domingo, 1 de junio de 2014

Revista n º 43 ESPACIO DEL POETA


         Revista  N.º 43 -  ESPACIO DEL POETA
                           
                             REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                  
Junio 2014

           






                
                        Estela Dotto                                              Delicados acordes









Perfume de mujer

     


 Recostada en la cama, escucho el rumor del agua cayendo sobre el cuerpo de Guillermo. Es alto, armonioso, de finas facciones, ojos celeste cielo y una sonrisa…, una sonrisa que siempre logra atraparme, y envolver mi cuerpo como un guante de seda, sutil, leve… Siento el pulsar entre mis piernas. Siempre me pasa cuando lo imagino enjabonándose el cuerpo. Me inquieta como el primer día y eso que desde entonces, ya han pasado más de treinta años.
Observo su ropa acomodada sobre el sillón y una vez más, un poderoso impulso me lleva a oler su pañuelo, ese trozo de tela siempre impregnado con el inquietante aroma de su perfume. Lo llevo a la nariz, inhalo profundamente y, al hacerlo, huelo una fragancia velada conviviendo con la suya, la sospecho promiscua y equívoca. El hecho atiza mis sentidos y mi corazón comienza a palpitar indócil. En ese instante turbador, la certeza me domina; ése, es un perfume de mujer.
Las llamas del infierno me encienden, me ahogan, y es entonces que comienzo una enardecida búsqueda, un sondeo que asegure que estoy equivocada, que esa fragancia, enredada a la suya, no es el de otra mujer. Examino su ropa, su billetera, busco, rebusco, todo inútil, no encuentro nada, absolutamente nada.
Una angustia extraña intenta ahogarme, enceguecida observo que el día se tiñe de un implacable gris cansado, y el lugar se opaca, y una arcada ácida satura mi boca. Confundida, lo espero. Él sale del baño tarareando una canción, siempre lo hace, todos los días lo hace…, pero hoy es un día distinto
        Lo miro, penetro en la profundidad de sus ojos, los mismos que me poseyeron cuando se cruzaron con los míos, ese lejano otoño, fresco y luminoso. Con angustia y desazón sólo percibo en ellos apatía. Mi mente ya no tiene espacio para el sosiego ni la reflexión, las preguntas se agolpan imprudentes en mi inconsciente, mis entrañas soportan una mezcla de miedo y desconcierto. Sostengo con angustia y furia su mirada. Me aterro, el color celeste cielo se ha fugado de sus ojos.
- ¿Cambiaste de perfume?, le pregunto con firmeza.
Entonces él, mi hombre, mi marido, el padre de mis hijos, sin pestañar, ni dudar, casi con alivio, como si hubiera estado esperando una señal mía que le permitiera desahogar su verdad, responde tajante: no he sido feliz a tu lado. Siete palabras atroces nacidas del entresijo de su ser, sintetizando, sin rodeos, su realidad. Fue apenas un susurro que se convirtió en rugido y estalló haciendo añicos todos nuestros años compartidos. Ellos discurrieron, atropellándose entre sí. Horas, días, meses, años, abroquelados en mi corazón y que ya ninguna mujer podrá compartir con él, porque son nuestros, sólo nuestros.
-¡No he sido feliz a tu lado! ¿Nunca, a veces, desde cuándo?, pregunto con atropello.
-Desde hace tiempo, contesta imperturbable.
-¿Pero antes de tener los chicos?, ¿me querías cuando se recibió Facundo?, ¿y cuando se casó Andrea?, insisto con una turbación torturante.
Ya no importa el día, el minuto o el instante en que dejé de sentir, de vibrar, de emocionarme junto a vos, interesa que hoy ya no te quiero.
Ahogada por la angustia quiero convencerme que lo que está pasando, es sólo una pesadilla demencial. Me digo: pronto despertaré y esta locura, esta enormidad, se habrá esfumado. No es así, él sigue allí, sin moverse, lo miro incrédula, no puedo hablar, me mira con desapego, sólo atino a tomar una de sus manos, la siento mojada y fría. Todo él revela el insoslayable final. Necesito abrazarlo, retenerlo junto a mi cuerpo extenuado. El rechazo llega mucho antes que sus brazos me empujen con fuerza. Caigo embrocada sobre sus pies, mi cuerpo convertido en arco. Quiero levantarme, no puedo, resbalo, golpeo la cabeza en el filo de la cama, nuestra cama, cómplice silenciosa de arrebatos juveniles y abrazos sosegados. La tibieza de la sangre me produce una insólita sensación de placer. Me ovillo, me convierto en feto, y entonces, sin apuro, inicio la búsqueda de un lugar atemperado y guardián. Con mi piel desgarrada y mi corazón aullando llego a él, allí, en ese hueco oscuro nadie podrá dañarme, en ese recodo húmedo, están ausentes la humillación y el desprecio. El útero templado me arrebuja y el día teñido de un apagado gris cansado se ilumina.








