Revista N.º 14 -
ESPACIO DEL POETA
REVISTA
LITERARIA DE HABLA HISPANA
Enero 2012
El
árbol
tiene alma
de mujer. Ríos
de luz recorren sus
arterias. En sus ramas
de verde fragancia canta
la vida preñada de sueños,
de alas, de flores, de
frutos.
Déjate estar bajo su sombra,
que el áspero tronco sienta tus latidos.
El árbol sagrado
escuchará tu corazón.
Silvia Rodríguez (19-12-2011)
SEMBLANZA DE UN POETA
¿Quién a cantar de Arauco se
atreviera después de la riquísima Araucana?
Estos
versos, entre otros, se encuentran en el prólogo del Arauco Domado, en homenaje
a Alonso de Ercilla, a pesar de su accidental divergencia con él.
Su
autor, Pedro de Oña, el primer poeta criollo nacido en Chile en el año 1570.
Antes de él habían escrito en el país dos españoles que los chilenos
consideramos justificadamente valores nuestros, Pedro de Valdivia y Alonso de
Ercilla. Más sólo con el autor de esta obra, el país cuenta con un artista de
la palabra, genuinamente nacional.
En
la literatura chilena, Pedro de Oña es el primer poeta desde el punto de vista
cronológico. Nació en Angol, cuando esta villa era una pequeña plaza avanzada
de España en Arauco. Sus días de infancia estuvieron, por lo tanto, sometidas a
la violencia desatada en ese territorio por la confrontación bélica entre
España y Arauco. Su padre, nacido en Burgos, murió como dice el poeta “hecho
piezas por los indios”, cuando era todavía muy niño. Su memoria ha quedado
grabada para siempre en los versos de su hijo, pertenecientes al Canto Noveno
del Arauco Domado.
Y tú, mi padre amado, mas perdona,
Que no he de darte motivo con loarte,
A que diciendo alguno que soy parte,
Ofenda mi verdad y tu persona:
Por esto callaré lo que pregona
La voz universal en toda parte,
Y perderás por ser mi padre amado
Lo que por ser tu hijo yo he ganado.
Sólo diré que en guerra te criaste,
En guerras (como en crédito) creciste,
En guerras hecho piezas acabaste.
Después
de vivir algunos años en la frontera, fue enviado a Lima, en cuya Universidad
–San Marcos-, cursó artes, letras y teología. En 1596 fue nombrado corregidor
de Jaén. Se sabe que se casó muy luego y que tuvo cinco hijos.
Su
afición a la poesía lo llevó a leer entusiastamente, a los clásicos de Grecia,
Roma y España, y a escribir el poema épico, base de su fama, al que hago referencia “El Arauco
Domado”, publicado en Lima en 1596 la primera parte. La segunda no se escribió.
Esta obra celebra las hazañas, que el poeta llama heroica, de don García
Hurtado de Mendoza, gobernador de Chile. Asegura, con modestia, que no pretende
rivalizar con Ercilla, sino seguir su ejemplo y “traer a la memoria lo que él dejó
al olvido”. Conviene recordar que en el poema de Ercilla, don García Hurtado no
queda muy bien parado.
De
su pluma salen otras dos obras mayores: el poema heroico “El Vasauro”,
concluido en 1635, dedicado al Conde de Chinchón, Virrey del Perú e inspirado
en el episodio de la conquista de Granada por los Reyes Católicos y, el poema
sacro “Ignacio de Cantabria”, impreso en Sevilla en 1636, que celebra la vida
de San Ignacio de Loyola.
Quise
recordar a este genial poeta, a propósito de la distinción que entregó la
Ilustre Municipalidad de Ñuñoa, al recién laureado Jorge Edwards (Premio Cervantes 1999), a quién se le
otorgó en 1968, el premio que lleva su nombre.
Victoria Gonzáles Badani-Santiago de Chile- Chile
(noviembre 2000.)
PRESAGIO
Apiñada
entre tablas
se acopla
La mirada
mansa
Es
llena de vida
que sucumbe
El hombre aguijonea
Con premura
los colores
Estéril es la entrega
Masacran
Y el suplicio.
Ana Romano
EN EL RÍO Y EN
LA FUENTE
La sombra se llevó al eco
por
un sendero de guerras,
surcos
dejaron mis huellas
que
al polvo ocre se aferran.
Junto
al barranco en la orilla
mi
cuerpo lo desnudaba
para
bañarme en su agua
y
ver bien alto tu cara.
Mi
cuerpo ya estaba limpio,
hasta
el género bramaba
pensando
en su albedrío
¡Ay!
para ti lo enjabonaba.
Tú
vendrías con prestigio
a
buscarme por la fuente
y yo
que ya te esperaba
ansiaba
con deseo verte.
Te
dije..¡Eres tú...mujer!
suspirando
soy tu reo
quién
me hace estremecer
con
el sabor del deseo.
Por
ser mujer, lo eres todo,
creas
la vida en el vientre
es
el amor tu custodio
del
agua que da la fuente.
A. Monzonís Guillen- Valencia- España
LETICIA
Leticia va…
En su jardín de anhelos
amaneciendo alquimias,
enmarañando sueños
enredadera de los días,
quimeras del ser
guarda del Señor
que divide las aguas
de su vida.
El jardín de anhelos
vibra en las manos
de Leticia,
una pérgola,
un misterio
una línea entre los muros,
un pétalo
que besa la brisa,
un clamor,
una súplica
una jaculatoria,
una mirada alucinada,
la ternura
de una insignia
en esa flor
que blanquea
alburas.
Leticia va…
riega de fe su jardín
vive geranios
reza rosarios
de pétalos,
se place en su siembra
cotidiana
enamora entre semillas,
en el vientre alunado
de sus manos
siente latir
la tierra-fecundidad
… y la degusta
cada día.
Carlos Alberto Giménez-
Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina
Las Naranjas
Camino y
a veces,
hay un
momento,
el olor
de
naranjas, jugosas, rugosas
detiene
el riesgo de mi paso amargo
y dulce.
En la
vereda, bajo algún toldo
igual de
naranja.
Igual de
naranja y verde y azul.
Huelo,
huelo
profundo, papá,
dejo que
el aroma suba hasta el cenit,
son las
naranjas.
O sos
vos. No sé
O sale de
mí, no sé.
Se cuela
por la vereda,
atrapa
mis huellas, sube por mis huesos
a cada
hueco
y a cada
eco.
Te traigo
Y te digo
son las
que te gustan
Las que
cortarías en trozos.
Una para
mí, una para vos.
Ojalá lo
sepas donde estés.
Diana Luz
Bravi- Rosario – Santa Fe –Argentina
El capitán vende flores
I
El viejo capitán vende flores
en la salida de un supermercado
con su gorra azul, compañera de mil
mares
y su barba gris de sal y viento.
II
¿Dónde está tu barca? - Mi barca
reposa
en un mar sin cielos.
¿Y tus hombres? – Mis hombres se
han casado
con las sirenas.
¿Y tu amada? – Mi amada duerme
fragante, bajo la cubierta.
¿Y tú? – Yo estoy en estas flores
vendiéndome con ellas.
III
El viejo capitán vende flores
y quien se acerca a comprarlas,
ve en su gabán raído
tres botones de reluciente bronce.
Ezequiel Feito-
Buenos Aires- Argentina
Que importe
Condeno
a
las palabras
las fuertes o suaves
las fucsias y las grises
ociosas, sin sentido
Sanciono
a los astros ostentosos y
a los libros magníficos, virtuosos
A la cama mullida de la siesta
y al campo incansable y provechoso
¿Qué me pasa, Dios mío?
No es sensato,
mi juicio es desquiciado
Una palabra lo dice todo
una palabra lo muestra a todo
imagen auditiva
señal enriquecida
Sublimes las campiñas
Gloriosas las marinas
Lo hueco habita adentro,
emerge presuntuoso
como dueño y señor muy destacado
inequívoco error de todo humano
¡Desdichada de mí!
Inadecuada
Si no aprecio el valor de lo creado
Irma Sambuelli- Rosario. Santa Fe- Argentina
Cuando
la noche alea…
A Ana María
Vecchioni
Cuando la noche
alea y se agiganta el sueño.
Cuando tus manos
armadas de ternura,
hilvanan las
sílabas coronadas de espumas,
nuestras sombras
se diluyen en un río misterioso.
Es que tus
palabras transmigran del racimo puro,
a los rostros de
lo ciegos ojos.
Alegres…,
risueñas avecillas de gentil vuelo;
derramando
esperanzas como la lluvia de marzo.
Tú, que
combatiste la befa y al árbol de las hojas amarillas;
tú, que en la
fiebre y el delirio proclamaste la pureza.
¡Hoy asciendes
vestida de mar, bienamada compañera¡
Con un puñado de
sal, por blanco vestido,
y por obsequio:
la virtud del poema, derrotando nuestras penas.
José Rodolfo Espasa
Muñoz –Benidorm- España
HASTA
QUE LLEGUE EL OLVIDO
Esta tarde estoy poblada de tristeza,
todo se tiñe de soledad, de bruma...
será porque tú no estás... ni ahora... ni nunca...
porque siempre me faltarán tus besos
porque jamás el destino cambiará su ruta
Esta tarde siento el dolor de amarte...
como un puñal clavado en mi carne;
todo lo reviste la falsedad del sueño,
soñar con tu sonrisa, con tu voz amorosa
pensar en tus caricias que desvanece el alba,
todo es el engaño de creer un imposible
cuando despierto y no siento tu abrigo...
Todo me nubla los ojos esta tarde,
porque hoy más que nunca no te sabré mío
y cada día nos iremos perdiendo,
por más que quiera alcanzarte mi sueño...
mas tu ignoras mi dolor y este vacío
de no tener tus brazos para romper en llanto
Quisiera despojarme entera de tu recuerdo,
arrancarme este amor para toda la vida...
pero todo es en vano porque no lo consigo...
Deshojo los pétalos plateados de la luna
cubierta de esta melancolía azul y sempiterna,
maldigo con lágrimas este tiempo de desdicha
y castigo a mi alma hasta que llegue el olvido...
María
José Acuña Belaustegui- Curmaná - Venezuela
¿Y si lo encontrase?
¿Y si lo encontrase?¿Y si es que existe
ése amor que dicen, llena la existencia?
¿Y si fuese cierto? ¿Y si lo esperase?
¿Y si sueño en ello llena de ilusión?...
¿Dejo los temores?¿Puedo confiarme
a pesar de toda mi dura agonía ?.
No. Ahora no puedo.
Ya no soy la misma. No pienso ni en mí.
No tengo esperanza. Es muy diferente.
La gente me atrae solo en amistad.
Y en ésa bondad que siempre enamora
me detengo ahora con toda mi entrega.
..
¿Y si fuese cierto ?... ¿Y si apareciese?
¿Cómo escaparía a tanto pavor?
¿Y si lo encontrase?... ¿Y si lo esperase?...
Ése amor eterno que llena la vida.
Dulce compañero, caminando juntos
con confianza ciega y entrega absoluta.
Ése que es leal. El que no abandona.
El que no traiciona y ama con respeto.
El que no aprisiona. El que nos libera.
De ése amor del que hablan…
Y existe en la Tierra.
Nieves M.ª Merino
Guerra
Gran Canaria – España
20-08-2011
Realidad
que sin piedad te muestras
Partí
de esta tierra buscando consuelo
Otras
vivencias, otros olores
Nuevos
cielos, nuevos amores
Nueva
luz en mis mañanas
Nuevo
reposo en mis ardores
Vi.
Comprendí, soñé
Con
ilusión
amé
lo nuevo
Realidad
que sin piedad te muestras
El
yo raudo se apresta
Preguntas
profundas
Renuncias
de antaño
Los
hilos te mueven
Las
penas se pasan
Dentro
de ti añoras
Piensas
de nuevo
en
viejos momentos
Mas
fuertes los del tiempo presente
Y
rompes, y rasgas
No
puede ser, algo te falta
Vuelves a antiguos lugares
Nuevos
tiempos
Nuevas
calmas
Recuerdos
que llegan
plenos
de sentido
Y
macuto a la espalda
De
nuevo al camino
Rafael Serrano Ruiz- Madrid- España
DOS SEGUNDOS PARA VIVIR
Dedicarle
dos segundos a vivir
A
una flor, a un cristal, a un llanto que no llega
Abrir
los dedos al paso del amor
Intentar
agarrarlo y no dejarlo escapar.
Despedir
un nombre en cada lágrima
En
cada momento convertido en pretérito
Abrir
el corazón a cada sensación que lo alimente
Poner
punto final a cada colección de
amargas
despedidas
Recitar
el número incompleto de cada verso que te
escribo
Del
aliento que va en cada sílaba transcripta
De
cada letra que lucha por escaparse del sentir
universal
Vivir
en la almohada el dulce sabor de los besos
perdidos
Amaestrar
tal vez un poco más el llanto que pugna
por
salir
Intentar
que un río de sangre seque esos ojos de los
que
fluye
O
que un breve eco se pierda en el silencio de la
nada
En
el pincel de mi sonrisa cuajada en unos labios
que
te añoran
Charo Bustos Cruz- Sevilla- España
Poema
a Neruda
El cielo
deslumbró con su resplandor, el doce de Julio de mil novecientos cuatro.
