Revista
N.º 22 - ESPACIO DEL POETA
REVISTA
LITERARIA DE HABLA HISPANA
septiembre 2012
Mirtha
Magni
Gaucho
VACILAMOS POE EL ÁRIDO Y
ÁLGIDO UNIVERSO
Vacilamos por el árido y álgido universo,
discurriendo bajo la dádiva del libre albedrío:
merodeamos altares, levantamos cruces, escalamos muros;
afanándonos en la búsqueda del cálido sosiego.
Pero hay cuando la vida nos acerca sus crueles formularios,
pidiéndonos respuestas que sólo admiten, una coma herida.
¿Quién nos ayudará a contestar sus preguntas?
¿Quién acatará el consejo del que ya ha sufrido?
Sólo el dolor y la urgencia, nos venderán claros manuales,
escritos en arduas páginas, rubricadas a sangre y ruego.
Hasta que un día se terminan los exámenes…
Y vengan a llevarnos las estrictas huestes sigilosas,
adiestrados por laureados coroneles de negros blasones,
conseguidos en cuarteles infectados, por un millón de
sepulturas.
José Rodolfo Espasa Muñoz-Benidorm-Alicante-
España
Vestigios de
Antaño
En la cumbre
de todos
los aromas
otea
una canción
muy triste
mi guitarra.
CARLOS GARRIDO
CHALÉN
Luna frígida de inviernos estériles.
Noche de estrellas muertas.
Almas en pena de deambular solo ausencias
entre nubes de cenizas.
La bruma oscureció días y noches.
Los cruzó de silencios sin regresos
sin perdones
despedazados por el galopar del
viento.
La erosión del espacio en tierras de nadie
al árbol del ayer
le tejió penumbras
una extensión de musgos por sus dedos.
Aún así
la
luna fatigada reverbera.
El misterio invade las esperanzas.
Las espigas dobladas de savia
se columpian en la brisa del ocaso.
Las flores vuelven su rostro de pétalos
hacia el mutismo espléndido de astros impávidos
La vehemencia perfuma el lugar.
ANA MARÍA HERNÁEZ -ARGENTINA - MAR DEL PLATA
SAN PEDRO EL VIEJO EN HUESCA
En el suelo de
piedra,
el sol,
reflecta entre
sombras
su condición de
luz.
De símil
situación sesgada
pero paralela
viven y/o mueren
circunstancias únicas
en silencio.
Dura vida en la
que buscamos
el entendimiento
humano
iluminando lo inerte.
Begoña M Bermejo-Guadalajara- España
EN UNA ETERNA ESPERA
Pierdo
la paz para ofrecer
todos
los rincones de mi alma;
El
amor que entre sus paredes se escapa
Sin
remedio hacia el desamparo.
Todas
las heridas de mi alma
las
muestro en un solo gesto de entrega,
del
amor infinito que no encuentra cobijo,
que
no halla la correspondencia
en
un mundo de sombras lleno de hiel y lodo.
Tatuajes
de un alma abierta a la paz
y al
definitivo encuentro con la noche.
Una
noche sin hilos ni matices en esta
eternidad
herida,
exterminada
por el odio y la inmundicia
Muestro
mis sentimientos ante la inquietud
del
mundo buscando el último desencuentro;
esperando
sin tregua que algo cambie
en
esta realidad que nos consume.
Espero
la voz, espero el gesto, o la sonrisa
que
alivie esta espera eterna que no acaba
y
que se multiplica en un mundo de sobras.
Y
siento el cansancio y la duda
ante
una realidad que se bebe mi esperanza.
¿Dónde
hallar el cobijo de mi esencia?
¿Dónde
determinar el fin de la materia?
¿Dónde
se encuentra la realidad de mis sueños?
¿Cómo
saber que mis sueños son utópicos?
¿Cómo
aceptar la realidad sin rebeldía?
Mas
allá de la línea del mundo
la
vida se contrae en espasmos de angustia.
La
espera se hace eterna cuando la duda
oscurece
el alma tocando el desamor.
La
gota de mi sangre es ínfima en una mar sombría.
Mas
la esperanza, aunque desierta de realidad,
se
mantiene firme en mi alma;
talvez
recompensada en su misma existencia
por
la sonrisa pronta de un niño desarraigado
que
cruza la calle sin esperar un destino.
Un
niño desnudo de maldades
que
aun conserva su inocencia
sin
que nada la toque ni la ensucie.
Ese
niño que vive en nosotros
invencible
por inequidad en su pureza
Charo Bustos Cruz- Sevilla- España
CUALQUIER PARECIDO ES DE VERDAD COINCIDENCIA
Cuando ella le
dijo: lo amo, no creyó que a su edad sucedería lo que por largo tiempo anhelaba
escuchar de mujeres que amó y que no fue correspondido. Inmediatamente se
recordó de El amor en los tiempos del cólera y se rió.
Se vio en la noche y la oscuridad lo hizo sonreír luego de escuchar la
frase y sentir el peso del beso en sus labios con sabor a menta o resequedad de
los labios de ella o la ansiedad de los cuerpos o el calor de los cuerpos en el
frío de la noche o el miedo a ser descubiertos porque nada ni nadie se puede
esconder.
Verla adelgazando a costa de la crisis interna que le generaba verlo no
le gustaba. Lo hacía sufrir también y también adelgazaba pero haciendo
ejercicio y estar esbelto para ser un referente masculino atractivo y
presentable y no como les sucede a la mayoría de hombres que les crece la panza
y parecen monstruos de dos cabezas y lengua de adolescentes e hipocresía de
viejo.
Le pidió que no hiciera nada por alejarlo, pese
a que siendo ella una mujer de principios firmes pero religiosos hacían ruido
en su conciencia y que su cuerpo recibía con pérdida de más de 12 libras de
menos, sintiéndose barrilete humano y su conciencia un hilo que se rompía por
el escrutinio de la fe y sus dogmas aunque estuviera amando.
Sabía que tenía un hijo y que vivía con su pareja. Intentaba decirle con
palabras fuertes pero respetuosas que tenía que ser astuta, zorra, como se dice
vulgarmente, para ser feliz, pues sabía que
tenía el sartén por el mango al permanecer todo el tiempo en la casa y él ser
únicamente el sostenedor patriarcal y machista de su matrimonio.
¿Y si me descubre? Fue la pregunta a quemarropa como aquéllos balazos que
en su juventud escuchaba luego de correr en las manifestaciones, porque el
aumento del transporte público no se diera: 5, sí, 10 no, y ahora cuesta más
que eso y darme cuenta que hace 25 años luego de correr porque nos quería
llevar la policía nacional en las famosas perreras
una estudiante de un establecimiento público como el mío al verme casi
copado me agarró y me dijo: ¡abrázame! y entre la sorpresa y el espanto lo hice
y al estar más cerca los policías recuerdo me besó con pasión mientras mis
sentidos y vísceras estaban en otro lado y ver cómo las compañeras se rieron
con timidez pero con deseos porque mi respuesta al beso fue cobarde y no el que
las mujeres necesitan se les dé con furia y pasión y cuando se fueron los
policías me soltó y me oriné, mientras ellas corrían como diciéndose qué
travesura hicimos además de salvarme la vida sin saber cómo se llamaba ni en
qué grado estaba ni dónde vivía ni nada por el estilo y hoy mi cuerpo ante el
recuerdo siente escalofríos y agradece el feliz momento que apareciera en mi
camino y que otros no tuvieron la misma suerte que tuve.
Hoy el costo del pasaje del transporte urbano pese a recibir subsidio del
Estado, y cuando a los autobuseros les da la gana como sucede siempre, cobran
lo que quieren los pilotos y los asesinatos, y es el cuento, crónica, novela,
de nunca acabar y el servicio sigue siendo una mierda bajo el signo del fuego
que un expresidente que fue paladín del desmantelamiento, privatización y dar
concesiones a su gente y que dice que la historia del país, tiene que ser vista y entendida antes de los Acuerdos
de Paz y después de la Firma de la Paz, Duradera y Firme (vaya apellidos de la
Paz).
Tuvo que decirle que tenía que parar de estarse cuestionando y volverse
práctica para que su sistema basal, luego de sentirse les trajera a ambos,
tranquilidad, además de placer e intimidad, necesaria en ellos y que no se
daba.
Insistirle que a su pareja lo único que le interesaba era contar con una
enfermera sin título pero graduada ante la experiencia de su vida cotidiana,
resultaba conmovedor y grotesco; pero era cierto, ella también lo reconocía,
pero de nada servía porque seguía siendo esclava, madre, enfermera y consejera
religiosa y mujer con deseos absolutos de sentirlo y de expresarlo.
No digo qué secta es porque todas son iguales, enclaustran al ser y son
puro diente al labio, se da uno cuenta con los famosos pastores evangélicos que
a costillas de los diezmos hacen una fortuna y uno se queda esperando el
llamado de Dios y ver qué religión toma y salir de pobre y volverse egoísta
como lo son todos los que dicen ser cristianos y recordar que los cristianos
hablan de Dios, los místicos hablamos con Dios. Pero mejor continúo.
Difícil situación decirle por correos electrónicos, por teléfono y
personalmente, que se diera cuenta y que actuara con audacia y dejar de castrar
sus sentimientos y emociones y darse la oportunidad y el espacio de ser
acariciada e incluso buscada como mujer era torturante, no así para el que lee
este relato.
Él o la que lee, dice o dirá, para que se meten
a ser infieles, pues. Les contesta que la vida es más real que el cine y la
televisión y que depende quién lo diga, dónde lo diga y a quién se lo diga, y que
siempre cualquier parecido es de verdad coincidencia con los casos que seguro
conocen por eso piensan así.
Vivir para contarlo, contar lo que se vive, puede y resulta una crónica
diaria, nada ajena a las soledades y a la falta de comunicación existente en
las sociedades mundiales.
Nadie que no ha vivido emociones fuertes
comprende la situación de ella, nadie. Y, sin embargo, las estadísticas son tan
abrumadoras como los mismos convencionalismos sociales.
Como experiencia en su trabajo, un profesional llegaba aruñado y
pellizcado a la oficina y se ponía a llorar con una compañera y decirle que ama
a su esposa pero que ella es esquizofrénica y lo tiene amenazado que si no
llega temprano a la casa y no da el gasto anticipado irá a su trabajo y le hará
escándalo público.
El desparpajo es mayor cuando dice que también sus hijos son
manipuladores y no aprovechan sus estudios pese a estar en una universidad
privada y no trabajan porque dicen que si no, él dejará de sostenerlos, pese a
ser mayores de edad.
Le cuenta esta experiencia para hacer más
dúctil sus comentarios sobre su situación de vida, incluso le ofreció si fuera
menester visitar un abogado o un psicólogo o psiquiatra y tenga más
herramientas y llevar con estrategia su libertad y esperar a que la edad avance
sin tener que desconectar el respirador artificial que sostiene la vida del
anciano decrépito de su marido, que era yo.
¡No, nos engañemos!
El sexo,
también es una
evasión.
En cambio, la intimidad: un encuentro y una búsqueda, cuando se ama.
Daniel Alarcón Osorio-Guatemala
MISERICORDIA
Miradas
suplicantes que hablan
desde
sus ojos hundidos,
desde
sus cuerpos desnutridos,
desde
sus manos extendidas
desde
sus pechos secos,
rogando
un plato de comida,
un
vaso de leche, un mendrugo de pan,
una
mano amiga que los toque;
es
una mirada que ruega un final
que
la muerte se los lleve a otro lugar,
lejos
de este mundo ruin,
donde
no exista tanto dolor.
Misericordia
suplican sus ojos,
pero
¿a quién pedírsela? ¿Existe aún
esa
palabra en el corazón del hombre?
Misericordia
necesitaremos,
los
que olvidamos, los que rechazamos
la
cara del hambre, la pobreza,
los
que nos negamos a ver,
a
poner nuestro granito de arena
para
que este mundo cambie.
Misericordia,
misericordia, misericordia
te
pedimos misericordia Señor
por
no hacer todo el bien que debemos.
Miradas
que nos acosarán,
sin
que encontremos la paz;
seamos
verdaderamente humanos,
detengamos
el corazón un momento
hagamos
su sufrimiento el nuestro,
el
de todos los pobres del mundo,
los
de África,
los de tu barrio
la
miseria no tiene latitud, ni identidad, ni color,
solo
es dueña de unos ojos
que
ruegan piedad y un poco de amor.
Pidamos
por este planeta
hambriento
de misericordia...
M.ª José
Acuña-Curmaná - Venezuela
DIARREA
Aquel
día
el
poeta
gritó
"culo"
y
creyó haber inventado algo
gritó
"puta"
y
se miró al espejo
levantó
la ceja
y
se dijo "eres valiente"
aquel
día
el
poeta
escribió
"monja"
y
"follar",
todo
en el mismo verso
y
tanto se le hinchó
la
vena transgresora
que
repitió "culo"
tres
líneas más abajo
aquel
día
el
poeta
tenía diarrea.
Mayte Sánchez
Sempere- Madrid- España
El color del sentimiento
El
color del sentimiento
con
luz de arco-iris brilla;
tu
imagen en mi pensamiento
resplandece
hasta la orilla.
Imaginando
palabras,
se
torna en azul de cielo;
acariciando
mi espalda,
sintiendo
cuánto te quiero.
Tus
besos de color violeta,
tu
boca como una flor,
que
sus pétalos despega,
para
sentir su sabor.
La
calidez de tus brazos,
roja
como el corazón;
fundidos
en un abrazo,
rebosante
de pasión.
El
deseo de tenerte,
verde
como la esperanza;
la
certeza de quererte,
blanca
como nuestras almas.
En
este arco-iris nuestro
no
hay ausencia de color,
resplandece
en cada encuentro,
alumbrando
nuestro amor.
Marga Utiel- Badajoz- España
Mis ojos miran
Mis
ojos miran su tez primavera
rosa
carmesí son sus labios rojos
brújula
de mi destino en esta cama de
seda
lecho
suave como su piel nívea
donde
mis yemas caminan buscando el
satén
que mi alma altera
candor
del instante donde mi mente se
queda
pensamiento
fugaz del anhelo que en mi se enreda
se
aglutina solo de pensar en cuerpo de
nácar
adorno
sin igual de sabanas que esperan
el
instante crucial de cubrir su torso de
miel
siendo
fiel a mi figura que paciente
persevera
mundo
de felicidad de este lar
muestrario
de pasión donde mi corazón
quema
teatro
que recrea sin pudor esta
admirable
escena.
Santiago
Medina -Madrid- España
EL ENCUENTRO.
Estaba muy nervioso cuando su dedo índice
apretó el timbre de la puerta. Su mirada se detuvo en el cartel en el que se
leía:
-
Dios bendiga a todos los que habitan en esta residencia
Fueron unos segundos que le parecieron horas;
por fin abrió la puerta una joven
de uniforme blanco. Le dio los buenos días y le preguntó que deseaba.
Antonio llevó la mano hacia su sombrero
elevándolo ligeramente durante unos segundos y manifestó su deseo de saber. ¿Si
vivía allí, Lucía Rodríguez?
—Sí —afirmó la empleada—, vive aquí, ¿es
usted algún pariente?
—No, —respondió Antonio—. Soy un amigo
lejano, pero me gustaría verla.
—Claro, pase por favor. ¿Hace tiempo que
no la ve?
Hizo recuento mentalmente, y respondió
Antonio—, más de cuarenta y cinco años. Imagino que el cambio será muy notable, tampoco yo, estoy como antes.
Ahora Lucía —dijo la empleada—, se
encuentra en cama porque anoche tuvo fiebre y está muy resfriada, pero si
quiere pasar, acompáñeme que le llevaré a su habitación, aunque lo único que le
pido es que su visita sea breve porque ella no está bien.
Antonio sentía que el corazón se le
oprimía, llevaba muchos años anhelando ese encuentro. Tanto miedo sentía, que
sus pies parecían estar clavados a las baldosas. Antonio respiró profundamente
y siguió a la empleada.
Unos nudillos golpearon en la habitación
de Lucía. No hubo respuesta. La empleada fue a la cabecera de la cama y
comentó—: Tienes visita—, luego se dirigió a Antonio—. Recuerde y sea breve.
Lucía era extremadamente delgada, con el
pelo blanco, la cara llena de arrugas, aunque su mirada no había perdido el
brillo de sus ojos. Antonio siempre le encantó mirarse en ellos, seguían igual
que siempre, inmensamente azules.
Le cogió las manos y las estrechó contra
las suyas, preguntó —¿Cómo estás?— Lucía, le devolvió una sonrisa—. ¿Te
acuerdas de mí? Soy Antonio, fui tu novio.
—No, no me acuerdo —respondió ella.
—Hace tantos años que dejamos de vernos—.
Del bolsillo del pantalón extrajo un paquete de caramelos—. ¿Y ahora te acuerdas?
Hay que ver lo que te gustaban. Lucía no era capaz de abrir el paquete y
Antonio, se prestó voluntario.
—Violetas, sí violetas—. Siempre que
Antonio cobraba la paga a final de mes, le sorprendía con un paquete de
caramelos.
—Gracias —, fue lo único que dijo Lucía.
Antonio se fijó en la estantería que
había encima de la cama. Una fotografía de cuando ella era joven, con la melena
larga y rubia. Fue ver aquella imagen y Antonio volvió a sentir “mariposas en
su estómago”. Otra foto de los nietos, otra de sus hijos y la imagen de Jesús,
de la que siempre Lucía fue muy devota.
Antonio recordó las palabras de la
empleada y prefirió despedirse.
—Si quieres, la semana que viene puedo
venir a verte y seguramente ya estarás mejor. Le besó la mano, pero Lucía cerró
los ojos antes de que él saliera de la habitación. Con mucha calma le
explicaría el motivo de su marcha. Tal vez, ella aun seguía sin perdonarle.
Al jueves siguiente fue a la residencia y
esta vez no reparó en el cartel de la entrada. Blanca, la empleada, se acordaba
de la visita de Antonio—. Ya verá como la encuentra mucho mejor. Está sentada
en el jardín.
Antonio se acercó a Lucía, le dio un beso
en la mejilla aunque parecía muy atrevido. Sin embargo Antonio era una persona
tímida; para qué esperar más. Lucía le devolvió el beso y al hacerlo, sus
mejillas se sonrojaron, conservaban la misma frescura que cuando le robaba un
beso en la cara. Él le dio un paquete de caramelos y Lucía rápidamente se metió
uno en la boca—. Están riquísimos, gracias. ¿Fuiste tú el que vino a verme la
semana pasada?
Antonio aunque deseaba hablar no sabía
cómo romper el hielo y eso que estaba deseando hacerlo.
Se acercaron a ver a Lucía, Lorenza y
Luisa (dos residentes). Con descaro preguntaron: ¿De dónde ha salido éste
hombre tan guapo? ¿Es tu novio?
Antonio, prefirió no contestar y Lucía no
supo qué decir.
—¿Quieres que demos una vuelta por el
jardín? Hace una buena mañana.
Lucía a duras penas se podía levantar,
las piernas le fallaban—. Agarrate a mi brazo que irás mejor, aunque será mejor
que pongas la chaqueta, no sea que vuelvas a resfriarte.
El brazo fuerte de él, le daban seguridad
en los pasos torpes de Lucía.
Después se sentaron a charlar a la sombra
de un árbol que les cobijaría de los rayos del sol. Antonio comenzó a relatar
la primera vez que la descubrió en el rellano de la escalera del instituto;
Lucía tendría unos trece años, llevaba dos coletas y un traje rosa. Los dos se
ruborizaron al mismo tiempo cuando sus miradas coincidieron.
—¿Porqué no me escribiste? Nadie sabía
decirme dónde estabas —comentó Lucía.
—Te escribí y un montón de veces, pero
eras tú la que no contestaba a mis cartas —dijo Antonio.
—Te estuve esperando durante años, pero
me enteré de que ibas a tener un hijo con otra y mis padres me pidieron que era
mejor que te olvidase.
—Lo siento no me quedó más remedio que
casarme y fue un fracaso. En la última carta que te escribí te lo decía, pero
me la devolvieron y en el sobre ponía “desconocida”.
Antonio de irse, volvió a darle un beso
en la mejilla—. ¿Quieres que te traiga más caramelos?
—Sí, siempre fui muy golosa y sigo
siéndolo. Hasta el jueves —dijo ella.
—Hasta el jueves—respondió él.
Antonio llevaba muchos años viudo, pero
nunca descartó la idea de volver a encontrarla. Sus primeros poemas, los
primeros escarceos amorosos y las citas a escondidas aun las tenía guardadas en
su corazón.
Gracias a una prima de Lucía supo que
ella vivía en una residencia en Madrid, que no admitía visitas y tampoco
deseaba que nadie la hablase. Sin embargo ahora desde unos meses atrás su
actitud había cambiado.
Cada jueves, Antonio se ponía su mejor
traje, incluso parecía que el reuma había dejado de darle la lata y sus
movimientos eran menos torpes.
Una tarde que jugaban a las cartas. La
directora de la residencia, reclamó la presencia de Antonio, quería
saber quién era la persona que había hecho posible la mejoría de Lucía y sobre
todo porque era más comunicativa y se la veía feliz. Antonio también confesó
que a él le ocurría lo mismo. Tenía ilusión por verla, por estar a su lado.
Manifestó su deseo de llevársela a su casa. La directora, dijo que eso no era
posible ni recomendable para la enferma porque el tratamiento requería mucha
constancia y esfuerzo y que en ningún caso podía abandonar la medicación—.Si
así lo hiciese, su enfermedad de Parkinson avanzaría más deprisa.
Antonio comprendió que era tan impetuoso
como cuando era joven.
—Ahora bien—, le propuso la directora—,
podemos llegar a un acuerdo y es que no hace falta que venga solo los jueves
puede venir cuando quiera.
—Muy bien contestó, él.
Lucía, esperaba impaciente en el banco,
Antonio no cabía en sí de gozo—. Me han dicho que puedo venir cuando quiera y
estoy decidido a quedarme aquí contigo.
—¿De veras, lo harías por mí?, ¿estás
seguro de que no te arrepentirás? —preguntó Lucía
—Claro que sí, mis hijos no me necesitan,
tienen sus vidas resueltas y yo sólo deseo estar junto a ti, al lado de la
persona que siempre he querido.
—¿Crees en el destino? —preguntó Lucía.
—Por supuesto —afirmó Antonio.
Parecían recobrar vida hasta las rosas,
el aroma del jardín se había hecho tan intenso que de nuevo brotaba otra vez la
primavera.
Pilar
Serrano Rodríguez -Madrid - España
CAUTIVO
Se sacude inquieto
aletea
Aun agobiado
se rebela
Mientras lo acordonan
en el intento de
aplastarlo
chilla
hiende
rasguña
Dispuesto
a salir (se)
además gime.
Ana Romano-Buenos Aires- Argentina
CONTIGO
Contigo aprendí a volar
como vuelan las cometas
enseñándome a soñar
como hacen los poetas
En un mundo de utopía
contigo aprendí a vivir
aprendiendo a compartir
lo que la vida ofrecía
Placeres y sinsabores
contigo aprendí a sentir.
y con ello descubrí
del amor y sus dolores
Contigo pude soñar
un mundo de fantasía
que el hacer de cada día
no me permitió alcanzar...
Y el mundo empezó a rodar.
Años que vienen y van
ilusiones que retornan
para volver a empezar...
¿Que se yo de sentimientos?
¿Que se yo de la verdad?
La vida que es un misterio
que no puedes controlar
de nuevo te puso ante mi mirar
rescatándome del tedio
de mi impuesta soledad
Contigo aprendí a volar
Contigo quiero vivir...
Contigo aprendí a amar
Contigo quiero morir...
En tus brazos descansar
Rafael Serrano Ruiz-
Madrid- España
CUANDO
Cuando el primer átomo corrupto
escape de mi cuerpo.
Cuando no sean vistas las hojas
por mis ojos ya cerrados.
Cuando no cambie mi aliento y el tuyo
en el juego de amar y ser amado.
Cuando no escuche su voz dulce,
su llanto.
Cuando la sombra
infinita
Cubra mi rostro endurecido.
No seré más que aliento
Perdido en palabras gastadas,
en olvido.
Cesar Gustavo de Gerónimo-Barcalce-
Argentina
DULCE
AROMA DE TU PIEL
Néctar de dioses tus labios sedosos,
Es pura ambrosía el sabor de tú piel.
Maná que recibo de ti con derroche
con suaves caricias que enredan mi ser.
Y sabes a miel, a menta y delirio
en cada suspiro que roza mi boca.
Me atrapas. Me embriagas.
Me olvido de mí.
Y fundo mi piel en un solo cuerpo
fraguando fragancias de amor y pasión.
Seduce tu aroma hasta la locura.
Te envidia la rosa. Te admira el romero.
Con ésta simbiosis de olor a ternura
Que emanan los cuerpos. Uniones y anhelos.
Nieves M.ª Merino Guerra- Gáldar – Las Palmas- España 02-08-2011
EL BOTON
Un botón con cuatro agujeros
llamó su atención, era brillante, se agachó para observarlo de cerca, de un
color gris muy oscuro, casi negro, su forma puntiaguda casi cortante, se veía
ensangrentada, tal vez se le cayó a alguien de su abrigo, que sin querer se
lastimó al querer agarrarlo descuidadamente, prefiriendo dejarlo abandonado.
Sacó un pañuelo blanco del bolsillo de su chaqueta marrón para colocarlo con sumo
cuidado, no sabía porque presentía no debía maltratarlo, le surgía una ternura,
un afecto que le resultaba algo incomodo. Prosiguió su marcha hasta el trabajo,
no quería llegar tarde, había perdido mucho tiempo. La jornada aun no
comenzaba, había decidido no comentar nada sobre el hallazgo, no tendría
sentido hacerlo, a nadie le importaba. Se abrieron de par en par las puertas de
la fábrica de cuchillos de acero inoxidable “Le’Corté”, cuyos dueños eran de
origen Francés. Habían llegado al País hacia más de treinta años, sin casi
monedas en los bolsillos, pero habían traído consigo una piedra de amolar,
comenzaron a trabajar de afiladores. De a poquito, bajo noches frías de
crujientes estómagos vacíos, fueron reuniendo para comprar todos los
materiales, maquinaria necesaria, que los llevaría a tener su propio negocio.
A pesar de todo, el día estuvo
sin novedad, cumpliéndose con todas las metas establecidas en cuanto a la
producción. Pero al llegar la hora de la salida, ocurrió un penoso accidente,
una de las cuchillas se había soltado decapitando totalmente a uno de los
trabajadores. Nadie se había dado cuenta cómo pudo haber sucedido tan horrible
desgracia.
En un impulso repentino,
introdujo su mano cuidadosamente dentro del bolsillo de su pantalón, sintiendo
una humedad pastosa, entre su mano y el pañuelo. Al sacarla vio con asombro,
que sus dedos estaban llenos de sangre ¡Oh Dios! El pañuelo contentivo del
botón estaba empapado. Lo guardó rápidamente antes que alguien pudiera verlo.
Las averiguaciones continuaron
durante días, llegando a la conclusión que había sido por imprudencia del
trabajador de nombre Jim Thomson, por haber colocado las cuchillas de forma
incorrecta, por lo cual se desprendieron sin culpa aparente.
El día que retornaron a sus
labores habituales se encontraron con una escena más que espeluznante, el
vigilante Wildred Morderson se hallaba descuartizado, con las partes de su
cuerpo regadas por todo el lugar con pequeñas cuchillas clavadas que lo
traspasaban; reconociendo inmediatamente que no pertenecían a la fábrica.
Nuevamente el pañuelo, al qué había lavado muy bien junto al extraño botón, se
encontraba lleno de líquido rojo. Se había puesto muy nervioso. Se dirigió al
baño para tranquilizarse, pero, guindando de una cuerda muy gruesa se encontraba
la señorita Lunnette, totalmente muerta, salió de inmediato para avisar a la
policía que no se explicaba que estaba sucediendo, en cuestión de horas tres
muertes sin explicación aparente, no podía ser, debía haber algún responsable.
La fábrica fue cerrada hasta
nuevo aviso, asegurándoles su paga por adelantado, lo cual resultaba en cierto
modo beneficioso, pero que seguramente, serían un adelanto de vacaciones
laborales. Todos los patronos son iguales, mientras más tienen, mas quieren.
Camino a su casa se desvió por
un riachuelo desconocido, salido de la nada, se quitó toda la ropa para
sumergirse en el, flotaba tan plácidamente, que mas bien parecía un sueño del
cual no quería despertar, mientras mantenía los ojos cerrados, sintiendo la
brisa, escuchando el trinar de las aves que eran un deleite para sus oídos.
Algo lo rozó, una piel muy suave, era una bella mujer que lo abrazaba, lo
acariciaba, susurrándole en palabras que no entendía, pero que al mismo tiempo
lo enloquecían, lo envolvían en una mágica bruma de sensualidad. Se dejó
atrapar, se entregó a ella sin importarle las consecuencias. Minutos después,
estaba muerta. Lo culparían. La arrastró y la dejó flotando, era tan hermosa
¿Qué le pudo haber sucedido? Se preguntaba, mientras repasaba rápidamente lo
vivido. Se vistió siguiendo su rumbo, sentía su cuerpo estremecerse a cada
instante, era el botón que se movía dentro del bolsillo. Se detuvo. Se
devolvería para arrojarlo a las aguas cristalinas. No lo visualizaba, estaba
seguro que allí estaba. Comenzó a correr por todas partes hasta agotarse, sin
resultado. Todo ¿Producto de su imaginación? No, no, se lo negaba a sí mismo.
Apresuró sus pasos sin mirar a ningún lado. Sacó la llave, abrió la puerta,
allí estaba, encima de su cama, llena de algas, de peces que nadaban por entre
su piel, como si fuera una pecera. Alucinaba, si, tenía que estar viendo
visiones, trastornado por tantos acontecimientos.
Se dio una ducha, enjabonándose
muy bien, las piernas las tenía cubiertas de una pasta rojiza, casi vino tinto,
de un olor, que calaba en sus poros, en sus fosas nasales, mareándolo,
desvaneciéndolo.
Abrió los ojos y se encontró
rodeado de hombres con rostros desconocidos, estaba en una celda. Lo habían
acusado del asesinato de todos los cuerpos encontrados, incluyendo el de la
extraña mujer pecera que se encontraba en su habitación.
Se acordó del botón, ya no
estaba en su bolsillo, se lo habían sustraído, mostrándoselo, burlándose de él,
diciéndole: -Buscabas este bello botoncito mágico, que al acariciarlo te da
montoncitos de dinero. Se reían a carcajadas. Se burlaban sin la menor señal de
solidaridad, mucho menos de devolvérselo. Presentía lo peor. Ahora comprendía,
que era un botón con sed de sangre, sangre que iba fluyendo de sus cuerpos
sucios, cabellos enmarañados, olores pestilentes, como cuando se destilaba en
su pañuelo, capaz de hacer todo cuanto quisiera, los iría aniquilando uno por
uno, dejándolo a él con vida, para que fuera señalado como el único, gran
responsable. El botón ensangrentado… rodaba por el piso, yendo hacia él,
enalteciéndose en una gran sombra circular que lo envolvía, dejando huellas en
su piel.
M.ª Alejandra Jiménez-Valencia-Venezuela
EL MANTÓN DE MANILA
Ponte
flores...en el pelo, sí,
ponte flores,
que tu pelo
negro lo está pidiendo
y el color de
tu cara me pide ausencia
y mi química se
alea con tu cuerpo.
Mi color
moreno, abre tus ojos negros
sobre un fondo
blanco
con pestañas de
abanico,
tan negras como
tus ojos.
Dame tu boca,
tu boca bonita
que está pidiendo,
mis besos...
mi lengua...
mis dientes...
me lo está
pidiendo todo.
Mis brazos...
mis manos...
mi cuerpo.
¡Aquí lo
tienes!
¡Sáciate!
con esa fuerza
que te envuelve y te desea,
que te abrasa
con deseo.
Es un momento,
cuando se unen
los cuerpos
dejándonos sin
aliento.
Que suavidad en
tu cara
que ondas en
ese pelo
que color en
tus mejillas
es un mantón de
Manila
que me envuelve
todo entero.
¡Niña!
ponte flores en
el pelo
que me lo pide
mi cuerpo
...para verte
más bonita.
Antonio Monzonis Guillen-Valencia -España
NOSTALGIA
En ese momento,
cuando la prisa y el encuentro
se consienten,
cuando la voz es arte
y el corazón lienzo,
cuando el susurro escribe
piques y tréboles,
símbolos de una sola jugada,
cuando ayer es mañana
y hoy no tiene tiempo,
cuando las notas
de una eterna canción
se sublevan,
cuando las nubes brillan
en la noche sin luna
y un búho le confiesa su amor
al rocío,
cuando Epsilon se esconde
de un arroba sin sexo
y el aire suspira
en el nácar de tu piel,
cuando el adiós comprende
a la voz que se aleja.
En ese preciso momento,
te extraño…
Carlos Alberto Giménez-Ushuaia-Tierra de
fuego- Argentina
PLATÓNICA
Cóncava
tu impaciencia,
convexa
mi actitud.
Conjunción
platónica
de
luna en cuarto creciente.
Oráculo
cristalino
que
batalla su marea,
que
rompe
su
presentimiento,
que
nos quiere
mar
y arena.
Diego Santiago Cazzaniaga- Rafaela-Santa Fe-Argentina.
POEMA SOBRE LA MESA DE UN BAR
En una mesa suelo
decir verdades
después del quinto vaso.
En un poema suelo
decir verdades
en el primer intento.
Ando queriendo decir verdades
que no conozco sobrio y despierto.
Parece que, despierto
y sobrio,
existe una mitad
de lo que puedo
existir pleno
en el vaso que dicen que nubla
y en el poema
que mienten
que sueña.
Jorge Dágata-Balcarce- Argentina
PROBABLEMENTE
Probablemente seas uno
de los seres que más se ha equivocado
pero es probable que seas
también uno de los que
más se ha levantado...
A fin de cuentas la vida es
como las apuestas, solo
quien arriesga tiene opción
de ganar, aún corriendo el
riesgo de perder siempre
algo haz de aprender...
No te quedes con ese
agridulce en tu boca; sentir
miedo es válido pero
permitir que te paralice es
prohibido, anda ve y vive
lo que has debido!
María Eugenia Leal-Cali- Colombia
QUEDATE
CONMIGO
Quédate conmigo por siempre si, entre mis brazos,
mientras el sol renace y fallece en cada día, tu y yo amándonos.
Despostemos al arbitrario tiempo, que huye en pugna y en
desbando,
si las hojas de nuestras pieles han de morir, que su muerte no
sea en vano.
Que el amor en su máxima expresión, magnifique encantos,
que el fuego devorador de la pasión nos calcine, sin temor ni
espanto.
¡Albacea de los sueños!,piratas sin mares somos deambulando,
concédenos fortuna buena, de perdurar solemnes y enamorados.
Aquerenciados en la criba, donde las ansias no tienen reparo,
encendidas de viva luz y en un amen renovado,
atenuando sin querer nuestras miradas cómplices,
se miman, se entregan al placer inmediato.
Quédate conmigo, por unanimidad te lo pido,
que las raíces de mi cuerpo todo, se alimentan de tu sabia,
y no esta de mas el decir lo mucho, lo mucho que aun me amas,
quédate conmigo por siempre te lo pido, en el arrebol de mi
alma.
Jorge Amado Serrano-Suardi- Santa Fe-
Argentina
RIMAS PEQUEÑAS
I
No vas a poder
creerme
todo esto que te
digo:
Adentro de una
maceta
estaba arando un
hormigo.
Dirás que te
estoy mintiendo
aunque jure por
mi vieja,
que en el sillón
del abuelo
iba sembrando
lentejas.
Y para colmo de
males
me dirás de
mentiroso:
Con un
tractorcito a cuerda
está cosechando
choclos.
II
En mi pieza hay
una mancha
en medio de la
pared;
como somos muy
amigos
no nos tratamos
de usted.
Una noche es
calesita
otra, un bravo
corcel;
a veces barco de
vela
o la máquina de
un tren.
Ni bien llega la
mañana
vuelve a ser
mancha otra vez.
Cuando miro la
saludo
y me saluda
también.
III
Sentadito bajo
un molle
leía un
Tatú-carreta
un anuncio que
decía:
“Colón llegó a
nuestras tierras”
Un gliptodonte
escuchaba
- aunque era
corto de vista-
una radio que
decía:
“Se inauguró la
autopista”
El dinosaurio
gritó
en medio de la
laguna:
“¡La tele dice,
muchachos,
que el hombre
llegó a la luna!”
Cerquita del
Aconcagua
un volcán hizo
erupción
y un plesiosauro
decía:
“¡Escapemos en
avión!”
Finalmente, muy
felices
a Buenos Aires
se fueron
a buscar una
changuita
en agencias de
modelos.
IV
Juntos, el tigre
y el zorro
quisieron comer
asado.
El tigre buscó
una liebre;
y el zorro un
ratón de campo.
La liebre salió
corriendo,
el ratón hizo
otro tanto.
El tigre comió
cebollas
y el zorro un
tazón de caldo.
V
La olla fabrica
nubes.
Sobre un mantel,
cuatro platos.
La olla reparte
el oro
en cuatro
tazones blancos.
¡Que Dios
bendiga las manos
de los que han
preparado
ese oro
silencioso
que se reparte,
tomando!
Sopa de pobres y
ricos.
Sopa de negros y
blancos.
La olla reparte
el oro
en cuatro tazones
blancos.
VI
Una palta se
casó
en un almacén de
barrio.
La palta con
blusa verde,
el nabo con frac
prestado.
Los bendijo una
cebolla,
siendo testigos
un apio,
dos docenas de
naranjas
y un kiwi
malhumorado.
Pasaron la luna
de miel
en un cajoncito
blanco.
La palta, con
blusa verde
vestido con
frac, el nabo.
VII
Tengo un pájaro
que canta
sus canciones en
inglés.
Si alguien
pregunta algo
le responde
con:“¡Oh, yes!”
Mi canario, por
costumbre
me pide a las
cinco un té
y haciendo una
reverencia
me lo agradece
en inglés.
Tiene puesta una
galera
y el paraguas al
revés.
A la noche fuma
en pipa
y después baila
un minuet.
Cuando hay luna lee a Shakespeare
en un cómodo sillón
y cuando llueve muy fuerte
los poemas de Rimbaud.
Anteayer le abrí la jaula:
“¡Good bay!”me dijo y se fue
con su galera de fieltro
y el paraguas al revés.
VIII
¡Tengo tanta mala suerte!
¡Como la mía, no hay dos!
Cuando el aula está vacía
a mí me toman lección.
IX
La voz pedí a
medio mundo
y me la
quisieron dar
para darla al otro
medio
que no la puede
escuchar.
X
El idioma de mi
patria
son dos lenguas
diferentes:
La más clara la
habla el pueblo.
La más turbia,
la otra gente.
XI
Sentado está
aquel anciano
en el banco de
una plaza.
Tiene migas en
la mano
y migas en la
mirada.
Los pájaros que
se acercan
también lo miran
y pasan,
con una miga en
la boca
y migas en la
mirada.
XII
Canción para no
dormirse
No duermas, niño
mío, que es la hora
cuando las
brujas vuelan sin escoba
y un duende sin
sombrero
detrás de tu
ropero
alimenta una
araña tejedora.
En la noche hay
un lobo hambriento y flaco
que viene de la
luna sobre un gato.
Cuando haya
anochecido
y no haya un
solo ruido,
te comerá del
pelo a los zapatos.
O quizás bajo
tierra seas llevado
al palacio de un
sapo o un ogro malo
y abriéndote la
boca
te darán a comer
sopa
con víboras y
arañas de regalo.
XIII
Quisieron jugar
al truco
el sapo y la
comadreja,
un gato negro,
un peludo,
un jilguero y
una oveja.
Aunque mucho no
sabían
cómo el juego se
jugaba,
se arrimaron a
una mesa
con doscientas
empanadas.
Las cartas las
repartió
el topo, porque
era ciego.
( No sé por qué
lo habrá hecho
si él no estaba
en el juego)
De repente gritó
“-¡Truco!”
el sapo a la
comadreja.
“-¡Retruco!”,
dijo enojada
y le mordió las
orejas.
El jilguero
interrumpió
“-¡Falta envido
está primero!”
y la oveja le
baló:
“-Teeeengo
cuareeeenta y no quieeeero”
El peludo, de
vergüenza,
se escondió bajo
la mesa
y el gato le
dijo al topo:
-“¿Cómo habrá
hecho la cuenta?”
-“¿Y qué tenés
para el truco?”
le dijo el gato
a la oveja.
-“Un as de
espadas, dos tres
y un coooomodín
dado vueeeelta”
¡Pobre peludo!
¡Otra vez
de vergüenza se
fue abajo
cuando el topo
confesó:
-“Yo repartí
todo el mazo”
Igual siguieron
jugando
y diciendo
disparates.
Si alguien
ganaba un punto
terminaban en
empate.
Toda la tarde
jugaron
y era ya de
madrugada
cuando el gato
fue a su casa
y la oveja a su majada.
El jilguero fue
a su nido,
el sapo a su
charco helado.
Topo y peludo a
la tierra
contentos de
haber jugado.
XIV
En la mesa de mi
abuela
hay amasadas
tortas con nubes
y estrellas
dulces, saladas.
En el galpón de
mi abuelo,
molino y fragua,
trabajo nos trae
el viento
por la mañana.
En casa de mis
abuelos
nunca nos falta
todas las
noches, un cuento
que nunca acaba.
XV
¡Qué cosas hay
en la lluvia
si uno se pone a
mirar!
¡En las nubes ve
corceles
y en la tierra
platamar!
La lluvia mojó
un dibujo
que hicimos en
la pared;
el pobre, todo
mojado,
bajo el alero se
fue.
La vieja que
está en la cueva
quiso ponerse a
jugar
la rayuela en la
vereda
con ángeles de
cristal.
Un papel de
caramelo
navega hacia el
alta mar,
con velas color
de rosa
y hormigas por
capitán.
¡A mí me gusta
la lluvia
aunque no pueda
jugar;
veo en las
nubes, corceles
y en la tierra,
platamar!
XVI
Noche de
tormenta,
ángeles trayendo
coronas de plata
de acero y de
viento.
Los trae la
lluvia
y el viento
reseco
desde aquellas
nubes
que no tienen
dueño.
Los ángeles
clavan
espadas al suelo
¡Quién saber
pudiera
lo que están
haciendo!
Ángel y demonio
luchan por el
cielo;
los gritos de
heridos
están en el
trueno.
Las nubes
ocultan
terribles
guerreros,
mientras que en
mi casa
nadie está
durmiendo.
Noche de
tormenta,
¡está
combatiendo
mi ángel de la
guarda
y yo sin
saberlo!
XVII
Canta canción
marinero
entre remar y
remar;
la barca ya
llega al puerto
florida de
retamar.
El viento toca
en la popa
salado ritmo de
vals
con flautas de
caracolas
y violines de
coral.
Rema, rema,
marinero
por la planicie
del mar
Tu novia en el
puerto espera.
Tu novia en el
puerto está.
XVIII
Gatos de cobre,
gatas de plata;
sale la luna
por mi ventana.
Gatas de plata.
Sale la luna
por mi ventana.
Grillos de
arena,
grillos de lata,
pasan cantando
por mi ventana.
Grillos de lata.
Peces de tiza,
peces de estaño,
velan el sueño
desde lo alto.
Peces de estaño.
Ángeles negros
volando pasan;
traen la aurora
desde las
playas.
Ángeles, peces,
grillos y gatas,
todos se fueron
de mi ventana.
Gallos de oro,
gallos de ámbar;
el sol se trepa
por mi ventana.
Gallos de ámbar.
El sol se trepa
por mi ventana
XIX
Ayer escribí
tu nombre
en mi
cuaderno secreto.
Lo escribí
porque me diste
la mano en aquel
recreo:
caminamos hasta
el árbol
y allí nos dimos
un beso.
En azul puse
tu nombre,
bien grande,
en rojo, “te quiero”.
¡Estaba yo tan
nerviosa!
¡Ése fue mi primer
beso!
Yo me quedé bajo
el árbol
y vos te fuiste
corriendo.
Le di un beso
bien grandote
y luego cerré
el cuaderno.
El aula estaba
distinta,
también la tarde
y el cielo,
¡porque estaba
enamorada
y ése fue mi
primer beso
XX
Pájaro que
cantas
en un almendro,
no despiertes al
niño
que está
durmiendo.
Pájaro que
cantas...
está soñando
que los niños
del mundo
están jugando.
Si cantar tu
quieres,
canta en su
sueño,
que grande es la
ronda
y no tiene
dueño.
Y cuando
despierte
irá corriendo
a buscar tu canto
bajo el
almendro.
Ezequiel Feito-Buenos
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