frente. Con un algodón taponando la
nariz, escribo un accidente doméstico provocado por la resaca. Alcohol, desamor
y sangre; está quedando muy bien. En el diario de la verdad escribo que me he
puesto a llorar al ver la sangre y ha tenido que venir una tata a curarme y
abrazarme.
Tengo que pensar
en suicidarme antes de comer, para que no me sorprenda ese sueño extraño de la
siesta. Si me duermo, olvidaré que tenía que pensar en suicidarme y todo
volverá a empezar y tendré que escribir en el diario de la mentira cualquier
cosa, y en el de la verdad no podré escribir nada porque la siesta es como un
lugar inexistente en el que no estoy.
Los dedos de los
pies parecen pequeños seres vivos, redonditos, con un caparazón duro y una
barriga blandita. Se mueven casi solos. Me sorprenden a veces moviéndose sin
que yo piense en ellos. Se han quedado fríos. Escribo en el diario que han
bajado las temperaturas tanto que se me congelan las lágrimas de amarle.
Escribo que he recibido una carta en la que un sargento de un ejército me dice
que M ha muerto en una guerra llena de arena y sol. El sargento me informa de
cuánto me amaba M. Firma como S y me dice que M fue un héroe y en las dunas
ardientes su sangre se ha convertido en un oasis en el que sus compañeros de
armas beben el agua purificante del valor del soldado, se sacian de heroísmo y
cargan sus armas para disparar contra ese enemigo cruel que les acecha. El
sargento S me desea buena suerte y un duelo breve. La muerte de M parece un
buen detonante para el suicidio.
En el diario de
la verdad escribo que me duele el oído. Escribo que la tata me ha traído una
bandeja con sopa de fideos y merluza rebozada. Y un flan. Hay una píldora roja
junto al vaso de agua. Escribo que no voy a tomarme la píldora para no dormirme
hasta que haya pensado en suicidarme.
En el otro diario
escribo que busco en el armario de la cocina los somníferos de mi madre.
Escribo que abro una botella de ginebra y me quedo mirando las pastillas,
pensando si le encontraré al otro lado. Escribo que no sé si hay un cielo para
los suicidas ni sé si los soldados que se van a una guerra de arena sin que
nadie se lo pida no irán a ese mismo cielo. Escribo que hay un mapa sin
carreteras ni nombres del lugar al que van los que se quitan la vida y los que
provocan que otros se la quiten. El mismo lugar al que van los muertos que
nunca quisieron a nadie y las tatas que pegan y meten pastillas en la boca a la
fuerza.
En el diario de
la verdad escribo: “Hora de la siesta”. La tata me mira con odio mientras se
frota el mordisco de la mano. Cierra de un portazo y la píldora roja del sueño
blando se mezcla con mis diarios y hace que las letras bailen y cambien de
lugar; las palabras ya no se entienden.
Todavía no he
pensado en suicidarme. Lo haré después de la siesta.
Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España
Cuando muere la musa
Cuando
muere la musa
El
poeta no esconde ese sentimiento
de
verse perdido.
De
ambular las calles
en
noches de luces
que
lucen farolas.
El
poeta no esconde esa risa turbia
de
disparos sin tino.
De
palabras sin tono
de
pasos sin destino
y
playas sin olas...
Cuando
muere la musa
El
poeta comprende: El invierno
ha
llegado al Olimpo
Y
se ajan las flores
en
noches de estrellas
que
se apagan solas.
El poeta
se viste de luto cerrado
de
plumas sin tinta
de
tinta invisible
de
pasos sin rumbo...
y
hablar a solas.
Cuando
muere la musa
El
poeta se orfana y ve ciego
Al Olimpo
ha llegado el invierno...
y
se oscurece el cielo
y
las flores son hielo...
Y
en nada controla.
El
poeta suicida sus miedos
de
quedarse aterido...
en
papeles en blanco
y
en pasos sin dueño...
a
tontas y a locas.