 Ada Gil - Rosario- Santa Fe- Argentina                












Carisma






Las manos
con algo
de un hálito
de la sabiduría
se posan
La chalina flamea
en el cuello decorado
El instante
es acompañado por los gestos
Las cuentas
husmean los dedos
La utopía
es engalanada por las plegarias
El canto hierático
auxilia
La sanación
irradia la abadía
Barnizada
se desploma
ante la vestidura.

Ana Romano- Buenos Aires- Argentina

Y no había luna





¡Qué días!
jugando en el parque

... y no llovía.

Conocimos un mundo
¡Tan pequeño!
El viento,

las voces,
las rosas y las palmeras...

encerraban su magia.

Abrimos.

¿Qué abrimos?

¿Nuestros corazones?

Llegó el calor,
llegó el frío
y algunos años después

... llegó la vida,
sus secretos,
las horas felices
y dos volcanes.

Llegó la noche
y un cielo estrellado.

Llegó el amor

... y no había luna
y el silencio callaba.



Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España



 Soy, y soy poesía







Soy, y soy poesía…
Cuando mis versos se llenan de tus ojos…
Y mis palabras se columpian en tu corazón…
Cuando agito tus mares de mis rojos…
Y hago faros en tu piel para mi pasión…
Cuando sientes mis temporales y mi razón…
Caos y armonía en equilibrada conjunción…
Cuando te tocan mis esperanzas y mis alegrías…
Y te conmueve mi tristeza de lagrima perdida…
Cuando te emocionan mis pájaros y sus sinfonías…
Remontando en la misma barca el océano, de la vida…
Soy, y soy Poesía…



(Artesana de versos)Mary Ramos - Barquisimeto- Venezuela








Se me tizna el alma


Se me tizna el alma
En este silencio perdido en la triste voz
de mi historia bruna con aroma a vos.
Una puerta añeja se queja en sus goznes
y las telarañas bordando mi lecho
me miran burlonas
cuando el sol se apaga
detrás del espejo de la sinrazón
Se me va la vida
con cuatro bemoles tocando mis sueños.
Es tan hosco el día
tan depredador
que arranca alaridos con sabor a no.
No queda en mis días una sola flor
de una primavera fantasía azul
que ha perdido el tiempo
esperando el viento perfumando amor.
Este cuarto solo
gris
ajado y yo
somos el vestigio de una noche adiós
sobre los que surcan la abatimiento de aquello que hirió
Me voy.
no te escucho vida
no sueña tu ardor
en esta jornada tan insustancial
llevando en sus torpes y cansadas manos
mi paso rendido turbado extinguido
Apenas respiro un poco de Dios
apenas dibujo un naranjo en flor.
Se me tizna el alma
me espina el dolor
Dónde está el lucero que siempre me amó
Quieta está la brisa
como quieta yo


Beatriz Ojeda- Montevideo- Uruguay


A veces



A veces
me agobian los amaneceres,
duele levantarse
para ver los días perseguirse
sin alcanzar
a verse la sombra.

A veces
soy un árbol bandera,
la mochila
me dobla la espalda
y repinto una sonrisa
para vender fantasías.

Cuestan
los dolores a cuesta.

Noticias
que agobian,
la muerte violenta
de un viejo amigo,
de un amigo viejo,
los comentarios
que como nunca
hacen leño
sin espacio para la lágrima.

Y…
agobia,
caminar erguido,
camino...
como un árbol bandera,
con los dolores a cuesta.






