sábado, 1 de septiembre de 2012

Revista nº 22. ESPACIO DEL POETA


Revista  N.º 22 -  ESPACIO DEL POETA
                              REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                    septiembre 2012







Mirtha Magni                                            Gaucho









VACILAMOS POE EL ÁRIDO Y ÁLGIDO UNIVERSO







Vacilamos por el árido y álgido universo,
discurriendo bajo la dádiva del libre albedrío:
merodeamos altares, levantamos cruces, escalamos muros;
afanándonos en la búsqueda del cálido sosiego.


Pero hay cuando la vida nos acerca sus crueles formularios,
pidiéndonos respuestas que sólo admiten, una coma herida.
¿Quién nos ayudará a contestar sus preguntas?
¿Quién acatará el consejo del que ya ha sufrido?


Sólo el dolor y la urgencia, nos venderán claros manuales,
escritos en arduas páginas, rubricadas a sangre y ruego.
Hasta que un día se terminan los exámenes…


Y vengan a llevarnos las estrictas huestes sigilosas,
adiestrados por laureados coroneles de negros blasones,
conseguidos en cuarteles infectados, por un millón de sepulturas.



José Rodolfo Espasa Muñoz-Benidorm-Alicante- España






Vestigios de Antaño

En la cumbre
de todos
los aromas
otea
una canción
muy triste
mi guitarra.
CARLOS GARRIDO CHALÉN

Luna frígida de inviernos estériles.
Noche de estrellas muertas.
Almas en pena de deambular solo ausencias
entre nubes de cenizas.


La bruma oscureció días y noches.
Los cruzó de silencios sin regresos         sin perdones
       despedazados por el galopar del viento.


La erosión del espacio en tierras de nadie
      al árbol del ayer            le tejió penumbras
                 una extensión de musgos por sus dedos.


Aún así
           la luna fatigada reverbera.
El misterio invade las esperanzas.
Las espigas dobladas de savia
se columpian en la brisa del ocaso.
Las flores vuelven su rostro de pétalos
hacia el mutismo espléndido de astros impávidos
La vehemencia perfuma el lugar.


ANA MARÍA HERNÁEZ -ARGENTINA - MAR DEL PLATA















SAN PEDRO EL VIEJO EN HUESCA






En el suelo de piedra,
el sol,
reflecta entre sombras
su condición de luz.


De símil situación sesgada
pero paralela
viven y/o mueren
circunstancias únicas
en silencio.


Dura vida en la que buscamos
el entendimiento humano
iluminando lo inerte.






Begoña M Bermejo-Guadalajara- España







EN UNA ETERNA ESPERA






Pierdo la paz para ofrecer
todos los rincones de mi alma;
El amor que entre sus paredes se escapa
Sin remedio hacia el desamparo.

Todas las heridas de mi alma
las muestro en un solo gesto de entrega,
del amor infinito que no encuentra cobijo,
que no halla la correspondencia
en un mundo de sombras lleno de hiel y lodo.

Tatuajes de un alma abierta a la paz
y al definitivo encuentro con la noche.
Una noche sin hilos ni matices en esta
eternidad herida,
exterminada por el odio y la inmundicia

Muestro mis sentimientos ante la inquietud
del mundo buscando el último desencuentro;
esperando sin tregua que algo cambie
en esta realidad que nos consume.

Espero la voz, espero el gesto, o la sonrisa
que alivie esta espera eterna que no acaba
y que se multiplica en un mundo de sobras.
Y siento el cansancio y la duda
ante una realidad que se bebe mi esperanza.

¿Dónde hallar el cobijo de mi esencia?
¿Dónde determinar el fin de la materia?
¿Dónde se encuentra la realidad de mis sueños?
¿Cómo saber que mis sueños son utópicos?
¿Cómo aceptar la realidad sin rebeldía?

Mas allá de la línea del mundo
la vida se contrae en espasmos de angustia.
La espera se hace eterna cuando la duda
oscurece el alma tocando el desamor.
La gota de mi sangre es ínfima en una mar sombría.

Mas la esperanza, aunque desierta de realidad,
se mantiene firme en mi alma;
talvez recompensada en su misma existencia
por la sonrisa pronta de un niño desarraigado
que cruza la calle sin esperar un destino.

Un niño desnudo de maldades
que aun conserva su inocencia
sin que nada la toque ni la ensucie.
Ese niño que vive en nosotros
invencible por inequidad en su pureza




Charo Bustos Cruz- Sevilla- España









CUALQUIER PARECIDO ES DE VERDAD COINCIDENCIA






Cuando ella le dijo: lo amo, no creyó que a su edad sucedería lo que por largo tiempo anhelaba escuchar de mujeres que amó y que no fue correspondido. Inmediatamente se recordó de El amor en los tiempos del cólera y se rió.

Se vio en la noche y la oscuridad lo hizo sonreír luego de escuchar la frase y sentir el peso del beso en sus labios con sabor a menta o resequedad de los labios de ella o la ansiedad de los cuerpos o el calor de los cuerpos en el frío de la noche o el miedo a ser descubiertos porque nada ni nadie se puede esconder.

Verla adelgazando a costa de la crisis interna que le generaba verlo no le gustaba. Lo hacía sufrir también y también adelgazaba pero haciendo ejercicio y estar esbelto para ser un referente masculino atractivo y presentable y no como les sucede a la mayoría de hombres que les crece la panza y parecen monstruos de dos cabezas y lengua de adolescentes e hipocresía de viejo.

Le pidió que no hiciera nada por alejarlo, pese a que siendo ella una mujer de principios firmes pero religiosos hacían ruido en su conciencia y que su cuerpo recibía con pérdida de más de 12 libras de menos, sintiéndose barrilete humano y su conciencia un hilo que se rompía por el escrutinio de la fe y sus dogmas aunque estuviera amando.

Sabía que tenía un hijo y que vivía con su pareja. Intentaba decirle con palabras fuertes pero respetuosas que tenía que ser astuta, zorra, como se dice vulgarmente, para ser feliz, pues sabía que tenía el sartén por el mango al permanecer todo el tiempo en la casa y él ser únicamente el sostenedor patriarcal y machista de su matrimonio.

¿Y si me descubre? Fue la pregunta a quemarropa como aquéllos balazos que en su juventud escuchaba luego de correr en las manifestaciones, porque el aumento del transporte público no se diera: 5, sí, 10 no, y ahora cuesta más que eso y darme cuenta que hace 25 años luego de correr porque nos quería llevar la policía nacional en las famosas perreras una estudiante de un establecimiento público como el mío al verme casi copado me agarró y me dijo: ¡abrázame! y entre la sorpresa y el espanto lo hice y al estar más cerca los policías recuerdo me besó con pasión mientras mis sentidos y vísceras estaban en otro lado y ver cómo las compañeras se rieron con timidez pero con deseos porque mi respuesta al beso fue cobarde y no el que las mujeres necesitan se les dé con furia y pasión y cuando se fueron los policías me soltó y me oriné, mientras ellas corrían como diciéndose qué travesura hicimos además de salvarme la vida sin saber cómo se llamaba ni en qué grado estaba ni dónde vivía ni nada por el estilo y hoy mi cuerpo ante el recuerdo siente escalofríos y agradece el feliz momento que apareciera en mi camino y que otros no tuvieron la misma suerte que tuve.

Hoy el costo del pasaje del transporte urbano pese a recibir subsidio del Estado, y cuando a los autobuseros les da la gana como sucede siempre, cobran lo que quieren los pilotos y los asesinatos, y es el cuento, crónica, novela, de nunca acabar y el servicio sigue siendo una mierda bajo el signo del fuego que un expresidente que fue paladín del desmantelamiento, privatización y dar concesiones a su gente y que dice que la historia del  país, tiene que ser vista y entendida antes de los Acuerdos de Paz y después de la Firma de la Paz, Duradera y Firme (vaya apellidos de la Paz).

Tuvo que decirle que tenía que parar de estarse cuestionando y volverse práctica para que su sistema basal, luego de sentirse les trajera a ambos, tranquilidad, además de placer e intimidad, necesaria en ellos y que no se daba.

Insistirle que a su pareja lo único que le interesaba era contar con una enfermera sin título pero graduada ante la experiencia de su vida cotidiana, resultaba conmovedor y grotesco; pero era cierto, ella también lo reconocía, pero de nada servía porque seguía siendo esclava, madre, enfermera y consejera religiosa y mujer con deseos absolutos de sentirlo y de expresarlo.

No digo qué secta es porque todas son iguales, enclaustran al ser y son puro diente al labio, se da uno cuenta con los famosos pastores evangélicos que a costillas de los diezmos hacen una fortuna y uno se queda esperando el llamado de Dios y ver qué religión toma y salir de pobre y volverse egoísta como lo son todos los que dicen ser cristianos y recordar que los cristianos hablan de Dios, los místicos hablamos con Dios. Pero mejor continúo.

Difícil situación decirle por correos electrónicos, por teléfono y personalmente, que se diera cuenta y que actuara con audacia y dejar de castrar sus sentimientos y emociones y darse la oportunidad y el espacio de ser acariciada e incluso buscada como mujer era torturante, no así para el que lee este relato.

Él o la que lee, dice o dirá, para que se meten a ser infieles, pues. Les contesta que la vida es más real que el cine y la televisión y que depende quién lo diga, dónde lo diga y a quién se lo diga, y que siempre cualquier parecido es de verdad coincidencia con los casos que seguro conocen por eso piensan así.

Vivir para contarlo, contar lo que se vive, puede y resulta una crónica diaria, nada ajena a las soledades y a la falta de comunicación existente en las sociedades mundiales.

Nadie que no ha vivido emociones fuertes comprende la situación de ella, nadie. Y, sin embargo, las estadísticas son tan abrumadoras como los mismos convencionalismos sociales.

Como experiencia en su trabajo, un profesional llegaba aruñado y pellizcado a la oficina y se ponía a llorar con una compañera y decirle que ama a su esposa pero que ella es esquizofrénica y lo tiene amenazado que si no llega temprano a la casa y no da el gasto anticipado irá a su trabajo y le hará escándalo público.

El desparpajo es mayor cuando dice que también sus hijos son manipuladores y no aprovechan sus estudios pese a estar en una universidad privada y no trabajan porque dicen que si no, él dejará de sostenerlos, pese a ser mayores de edad.

Le cuenta esta experiencia para hacer más dúctil sus comentarios sobre su situación de vida, incluso le ofreció si fuera menester visitar un abogado o un psicólogo o psiquiatra y tenga más herramientas y llevar con estrategia su libertad y esperar a que la edad avance sin tener que desconectar el respirador artificial que sostiene la vida del anciano decrépito de su marido, que era yo.
¡No, nos engañemos!


El sexo,
también es una evasión.


En cambio, la intimidad: un encuentro y una búsqueda, cuando se ama.




Daniel  Alarcón Osorio-Guatemala











MISERICORDIA




Miradas suplicantes que hablan
desde sus ojos hundidos, 
desde sus cuerpos desnutridos,
desde sus manos extendidas
desde sus pechos secos,
rogando un plato de comida,
un vaso de leche, un mendrugo de pan,
una mano amiga que los toque;
es una mirada que ruega un final
que la muerte se los lleve a otro lugar,
lejos de este mundo ruin,
donde no exista tanto dolor.



Misericordia suplican sus ojos,
pero ¿a quién pedírsela? ¿Existe aún
esa palabra en el corazón del hombre?
Misericordia necesitaremos,
los que olvidamos, los que rechazamos
la cara del hambre, la pobreza,
los que nos negamos a ver,
a poner nuestro granito de arena
para que este mundo cambie.



Misericordia, misericordia, misericordia
te pedimos misericordia Señor
por no hacer todo el bien que debemos.


Miradas que nos acosarán,
sin que encontremos la paz;
seamos verdaderamente humanos, 
detengamos el corazón un momento
hagamos su sufrimiento el nuestro,
el de todos los pobres del mundo,
los de África, los de tu barrio
la miseria no tiene latitud, ni identidad, ni color,
solo es dueña de unos ojos 
que ruegan piedad y un poco de amor.



Pidamos por este planeta
hambriento de misericordia...







M.ª José Acuña-Curmaná - Venezuela













DIARREA





Aquel día
el poeta
gritó "culo"
y creyó haber inventado algo

gritó "puta"
y se miró al espejo
levantó la ceja
y se dijo "eres valiente"

aquel día
el poeta
escribió "monja"
y "follar",
todo en el mismo verso
y tanto se le hinchó
la vena transgresora
que repitió "culo"
tres líneas más abajo

aquel día
el poeta
tenía diarrea.


Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España






El color del sentimiento

El color del sentimiento
con luz de arco-iris brilla;
tu imagen en mi pensamiento
resplandece hasta la orilla.

Imaginando palabras,
se torna en azul de cielo;
acariciando mi espalda,
sintiendo cuánto te quiero.

Tus besos de color violeta,
tu boca como una flor,
que sus pétalos despega,
para sentir su sabor.

La calidez de tus brazos,
roja como el corazón;
fundidos en un abrazo,
rebosante de pasión.

El deseo de tenerte,
verde como la esperanza;
la certeza de quererte,
blanca como nuestras almas.

En este arco-iris nuestro
no hay ausencia de color,
resplandece en cada encuentro,
alumbrando nuestro amor.

Marga Utiel- Badajoz- España





Mis ojos miran


Mis ojos miran su tez primavera
rosa carmesí son sus labios rojos
brújula de mi destino en esta cama de
seda
lecho suave como su piel nívea
donde mis yemas  caminan buscando el
satén que  mi alma altera
candor del instante donde mi mente se
queda
pensamiento fugaz del anhelo que en mi se enreda
se aglutina solo de pensar en cuerpo de
 nácar
adorno sin igual de sabanas que esperan
el instante crucial de cubrir su torso de
miel
siendo fiel  a mi figura que paciente 
persevera
mundo de felicidad  de este lar
muestrario de pasión donde mi corazón
quema
teatro que recrea sin pudor  esta
admirable escena.






 Santiago Medina -Madrid- España





EL ENCUENTRO.


Estaba muy nervioso cuando su dedo índice apretó el timbre de la puerta. Su mirada se detuvo en el cartel en el que se leía:
- Dios bendiga a todos los que habitan en esta residencia
Fueron unos segundos que le parecieron horas; por fin abrió la puerta una joven  de uniforme blanco. Le dio los buenos días y le preguntó que deseaba.
Antonio llevó la mano hacia su sombrero elevándolo ligeramente durante unos segundos y manifestó su deseo de saber. ¿Si vivía allí, Lucía Rodríguez?
—Sí —afirmó la empleada—, vive aquí, ¿es usted algún pariente?
—No, —respondió Antonio—. Soy un amigo lejano, pero me gustaría verla.
—Claro, pase por favor. ¿Hace tiempo que no la ve?
Hizo recuento mentalmente, y respondió Antonio—, más de cuarenta y cinco años. Imagino que  el cambio será muy notable, tampoco yo, estoy como antes.
Ahora Lucía —dijo la empleada—, se encuentra en cama porque anoche tuvo fiebre y está muy resfriada, pero si quiere pasar, acompáñeme que le llevaré a su habitación, aunque lo único que le pido es que su visita sea breve porque ella no está bien.
Antonio sentía que el corazón se le oprimía, llevaba muchos años anhelando ese encuentro. Tanto miedo sentía, que sus pies parecían estar clavados a las baldosas. Antonio respiró profundamente y siguió a la empleada.
Unos nudillos golpearon en la habitación de Lucía. No hubo respuesta. La empleada fue a la cabecera de la cama y comentó—: Tienes visita—, luego se dirigió a Antonio—. Recuerde y sea breve.
Lucía era extremadamente delgada, con el pelo blanco, la cara llena de arrugas, aunque su mirada no había perdido el brillo de sus ojos. Antonio siempre le encantó mirarse en ellos, seguían igual que siempre, inmensamente azules.
Le cogió las manos y las estrechó contra las suyas, preguntó —¿Cómo estás?— Lucía, le devolvió una sonrisa—. ¿Te acuerdas de mí? Soy Antonio, fui tu novio.
—No, no me acuerdo —respondió ella.
—Hace tantos años que dejamos de vernos—. Del bolsillo del pantalón extrajo un paquete de caramelos—. ¿Y ahora te acuerdas? Hay que ver lo que te gustaban. Lucía no era capaz de abrir el paquete y Antonio, se prestó voluntario.
—Violetas, sí violetas—. Siempre que Antonio cobraba la paga a final de mes, le sorprendía con un paquete de caramelos.
—Gracias —, fue lo único que dijo Lucía.
Antonio se fijó en la estantería que había encima de la cama. Una fotografía de cuando ella era joven, con la melena larga y rubia. Fue ver aquella imagen y Antonio volvió a sentir “mariposas en su estómago”. Otra foto de los nietos, otra de sus hijos y la imagen de Jesús, de la que siempre Lucía fue muy devota.
Antonio recordó las palabras de la empleada y prefirió despedirse.
—Si quieres, la semana que viene puedo venir a verte y seguramente ya estarás mejor. Le besó la mano, pero Lucía cerró los ojos antes de que él saliera de la habitación. Con mucha calma le explicaría el motivo de su marcha. Tal vez, ella aun seguía sin perdonarle.
Al jueves siguiente fue a la residencia y esta vez no reparó en el cartel de la entrada. Blanca, la empleada, se acordaba de la visita de Antonio—. Ya verá como la encuentra mucho mejor. Está sentada en el jardín.
Antonio se acercó a Lucía, le dio un beso en la mejilla aunque parecía muy atrevido. Sin embargo Antonio era una persona tímida; para qué esperar más. Lucía le devolvió el beso y al hacerlo, sus mejillas se sonrojaron, conservaban la misma frescura que cuando le robaba un beso en la cara. Él le dio un paquete de caramelos y Lucía rápidamente se metió uno en la boca—. Están riquísimos, gracias. ¿Fuiste tú el que vino a verme la semana pasada?
Antonio aunque deseaba hablar no sabía cómo romper el hielo y eso que estaba deseando hacerlo.
Se acercaron a ver a Lucía, Lorenza y Luisa (dos residentes). Con descaro preguntaron: ¿De dónde ha salido éste hombre tan guapo? ¿Es tu novio?
Antonio, prefirió no contestar y Lucía no supo qué decir.
—¿Quieres que demos una vuelta por el jardín? Hace una buena mañana.
Lucía a duras penas se podía levantar, las piernas le fallaban—. Agarrate a mi brazo que irás mejor, aunque será mejor que pongas la chaqueta, no sea que vuelvas a resfriarte.
El brazo fuerte de él, le daban seguridad en los pasos torpes de Lucía.
Después se sentaron a charlar a la sombra de un árbol que les cobijaría de los rayos del sol. Antonio comenzó a relatar la primera vez que la descubrió en el rellano de la escalera del instituto; Lucía tendría unos trece años, llevaba dos coletas y un traje rosa. Los dos se ruborizaron al mismo tiempo cuando sus miradas coincidieron.
—¿Porqué no me escribiste? Nadie sabía decirme dónde estabas —comentó Lucía.
—Te escribí y un montón de veces, pero eras tú la que no contestaba a mis cartas —dijo Antonio.
—Te estuve esperando durante años, pero me enteré de que ibas a tener un hijo con otra y mis padres me pidieron que era mejor que te olvidase.
—Lo siento no me quedó más remedio que casarme y fue un fracaso. En la última carta que te escribí te lo decía, pero me la devolvieron y en el sobre ponía “desconocida”.
Antonio de irse, volvió a darle un beso en la mejilla—. ¿Quieres que te traiga más caramelos?
—Sí, siempre fui muy golosa y sigo siéndolo. Hasta el jueves —dijo ella.
—Hasta el jueves—respondió él.
Antonio llevaba muchos años viudo, pero nunca descartó la idea de volver a encontrarla. Sus primeros poemas, los primeros escarceos amorosos y las citas a escondidas aun las tenía guardadas en su corazón.
Gracias a una prima de Lucía supo que ella vivía en una residencia en Madrid, que no admitía visitas y tampoco deseaba que nadie la hablase. Sin embargo ahora desde unos meses atrás su actitud había cambiado.

Cada jueves, Antonio se ponía su mejor traje, incluso parecía que el reuma había dejado de darle la lata y sus movimientos eran menos torpes.
Una tarde que jugaban a las cartas. La directora de la residencia, reclamó la presencia de Antonio, quería saber quién era la persona que había hecho posible la mejoría de Lucía y sobre todo porque era más comunicativa y se la veía feliz. Antonio también confesó que a él le ocurría lo mismo. Tenía ilusión por verla, por estar a su lado. Manifestó su deseo de llevársela a su casa. La directora, dijo que eso no era posible ni recomendable para la enferma porque el tratamiento requería mucha constancia y esfuerzo y que en ningún caso podía abandonar la medicación—.Si así lo hiciese, su enfermedad de Parkinson avanzaría más deprisa.
Antonio comprendió que era tan impetuoso como cuando era joven.
—Ahora bien—, le propuso la directora—, podemos llegar a un acuerdo y es que no hace falta que venga solo los jueves puede venir cuando quiera.
—Muy bien contestó, él.
Lucía, esperaba impaciente en el banco, Antonio no cabía en sí de gozo—. Me han dicho que puedo venir cuando quiera y estoy decidido a quedarme aquí contigo.
—¿De veras, lo harías por mí?, ¿estás seguro de que no te arrepentirás? —preguntó Lucía
—Claro que sí, mis hijos no me necesitan, tienen sus vidas resueltas y yo sólo deseo estar junto a ti, al lado de la persona que siempre he querido.
—¿Crees en el destino? —preguntó Lucía.
—Por supuesto —afirmó Antonio.
Parecían recobrar vida hasta las rosas, el aroma del jardín se había hecho tan intenso que de nuevo brotaba otra vez la primavera.  


Pilar Serrano Rodríguez -Madrid - España






CAUTIVO





Se sacude inquieto
aletea
Aun agobiado
se rebela
Mientras lo acordonan
en el intento de
aplastarlo
chilla
hiende
rasguña
Dispuesto
a salir (se)
además gime.




Ana Romano-Buenos Aires- Argentina







CONTIGO






Contigo aprendí a volar
como vuelan las cometas
enseñándome a soñar
como hacen los poetas


En un mundo de utopía
contigo aprendí a vivir
aprendiendo a compartir
lo que la vida ofrecía


Placeres y sinsabores
contigo aprendí a sentir.    
y con ello   descubrí
del amor y sus dolores


Contigo  pude soñar
un mundo de fantasía
que el hacer de cada día
no me permitió alcanzar...


Y el mundo empezó a rodar.
Años que vienen y van
ilusiones que retornan
para volver a empezar...


¿Que se yo de sentimientos?
¿Que se yo de la verdad?


La vida que es un misterio
que no puedes controlar
de nuevo te puso  ante mi mirar
rescatándome del tedio
de mi impuesta soledad


Contigo aprendí a volar
Contigo quiero vivir...
Contigo aprendí a amar
Contigo quiero morir...
En tus brazos descansar

Rafael Serrano Ruiz- Madrid- España







CUANDO





Cuando el primer átomo corrupto
escape de mi cuerpo.

Cuando no sean vistas las hojas
por mis ojos ya cerrados.

Cuando no cambie mi aliento y el tuyo
en el juego de amar y ser amado.

Cuando no escuche su voz dulce,

su  llanto.

Cuando la sombra infinita 
Cubra mi  rostro endurecido.

No seré más que aliento  
Perdido  en palabras gastadas,

en olvido.







Cesar Gustavo de Gerónimo-Barcalce- Argentina










DULCE AROMA DE TU PIEL


Néctar de dioses tus labios sedosos,
Es pura ambrosía el sabor de tú piel.
Maná que recibo de ti con derroche
con suaves caricias que enredan mi ser.

Y sabes a miel, a menta y delirio
en cada suspiro que roza mi boca.
Me atrapas. Me embriagas.
Me olvido de mí.
Y fundo mi piel en un solo cuerpo
fraguando fragancias de amor y pasión.

Seduce tu aroma hasta la locura.
Te envidia la rosa. Te admira el romero.
Con ésta simbiosis de olor a ternura
Que emanan los cuerpos. Uniones y anhelos.




Nieves M.ª Merino Guerra- Gáldar – Las Palmas- España02-08-2011








EL BOTON





Un botón con cuatro agujeros llamó su atención, era brillante, se agachó para observarlo de cerca, de un color gris muy oscuro, casi negro, su forma puntiaguda casi cortante, se veía ensangrentada, tal vez se le cayó a alguien de su abrigo, que sin querer se lastimó al querer agarrarlo descuidadamente, prefiriendo dejarlo abandonado. Sacó un pañuelo blanco del bolsillo de su chaqueta marrón para colocarlo con sumo cuidado, no sabía porque presentía no debía maltratarlo, le surgía una ternura, un afecto que le resultaba algo incomodo. Prosiguió su marcha hasta el trabajo, no quería llegar tarde, había perdido mucho tiempo. La jornada aun no comenzaba, había decidido no comentar nada sobre el hallazgo, no tendría sentido hacerlo, a nadie le importaba. Se abrieron de par en par las puertas de la fábrica de cuchillos de acero inoxidable “Le’Corté”, cuyos dueños eran de origen Francés. Habían llegado al País hacia más de treinta años, sin casi monedas en los bolsillos, pero habían traído consigo una piedra de amolar, comenzaron a trabajar de afiladores. De a poquito, bajo noches frías de crujientes estómagos vacíos, fueron reuniendo para comprar todos los materiales, maquinaria necesaria, que los llevaría a tener su propio negocio.
A pesar de todo, el día estuvo sin novedad, cumpliéndose con todas las metas establecidas en cuanto a la producción. Pero al llegar la hora de la salida, ocurrió un penoso accidente, una de las cuchillas se había soltado decapitando totalmente a uno de los trabajadores. Nadie se había dado cuenta cómo pudo haber sucedido tan horrible desgracia.
En un impulso repentino, introdujo su mano cuidadosamente dentro del bolsillo de su pantalón, sintiendo una humedad pastosa, entre su mano y el pañuelo. Al sacarla vio con asombro, que sus dedos estaban llenos de sangre ¡Oh Dios! El pañuelo contentivo del botón estaba empapado. Lo guardó rápidamente antes que alguien pudiera verlo.
Las averiguaciones continuaron durante días, llegando a la conclusión que había sido por imprudencia del trabajador de nombre Jim Thomson, por haber colocado las cuchillas de forma incorrecta, por lo cual se desprendieron sin culpa aparente.
El día que retornaron a sus labores habituales se encontraron con una escena más que espeluznante, el vigilante Wildred Morderson se hallaba descuartizado, con las partes de su cuerpo regadas por todo el lugar con pequeñas cuchillas clavadas que lo traspasaban; reconociendo inmediatamente que no pertenecían a la fábrica. Nuevamente el pañuelo, al qué había lavado muy bien junto al extraño botón, se encontraba lleno de líquido rojo. Se había puesto muy nervioso. Se dirigió al baño para tranquilizarse, pero, guindando de una cuerda muy gruesa se encontraba la señorita Lunnette, totalmente muerta, salió de inmediato para avisar a la policía que no se explicaba que estaba sucediendo, en cuestión de horas tres muertes sin explicación aparente, no podía ser, debía haber algún responsable.
La fábrica fue cerrada hasta nuevo aviso, asegurándoles su paga por adelantado, lo cual resultaba en cierto modo beneficioso, pero que seguramente, serían un adelanto de vacaciones laborales. Todos los patronos son iguales, mientras más tienen, mas quieren.
Camino a su casa se desvió por un riachuelo desconocido, salido de la nada, se quitó toda la ropa para sumergirse en el, flotaba tan plácidamente, que mas bien parecía un sueño del cual no quería despertar, mientras mantenía los ojos cerrados, sintiendo la brisa, escuchando el trinar de las aves que eran un deleite para sus oídos. Algo lo rozó, una piel muy suave, era una bella mujer que lo abrazaba, lo acariciaba, susurrándole en palabras que no entendía, pero que al mismo tiempo lo enloquecían, lo envolvían en una mágica bruma de sensualidad. Se dejó atrapar, se entregó a ella sin importarle las consecuencias. Minutos después, estaba muerta. Lo culparían. La arrastró y la dejó flotando, era tan hermosa ¿Qué le pudo haber sucedido? Se preguntaba, mientras repasaba rápidamente lo vivido. Se vistió siguiendo su rumbo, sentía su cuerpo estremecerse a cada instante, era el botón que se movía dentro del bolsillo. Se detuvo. Se devolvería para arrojarlo a las aguas cristalinas. No lo visualizaba, estaba seguro que allí estaba. Comenzó a correr por todas partes hasta agotarse, sin resultado. Todo ¿Producto de su imaginación? No, no, se lo negaba a sí mismo. Apresuró sus pasos sin mirar a ningún lado. Sacó la llave, abrió la puerta, allí estaba, encima de su cama, llena de algas, de peces que nadaban por entre su piel, como si fuera una pecera. Alucinaba, si, tenía que estar viendo visiones, trastornado por tantos acontecimientos.
Se dio una ducha, enjabonándose muy bien, las piernas las tenía cubiertas de una pasta rojiza, casi vino tinto, de un olor, que calaba en sus poros, en sus fosas nasales, mareándolo, desvaneciéndolo.
Abrió los ojos y se encontró rodeado de hombres con rostros desconocidos, estaba en una celda. Lo habían acusado del asesinato de todos los cuerpos encontrados, incluyendo el de la extraña mujer pecera que se encontraba en su habitación.
Se acordó del botón, ya no estaba en su bolsillo, se lo habían sustraído, mostrándoselo, burlándose de él, diciéndole: -Buscabas este bello botoncito mágico, que al acariciarlo te da montoncitos de dinero. Se reían a carcajadas. Se burlaban sin la menor señal de solidaridad, mucho menos de devolvérselo. Presentía lo peor. Ahora comprendía, que era un botón con sed de sangre, sangre que iba fluyendo de sus cuerpos sucios, cabellos enmarañados, olores pestilentes, como cuando se destilaba en su pañuelo, capaz de hacer todo cuanto quisiera, los iría aniquilando uno por uno, dejándolo a él con vida, para que fuera señalado como el único, gran responsable. El botón ensangrentado… rodaba por el piso, yendo hacia él, enalteciéndose en una gran sombra circular que lo envolvía, dejando huellas en su piel.





M.ª Alejandra Jiménez-Valencia-Venezuela







EL MANTÓN DE MANILA


Ponte flores...en el pelo, sí,
ponte flores,
que tu pelo negro lo está pidiendo
y el color de tu cara me pide ausencia
y mi química se alea con tu cuerpo.

Mi color moreno, abre tus ojos negros
sobre un fondo blanco
con pestañas de abanico,
tan negras como tus ojos.

Dame tu boca,
tu boca bonita que está pidiendo,
mis besos...
mi lengua...
mis dientes...
me lo está pidiendo todo.

Mis brazos...
mis manos...
mi cuerpo.
¡Aquí lo tienes!
¡Sáciate!
con esa fuerza que te envuelve y te desea,
que te abrasa con deseo.

Es un momento,
cuando se unen los cuerpos
dejándonos sin aliento.

Que suavidad en tu cara
que ondas en ese pelo
que color en tus mejillas
es un mantón de Manila
que me envuelve todo entero.

¡Niña!
ponte flores en el pelo
que me lo pide mi cuerpo
...para verte más bonita.




Antonio Monzonis Guillen-Valencia -España









NOSTALGIA

En ese momento,
cuando la prisa y el encuentro
se consienten,
cuando la voz es arte
y el corazón lienzo,
cuando el susurro escribe
piques y tréboles,
símbolos de una sola jugada,
cuando ayer es mañana
y hoy no tiene tiempo,
cuando las notas
de una eterna canción
se sublevan,
cuando las nubes brillan
en la noche sin luna
y un búho le confiesa su amor
al rocío,
cuando Epsilon se esconde
de un arroba sin sexo
y el aire suspira
en el nácar de tu piel,
cuando el adiós comprende
a la voz que se aleja.

En ese preciso momento,
te extraño…


Carlos Alberto Giménez-Ushuaia-Tierra de fuego- Argentina






PLATÓNICA








Cóncava tu impaciencia,
convexa mi actitud.


Conjunción platónica
de luna en cuarto creciente.


Oráculo cristalino
que batalla su marea,


que rompe
su presentimiento,


que nos quiere
mar y arena.



Diego Santiago Cazzaniaga- Rafaela-Santa Fe-Argentina.







POEMA SOBRE LA MESA DE UN BAR







En una mesa suelo
decir verdades
después del quinto vaso.

En un poema suelo
decir verdades
en el primer intento.

Ando queriendo decir verdades
que no conozco sobrio y despierto.

Parece que, despierto
y sobrio,

existe una mitad
de lo que puedo
existir pleno
en el vaso que dicen que nubla
y en el poema
que mienten
que sueña.


Jorge Dágata-Balcarce- Argentina




 PROBABLEMENTE








Probablemente seas uno
de los seres que más se ha equivocado
pero es probable que seas
también uno de los que
más se ha levantado...
A fin de cuentas la vida es
como las apuestas, solo
quien arriesga tiene opción
de ganar, aún corriendo el
riesgo de perder siempre
algo haz de aprender...
No te quedes con ese
agridulce en tu boca; sentir
miedo es válido pero
permitir que te paralice es
prohibido, anda ve y vive
lo que has debido!




María Eugenia Leal-Cali- Colombia







QUEDATE CONMIGO







Quédate conmigo por siempre si, entre mis brazos,
mientras el sol renace y fallece en cada día, tu y yo amándonos.
Despostemos al arbitrario tiempo, que huye en pugna y en desbando,
si las hojas de nuestras pieles han de morir, que su muerte no sea en vano.

Que el amor en su máxima expresión, magnifique encantos,
que el fuego devorador de la pasión nos calcine, sin temor ni espanto.
¡Albacea de los sueños!,piratas sin mares somos deambulando,
concédenos fortuna buena, de perdurar solemnes y enamorados.

Aquerenciados en la criba, donde las ansias no tienen reparo,
encendidas de viva luz y en un amen renovado,
atenuando sin querer nuestras miradas cómplices,
se miman, se entregan al placer inmediato.

Quédate conmigo, por unanimidad te lo pido,
que las raíces de mi cuerpo todo, se alimentan de tu sabia,
y no esta de mas el decir lo mucho, lo mucho que aun me amas,
quédate conmigo por siempre te lo pido, en el arrebol de mi alma.


Jorge Amado Serrano-Suardi- Santa Fe- Argentina






RIMAS PEQUEÑAS


I

No vas a poder creerme
todo esto que te digo:
Adentro de una maceta
estaba arando un hormigo.

Dirás que te estoy mintiendo
aunque jure por mi vieja,
que en el sillón del abuelo
iba sembrando lentejas.

Y para colmo de males
me dirás de mentiroso:
Con un tractorcito a cuerda
está cosechando choclos.


II

En mi pieza hay una mancha
en medio de la pared;
como somos muy amigos
no nos tratamos de usted.

Una noche es calesita
otra, un bravo corcel;
a veces barco de vela
o la máquina de un tren.

Ni bien llega la mañana
vuelve a ser mancha otra vez.
Cuando miro la saludo
y me saluda también.


III

Sentadito bajo un molle
leía un Tatú-carreta
un anuncio que decía:
“Colón llegó a nuestras tierras”

Un gliptodonte escuchaba
- aunque era corto de vista-
una radio que decía:
“Se inauguró la autopista”

El dinosaurio gritó
en medio de la laguna:
“¡La tele dice, muchachos,
que el hombre llegó a la luna!”

Cerquita del Aconcagua
un volcán hizo erupción
y un plesiosauro decía:
“¡Escapemos en avión!”

Finalmente, muy felices
a Buenos Aires se fueron
a buscar una changuita
en agencias de modelos.


IV

Juntos, el tigre y el zorro
quisieron comer asado.
El tigre buscó una liebre;
y el zorro un ratón de campo.
La liebre salió corriendo,
el ratón hizo otro tanto.
El tigre comió cebollas
y el zorro un tazón de caldo.


V

La olla fabrica nubes.
Sobre un mantel, cuatro platos.
La olla reparte el oro
en cuatro tazones blancos.

¡Que Dios bendiga las manos
de los que han preparado
ese oro silencioso
que se reparte, tomando!

Sopa de pobres y ricos.
Sopa de negros y blancos.
La olla reparte el oro
en cuatro tazones blancos.





VI

Una palta se casó
en un almacén de barrio.
La palta con blusa verde,
el nabo con frac prestado.

Los bendijo una cebolla,
siendo testigos un apio,
dos docenas de naranjas
y un kiwi malhumorado.

Pasaron la luna de miel
en un cajoncito blanco.
La palta, con blusa verde
vestido con frac, el nabo.


VII

Tengo un pájaro que canta
sus canciones en inglés.
Si alguien pregunta algo
le responde con:“¡Oh, yes!”

Mi canario, por costumbre
me pide a las cinco un té
y haciendo una reverencia
me lo agradece en inglés.

Tiene puesta una galera
y el paraguas al revés.
A la noche fuma en pipa
y después baila un minuet.

Cuando hay luna lee a Shakespeare
en un cómodo sillón
y cuando llueve muy fuerte
los poemas de Rimbaud.

Anteayer le abrí la jaula:
“¡Good bay!”me dijo y se fue
con su galera de fieltro
y el paraguas al revés.


VIII

¡Tengo tanta mala suerte!
¡Como la mía, no hay dos!
Cuando el aula está vacía
a mí me toman lección.


IX

La voz pedí a medio mundo
y me la quisieron dar
para darla al otro medio
que no la puede escuchar.


X

El idioma de mi patria
son dos lenguas diferentes:
La más clara la habla el pueblo.
La más turbia, la otra gente.

XI

Sentado está aquel anciano
en el banco de una plaza.
Tiene migas en la mano
y migas en la mirada.

Los pájaros que se acercan
también lo miran y pasan,
con una miga en la boca
y migas en la mirada.