Pues
cuando muere la musa
El
poeta se pierde en las risas, los miedos
las
almas de otros que aún esperan...
las
piedras que pisa, los gatos negros
que
se cruzan y anuncian la mala suerte
y
las poesías perdidas y las mentiras de otros
y
las ventanas abiertas y los soles de frente...
y
las mañanas...
y
las mañanas de amor
y
las horas y el tiempo
y
esa agonía de sentirse imperfecto...
El
poeta sin musa...
solo
es un pobre ciego
que
llora palabras y maldice al viento
un
mudo grito que pide
el
renacimiento.
Miguel García
Freijanes- Madrid- España
¡Buenos días!
En la
mente bulle un sueño,
En el
alma una quimera,
Nació una
luna en otoño
Y llegó
la primavera.
Amaneció
el amor
Renombrando
la esperanza,
Renovando
la pasión,
Y
sembrando la alegría,
Para
llenar un renglón
De una
hoja vacía,
Con
palabras de ilusión,
De
sentimientos, de vida,
De
momentos, de emoción,
De
sensaciones dormidas.
Encendiendo
el corazón,
Y
cicatrizando heridas.
Para
arder en el fuego,
Cuando el
alma cobra vida,
El fuego
de la pasión,
Pasión
que estaba dormida,
En brazos
del desamor,
En la
memoria vivida,
Dando
paso a la razón,
De la
emoción contenida.
Entonando
una canción,
Que sale
del alma mía.
¿Pedirle
al mundo perdón?
Creo que
hay otra salida,
Pedir a
gritos amor,
No es
dolor, es alegría.
Miguel Urbano. Córdoba- España
Deseos I
Deseo remontar un poco
así desde esta estatura vernos a todos
sin las vestiduras del ego
sin la coraza con que nos cubrimos
para mostrar solo aquello que nos favorece.
Abandonar la conveniencia
¡de verdad abandonarla!
De comienzo ya es bastante
Luego poco a poco seguir más claro
el sendero que la vida nos trace
Encontrar el espejo de nuestra conciencia
para saber con qué nos amenazamos
Encontrar ese algo escondido tras las cortinas
que nos tendió la desesperanza
Así las tinieblas serán menos espesas
y los destellos cada noche iluminarán el
corazón.
Nelda Lugrin- Concordia- Argentina
Quizá- no
se
Quizá -no
sé-
Soy como
la brisa.
Como una
flor al viento.
Suaves
lágrimas de violetas.
Soy
mucho, mucho más que un beso.
Perfume a
rosas en jardines sin espinas.
Como una
noche de luna bañada en silencio.
Una mirada
profunda hacia el abismo que retorna.
Un “Te
amo, mi vida” con el alma en cueros.
Una
estrella fugaz concediendo un deseo.
Soy
mucho, mucho más que un verso.
Ola en la
arena deslizando caricias.
Arrullo
murmurado al oído.
Soy como
la brisa.
No sé -Quizá-
Nieves María Merino Guerra-Gran Canaria- España
Soledad !!
El silencio es aturdido,
por el grito de tu ausencia
y la noche se quebranta ;
por que marcas tu presencia !
Los recuerdos se hacen claros,
pesa en mi soledad,
la imagen que te recuerda ;
con tan clara intensidad !
Veo sombras en la noche
que me abrazan y me tientan,
el corazón te reclama ;
toda mi mente te piensa !
y el cuerpo que te desea
y que busca tus caricias,
se hace blanco ,
al que embaten ;
todas las agonías !
Busco el sueño como excusa
para dormir ya cansado,
por que ardo en fantasías ;
y egos de enamorado !
Llega la madrugada ,
te veo ,
por todos lados
y me retuerzo en las curvas ,
de tu cuerpo ;
embrujado !!
te busco en la noche oscura,
voy en alas de algún verso...
por este amor que es tan tuyo ;
y resultó tan perverso !!
Me retuerzo ante la luz ,
cada destello de luna
y en todas las esperanzas ;
aunque no quede ninguna !
Te has quedado en mi pecho
y en la noche,
cada noche
y en los rincones de casa ...
En cada día de vida,
que en silencio;
solo pasa !!
Te has quedado en la promesa
de algún nuevo amanecer
y en todo lo que yo amo;
esos ecos del ayer !!
No te has ido,
te has quedado
y es tuya la inmensidad...
que ennegrece mas,
mis noches ;
y pesa en mi soledad !!
Pablo Ramón Cabrera Roa. Paraguay
No
es fácil volver amar
No es fácil volver amar
cuando se perdió la fe,
¡No! No se puede desandar
caminos llenos de espinas
que hacen daño al recordar,
¡No pidas lo que no puedo
dar! El amor hay que cuidar
como se cuida una flor,
no te olvides de regarla,
que se puede deshojar.
Pastora Herdugo- Málaga-
España
....y
sigo mi viaje
....y
sigo mi viaje,
por eso
me puse el sombrero
guardé
todo en la maleta...
...recuerdos
de verde tierra
naranjas
amarillentas
amores
que en silencio esperan
y yo
acongojada vuelo...
volando
hasta la vuelta.
Y decía
el mensaje:
-"...dile
al Señor que te encuentres,
que te
deje frente a las Torres"
¿qué
Torres Princesa?
-"...frente
a la casa
esa Casa
de Caramelos"
Que
hermosos mensajes
en esta
tierra recibo...
.....si
parecen fantásticas
como
salidas de un cuento.
Viaje,
que tiene encanto
encanto
de lo que quiero...
convertida
en Marquesa
.....después
de recorrer caminos
llegó el
momento soñado
...de
abrazarme apretada
a mi
Hidalgo Caballero.
Pilar Ferrer- Ushuaia-
Tierra de Fuego- Argentina
La luna
Hilos de seda
enmarcando
una pálida luz
reflejada en su
bello rostro
por una
alcahueta luna…
Entre sombras,
tan solo insinuadas,
dos cuerpos en
amorosa batalla
se esfuerzan en
expresar
cuál de los dos
es quien mas ama.
Manos que
buscan, escudriñan…
ansiando ofrecer
la dulce caricia
que expresar su
amor complete…
El deseo es
grande
y la entrega
deseada.
Nada hay que los
calme…
y en la lucha, se escorzan
en inverosímiles
posturas
buscando la
expresión
que satisfaga su
locura.
El hombre en
silencio
mira la luna…
no hay bello
rostro…
ni reflejo de
hermosura.
Sólo el silencio….
y… el recuerdo
de aquella
ternura
que a pesar de
los tiempos,
en su alma,
siempre dulce…
y nunca olvidada
para siempre
perdura….
Rafael Serrano Ruiz – Madrid- España
Y
cuando estés arrugadita
Y cuando estés
arrugadita,
llena de años,
mis te quiero te sigan
lloviendo cada día,
y te digan que eres las
más hermosa
que hay en el universo…
Veras…
que miro en el fondo de
tus ojos,
en la sonrisa que tus
labios dibujan…
en el corazón que
alimenta tu alma.
Y seguiré amándote…
llena de años, de
arrugas…
y tus besos seguirán
igual de dulces
pues tus labios…
seguirán dibujando esa
sonrisa
donde nace la demencia
de amarte.
Romero de Buñol- Valencia- España
Quién sabe
Cuando
ambos sintieron que: “los rondaba de cerca el gran silencio, comenzaron a
remendar las redes de un tiempo sensible, a querer unir los hilos de todas las
vivencias”. Fue entonces que se buscaron en sus caras de rasgos gastados, en
sus cuerpos más gruesos y menos ágiles. Comprendieron pronto que esos que esperaban
hallar, los ingenuos que querían alcanzar la luz del horizonte, los impacientes
que urgían el hoy para llegar antes al futuro que se prometían, estaban
perdidos en un laberíntico ayer.
Podían
recordar que hasta un pretérito e indefinido punto tuvieron un plan: transitar
de la mano construyendo la vida juntos. Evocaron la época en que él avanzaba
más rápido, aunque siempre la esperaba. También los momentos en los que ella
apuraba el paso y lo aguardaba a él. Rememoraron los tiempos de nuestro, de tuyo
y mío, de celebrar los logros mutuos y gozar con sueños cumplidos del otro, de
apretarse en abrazos interminables ante loa avatares ingratos.
Desconocían
el instante exacto pero sabían que algún suceso había provocado que extraviaran
el rumbo. El amor no los había hecho invulnerables o su proyecto no era
perfecto.
Los
que llegaron hasta aquí eran otros, con más saberes pero menos sabios.
El
silencio, como una niebla densa, continuaba acechándolos. Sintieron que se
habían quedado solos hasta que advirtieron que estaban el uno con el otro, que
mantenían su esencia viva e intacta. Se miraron, sin testigos. No hubo
promesas, balbucearon la palabras que pudieron. Las necesarias para despejar la
bruma y comprobar que la luz estaba allí tan brillante como siempre.
Todavía
tienen mucho que decirse, mucho que andar con menos prisa para salir del
laberinto. Aprendieron a no apurar el hoy porque mañana quién sabe.
Silvia Rodríguez. La Plata. Argentina.
Un
día de recuerdo
Una noche fría de julio regresaba a
casa cerca de la 1 de la mañana, luego de celebrar el cumpleaños de una amiga.
Apenas abrir la puerta, algo
distinto había en el ambiente. La luz, en una mesa esquinera, estaba encendida
y junto a ella, una pequeña silla plegable que solía usar mi hijo en su pieza.
Corrí al teléfono a llamar a Susana,
una amiga que ya había vivido la experiencia que yo empezaba a vivir. La
ausencia del hijo, el nido vacío como diría algún texto relacionado.
La pasada frente a su dormitorio y
no ver el televisor, era la confirmación más real. Sentí que se me apretó el estómago, el pecho, la garganta,
las ideas, todo y mi voz, apenas
audible alcanzó a decir: Su. ….,
no digas nada, se fue tu hijo, me dice y lloramos un buen rato, ella solidaria, o tal vez, recordando
aún la partida del suyo. Le había comentado que Cristián me lo anunció días
antes, “madre, en cualquier momento me voy de casa” y en su mirada clavada en
la mía, “sin llanto eh?”.
Perdí la noción del tiempo, nos
despedimos. Toma un vaso de leche caliente, recuerdo que fue lo último que me
dijo; me dirigí a prepararlo. El frío era más intenso, más vacío, más sólo. Al
pasar frente a la mesita, apagué la luz y entré a la cocina como a un lugar
desconocido. Empezaba a entender “sensaciones” que mi amiga comentaba, no se
pueden explicar, hay que vivirlas, decía. Ahora tenían sentido para mi.
De dulce y agraz es la vida; feliz
por él que empieza a recibir los frutos de años de estudio y esfuerzo; pero,
era mi único hijo y única familia y pese a ser muy independientes, deseaba
tenerlo en casa, aunque fuera sólo sintiéndolo en su pieza, pensaba en cómo
reorganizar mi vida. Ya no tendría que preparar comida para dos, por ejemplo,
alguna vez desee no tener que hacerlo a diario. En ese ir y venir de ideas, en
forma casi automática, coloqué en una bandeja, la taza de leche, un jarro y un
bizcochito de almendras, creo y me dirigí a mi dormitorio. Al pasar frente a la
mesita de luz, alumbrada sólo por el suave reflejo de las luces exteriores que
se colaban a través de las cortinas de las ventanas, tropiezo en una de las
ruedas de la silla y caigo lanzando por el aire la bandeja con todo lo demás.