Carlos Alberto Giménez- Ushuaia-Tierra de Fuego- Argentina





Duquesa del Sur


El frío escarchaba tu abrigo...
mas aun con esa larga espera...
en tu  cuerpo y alma los ardientes troncos de la chimenea
te arropaban de cariño...

...nunca una sonrisa fué tan del mundo...pródiga en el verbo, sutil en la amistad...
...aprendimos a amar a través de las fragancias...y tonos a música...que como epítetos
ensalzabas a aquel caballero que allá en la espera...se ausentaba hasta llegar a ti!!

El cosmos se convirtió en cómplice..y extendió una alfombra de tonos violáceos...sobre el azul del mar
"sembradito de azahares"...y con el sol en poniente..y con "deudas atrasadas"...
como alfombra mágica volabas a ras del inmenso mar..
y te van escoltando...todas las turquesas estrellas de mar
y plateados pececitos...
...Desde el frío sur, al norte de castañuelas...no se pidieron excusas y la distancia acorto  camino
para acelerar las presencias...
de besos tibios de miel y piel fragante de hierbabuenas....

Al sonido de melodiosas trompetas se confunden "un tango y un pasodoble"...
Aquí entre primaveras y otoños...estamos sonando palmas por el triunfo del amor...
...ya no más ausencias...
...una piel de armiño envuelve dos almas!!

 Carmen Guzmán Cedeño- Curmaná- Venezuela







No pretendo




No, pretendo cambiar los patrones
que me fueron otorgados en esta vida,
solo quiero convertir las canas de mis años en dulzura,
quiero que mis arrugas sean
la sonrisa perpetua que llevo dentro,
Cuando al escribir en ti mi Cielo, pienso…

Mas se que no es posible
hacer juventud de la vejez, pero….
acaso el faro se cansa de alumbrar..a esa barquita
que placida navega por el silencio del mar…?¡

No…no he de mirar los años con miedo,
los miraré con profundo sentido,
porque llegado mi final,
sabré que fui una sombra con luz,
un árbol que dio fruto,
y un camino que fue huella…

No, no es un pensamiento
que llene de tristeza mi soledad,
solo es que a veces las espinas no me dejan ver las rosas,
y hay que meterse dentro de uno mismo para encontrarse
y navegar por cada recodo del ser, para saber el porque…
así me recuerdo a mi misma el sentido que mueve mi vida.
Así entiendo el porque unas veces canto con verso del alma
y otras solo encuentro el árido silencio
que no deja que perciba ni una sola nota…

Mas sé como son las alas que me acarician,
y como en su dolor a la ausencia,
alzan el vuelo al cielo para encontrar consuelo…
Se que mi alma es indomable,
Pero como la tuya también se derrumba,
mas en su fragilidad se fortalece
porque dejo abierta las rendijas para por ellas entre tu luz…
así es como enciendes esa mechita
de mi lámpara para que siga brillando,
sin temor al pasar de los años…
comprendiendo la Fe que Tu pusiste en mis manos…
y el Te Amo que para ti Cielo sale de mis labios…


Carmen Leyre Quintana- Torrejón de Ardoz- Madrid

Cae la tarde








Cae la tarde,
lentamente busco a ciegas mi destino,
mi mano tiembla en el tiempo de mi origen,
mi boca muerde palabras que no digo.
Sentada a horcajadas entre mi ayer y mi hoy,
espero con dulce resignación
la luz de ese mañana...
que tal vez no exista.

Charo Bustos Cruz- Sevilla- España


















Quiero marcharme



Quiero marcharme,
Quiero encontrar un lugar
Donde las mariposas
No pierdan sus colores,
Donde los grillos canten
... Sus canciones,
Donde las aguas limpias
Y jugosas bañen mi cuerpo
Cansado de bregar
Por tierras estériles,
Sin ganas de despertar,
de vivir, de soñar.
Quiero marcharme,
Quiero buscar aquellos
Caminos que dejé desiertos
Sin mi aliento,
Recuperar lo perdido,
Y después escribir un libro,
Un libro, un libro..,
Quiero marcharme,
Volver al pasado,
Enmendar la plana
De lo no hecho,
De lo no arado,
Cubrir mis campos
De semillas bien vencidas,
Y después, ¡qué me importa
Lo que pase después!

Conchita  Hernández Santos- Manzanares el Real- Madrid-España




Bailando con el viento





Bailando con el viento te encontré,
entre desvelos y pasos de sueños,
entre la brisa y las nubes sentí tu tacto.
engarzada en mi piel como un susurro.

las manos como aves de paso por mi piel,
las piernas como cuerdas que me atan a tu miel.
Néctar de amor de mujer en deseo florido...
y yo el Jardinero de tu sentir de corazón dolido.

Bailando con el sol me hablo de ti... mi luna de plata.
Danzando sobre el amar y sobre las aguas del mar haciendo tu manto, mi noche...
nuestro amor.


David Valdés Belinchón.-Arganda del Rey- Madrid












 El camino que se transforma





Partir receloso
y volver confiado.

Partir indolente
y volver satisfecho.

Partir simulado
y volver espontáneo.

Partir a la voz 

de la vida
y mirar y tocar
y sentir y morder
su frescura
es partir como liebre 

y volver caracol.

Marchar voceando
y tornar silencioso.

Marchar disfrazado
y tornar transparente.

Marchar ilegible
y tornar descifrado.

Marchar a la piel
de la vida
y beberle la sal
y el azúcar completas
que guarda
es marchar sin saberse
y tornar aprendido.

Salir sinuoso
y llegar alcanzable.

Salir combativo
y llegar sosegado.

Salir temeroso
y llegar sonriendo.

Salir al color
de la vida 

y bañarnos sin prisa
en sus ojos profundos
de ahora y de aquí
es salir con zapatos
y llegar descalzado.





David Reverte- Alicante- España












Agosto







Derramado agosto,
viento,
                        agosto vacío y pena
                        que dejé caer
en el norte de grises,
otro cielo,
                         detrás el sol tibio
puedo verlo piedra,
camino, agua, cuenco.
Tenía un balcón, mi cuarto encendido,
                           rompiste el secreto
                           comiste del árbol
                           quebraste el mandala
el huso sangró mi mano de arena
Ahora,
palabra escondida,
palabra ultrajada
Guarida,  silencio,
                               ocioso vigía.
Ya crece otro tiempo
                                   ya habita mi cuerpo
                                            aún
                                       adormecido



Diana Luz Bravi- Rosario-Santa Fe- Argentina

A Dios






Un amor que todo consuela
yace de tu corazón
de abundancia y brillo

Te quedas quieto,
firme a tu figura
que mueve los mares
más pacíficos

Esencia de fuego
lumbre que abastece
al enemigo más desolado
y al amigo más carismático

Serás mi modelo de ser
cada tarde y cada noche
cuando me levante y llore
y sepa que la vida vale la pena.


Diego Miró Quesada Mejía- Lima- Perú

Irreal



Este pudor de
reverso de espejo
se llama noche,
se llama beso.

Escondido detrás,
cotizo virtual.

Soy tu sueño
sin precio,
cruzada
 sin santo grial.

¡De amor
que me
mate la luna
argenta
(y-real)!



Diego Santiago Cazzaniga-Rafaela- Santa Fe- Argentina









Don Rude



Inexplicablemente, Sopranzo sintió una rara inquietud y salió de la casa con su pipa en la mano a buscar un poco de aire y de silencio.
La noche estaba fresca y el viento traía un extraño olor a almizcle; Bien podía provenir da la cocina: las chicas se la pasaban cocinando, preparando panes dulces y budines para las fiestas.

Como una hoz lucía la luna

En qué andará Rudencio- pensó, mientras fumaba. Había prometido ayudarle a recoger las cebollas pero hacía dos o tres días que no aparecía. Se habrá mamao, es soltero… vive solo…puede darse ese gusto.
Cuando volvían de la escuela los chicos colaboraban en la cosecha; los peones estaban para otra cosa.
-       Papá, entre a comer, que se enfría…- ordenó María, la mayor de sus hijas. Obedeció, fruncido el entrecejo. Y aspiró la noche para no pensar.
De su libro “ Pertenencias”



Egle Edith Frattoni Romano- Rosario- Santa Fe- Argentina













Sombra de luz

Sombra de luz que a mi te allegas suave
como una timidez cerrada en lilas.
De tu megafonía
me llaman las jornadas
reunidas de miel
y la boca de pan donde se olvidan
el hueso de la noche y sus mareas.

Un hábito de sol,
un guiño de tu pecho me desviste
de gris melancolía,
y me vuela con parpados de sueño
por cobijarme en noches sin desdicha.

¡Oh, fruta generosa de otro tiempo!
¡Templado violín
que hasta mi pena llegas
como un indulto grácil!

Sobre mi césped,
las notas de tus cuerdas
oscurecen el canto de los grillos:
La soledad pasea entre naranjos


Esther González Sánchez- España

El señor chiquito

Quizás no haya mejor remedio para la memoria que comenzar a ordenar todo lo que está desordenado.
Había encontrado en una caja de cartón que antaño había pertenecido a un par de zapatos número 39, un verdadero caos de papeles y fotografías. Con puntillosidad digna de un juez, fui absolviendo papel por papel hasta que tomé una vieja fotografía de mi niñez.
Confieso que había olvidado por completo su existencia. La foto mostraba a un chico con su clásico delantal blanco y su madre haciendo el ademán de entrar en lo que parecía la puerta de una escuela. Mirándola con más atención, vi que el chico era yo, y que la escuela era una que estaba en la cortada Pío Collivadino; una especie de diagonal cuya disposición era ideal para construir cualquier cosa que estuviese relacionada con la educación. Yo parecía una extraña mancha blanca en el largo paredón oscuro que finalizaba en un tupido y casi imperceptible cerco de ligustros y jacarandaes. Cerca de aquella puerta en eterna apertura apenas se veía la figura de un hombre pequeño, un enano, que llevaba en su mano derecha algo así como una bandeja.
¡El “señor chiquito”!  me dije. Recordé que aquella bandeja siempre estaba llena de cubanitos de dulce de leche.
Miré más detenidamente la fotografía e inmediatamente todo volvió a mi memoria como si hubiera recuperado aquella época.
Con la foto en mis manos, me recosté lo más cómodamente que pude en el suelo, hasta que de repente abrí la puerta bajo la mirada atenta del señor chiquito.
No recuerdo quién le puso ese nombre, pero me parece que lo tenía desde mucho antes de que yo naciese. Era un poco más bajo que cualquiera de nosotros, con una cabeza grande, casi calva, de negros cabellos peinados a la gomina. No tenía bigotes, pero sus grandes y aguanosos ojos que se me figuraban torpes y lentos, parecían no dejar pasar ningún detalle. Vestía siempre de la misma manera; pantalón negro, zapatos marrones, camisa blanca y una cadena, como aquellas que en el otro extremo habían atrapado un reloj. Su cuello siempre estaba rodeado por una corbata pequeña y en todo momento, todos los días, pasase lo que pasase en el barrio o en el mundo, llevaba en la mano derecha su bandeja de tosco aluminio redondo repleta de cubanitos rellenos de dulce de leche, mercadería preciosísima que nosotros comprábamos en los recreos con el mismo entusiasmo con que nuestros padres nos lo prohibían a la entrada o cuando salíamos de la escuela.
Tengo la sospecha que la directora, compadecida de aquel pobre infeliz, lo dejaba entrar en los recreos para que pudiera llevar algo de plata a su casa. Valía cincuenta centavos el cubanito y era barato y demasiado rico. No le faltaba ni un gramo de dulce de leche y bastaban los dos recreos para hacerlos desaparecer.
A la salida lo veíamos nuevamente cerca de los ligustros con la misma bandeja repleta nuevamente de mercadería, pero debido a que estaban nuestros padres no vendía más que uno o dos, y a veces ninguno. Recién se retiraba cuando ya no había más niños en la cuadra. Durante los sábados o domingos era imposible encontrarlo. Parecía haber desaparecido del barrio.
Al principio, todos nos burlábamos de él, pero poco a poco, quizás contagiados de aquella mirada tibia y pacífica, comenzamos a respetarlo y de alguna manera hacerlo parte de nosotros, no así la gente grande como papá, mamá o las maestras, que cuando quieren mostrar que son buenos siempre tienen lástima por alguien, especialmente si esa persona es pobre, enferma o como el señor chiquito, comprándole de limosna o permitiéndole que venda su mercadería en el recreo o a la salida del colegio, como hacía la directora.