En
Parral, junto a las pedregosas vías del ferrocarril, asomaba una nueva estrella
que
coronaría de laureles el mundo de la poesía y de las letras. El
tiempo pasa.
Atrás queda
Parral, como recuerdo del cálido hogar blanco y polvoriento, lleno de
parronales
Aquí
florecieron las primeras letras para alabar la bondad vestida de traje
oscuro
Y asoma
Temuco, con sus lluvias, sus bosques, su olor a madera, a araucaria
Delgado
e ilusionado abandona la casa paterna, sólo con el tesoro de sus libros
Entre el
pedagógico y la pensión tu alma se eleva a los altares del saber
El aprendizaje
que recibes de la vida, ven nacer Crepusculario en mil novecientos veintitrés
El clima
desolado del desierto vio florecer. Los versos del capitán, en
Nápoles
Tus
libros y tus versos son partes del mundo, pertenecen a tu geografía personal
Canto y
fecundación son tus palabras, el mundo coronó de laureles la belleza hecha
poesía
Tu
cabeza comenzó a blanquear, viendo las huellas que la vida iba dejando en tu
caminar
Te
refugiaste en Isla Negra junto a tu amado mar, con sus caracolas y
mascarones
y te
fuiste, cuando los volantines adornaban el cielo de la patria
Duermes el sueño de los inmortales, que dejan su huella por
siempre.
Juana Castillo-
Chile
Dama de hierro
Esposa,
compañera ,
amiga,
madre...
Esperando
una caricia
una palabra de
amor.
Callada
pensando
en lo que debe
hacer
con el corazón
desecho
más nunca la
verán llorar
Siempre
fuerte
no se deja
caer
Para todos....
ella no tiene
corazón
Va por la vida
sin decir
palabra alguna
Mas por
dentro
grita clamando
atención
Dama de
hierro por fuera
dura, severa
sin un gesto
amable de
felicidad.
Pero nadie
sabe
Nancy Salas- México
Relato nº3
Una tarde de domingo, Inés estaba
tan aburrida, que pasaba las páginas del periódico sin leerlas, hasta que llegó
a la hoja de anuncios por palabras y vio un texto que decía así:
Robot de origen: Tokio; medidas 1,80 cm; peso 120
Kilos.
Modelo: HUMANOIDE K-2
SUMISO, plancha, cocina, gran conversador (varios
idiomas), experto en bailes de salón, un fenómeno en masajes, no necesita ser
dado de alta en Seguridad Social, ni estar adscrito a convenio colectivo.
Este anuncio, a Inés le produjo tanta sorpresa, que tomó papel y lápiz y
se puso a escribir al apartado de correos para solicitar información.
Al poco tiempo, recibió contestación, ofreciéndole información del robot.
Una de las cosas que más le agradaba, era que podía pagarlo en cómodos plazos,
“disponible a cualquier bolsillo” —decía el slogan.
Aceptó las condiciones de pago y al cabo de un mes, recibió de correos la
notificación para que fuese a recogerlo.
De vuelta a casa, estuvo desembalando el inmenso cajón, dónde todo estaba
sin armar; con las instrucciones no había quién se aclarase. Inés, pidió a dos
amigos expertos en cibernética que la ayudasen, intentando unir las piezas,
entre todos, porque lo único que venía montado eran los circuitos. Tardaron
horas en conseguir que el robot funcionara. Poco a poco, fue tomando vida.
Cuando Inés vio que él se movía,
decidió llamarle, RIGOBERTO, pero como tenía demasiadas letras, le puso
Rigor.
Cuanto sufrió aquel robot hasta que se aclaró con los electrodomésticos y
se familiarizó con la casa. Rigor, planchaba mejor que nadie; pasando la
aspiradora sin dejar rastro de polvo y cuando Inés volvía a su casa. Tan sólo,
con oír el ruido de la llave en la cerradura. Al robot se le ponían los
circuitos a mil revoluciones por segundo, de alegría. La esperaba con
impaciencia, le preguntaba cómo le había ido en el trabajo. En la casa, reinaba
el orden y la armonía. En la mesa, colocados los cubiertos y los platos;
discretamente una rosa junto a la servilleta de Inés, y de fondo una música
suave.
Un día en la que Inés charlaba con los compañeros de trabajo, de la buena
disposición que tenía su robot. Y fue tanta la curiosidad que despertó, que no
tuvo más remedio que invitarles a cenar, a casa.
¡Pobre Rigor! Aquella noche, los compañeros de Inés no pararon de preguntarle.
Rigor, había escogido un traje en color blanco y una pajarita al cuello.
“Resultando así, un humanoide de lo más atractivo”.
La cena fue un éxito porque Rigor en su disco duro tenía almacenado menús
tan especiales que era capaz de asombrar al más experto gourmet.
Después del café, se atrevió a bailar con varias compañeras del trabajo.
Demostró destreza incluso con el tango. Algunos de los chicos, se mosquearon
con el humanoide. ¡A partir de ahora, tendrían que sufrir la competencia de la
técnica japonesa!
Aquella noche, Inés tuvo numerosas propuestas de sus compañeras. Llevaban
tiempo que no veían una joyita igual.
—Lo siento, a Rigor no le presto, así como así —respondió Inés.
Una tarde, en la que llegó muy cansada del trabajo. Fue Rigor, quien al
verla, le preguntó—, ¿puedo ayudarte?—. Inés, se dejó arrastrar hasta el sofá
blanco de piel: conocido por “El descanso del guerrero”. El robot, le preparó
un whisky con hielo. Ella le invitó a que se pusiera otro—, sabes que no me
gusta beber sola—. Rigor aunque a regañadientes, prefirió tomar una lata de
lubricante para engrasar sus articulados brazos.
Después, le pidió a Inés que se descalzara y que se tumbara en el sofá.
Comenzaron los masajes en pequeños círculos, y muy despacio, fue ascendiendo por
todo su cuerpo. Inés, experimentó una sensación agradable de relax y placer.
Rápidamente, entró en una profunda relajación que dio lugar a un dulce sueño.
Al despertar, tuvo la misma sensación de otras veces. Aunque le costó trabajo
admitirlo, se preguntó —: ¿No me estaré enamorando?, ¿cómo me puede ocurrir
esto? Si él funciona por circuitos.
Inés, cada día llegaba antes a casa; el saber que la esperaba con
impaciencia y sobre todo, que su presencia, a Rigor le producía felicidad. Sin
apenas darse cuenta, se fue metiendo en el corazón de Inés, pues no sólo era un
robot cualificado sino que también a ella, el peso de su soledad había
desaparecido. Hacía tiempo, que en un adiós, le habían robado los mejores años
de su vida. Aun sentía un miedo insuperable a volverse a enamorar. Pero al
conocer a Rigor, sus esquemas se habían visto alterados, pero sobre todo, ¿cómo
contar a los amigos que estaba enamorada de un robot?
Cierto día, en el que Inés hablaba con Rigor; sonó el portero automático
y fue a ver quien era, se quedó helada al reconocer la voz de Juan, pidiendo
que le dejase entrar en la casa—, ¿qué quieres?—, preguntó Inés—. Vengo a
recoger mis cosas—. Rigor, al oír voces, salió de la habitación para que ver
qué ocurría.
—¿Quién es este? —comentó—. Que tan presuntuosamente se pone delante de
mí—. Inés le informó que no solo era su robot sino que también, era su mejor
amigo y que gracias a él se había recuperado de la depresión. Juan, se
encolerizó—, ¿cómo te atreves a compararme con un manojo de chatarra?— De un
puñetazo, le derribó, cayendo todo lo largo que era Rigor. Inés al verle por el
suelo, comenzó a agitarle, pero él no se movía. Intentó unir los circuitos que
se habían esparcido—. Márchate Juan, recoge tus cosas y déjanos tranquilos—.
Humillado, salió, dando tal portazo que ni siquiera se acordó de recoger sus
pertenencias.
Inés llamó a la fábrica de robots para ver que solución tenía Rigor.
Enseguida, acudió el servicio técnico. A primera vista, le informaron de que
tal vez no tuviera solución, porque el golpe le había destruido parte de los
circuitos, pero lo intentarían. Era tanto el vacío que había en la casa, que
sólo reinaba el silencio y la tristeza. Inés cada vez llegaba más tarde, ya
nadie la esperaba.
Pasados quince días, llamaron por teléfono. Era de la fábrica, estaba
arreglado y podía ir a recogerlo.
Fue tal la alegría, que tuvo de verle, que le preparó una fiesta con
champán y tarta; un cartel que decía: BIENVENIDO A CASA RIGOR, como sorpresa final pensó en un viaje. Inés, acudió a una agencia de
viajes, en el folleto venía, un inmenso cielo azul, un mar en calma y unas
tumbonas debajo de unos cocoteros. Sin más, adquirió dos billetes. Luego, fue a
un gran almacén y le compró unos bermudas con dibujos de palmeras, unas gafas y
una visera para que no se le quemaran los circuitos.
Cuando Inés, llegó a la isla de CHICHIRIVIQUI, envió una postal a los
compañeros, en la que decía.
Queridos amigos:
Sé que no me
comprenderéis, pero los circuitos de Rigor y mis neuronas, se han fusionado,
latiendo un solo corazón. BESOS. Inès.
Que sirvan
estas líneas para desearos Feliz Navidad.
Mª Pilar Serrano Rodríguez – Madrid – España
COMO
VENUS Y VULCANO
Como la “Venus de Apeles” que en su cuna
nacarada,
llegó a la isla de Chipre por el
céfiro empujada,
arribaste esa mañana fría y escarchada,
sin que tritones y nereidas, a tu paso se
asomaran.
Solo un perro mestizo movía la cola a
rato,
mientras del coche de alquiler las maletas
bajabas,
la pureza de tu alma que por otro fue
manchada,
para nada me importaba, pues solo deseaba
amarte.
La belleza de tu cuerpo, destruyó a la de
tu alma,
El orgullo te hizo volar, más allá de la
mirada,
Olvidaste aquellos juegos, que de
niños compartimos,
Y también aquella tarde, cuando solo
me dejaste.
Eras la “reina de los quince”, y la diosa
del barrio,
Tu lugar era el “Olimpo” y yo no lo aceptaba.
Para ti yo era rústico, y tal vez un
ermitaño,
pues no me regía la moda y la envolvente
propaganda.
Clamé por “Pegaso” que Belerofonte ha
domado,
Imploré a todos los Dioses por
tenerlo a mi alcance,
Antes que la nube te atrape y te
aparte de mi lado;
Pero.. ¡Todo fue en vano! Y muy lejos te
marchaste.
Ese abismo que tú mismo has cavado,
es el que hoy, como si nada has atravesado.
Ahora sí has comprendido, que a la más
bella de las diosas,
Le correspondía el amor de “Vulcano”...
¡Como tú solías llamarme!
Sergio Bravi –Córdoba -Argentina
Cesárea Programada VIII
A
veces me pienso
plantas
abajo,
los
nervios penetrando las aceras,
la
raíz de lo vivo hundiéndose, horadando
hasta
encontrar suelo real,
roca,
agua estancada,
me
pienso tacto
a
través de adoquines, asfalto,
conducciones
de gas,
cables
eléctricos...
me
pienso piel más allá del túnel y las vías,
el
suelo tiembla al paso de los trenes
y
siento
cómo
vibro con la única vida
que
puebla éste intermedio:
la
vida del desecho que fluye subterráneo,
me
pienso plantas abajo en el abismo
que
me separa de la corteza viva,
me
pienso olor a humus,
tacto
a roca,
canción
de río,
mujer sabor a tierra,
Lista de Autores
Autor
|
titulo
|
Ezequiel
Feito
|
El
capitán vende flores
|
M.ª
Nieves Merino
|
¿Y
si lo encontrase?
|
A.
Monzonís Guillen
|
En
el río y en la fuente
|
Ana
Romano
|
Presagio
|
José
Rodolfo Espasa
|
Cuando
la noche Alea
|
Silvia
Rodríguez
|
El
|
M.ª
José Acuña Belaustegui
|
Hasta
que llegue el olvido
|
Diana Luz Bravi
|
Las
naranjas
|
Charo
Bustos Cruz
|
Dos
segundos para vivir
|
Mayte
Sánchez Sempere
|
Cesárea
programada VIII
|
Rafael
Serrano Ruiz
|
Realidad
|
Irma
Sambuelli
|
Que
importa
|
Carlos
Alberto Giménez
|
Leticia
|
Sergio
bravi
|
Como
Venus y Vulcano
|
Nancy
Salas Aquino
|
Dama
de hierro
|
Pilar
Serrano Rodríguez
|
Relato
3
|
Juana
Castillo Meneses
|
Poema
a Neruda
|
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