La ley de Murphy dirán; todo saldría
mal. La partida de Cris., doble fractura de los dedos del pie. Qué hacer?, eran
pasada las 3 de la mañana, no me atreví a llamar a mi hijo ni a mi amiga y me
recosté. Lo curioso era que no sentía gran dolor. Dudaba de que fuera “algo
grave”, pero me miraba el pie, tenía dos dedos visiblemente torcidos, tenía que
ser fractura.
Apenas amaneció, me dirigí al
servicio de urgencia. Recuerdo que se jugaba un mundial de football y esa
mañana temprano transmitían el partido de Chile. No había mucha gente en la
sala, pero la atención era casi nula,
alguien comentó que los médicos estaban viendo el partido. Total, nadie
al parecer, estaba grave. Yo, resignada, no tenía nada qué hacer, nada
importante, al menos; tenía la
boca seca, con un sabor raro, desconocido. Sería producto del momento?.
El dolor de la ausencia de Cris., se
mezclaba con el del frío de la espera, y el de la estación. Hasta ese momento
no había pensado siquiera en alimento. De pronto necesité mi taza de café con
leche del desayuno, podía sentir el aroma y me dieron ganas de llorar. Cómo
algo tan poco importante, aparentemente, podía provocarme tanta angustia y
empecé a tomar conciencia de cómo serían mis siguientes días, si se confirmaba
la fractura; algo caliente empezó a rodar por mis mejillas, sin poderlo
contener. No sabía qué me dolía más, pero, nadie podía ser tan desgraciada como
yo en ese momento. De pronto escucho mi nombre como en sordina, luego más
fuerte y regreso al momento y lugar … soy yo, soy yo. Me llamaban para una
primera atención.
Después de los trámites iniciales,
toma de presión, contestar preguntas de posibles enfermedades y fármacos, me
indican otra sala, a la espera del médico. Las ganas de tomar algo, se hacían
cada vez más fuerte. Pregunto a una enfermera por un vaso de agua, me dice que
no es posible y que espere
tranquilita. Lamenté no haber llevado un libro, los minutos me parecían horas.
Empecé a contar las manchas de las paredes, clasificándolas de tamaño, luego de
dirección. Sentí que me pesaba la cabeza, la apoyé en la pared y
sorpresivamente me quedé dormida.
Un par de horas después, se presenta
en la sala, una enfermera con un listado y nombra a unas 10 personas, entre las
que estaba el mío. Nos informa que nos atenderá un traumatólogo. Que debemos
tener paciencia porque hay uno sólo. La seguimos todos en silencio por un
corredor. Solo nuestros pasos daban señal de vida. Al final del pasillo, frente
a una puerta que anunciaba al especialista, debemos esperar.
Llegado mi turno, no alcancé ni a
sentarme, apenas me saqué los suecos, el médico dice a su ayudante “quebradura
pie izquierdo…..detalla en términos técnicos, “ yeso hasta la rodilla…” más
datos técnicos y se da por terminada mi atención. Alcanzo a balbucear algo, sin
destino. Otro ayudante me guía a una salita al lado. Le comento que el doctor
ni me tocó el pié, me mira medio sonriendo “y para qué señora”, claro, no
quería admitir que enyesada, ahora sí, tendría que llamar a Cristián.
Y llegó el momento; no sé cuales
fueron mis primeras palabras, sólo recuerdo un cómo?, donde?, en tono marcado.
Al verlo llegar, me sentí como niña
pillada en alguna travesura y sólo le sonreí. Una vez en el auto, preguntó
“contame, qué te pasó”, relato simplemente la caída, la hora y mi llegada al
Hospital. El escuchaba en absoluto silencio. Tratando de restar importancia,
continúo haciendo referencia a un joven que hacía bromas muy graciosas de los instantes más complejos,
pero no alcancé a decir mucho. “no puedo creer, no puedo creer, no puedo creer
que no me hayas llamado”, repetía varias veces golpeando el volante. Nunca lo
había visto tan enojado. “somos tu y yo, vieja y no me llamaste…, me
necesitaste y no me llamaste”, repetía otras tantas. Sentí que me invadió una
gran emoción, nunca me había afectado tan fuertemente, un llamado de atención y
empecé a llorar, pero esta vez de alegría. Mi hijo seguía en casa, sólo un poco
a distancia.