II

 A pesar de la escuela, la calle y los juegos, el tiempo pasaba lentamente. Para mí había algunas cosas que nunca cambiaban: la entrada al colegio, nuestra señorita y sus eternos deberes, el que me vengan a buscar a la salida y el señor chiquito mirándome o mirándonos a todos y vendiendo aquí y allá sus inmutables cubanitos hasta que el último chico desaparecía de la cuadra. Entonces los cubría  con una servilleta blanca y se iba avenida abajo, hasta que se perdía de vista.
La única vez que lo vi fuera de la escuela, estaba rezando y cantando en esas iglesias que no tenían santos ni cruces. Esto parecía divertir mucho a la gente, porque se paraban en la puerta y, señalándolo con el dedo , se reían o le hacían gestos.
 A mitad de año se cayó uno de mis compañeros de grado de lo alto de una pared que estaba a medio construir en el patio. Era el recreo y antes que pudiera reaccionar cualquiera de los que estábamos allí, ya se había acercado el señor chiquito quien, dejando su bandeja, lo tomó de la nuca y como pudo lo sentó.
“Un fuerte chichón, eso es todo  dijeron las maestras cuando llegaron- y menos mal que no te pasó más nada... también, ¡cómo se te ocurrió subir a esa pared!” Lo cierto es que mi compañero se levantó y fue hacia la dirección. “Se podría haber matado”- pensé. Al rato, volvió al salón como si no hubiera pasado nada.
 Los chicos se reían.
“Vos sos la que menos se tiene que reír” le dije a una que estaba en el banco de atrás, porque hacía poco, cuando jugaba al elástico en el recreo, se le enredó un pié y cayó, golpeándose la cabeza contra el mástil de la bandera. Se quedó quieta unos segundos y luego comenzó lentamente a levantarse.
“¿Te duele mucho?” le preguntaban mientras lloraba; entonces se acercó el señor chiquito y le regaló uno de sus cubanitos. Se pasó la manga del delantal por los ojos y tomándolo fue corriendo a comérselo en el baño.

III

Al comenzar los luminosos meses de octubre  noviembre ya nos dejaban ir solos a la escuela. Yo había aprendido a ir y volver a casa mientras contaba los árboles que había desde la entrada de la escuela hasta el pilar donde empezaban los monoblocks del barrio.
Por la mañana caminaba despacio, con cuidado. Me parecía que era el único chico que iba a la escuela, pero a medida que me acercaba comenzaban a incorporarse a la vereda muchos guardapolvos blancos con su infaltable cartera marrón. Éramos como veleros que navegaban lentamente por un río. A medida que nos acercábamos a la escuela, parecíamos un enorme manchón blanco que iba diluyéndose en la puerta bajo la mirada atenta y desconfiada de la portera. Lo demás ya era algo que habíamos aprendido muy bien: formación, himno, bandera, saludo, aula.
Recuerdo un día que, como en todas las salidas, bastaba que alguien se pusiera a la par mío para que sin mediar palabras jugásemos una carrera hacia el próximo árbol o a la otra entrada que tenía la escuela. Era una que tenía varios escalones y por la que pasaban a la tarde los chicos más grandes.
“¡Hasta la puerta verde!”  gritó mi compañero- y salimos corriendo, esquivando madres y colegas para ver quién llegaba primero. No sé si fue una baldosa o un empujón lo que hizo que perdiese el equilibrio a último momento y casi literalmente volase en dirección a la escalera. Fueron segundos. Cuando yo esperaba golpear mi cabeza contra uno de los escalones sentí de repente que caía sobre el piso, a escasos centímetros de aquella mole de cemento.
Oí que algunos decían “se salvó”, entonces giré mi cabeza y vi al señor chiquito que me miraba junto con decenas de chicos que se reían o se asombraban de que aún estuviese vivo.
Me levanté. Alguien me alcanzó la cartera y como estaba muy avergonzado, seguí caminando como si nada hubiese pasado. