Revista N.º 7 - ESPACIO
DEL POETA
REVISTA
LITERARIA DE HABLA HISPANA
Junio 2011
Autora Plástica Marga Utiel
No somos muchos los que plantamos
nuestra semilla, carnosa, prieta,
en nuestro surco. En la penumbra
de nuestra tierra.
Y sin nosotros
segará el viento nuestra riqueza.
Ezequiel Feito.-Buenos
Aires.- Argentina
Como
Como los candelabros
Que se apagan
con la brisa,
Como los abejorros negros
que liban amapolas rojas…
Así es el amor…
Inquietante, permanente
Simbólico y letal.
Etherline Mikeska.-
Neuquén.- Argentina
CRONICA DE LA NOCHE
El ansia planetaria gotea del espacio:
bip... bip...
bip... bip... bip...
Traquetean hastiadas teletipos sus teclas:
trec... trec...
trec... trec... trec...
Desde Occidente a Oriente,
desde Oriente a Occidente
las rotativas pulsan el ritmo de la noche.
Como para nacer, está doblado el niño
en la honda penumbra del cemento y el vidrio.
La noticia venía, la noticia ha llegado.
Los tambores del hambre
retumban con la honda canción de la penumbra:
pan... pan...
pan... pan... pan...
Al niño lo perfora
una garganta rota en mil dolores.
Se levanta
cortado en un aullido:
pan... pan...
pan... pan... pan...
Se lo lleva al portero
colgado de los dientes,
el portero le informa
al consorcio reunido de emergencia,
el consorcio a la casa de gobierno,
el general
aplica el teléfono a los dientes del niño.
Desde Occidente a Oriente,
desde Oriente a Occidente
el ansia planetaria suspende su goteo,
el ritmo se extravía en un recodo de las estrellas, las teletipos escupen
largas tiras
de papel en blanco y las rotativas se escapan por una interminable
línea recta; el
general en jefe desespera y reza una plegaria ferviente al
técnico en arritmias
espaciales, el técnico oprime con suficiencia las claves
telemétricas y envía la señal al lugar exacto de la arritmia.
El ansia planetaria gotea gotas rojas:
bip... bip...
bip... bip... bip...
El niño esconde
su aullido
en la honda penumbra del cemento y el vidrio,
la noche se ha curado de una arritmia indiscreta
y la melodía del amanecer
queda excomulgada
del rítmico
planeta.
Por Jorge Dágata. Balcarce.-
Argentina
Culata
Culata
Degrada
Vagabundos
El golpe
certero.
Ana Romano.-Buenos
Aires.- Argentina
Dame tu mano
Dame tu mano, amigo,
aunque me arrastres contigo.
Tu abismo y el mío se
abrazarían
ahuyentando la soledad.
No esperes...
ni días, ni horas, ni
minutos...
¡¡ Ahora !!,
ahora estamos vivos.
Y también te necesito.
Empújame. Y te empujaré.
Uniremos nuestras pocas
fuerzas,
y seremos como montañas
olvidando nuestro infierno,
entregando nuestras almas
en el sufrimiento ajeno.
¡¡ Sí, por favor, dame tu
sonrisa,
seca mis lágrimas, aunque
sea solo un rictus
que yo secaré las tuyas
cuando las mías se vayan !!.
Ríe. Hazme reír...No se
cómo.
Me hace falta...
No solo tu compañía,
sino tu tiempo y tu calma.
Ilusiones enlazadas
en un futuro que ahogue
las penas que ahora nos
matan.
No escribo como poema....
yo tampoco.
Es el alma
que se desangra por dentro
la que escribe, la que
habla.
¿ Qué importan aquí las
rimas ?...
Todo es poesía en el alma ,
en las entrañas que gritan,
que adormecen,
que estrangulan,
que te llaman....
y responden a tu esfuerzo,
a la mano que me brindas,
a tu suspiro encallado.
Unido todo a los míos
que se sienten desarmados.
Dame tu mano.
Toma la mía.
Dame tu llanto.
Toma mi risa.
Dame tu abismo,
Toma mi infierno.
Dame esperanza.
Toma mis sueños....
Nieves Mª Merino Guerra. Las Palmas de G.C.-
Canarias – España
16 de abril de 2011
Aliento
Y solo
quiero derramar en tu boca
ese
aliento, que a veces, no te alcanza
para
trepar la cima
como un
sherpa,
manos y
pies desnudos,
ebria el
alma
y alegre
cada paso,
cada
roca,
cada
rincón oscuro y casi helado,
alegre
cada herida que aún no sana
pero sabe
que "vida"
es
también esto.
Y solo
quiero
derramar
en tu boca
mi aliento de esperanza y
de montaña.
EL GUARDIÁN DE LAS PALABRAS
Soy el “guardián de las palabras”
que habita en el “monte Hefestium”,
un remoto y encantado lugar del paraíso
donde mora el alma de los poetas.
Y lo que les va a decir
quien hoy escribe estos versos,
son pensamientos míos
que le transmito en sus sueños.
¿Por qué tenéis tantos prejuicios
en decir a tu entorno que eres poeta?
¿Por qué ocultar en un seudónimo
a las ideas que emanan de tu mente?
Quizás… no seas graduado en una academia;
pero eso nada impide
que seas artesano de las letras.
Porque poeta se nace,
y se forja entre el yunque de la
lectura
y el martinete de los sueños.
Ser poeta, es agregar pizcas
de locura
al hábito de la prudencia.
Ser poeta es no
amedrentarse,
si por lo bajo te dicen:
que a tus palabras debes cuidar
pues… ¿Quién a tus versos ha de callar
cuando emprendieron vuelo
con alas de libertad?
Ellos…
solo creen en la verdad de la fuerza,
y necesitan que los hombres
se arrodillen a sus pies;
en cambio a ustedes los poetas,
es la fuerza de la verdad
la que los va a guiar.
Y aunque te desafíen:
¡No te disponga a las armas tomar!
Pues…
es la palabra y no la violencia
lo que al mundo cambiará.
¡Soy el “Guardián de las palabras”!
y a través de este hermano poeta,
con ustedes muy pronto
me volveré a manifestar.
SERGIO BRAVI. - Cruz Alta.- Córdoba.- Argentina
Llegaste
Me asomé al
sonido
del pulsar...
Desde lo alto
vi el rostro pretendido
Bajé los
peldaños
de mi mundo
atropellando miedos.
Corrí por los
pasillos.
Abrí puertas.
La mente en blanco
Sólo miré sus ojos...
Fragmentación
Sí...no fue solamente el despegue
del pasado
lo que quedó en el surco
fue un todo fragmentado.
Las imágenes
tardías
Mutilaron mi alma
al pretender hallarlas
sobre el vacío
del pequeño espacio.
¿Estaba en mis
palabras
recoger
besos demorados
y voces cantarinas
que hacía tanto tiempo
se marcharon?.
No fui yo...
sino un vuelco
inexplicable.
Quebraderal de espantos
Noches fantasmales
Férreas manos
abofeteando:
el mudo transcurrir;
agresivos gestos;
rencores imprecisos.
Eternas voces
implacables
exponiendo verdades.
Ofrendas de sangre.
Tanto dolor…
En un corazón
¡ No cabe!
Lucía Giaquinto-Victoria-Entre Ríos-
Argentina
Compás de espera
Mis sentimientos cautivos, en el foso del
olvido, en espera del indulto que me dé la libertad. Pero el olvido no llega,
para perdonar mi pena de no poderte olvidar.
Olvido de olvidar tu olvido; esa es la
peor condena, amarrada con cadenas de eslabones de dulzura, caricias, besos,
ternura, soldados a fuego vivo en un horno de pasiones, que el tiempo ni la
distancia podrán desencadenar.
Los senderos del camino con penumbras y
con sombras; infinitos, tortuosos, arrastrando las cadenas engarzadas en mi
alma, cargadas con tu recuerdo, y mendrugos de esperanza, que se van
endureciendo en mi largo caminar.
La tenue luz del recodo ilumina mi
tristeza, que sonríe si a lo lejos imagina tu silueta; con apuesta gallardía,
paso firme, energía, voz de calidez extrema, y una mirada tan limpia, que al
fundirse con la mía, como en aguas cristalinas, me devuelva aquella imagen que
tú conociste un día.
Bendito
día del encuentro, de ilusiones compartidas, promesas de eternidad, de ser mi
luz y mi guía, mi camino, mi esperanza, mi ilusión y mi alegría; que languidece
sin rumbo, sin metas y sin salida, en un limbo sin final, esperando mi partida
Marga Utiel-Badajoz- España
Marco
Todas las tardes triste y cabizbajo, caminaba
hacia la parte baja de la ciudad, donde vivía con su madre; una mujer
larguirucha, joven aún, pero envejecida prematuramente acusando en su rostro
las huellas que fueron dejando los sufrimientos y maltratos a los que
era sometida por su borracho conviviente.
Dos chiquillos desarrapados de seis y ocho años
respectivamente completaban el núcleo familiar. Cuando abrió
la desvencijada puerta, vio con rabia como su madre hecha un ovillo en el
suelo trataba de protegerse de los golpes que el borracho le propinaba.
Trató de defenderla pero recibió un feroz puñetazo que lo lanzó lejos, yendo a
caer de bruces sobre la húmeda tierra.
Lentamente encaminó sus pasos hacia la
casa vecina donde vivía su amigo Pablo, el pequeño lustrabotas. Le contó
su infortunio y después de algún rato extrajo de entre sus ropas su
tesoro; que les alejaba del mundo del hambre, penas y desesperanzas.
Empezó a inhalarlo lentamente, disfrutando
plenamente cada vez que la bolsa se adhería a la comisura de sus labios, sus
pupilas se dilataban y poco a poco sus ojos fueron adquiriendo un brillo muy
especial, su respiración se hacía agitada y sus labios comenzaron a esbozar una
tenue sonrisa, hundiéndose en un Remi-inconscienteletargo .
Sus ojos parecían querer salirse de sus
órbitas. En un estado de completa excitación se subió a un árbol cercano
a la mediagua y encaramándose como un felino, subió a la parte más alta
queriendo tocar el cielo y la luna, que en ese momento comenzaba a mostrar su
tenue rostro entre la bruma de la noche. Sintió que un cosquilleo le recorría
todo el cuerpo, tenía unas ganas locas de tirarse del árbol, era dueño del
mundo, podía volar, volar y volar, hasta alcanzar el cielo. Pasó la bolsa
a Pablo y juntos emprendieron el vuelo por su mágico mundo de sueños y
fantasías que les alejaba de su penosa realidad. Trataron de cruzar el
puente para alcanzar la otra orilla del caudaloso río. Sus piernas le
flaquearon debido al estado en que se encontraba y por mas que trató de
evitarlo inevitablemente...cayó al vacío.
Cuando despertó en la sala de urgencias no se
acordaba de nada, pensó que le habían pegado, pero cuando sintió la voz de la
tía Pachi , se dio cuenta que nuevamente había faltado a su promesa .
Pero, a pesar de todo lo único que le importaba es que aún estuviera allí...,
junto a el, lo único que le quedaba.
Juana
Castillo.-Chile
La biblioteca
Marita empezó a concurrir a la Biblioteca Nacional porque le quedaba
cerca. Día tras día buscó, miró, rebuscó, encontró cosas complicadas, tediosas,
bellas. Encontró letras dibujadas, letras formateadas, antiguas letras
manuscritas con pinceles, imágenes, un arco iris de vida se abrió a partir de
ese día.
Lo que más le gustaba revisar era una piecita oscura atrás, a la que se
podía entrar solicitando la llave a una de las señoras ceñudas que estaban a
cargo del lugar. En realidad, y lo había comprobado en sus visitas celosas y
muy celadas por las señoras ceñudas que esquivaban con sus caderas anchas el
mostrador, ese lugar guardaba libros de los que no se hablaba. Parecía que nadie estaba interesado en
esos libros raros.
Marita escudriñaba uno por uno los libros, eran libros chicos o grandes,
estirados o apaisados, las imágenes orientales la fascinaban, los títulos eran
nombres propios en otras lenguas, lenguas dormidas, dormidas pero iluminadas. Dioses y diosas con seis u ocho brazos
ofrecían oro, vestidos, dulces y todo lo que se puede ofrecer con seis u ocho
brazos.
Y Marita leía, investigaba, se llenaba los ojos de aventuras exóticas.
La alarma se escuchó vibrante y resonante, algo estallaba en la calle semejante a fuertes cascabeles y
tambores. Eran raros los ruidos y las señoras salieron corriendo por las
escaleras de servicio, con presto pánico para escapar de alguna invasión
terrestre, o no.
Y entonces Marita los vio. Eran ellos, los libros le hablaban, los dioses
y diosas bailaban al son de cítaras, crótalos, tambouras. ¡¡Are Krishna, Are!!
Marita se colgó de la ventana que miraba el sur, cantó fuerte ¡por fin!
Todo lo que sabía de memoria, lo que guardaba y esperaba muy quedo, salía a la
luz. Cantó alto y tiró besos, cantó, besó y ellos la vieron. Hizo señas y
subieron, eran más de veinte los vestidos de naranja de amor, con trenzas y
cintas de otros colores. Bailaron sin parar, arriba de los escritorios de
lectura, arriba de las mesas de computación, cantaron en las escaleritas
bamboleantes que conducían a los estantes
más altos. Los tres o cuatro lectores de los diarios matutinos se
entusiasmaron tanto con el festín de color, que saltaron de las sillas para
tirar una lluvia de papelitos que
fabricaron abollando las
boletas, fichas y solicitudes.
Las dos señoras celosas y ceñudas subieron despacio…esta vez por la
escalera principal, tras ellas la policía y las fuerzas del orden.
Marita, los Are Krishna y los tres lectores recién recuperados de aliento
y felices de haber sido actores de la mañana multicolor saltaron todos por la
ventana del sur.
Diana Luz Bravi Rosario.
Argentina
Yo fui tu amante
Eras
el sol que alumbraba mis mañanas
pensaba
que tus palabras no eran vanas
De mis manos tenías lo que pedías
Tan sólo te dí lo que querías.
Te ofrecí lo que sentías;
me alegro por ti pues no fingías
Pero amor, lo que se dice amor, no dabas.
ni un sentimiento, ni una palabra.
Querías, gozabas.
Creías que me poseías
cuando tan solo te satisfacías
en un sinfín de noches frías
De ti me fui como llegué
No te puedes enojar; nada me diste…
que no quisieras. Nada
te pude ofrecer, pues no pediste;
tomaste, arrollaste y tu pasión consumiste
disfrazada de amor ¡Cosa más triste!
Así que estamos en paz, nada te debo
Lo dado por lo servido
Y con un abrazo y un beso
sin pensar en lo perdido
con cariño me despido.
Mas al verte tan mujer me digo: ¡Viva el
salero!
Pero para otro, porque eso, sólo eso, yo
no lo quiero
Busco frases de amor ¿Qué encuentro?
Busco hechos de amor ¿Deseos?¿Pasiones?
¡No!, Sentimientos y emociones.
Eso que no puedes dar, que dices te hace vivir,
caminar y luchar, quemó tu vida
y por eso.
Yo fui tu amante.
Tu mi querida
Rafael
Serrano Ruiz- Madrid- España
Soledad de soledades
Hoy
vengo a hablarte, amigo, como a mí misma.
Como
me hablo cuando estoy a solas,
cuando
alejada de los tristes días
que
me contemplan desde el ojo humano
acerco
el ascua tenebrosa y sola
al
principio del ser, a las raíces
donde
alborea, matinal y oscura
la
caricia primera de la tierra.
A
hablarte vengo, amigo, como a mí misma,
en
esta noche mineral y lúcida
mientras
la luna, desde arriba, arroja
sobre
los mundos una luz calcárea
y
en el bisel del horizonte hiere
su
duro, lento y solitario hueso.
Hoy
vengo a hablarte, porque tú, conmigo
naciste
y sin cesar crecimos
cuando
en la rosa del albor primero
con
vesperal y fabuloso ojo
detrás
de los helechos acechaba
el
paso de los corzos y la sangre,
empapando
la tierra, me llamaba
hacia
los bosques, como el fuego ardiente
de
una lejana y cegadora estrella.
En
esta noche en que mi historia acaba,
en
que los siglos sordamente suenan
bajo
las plantas de mis pies desnudos,
bajo
la tierra donde crecen árboles
y
las palomas y las flores vuelan
junto
a la hermosa garra de las águilas...
A
ti, acudo, amigo y amiga, en esta hora
porque
el destierro de tu voz me llama
y
en el hondón de mis entrañas siento
removerse
otra alma generosa.
Tú
solo, amigo y amiga, gimiendo
la
soledad tremenda del que a nadie
puede
decir su soledad.
El
mundo,
las
lejanas estrellas que podían
escuchar
tu dolor o presentirlo,
estaban
lejos, porque Dios quería
tu
sola soledad, tu dolor solo
como
un terrible cántico a su gloria.
Quieta
y muda, la tierra, duramente
diques
ponía a la invasora forma
que
imitaba la vida de los pétalos
o
la erizada furia de la selva.
-Nunca
nos conocimos. No sabíamos.
Distintas
nuestras sangres se ignoraban:
la
tuya roja, transparente y única;
la
mía roja, sordamente múltiple...
En
esta noche, amigo y amiga, en esta noche
cuando
la luna desde arriba arroja
sobre
los mundos una luz calcárea
y
en el bisel del horizonte hiere
su
duro, lento y solitario hueso,
yo
te pregunto lo que están buscando
ese
fragor dulcísimo de manos,
esas
inmensas lágrimas que chocan,
el
eco interminable de las aguas
que
como cuerpos sobre ti se aman.
Dime
qué buscas, amigo, qué es lo que busco
cuando
temblando de la soledad huyes,
cuando
temblando del amor me alzo,
cuando
la mano en mis entrañas hundo
y
golpeo sobre ellas como un látigo
cuando
royendo la caverna oscura
te
rompes con horror contra un peñasco
o
ya en la calma de una tarde triste...
En
esta noche, amigo, en esta noche
en
que mi soledad se vuelve sombra triste y
desterrada,
a tu amistad con ansiedad me aferro
mientras
los viejos musgos y los líquenes
prenden
grises hogueras a tu orilla
yo
pregunto el destino de los muertos
que
antes que yo nacieron y gimieron
para
darme a la luz, de los que en siglos
y
siglos, se tendieron como gérmenes
para
que el fuego vivo de mi cuerpo
alma
les diera cuando los recuerde.
Yo
pregunto el destino de su sangre
corriendo
como un río sin orillas
al
inquietante reino donde todo
(la
carne con la carne, el cuero húmedo,
la
tierra junto al tacto deshaciéndose)
forman
breves coronas desoladas,
transparentes
cenizas que se rinden.
Charo
Bustos Cruz- Sevilla- España
Autores
Ezequiel Feito.-Buenos Aires.- Argentina
Etherline
Mikeska.- Neuquén.- Argentina
Por Jorge Dágata. Balcarce.-
Argentina
Ana Romano.-Buenos Aires.- Argentina
Nieves Mª Merino Guerra.
Las Palmas de G.C.- Canarias – España
Mayte
Sánchez Sempere- Madrid- España
Sergio Bravi. - Cruz
Alta.- Córdoba.- Argentina
Lucía
Giaquinto-Victoria-Entre Ríos- Argentina
Marga Utiel.-Badajoz.- España
Juana
Castillo.-Chile
Diana Luz Bravi .- Rosario. -
Argentina
Rafael Serrano Ruiz.-
Madrid.- España
Charo
Bustos Cruz.- Sevilla.- España
ESPACIO DEL POETA MAPA DE VISITANTES EN MAYO
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