Revista N.º 48 - ESPACIO DEL POETA
REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
Noviembre 2014
Fran Gris
Equis 2
Corolario
Recuerdos
y
su tráfico
tóxico
en
la mente
y
esto
en
aguas bizarras
Bosteza
y
cierra la mochila
¿Decidido?
salta
a
ese vacío.
Ana Romano-Buenos Aires- Argentina
La sangre negra
Melodía
de tu voz
recogida
en la distancia,
...para
hablarme.
Al
amanecer el alba,
esas
manos...
llevarán
el
rescoldo de la noche
y
entre tus dedos...
saldrán,
los
caminos de los tiempos
con
los golpes...
de
tus pechos,
derramando
sangre negra
al
recoger yo...
tus
besos.
El
filo de tu cuchillo
cortará...
la
hierba fina,
saltando...
chispas
del alma
en
un asfalto perdido,
los
pucheros...
en
la cama
llenitos...
de
sangre negra.
Antonio Monzonís Guillén- Valencia-
España
Ven aquí..
Ven
aquí y míralas...
En
brotes y renuevos...
Mariposas
vaporosas
Dulces
estrepitosas
cual
fogata inclemente...
Vienen
indecorosas
Y
crean en su vuelo
Un
miraje las mariposas...
Ya no
me sonrías rosas...
deja
de aletear tu juego...
Porque
soy de verdad fuego
Y tu
eres la estopa...
que
arderá en sus alas...
Y te
volverás la miel
en la
lengua de sus deseos...
Y
yo...Inocente...
te
veré cual anima penitente
abrasado
y ardiente...
En sus
incendios nuevos...
Mary Ramos ( Artesana de versos) -Barquisimeto -Venezuela
Mujer
tienes la
gracia de una gacela
dulce eres
como la ambrosía
acaricias
burbujas de amor
en tu
mirada sueño
la sinfonía
del mar
tempestuoso
ligero,
arpegio de
baladas es tu cuerpo confeso.
Transitas
por la mística acariciando estrellas
y te vas al
encuentro de los magos
que
iluminan cada noche tu colmena
.
Maga del
imperio de las ninfas
te busco en
cada hora caminando mi vida
te espero
en mi ventana
te añoro
te suspiro
ansiando
que tengas para mí
un quizás
todavía
del amor
escondido
que espera
en la quimera del sol
en la
plateada sombra de la luna
vacilante y
esquiva.
Beatriz Ojeda-Montevideo -Uruguay
En tus ojos…
y en tu boca,
habitan submundos,
caligramas que el poeta
quiere descifrar.
En tus ojos…
y en tu boca
duermen periferias
de letras ignoradas,
donde se pasean los poemas
de amores furtivos.
¿Y qué del amor si es marginado?
¿Y qué del amante si es condenado?
En tus ojos…
y en tu boca,
yacen pinturas abstractas
que sólo sabemos interpretarlas
al mirarnos… y al besarnos.
Es entonces,
cuando el suburbio aflora,
y canta en el compás de un tango.
La mujer de la falda abierta
deja la penumbra para ser luz,
y el hombre del traje oscuro,
blanquea en su pañoleta
su relación de dos por cuatro.
En tus ojos…
y en tu boca,
habitan acordes
de quejosos bandoneones,
de guitarras encintadas,
de voces de humo y café
que recitan su canción de olvido.
En tus ojos…
y en tu boca
poblados de adiós…
hay un vuelo insensato
que encuentra en el recuerdo,
un presente pleno
de melodías y poemas.
En tus ojos… me reflejo
En tu boca… florecen mis versos.
Carlos Alberto Giménez- Ushuaia- Tierra
de Fuego- Argentina
Una lágrima…una
risa!!
Ella
rueda lenta imparable, sobre pómulos
Que simulan una sonrisa, para en sus
pliegues
Intentar
retenerla...
Cálido
entorno de silencios huecos
Afuera
llueve, llora el cielo
No
sé si se duerme o fallece
Mi
bucólica ausencia...incongruencias que tiñen
los
versos de poltronas nostálgicas...
De
quien es este verso triste?
¿A
donde fue a parar la risa?
Tal
vez se fue a una subasta
Donde
vendan alegrías, pues en amago de alborada
Sintió
que ya la perdía…
En
el delta de algún río de corrientes alborozas
Se
sumergieron la lágrima y la sonrisa
Retozando
entre las aguas, buscándose entre las piedras
Devolver
en plena luna gibosa de algún agosto
La
risa que en una triste poltrona la espera una gitana…
Afuera
llueve el cielo, se va llenando el silencio
Y
se escucha allá a lo lejos, una risa en caravana
Carmen Guzmán Cedeño-
Cumana-Edo- Sucre- Venezuela
Árbol
Mis pies son
raíces
hundidas en
tierra,
los brazos
dos ramas
que abrazan
quimeras,
el torso un
tronco
sostén de
tristezas
y al norte
la cama
que al miedo
acogiera.
Arbusto
errante
de sueños y
ganas,
de sombras
constantes
sujetas al
alma,
que bien
atesora
la savia
ardorosa
capaz de
adorar
y también de
aplastar
a la flor
más hermosa.
David Reverte López-Alicante
-España
Estoy segura, yo estuve con Lorca
Estoy
segura, yo estuve con Lorca. En algún momento, en algún lugar. En la apoteosis
de una realidad paralela, entre
los pliegues del tiempo desdoblado, en la niebla azul de las moléculas
danzantes.
Sin que yo me diera cuenta de lo que pasaba, empecé a saber
cosas que no podía explicar. Ahora lo pienso en voz alta: los hechos dispares y
curiosos de mis siete años, ¿una declaración profética de mi vida? No puedo
responder.
Claro que mi mamá me hizo examinar por médicos y me llevó
al psicólogo, consultó bibliografía al respecto, que no había mucha entonces, y visitó videntes y nigromantes.
Empezó un
martes. Soledad, mi maestra de segundo grado, llegó con los
ojos rojos y escondiendo las lágrimas, comenzó a escribir la fecha en el
pizarrón cuando me levanté sin permiso y, dirigiéndome al todo el
curso dije:
¡Soledad, qué pena
tienes!
¡Qué pena tan
lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de
boca…
Los ojos de la maestra
se hicieron redondos como los ojos de las lechuzas. Abrió la boca muy circular y
girando las manos como esferas, ordenó que me sentara inmediatamente. Me preguntó de donde
había sacado todo eso, y claro, no pude responder. El resto del curso contuvo risas y resoplidos.
Al día siguiente había gimnasia para las niñas. Fuimos caminando al río. La playita que
hoy es rambla Cataluña, jugamos al voley en la arena. Un barco cercenó el
horizonte rompiendo la mansa
hondura del canal. Entonces, corrí, y tirando del rompevientos azul de la
maestra le dije que:
Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en la baranda
verdes carnes, pelo verde
su cuerpo de fría plata.
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en la baranda
verdes carnes, pelo verde
su cuerpo de fría plata.
La maestra sorprendida, me
preguntó de donde había sacado eso y otra vez, no pude responder. Alborotada
por mi falta de disciplina desarmó el partido y a la orden de formar fila
volvimos remontando la bajada Puccio, mientras mis compañeros me colgaban diferentes blasones de malas
palabras. Llamaron a mi mamá entre
gritos y susurros de que yo estudiaba poesías, pero había algo raro, era atrevida y procaz. Me felicitaron entre dientes pero advirtieron que mis actitudes eran
confusas. Si esto continuaba se aplicarían medidas disciplinarias.
Todo terminó cuando la prima Irene cenó en casa y la familia se
quedó hablando por lo bajo a la hora de la copita de moscato. Entre las miradas
cómplices, los murmullos y los ceños típicos de lo prohibido; ante todo aquello de lo que no se
hablaba, yo aparecí corriendo por las escaleras y les dije que
Y que yo me la llevé al
río
creyendo que era mozuela,
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Esta vez mi mamá no me dejó terminar, me agarró de un brazo y me retó gritándome entre zamarreos.
Esta vez mi mamá no me dejó terminar, me agarró de un brazo y me retó gritándome entre zamarreos.
Y después ya no me acuerdo, no sé si fue por los médicos y los
psicólogos, si fue por todas las lecturas sobre el tema o por los embates de
los visionarios y las hechiceras.
Pero de algo estoy segura,
yo estuve con Lorca. En algún momento, en algún lugar. En la apoteosis de
una realidad paralela, entre los
pliegues del tiempo desdoblado, en la niebla azul de las moléculas danzantes.
Diana Bravi- Rosario- Argentina
Lágrima ardiente
Mi lágrima
ardiente quema el suelo
y mi pecho
herido es alberca de dolencias
que ha
dejado mis ojos marchitos.
Mi lágrima
ardiente quema el suelo
y las
faenas del tiempo me pinzan los brazos.
Mi lágrima
ardiente quema el suelo.
El brillo
de mi pecho quedó destrozado.
Diego Miró Quesada mejía- Lima –Perú
Puzzle
Si mi vida fuese
un rompecabezas,
la re-armaría
dejando que sobren
piezas.
Quien tenga la buena
voluntad de tomarlas,
no me las devuelva,
quédese con ellas
porque tal vez sean las
que le estén faltando
para acompañar
mi vuelo.
Diego Santiago
Cazzaniga- Rafaela-Santa Fe- Argentina
Laetitia
Desde lo profundo, cuando me acuerdo de ti, mi amada,
mi corazón se va llenando del más puro bienestar;
tu dulcísima alegría ennoblece mis jornadas
poniendo en mis ásperas manos, de tu amor la suavidad.
El olvido no te cubre, la tierra siempre es escasa;
no está tu nombre en mis labios y tú conmigo ya estás.
¡Cómo duele tu recuerdo mientras todo grita a voces
que tu cuerpo se ha deshecho, que tu voz callada está!
Entonces,
los que a mi lado se acercan a consolarme,
me
indican, en otro idioma, que todo debo olvidar.
Mas
mi alma cada vez que se acuerda de ti, amada,
a
mi corazón va llenando del más puro bienestar.
Ezequiel Feito-Buenos
Aires- Argentina
La Hechicera
La Hechicera germinada por la región verde de la Tierra
funde palabras ardientes
imágenes
fuegos
estelares
en las misteriosas esferas de los trópicos
Allí en el mundo vegetal y vivo
las aves luminosas de las manos
mezclan torrentes de estirpe oscura
En la memoria remota las musas del café
grano a gota
crían el verso gris en el borde de la tarde
La Hechicera
ataviada con hojas y amplias sedas brunas
combina nieves luces comarcas tropicales
y así llama palabras al mantel y el Mago
demanda las manos fascinantes
entre perfumes de café
memorias encubiertas
y
períodos siderales
Fran Gris-Santiago de Chile- Chile
Cuento fantástico
Fue en una noche sin
luna, cuando aquel lugar abandonado por años, volvió a abrir sus puertas para
recibir a su nuevo dueño, los relámpagos que provenían de una tormenta no muy
lejana, alumbraban los muebles y otros objetos raros que eran introducidos al interior
del lugar.
-Por favor, tengan mucho cuidado con ese espejo-
-no vayan a tirar
esas cajas, bájenlas despacio- La voz era suave pero a la vez enérgica, y daba
un cuadro de escena antigua el ver trabajar a los cargadores en silencio. Un
día después, la inauguración atrajo la atención de la gente en su mayoría
adulta, dado que se trataba de una tienda de antigüedades.
-Adelante, buenas
tardes, sean todos bienvenidos-
En un momento, aquel lugar iluminado por una
tenue luz, se llenó de susurros y exclamaciones de admiración.
-¡pero que
hermoso cuadro, el estilo barroco es mi favorito!-
-¡Mira madre, en el fondo
hay un espejo precioso!
-Ve a verlo, en un momento te alcanzo-
Al acercarse,
la expresión de doña clara, fue transformándose extrañamente.
-Qué raro,
(pensó) por un momento sentí que alguien me miraba dentro del espejo-
Un
gélido aire invadió todo el lugar en ese momento, un escalofrío les recorrió el
cuerpo al mismo tiempo.
Las luces se apagaron de pronto y en un instante, doña
clara había desaparecido.
-Madre, madre ¿dónde estás?-
La gente se miraba
desconcertada y con prisa empezaron a abandonar el lugar.
-Por favor no se
vayan, ayúdenme a buscar a mi madre, ¡¡por favor!!- Pero la sensación de miedo,
hizo que nadie se quedara en el lugar.
Al llegar la ayuda policíaca, no
pudieron hallar al dueño del local.
Se registró todo por dentro y en los
alrededores, pero de doña clara y el dueño no se supo nada. Su hija estaba
desconsolada, la tuvieron que llevar obligada a su casa para que descansara de
tanto llorar.
-No se preocupe, ella va a aparecer, nadie desaparece solo porque
si- Sin embargo, al llegar los detectives a la mañana siguiente…
-No puede ser,
¿dónde está todo? ¡Esto es imposible!-El local se encontraba nuevamente en
total abandono, como si nada de lo ocurrido hubiese sido real. Y al mismo
tiempo, en otro lado del mundo, la escena se repetía y la casa de antigüedades
de nuevo cobraba vida.
Grisel Canche Albornoz-Mérida
–Yucatán- México
Por que lloran los
sauces
Los huaiques cubrían las márgenes de nuestros
arroyos, desde tiempos muy remotos. Era una especie autóctona que no conocía
otro nombre, hasta que no hace mucho vinieron los europeos y la llamaron sauce
colorado. Cuando los botánicos se pusieron a estudiarlos, volvieron a
bautizarlos: Salix chilensis.
Pero a ellos no les importó la cuestión de los
nombres. Un árbol prefería llamarse huaique y un sauzal huaiquequén, de donde
con el andar del tiempo le quedó el nombre a un río: Quequén.
Si los europeos sólo hubiesen traído nuevos
nombres para viejas cosas, los huaiques seguirían dando sombra, leña y
medicina, inclinando sus ramas verdes hacia el agua que nutría sus raíces. Pero
muchas otras cosas trajeron, entre ellas los caballos, con los que el indio
amplió su horizonte, antes limitado a la lentitud de los pies.
Las sierras tuvieron pobladores del norte, del
oeste y del sur, que se fueron emparentando y no siempre de manera amistosa.
Del este, por el océano, llegaron los nombradores que ya nombramos y hubo
siglos de mezcla menos amistosa todavía.
En ese tiempo fue que vivía por esta zona una
tribu, puelche de origen, tehuelche por parentesco, mapuche por idioma,
creencia y costumbres. No habían perdido del todo su contacto con los paisanos,
como les decían ellos, que poblaban la Patagonia. Tehuel significa bravío y
che, gente. Pero para los serranos, tehuel era el sur desconocido, de donde
provenían sus ancestros. Recorrer esas distancias llevaba semanas, con buena
suerte. La tribu no recordaba que ninguno de sus miembros lo hubiese intentado.
Sí sabían de muchos de sus parientes que venían del otro lado, pero sólo en
tránsito y casi como desconocidos. Trababan amistad por muy poco tiempo y luego
los veían partir, como extraordinarios jinetes, arreando hacienda en un desfile
ensordecedor. Detrás solían pasar los blancos, persiguiéndolos. No siempre
estos extraños trataban bien a los serranos, porque para ellos debían ser
indios sospechosos, como los que se habían marchado con sus vacas.
Los huaiques, anclados junto al agua, veían
pasar a unos y otros, para el norte o para el sur, les daban sombra y leña y
los escuchaban hablar, muchas veces sin comprenderlos del todo.
Lonco era el jefe de la tribu serrana y tenía
un hijo, al que había enseñado desde muy niño a montar por la izquierda, los
secretos de la caza y el manejo de la lanza y las boleadoras. Lonco significa
espiga. Así había sido el jefe en su juventud y así era ahora su hijo, que se
llamaba Nehuén, fuerte.
Nehuén había crecido con los ejercicios más
exigentes, delgado y duro para cualquier faena, y era un jinete que no
envidiaba a los que veía muy de tanto en tanto bajar de las sierras.
Salía a cazar con sus compañeros y una vez
regresó con el cuero de un venado tan hermoso que se le ocurrió utilizarlo para
una cincha. Su madre estuvo de acuerdo, se lo tiñó de rojo y lo cosió con los
mismos tendones del animal. Con tanto empeño había trabajado su madre que a
Nehuén le pareció bien reservar esa cincha para alguna ocasión importante,
cuando tuviera que montar como hombre que enorgulleciera a los suyos.
No debió esperar mucho, porque uno de esos días
volvió a ver a los tehuelches que cruzaban hacia el norte. Los serranos les
dieron comida y un lugar protegido entre los cerros, para los animales,
mientras estuvieron entre ellos.
Al recibirlos cuando volvían para el sur con el
arreo, Lonco le explicó a su hijo que debía seguirlos, porque era hora de
buscar una hueche, una joven de su edad, entre las hijas de los jefes
tehuelches. Ya estaba arreglado el matrimonio y la elegida era Huépil, que
significa arco iris.
Mientras el padre le explicaba las dificultades
del viaje y los deberes que iba a contraer con el matrimonio, Nehuén, sin
contradecirlo, se entristecía porque estaba obligado a abandonar su hogar y al
mismo tiempo se entusiasmaba por la aventura y por esa desconocida que tenía un
nombre tan luminoso. En su imaginación, esperaba que lloviera para contemplar
el arco iris, por ver si descubría cómo sería ella.
Pero los jefes apuraron la partida y Nehuén montó
su mejor potro, que él mismo había amansado, ajustó el recado pampa con la
cincha de venado que su madre le había teñido y se fue con ellos, tras una
despedida tan rápida que no alcanzó a entristecerlo. Detrás venía una partida
muy numerosa de españoles, mejor armados y más rápidos que los indios, a los
que la hacienda demoraba.
En medio de los gritos y mugidos, al caer la
tarde del día siguiente se disponían a cruzar un arroyo. Los huaiques los
vieron llegar, como una polvareda que se iba agrandando hasta el cielo y un
temblor que sacudía sus raíces. Más lejos, descubrieron otra nube que se les
acercaba por detrás y los alcanzó en la bajada hacia el agua.
Los españoles avanzaron enérgicos, cerrándoles
el paso, y atacaron con una descarga que pobló el aire de silbidos y de un humo
agrio que los huaiques no conocían. Los tehuelches organizaron la defensa y
replicaron con valentía, con boleadoras y lanzas, tapando los estampidos con
sus gritos. Mandaron adelante a
los mejores jinetes con la hacienda, mientras se enredaban con los
perseguidores en una lucha sangrienta.
Los huaiques absorbieron el agua enrojecida,
vieron alejarse hacia el sur la polvadera y en las barrancas del arroyo fueron
testigos de la matanza de muchos indios y españoles, hasta que quedó un puñado
de cada uno de ellos. Nehuén se mantenía en pie, pero su potro encinchado de
rojo estaba tendido sobre el pasto. Un blanco se acercó, levantó la mano
derecha y se oyó otro estampido con olor agrio. Nehuén cayó sobre el caballo,
quebrado como una espiga segada. A su alrededor quedaban otros muertos, de los
dos bandos.
Unos pocos tehuelches lograron montar y
galoparon detrás de los suyos. Los españoles, también en escaso número,
recogieron algunas armas y regresaron hacia el norte.
El hueiquequén, esa noche, veló en silencio a
los que quedaban inermes sobre el campo. Entre ellos estaba Nehuén, que ya no
regresaría a su hogar ni podría contemplar su Huépil, ni siquiera cuando la
lluvia se transparentara contra el sol.
Algunos árboles no pudieron contener las
lágrimas, que desde entonces gotean cuando recuerdan ese día en que las aguas
cambiaron de color.
Con el tiempo, los nuevos habitantes los
llamaron sauces llorones y por supuesto que detrás de ellos vinieron los
botánicos a rebautizarlos: Salix babilónica, les pusieron, creyendo que se
trataba de una especie distinta de la anterior.
Un jinete de paso encontró al borde del agua la
cincha de Nehuén, y desde entonces ese arroyo se denomina Quelecintá, que en
araucano significa cincha colorada.
Jorge A. Dágata- Barcalce- Argentina
Corazones
Buscaba
corazones en la plaza. Había bajado la marea. Encontró tres: el primero blanco,
brillaba en el ojito cálido de la restinga; el segundo fue rojo, entreverado
entre las algas; y el tercero casi negro, muy tibio aún.
Creyó
que los tres eran tuyos: tu forma sígnica de comunicarte a la distancia.
Pero
vos te encontrabas insular, como siempre, en la lejanía de los mapas
interiores.
Ninguno
era tu corazón. Ya no lo tenías.
Lilí
Muñoz. Neuquén. Argentina
Soneto del alma
Hoy, las nubes propagan la tristeza
desmembrando una cumbre de borrasca,
asediada me pide que renazca
el versátil rigor de una corteza.
Soy quebracho maduro entre la selva.
Misionera, estandarte, mal herida,
han talado los sueños de mi vida,
marchitando las verdes madreselvas.
La conciencia adormece en su reposo.
El veneno penetra en mi existencia,
impulsando las aspas de su acoso.
En la sequía que brota sin pereza
y me sumerge en un cielo riguroso,
despojando de mi alma, su belleza.
Liliana
Farah- Rosario- Argentina
Ansias de alas
Oigo mi corazón latir,
las calles fluyen ,
la noche llega en calma ,
hombres van y vienen,
seres sedientos,
de cálidas palabras ,
de miradas que no acusen.
El mundo debería ser mas reconciliable,
entonces lo cotidiano seria mas asequible.
Tengo ansia de ponerme alas ,
de invocar con mis labios una gracia,
de agradecerle a Dios ,
cada mañana ....
Mas a veces me faltan las palabras,
Sé que tu has visto mis tristezas,
y conoces mis silencios vivientes,
y en sombras me dormía como niño .
La noche sigue llegando en calma,
los hombres siguen sedientos,
es la sed de Dios ,
de un mundo mas amable ,
de un mundo mas humano.
Mas cuando los hombres dejamos de ser niños.
no creemos ni en Ángeles ni en hadas,
se trafica con Dios y su palabra .
Mi corazón late,
la luna se cuelga en mi ventana,
la brisa invade mi habitación,
tengo ansias de alas.
María
Isabel Campos Quijano – Santander- Colombia
Hubo un tiempo efímero
Hubo un tiempo
efímero,
en el que mi voz
de poeta cantaba vacilante.
Los versos más
inútiles se arrugaban en las páginas
estrujadas
rodando por el suelo.
No había
inspiración suficiente que se convirtiera en canto nuevo.
En cada vuelta de
esquina el viento me arrancaba escalofríos.
Sobrevinieron
tiempos nuevos que mitigaron mis dolores
y renovaron mis
sueños entre silencios confinados.
Mi boca despidió
tu nombre, con un grito silente,
renuncié a todo
el dolor de tu ausencia en mi presente.
Y fue el regocijo
de volver a encontrar a mi musa
y regalar con mi
voz odas de júbilo a los enamorados.
Marcela H. Toro - Ushuaia,
Tierra del Fuego, Argentina.
La luz de tus ojos
Ya no
queda en mí hueco álamo,
para
llenarlo con los misterios de tu amor;
ni en
mi mente deseos de presencias,
de
hogueras infinitas de pasión;
de
aquellas con palabras que se extinguen,
flotando
en el aire con tu nombre.
Evocaré
al viento tu presencia,
que
renueve mi volcán dormido, inerte;
y
bañándome en el oscuro mar del silencio,
escucharé
las lágrimas de un verso,
que me
hable entre susurros, de ese amor que ahora no tengo.
Subiré
al firmamento de tus ojos, levitando en sus destellos;
con su
verdor luz fugaz, de guiños cuando la veo.
Acortando
distancias de este inmenso desierto,
entre
tus ojos y los míos, en oasis de deseos.
La luz
del alba con sus rayos palidece,
el
crepúsculo detiene su agonía;
y las
almas la andadura errante,
para
ver la claridad de tus pupilas.
Marga Utiel- Badajoz- España
Terciopelo Morado
Terciopelo morado, túnica
gastada y espinas clavadas en el corazón, el calvario toca a su fin, ya las
campanas no se desgañitarán tocando silencios ni sus ecos quedarán en el
olvido, la luna se viste de gala y las estrellas cerrarán filas para dar la
bienvenida a una primavera cargada de ilusión. Dolor callado que por fin grita,
corazón dolido que sangra sus penas pasando del martirio de la incomprensión al
regocijo del entendimiento. Amor que buscaba amor, ha sido encontrado en la
inmensidad de su dulzura, pasión que escondía sus armas blande la espada de la
victoria y doblega la frialdad con el fuego que da calor al corazón. Llama que
enciende la vida, hoguera que alimenta el deseo y apaga la desazón, da sabor a
la esperanza que, antorcha en mano, ilumina el camino para ayudar a reemprender
la travesía. El velero extiende sus alas y a todo trapo navega por los mares
que el porvenir ha llenado, en sus bodegas ríos de ilusión alimentan los sueños
que comienzan a surgir de sus silencios creando una dulce melodía que acompaña
a la brisa marina que empuja las velas. ¡ Boga bergantín, cargado de anhelos,
grita al viento tus deseos que la savia del mar cargará de emociones tus
vivencias y dará fuerza a tu tesón, corta las olas y deja a tu paso todo el
dolor de tus requiebros que el amor llenara de vida tu alma y quedará limpia tu
cubierta de morralla!. Peces vivos acunarán tus sueños y un coro de sirenas
ahuyentarán aquellos malos espíritus que, pegados a la quilla del barco,
intentaban anclarlo en las profundidades de la envidia y del rencor. Corre, vuela,
brinca, corazón desbocado cómete el mundo a dentelladas, el banquete acaba de
empezar. Lograrás saborear las mieles del triunfo y disfrutarás de la
satisfacción de haber vencido al miedo, dándoselo a quien lo provocó. Atrás
queda la amargura, playa de soledad que ansiaba tu retiro y al frente se eleva
majestuosa, la verdad. Torres bien formadas flanquean aquel castillo de sueños
que querías conquistar, fortaleza real que protegerá de cualquier ataque tu
alma y dotará de mejores defensas a tu dulce corazón, del que no sale maldad.
Tu guía, mirada embrujada que espera ansiosa verse reflejada en los ojos de esa
ilusión enaltecida por el amor que brota del corazón, vigila que el camino
tenga brillo y claridad ayudado por rémoras que limpian cualquier brote de
desidia. Tiburón blanco de alma enamorada que sale a la superficie después de
esquivar el arpón que quiso atravesar su razón dando casa/a la verdad para cocinar
con su silencio una mentira orquestada.
Miguel Urbano Peralvez- Córdoba- España
El silencio respondió
Estamos aquí…
Uno al lado
del otro
Mirando el
mismo mar
Cobijándonos,
bajo el mismo cielo
Y Abrazándonos
un frió intenso.
Cuanto
esperábamos este momento,
Tanto
que decir
Y ahora un
mudo silencio
Habla por ti.
¿Que paso?
¿Que cambio?
¿ Porque nos
alejamos así?
¿Dónde es que
nos perdimos?
¿Donde se
quedo el amor?
¿Dejamos
marchitarlo?
¿O la
monotonía nos conquisto?...
¿Porque no
hablas?
¿Sera que
tengo razón?
¿Responde. ..
no tienes nada que decir?...
Comprendo…
todo termino
Nancy Salas Aquino-México
...recordando….. el puente de
Triana
Una gitana me dijo
…caminando por Sevilla
que me iba a enamorar…
de un caballero…en Triana.............
cartas de cuentos en versos
con historias de distancias…
que el mar….....sería testigo
amor que nos separa…........
"Son bellas...............
….......e historiadas,
son lejanas y cercanas,
a veces rojas y azules........
…....cremalleras y botones
con amor y alevosía.........
…....llena de felicidad
de paraísos soñados........
de ilusiones muy amadas
…......de boleros deseados
de cielos …..................
….........también de infiernos
de los soles y las lunas
de muchos puentes y ríos
….....y creo que es una feria
pero no de vanidades........”
No sé si son los infiernos
que hacen que tanto extrañe
…con lunas de noches claras
o el sol por la mañana...
Recuerdo aquel vestido
…aquel vestido de seda
que de satén era la falda
....en una noche soñada…
…y como....dijo la gitana
que con besos sacarías
en gozos y sin vanidades
...ferias de trigo fresco
que tus manos desabrochaban
…en noches de alevosías….
……”y estamos en primavera
…...................pero tú
mi señora.......................
de tantas historias bellas
…......y jengibre almidonado
y por ser tan especial.........
…......te dedicaré ….
…..todos mis sueños
porque te quiero................”
Ay corazón mío ¡!
...porqué serán las distancias?
porqué será que te quiero?
...que cuando tanto te extraño
me visto de nardos blancos…
de zorzales que tanto cantan
y de calandrias...cuando te amo
…hoy me pondré las alas
de paloma solitaria
para decirte:…
.....….. te amo
como siempre en el mensaje
con tina azul...sobre papel blanco.
“Sé.......................................
que hay empatía en los dos
siendo un dúo de poetas......
transformándose en un nudo
…...de emociones encontradas
con los pistilos del cáliz...........
…...de todos los lirios blancos.”
Ay amor mío ¡!
Cuánto, cuánto te quiero
y como dijo la gitana
…cantamos la misma historia
...de poetas encarcelados
de palabras anudadas
con el alma enamorada…..
encaramadas en magia.
“Golondrinas de verano..........
las de rabadilla blanca........
…...las que adoro por el día
a la sombra de aquel árbol
que me ruega y que me implora
…......... la libélula dorada
porque de noche no duermo
y es ahora............................
que ya van surcando el cielo
…........con su silencio gentil
y el vuelo, vuelo, que vuelo,
que ni las flores de abril.....
que van luciendo sus pétalos,
hacen que toquen el suelo....”
Ay cariño mío ¡!
En esta ausencia de tus manos
como golondrinas en vuelos
me voy a tus veranos
y como libélula dorada
te amo desesperada....
...sólo tengo de tul y encaje
…ese pañuelo blanco
que cuando nos despedimos
humedecido de aroma estaba
de mis lágrimas y tus cantares
…de abriles y de yerba-buena
…y como dijo la gitana
en el puente sobre el río
…a la Virgen de las Plegarias
le doy mis rosarios en llantos
pidiéndole que estés a mi lado
…yo se que llegará el día
en que los dos sigamos amando
…y otra vez...
romero en mano
.....desabrochándonos el alma
nos fundiremos en un abrazo
...…..abrazo tan esperado!!!
y esta vez ...
como el río…....
en la noche durmiendo calma
conjuros de encanto y magia
volveremos....
ya en cercanías
amor eterno bajo la luna
...jurarnos...
la madrugada....
...este amor ...
sobre el puente de Triana.
Pilar Ferrer- Ushuaia- Tierra de Fuego-
Argentina
No mires atrás
-No
mires atrás- me decía cada vez que escapábamos a la carrera de la cueva.
¿Por
qué ese día tuve que darme vuelta?
Era
una excavación abandonada, fría y oscura, con olor a humedad. Sólo se escuchaba
el sonido de una gota que encharcaba el suelo, multiplicado por su propio eco.
Entrábamos a explorarla siempre con la sensación de que algo o alguien nos
acechaba. Aunque nos infundíamos coraje, uno al otro, llegaba un momento en que
el miedo nos superaba y corríamos hasta quedar sin aliento tirados de cara
sobre el pasto. Era un juego de chicos inquietante y divertido. No sé por qué
ese día tuve que mirar atrás.
Silvia Rodríguez- La Plata- Argentina
En la tierra de los
poetas:
En la tierra de los poetas,
un lirio se abre,
con la certeza de que sus
perfumes,
se harán aroma leve en el
valle,
en esas horas,
en que el sol piensa dormirse,
y la bruma y los reflejos,
le nublan los ojos.-
En la tierra de los poetas,
campea el alma,
y tomado de la mano con el
corazón,
juega a los versos,
para que la piel se erice,
y alguien suspire seducida,
con las alentosas palabras,
de algún forastero,
que mueve sentimientos y sabe a
insomnio.-
Es la tierra donde convergen,
los sueños de Espronceda,
Neruda, Ortiz Guerrero,
volando barriletes
becquerianos,
y trayendo del fondo del mar,
los cantos enigmáticos de storni,
en esa cabalgata que arreando estrellas,
se hace un cielo de sublime
belleza.-
Es la tierra de los poetas,
a la cual he de admirar;
absorto y extasiado,
mientras tú me tomas de las
manos,
para que cada verso,
sepa a Espronceda, Neruda,
Ortiz Guerrero,
volando barriletes
becquerianos,
y trayendo del fondo del mar,
los cantos enigmáticos de Storni.-
Víctor Kartsch Brenh-Encarnación-
Paraguay
Ruego a la palabra
Que
nunca mi discurso deshumanice
No
cauce mi palabra ni pena ni dolor
Nunca
lleve la injuria del hambre a los otros
Que
mi boca
consuma
su pasión y se consuma
en
el dolor-amor de darse toda
Que
crea en el mensaje de sus dioses
De
su pequeño dios que nombra Cristo
Que
sean mis ideas luminosas
Para
toda la Tierra
¡Ah…!
Nunca mis palabras
Se
ahoguen en sí mismas
Violeta Herrero- Salta- Argentina
LISTA DE AUTORES Noviembre
Autor
|
número
|
titulo
|
Ana Romano
|
48-1
|
Corolario
|
Antonio Monzonís Guillén
|
48-2
|
La sangre negra
|
Artesana de versos( Mary Ramos)
|
48-3
|
Ven aquí
|
Beatriz Ojeda
|
48-4
|
Mujer
|
Carlos Alberto Giménez
|
48-5
|
En tus ojos…
|
Carmen Guzmán Cedeño
|
48-6
|
Una lágrima una
risa
|
David reverte López
|
48-7
|
Árbol
|
Diana luz Bravi Torras
|
48-8
|
Estoy segura, yo estuve con Lorca
|
Diego Miró Quesada Mejía
|
48-9
|
Lágrimas ardientes
|
Diego Santiago Cazzaniga
|
48-10
|
Puzzle
|
Ezequiel Feito
|
48-12
|
Laetitia
|
Fran Gris
|
48-13
|
La hechicera
|
Grissel Canche Albornoz
|
48-14
|
Cuento fantástico
|
Jorge D´Agata
|
48-15
|
Por que lloran los sauces
|
Lilí Muñoz
|
48-16
|
Corazones
|
Liliana Farah
|
48-17
|
Soneto del alma
|
Mabel Quijano
|
48-18
|
Ansias de alas
|
Marcela H Toro
|
48-19
|
Hubo un tiempo efímero
|
Marga Utiel
|
48-20
|
La luz de tus ojos
|
Miguel Urbano Peralvez
|
48-21
|
Terciopelo morado
|
Nataly
|
48-22
|
El silencio respondió
|
Pilar Ferrer
|
48-23
|
Recordando el puente de Triana
|
Silvia Rodríguez
|
48-24
|
No mires atrás
|
Víctor Kartsch
|
48-25
|
En la tierra de los poetas
|
Violeta herrero
|
48-26
|
Ruego a la palabra
|
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