XII

Canción para no dormirse

No duermas, niño mío, que es la hora
cuando las brujas vuelan sin escoba
y un duende sin sombrero
detrás de tu ropero
alimenta una araña tejedora.

En la noche hay un lobo hambriento y flaco
que viene de la luna sobre un gato.
Cuando haya anochecido
y no haya un solo ruido,
te comerá del pelo a los zapatos.

O quizás bajo tierra seas llevado
al palacio de un sapo o un ogro malo
y abriéndote la boca
te darán a comer sopa
con víboras y arañas de regalo.


XIII

Quisieron jugar al truco
el sapo y la comadreja,
un gato negro, un peludo,
un jilguero y una oveja.

Aunque mucho no sabían
cómo el juego se jugaba,
se arrimaron a una mesa
con doscientas empanadas.

Las cartas las repartió
el topo, porque era ciego.
( No sé por qué lo habrá hecho
si él no estaba en el juego)

De repente gritó “-¡Truco!”
el sapo a la comadreja.
“-¡Retruco!”, dijo enojada
y le mordió las orejas.

El jilguero interrumpió
“-¡Falta envido está primero!”
y la oveja le baló:
“-Teeeengo cuareeeenta y no quieeeero”

El peludo, de vergüenza,
se escondió bajo la mesa
y el gato le dijo al topo:
-“¿Cómo habrá hecho la cuenta?”

-“¿Y qué tenés para el truco?”
le dijo el gato a la oveja.
-“Un as de espadas, dos tres
y un coooomodín dado vueeeelta”

¡Pobre peludo! ¡Otra vez
de vergüenza se fue abajo
cuando el topo confesó:
-“Yo repartí todo el mazo”

Igual siguieron jugando
y diciendo disparates.
Si alguien ganaba un punto
terminaban en empate.

Toda la tarde jugaron
y era ya de madrugada
cuando el gato fue a su casa
 y la oveja a su majada.

El jilguero fue a su nido,
el sapo a su charco helado.
Topo y peludo a la tierra
contentos de haber jugado.


XIV

En la mesa de mi abuela
hay amasadas
tortas con nubes y estrellas
dulces, saladas.

En el galpón de mi abuelo,
molino y fragua,
trabajo nos trae el viento
por la mañana.

En casa de mis abuelos
nunca nos falta
todas las noches, un cuento
que nunca acaba.

XV

¡Qué cosas hay en la lluvia
si uno se pone a mirar!
¡En las nubes ve corceles
y en la tierra platamar!

La lluvia mojó un dibujo
que hicimos en la pared;
el pobre, todo mojado,
bajo el alero se fue.

La vieja que está en la cueva
quiso ponerse a jugar
la rayuela en la vereda
con ángeles de cristal.

Un papel de caramelo
navega hacia el alta mar,
con velas color de rosa
y hormigas por capitán.

¡A mí me gusta la lluvia
aunque no pueda jugar;
veo en las nubes, corceles
y en la tierra, platamar!

XVI

Noche de tormenta,
ángeles trayendo
coronas de plata
de acero y de viento.
Los trae la lluvia
y el viento reseco
desde aquellas nubes
que no tienen dueño.

Los ángeles clavan
espadas al suelo
¡Quién saber pudiera
lo que están haciendo!

Ángel y demonio
luchan por el cielo;
los gritos de heridos
están en el trueno.
Las nubes ocultan
terribles guerreros,
mientras que en mi casa
nadie está durmiendo.

Noche de tormenta,
¡está combatiendo
mi ángel de la guarda
y yo sin saberlo!


XVII

Canta canción marinero
entre remar y remar;
la barca ya llega al puerto
florida de retamar.

El viento toca en la popa
salado ritmo de vals
con flautas de caracolas
y violines de coral.

Rema, rema, marinero
por la planicie del mar
Tu novia en el puerto espera.
Tu novia en el puerto está.


XVIII

Gatos de cobre,
gatas de plata;
sale la luna
por mi ventana.
Gatas de plata.
Sale la luna
por mi ventana.

Grillos de arena,
grillos de lata,
pasan cantando
por mi ventana.
Grillos de lata.

Peces de tiza,
peces de estaño,
velan el sueño
desde lo alto.
Peces de estaño.

Ángeles negros
volando pasan;
traen la aurora
desde las playas.
Ángeles, peces,
grillos y gatas,
todos se fueron
de mi ventana.

Gallos de oro,
gallos de ámbar;
el sol se trepa
por mi ventana.
Gallos de ámbar.
El sol se trepa
por mi ventana


XIX

Ayer escribí tu nombre
en mi cuaderno secreto.
Lo escribí porque me diste
la mano en aquel recreo:
caminamos hasta el árbol
y allí nos dimos un beso.

En azul puse tu nombre,
bien grande, en rojo, “te quiero”.
¡Estaba yo tan nerviosa!
¡Ése fue mi primer beso!
Yo me quedé bajo el árbol
y vos te fuiste corriendo.

Le di un beso bien grandote
y luego cerré el cuaderno.
El aula estaba distinta,
también la tarde y el cielo,
¡porque estaba enamorada
y ése fue mi primer beso
XX

Pájaro que cantas
en un almendro,
no despiertes al niño
que está durmiendo.

Pájaro que cantas...
está soñando
que los niños del mundo
están jugando.

Si cantar tu quieres,
canta en su sueño,
que grande es la ronda
y no tiene dueño.

Y cuando despierte
irá corriendo
a buscar tu canto
bajo el almendro.





Ezequiel Feito-Buenos Aires- Argentina






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