Victoria Gonzáles Badani- Santiago de Chile- Chile
Hoy la vieja bruja me dijo
Hoy la vieja bruja me dijo,
que de los hechizos he de
cuidarme,
pues alguien con ansias de
conquista,
al esfuerzo obscuro le ha dado,
poderes misteriosos,
para me rindiera a tus pies,
en la solemne instancia del
amor.-
Más aun así,
en medio de conjuros y ritos,
el alma me has atado,
para que en besos, versos, y
sueños,
has de dejarme aferrado,
cuan si fuera prisionero,
de un alcatraz sin
salida,
más que las mágicas palabras,
que cada día a la orilla del
mar,
he de pronunciar,
en la voz temblorosa,
que se muere en el preciso
lugar,
donde l a ola impetuosa,
en rugiente desdicha,
su canto de agua inquieta ha de
dejar.-
Hoy la bruja vieja me ha dicho,
que de los hechizos me he de
cuidar,
pues unos ojos misteriosos,
sus dardos de fuego y pasión,
me han de herir,
y que de la herida he de
recoger,
el rojo intenso de la sangre,
que tiñe a la rosa,
al ver el día despertar.-
Hoy la bruja vieja me ha dicho,
que de tus hechizos,
me he de cuidar,
pues roja de pasión,
y dulce de encantos,
rendido a tus pies me has de
dejar.-
Víctor Kartsch Brenh- Encarnación -Paraguay
Siento presente
ya la primavera
Siento presente
ya la primavera,
con su faldita
corta,
su airosa
cabellera,
radiante en el
extremo de un invierno
en que sus
blancas horas
son recuerdo.
Diríase que al
campo le apetece
que el airecillo
sople
y que en afán
inquieto
agite el
amarillo de las hojas
que se quedaron
largas
entre pequeñas
piedras.
En mi jardín
alguna
(ya reverdece
el sueño
que en
esmeralda brota)
balbuceante hierba
abraza la
pajiza que se ausenta
y alguna hormiga
nueva
arrastra en el
inicio de este ciclo
la fugaz
alfombra
que acude al
paso
de la gentil
doncella.
Y brillarán
colores
y cantarán
risueñas
las gotas del
rocío al calentarse
bajo los pies
descalzos
de la estación
que llega.
Xavier Coderch Vives- Barcelona -España
Trazos de un pensamiento
eclipsado
De procesos varios somos en este cuerpo
tanto así
que las ausencias, divergencias y otras complejidades
nos reparten sus contradicciones
y así
más de alguna señal equívoca
hemos presumido verdadera.
Curiosamente
somos pilares invisibles
a la hora de las verdades no asumidas.
Mas, este cuerpo que ha sabido mantenerme erguido
alguna que otra huella ha ocultado
(No es bueno aventurarse y contar todas las batallas)
sobretodo aquellas en que hemos sido heridos.
Amamos, odiamos, con idéntica intensidad
y respondemos a las ofensas, con el silencio
-que es una bofetada más dura que la palabra-.
Compartimos los riesgos predecibles. Sin embargo
desalojamos las estrías de la tristeza
mordiendo las sábanas y exprimiéndole los ojos
al que una vez amamos en esta vida.
Siempre, de estos ingratos acontecimientos
nos rescata el tiempo y su labor de hechicero
que cada día teje
mil razonamientos y ocasiones propicias
para que entonces un día cualquiera
cuando la inteligencia se cruce con un sueño
seamos lo que fuimos o lo que siempre quisimos ser...
Taty Cascada(Tatiana Aguilera)- Santiago
de Chile- Chile
LISTA DE AUTORES MAYO
Autor
|
número
|
titulo
|
Alejandra Leal Gana
|
42-1
|
Pido permiso
|
Ana Arias Saavedra
|
42-2
|
Destellos de
esperanza
|
Ana Romano
|
42-3
|
Escape
|
Antonio Monzonís Guillén
|
42-4
|
Ayer, hoy y mañana
|
Beatriz Ojeda
|
42-5
|
No te olvides de
mi
|
Carlos Alberto Giménez
|
42-6
|
Fugitiva
|
Carmen Guzmán Cedeño
|
42-7
|
Me vestiré de
lluvia
|
Carmen Leyre
|
42-8
|
Sin callar
|
Charo Bustos Cruz
|
42-9
|
Cada día uno de
los residuos…
|
Coco Hernández González
|
42-10
|
Pide al tiempo
que vuelva
|
David Reverte
|
42-11
|
Una buena tarde
|
Diana Luz Bravi
|
42-12
|
Verano
|
Diego Cazzaniga
|
42-13
|
Arcilla
|
Diego Miró Quesada Mejía
|
42-14
|
Mendigo del parque
|
Ezequiel Feito
|
42-15
|
Tarde Ventosa
|
Flamini Nora Liliana
|
42-16
|
Feliz día de la poesía
|
Gabriela Ruiz Gomis
|
42-17
|
No esperes
|
Gladys Alvarado
|
42-18
|
Al final del
camino
|
Grissel Canche Albornoz
|
42-19
|
Amanecer
|
Guillermo Pilía
|
42-20
|
Como animales espantados
por el fuego…
|
Héctor Berenguer
|
42-21
|
Un día como hoy
|
Hilda G
|
42-22
|
Hasta que ya no
seas
|
Jorge Alberto Hernández Ramírez
|
42-23
|
Te amo
|
Jorge Amado Serrano
|
42-24
|
Te vi pasar
|
Jorge D´Agata
|
42-25
|
El puente
|
José Rodolfo Espasa Muñoz
|
42-26
|
Mujer mimo
|
José Romero
|
42-27
|
Anatomía del Edén
|
Julio Soute
|
42-28
|
La mano
|
Liliana Farah
|
42-29
|
No te atrevas
|
Lilí Muñoz
|
42-30
|
Marina
|
Luis Alberto Gontade Orsini
|
42-31
|
Polvos que trae el viento
|
María Graciela Galván
|
42-32
|
Cuerpo de mujer
|
M ª Isabel Campos Quijano
|
42-33
|
Ahora
|
M ª José Acuña
|
42-34
|
Sin palabras
|
María Marta Donnet
|
42-35
|
Sobre el lomo de los cuervos
|
María Martín Humanes
|
42-36
|
Incertidumbre
|
Mayte Sánchez Sempere
|
42-37
|
Todavía no he pensado en suicidarme
|
Miguel García Freijanes
|
42-38
|
Cuando muere la musa
|
Miguel Urbano
|
42-39
|
Buenos días
|
Nelda Lugrin
|
42-40
|
Deseos I
|
Nieves Merino Guerra
|
42-42
|
Quizá- no se
|
Pablo Ramón Cabrera Roa
|
42-42
|
Soledad!!
|
Pastora Edurgo
|
42-43
|
No es fácil volver a amar
|
Pilar Ferrer
|
42-44
|
…y sigo mi viaje
|
Rafael Serrano
|
42-45
|
La luna
|
Romero de Buñol
|
42-46
|
Y cuando estés arrugadita
|
Silvia Rodríguez
|
42-47
|
Quién sabe
|
Victoria G Badani
|
42-48
|
Un día de recuerdo
|
Víctor Kartsch
|
42-49
|
Hoy la vieja bruja me dijo
|
Xavier Coderch
|
42-50
|
Siento presente ya la primavera
|
Tatiana Aguilera
|
42-51
|
Trazos de un pensamiento eclipsado
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario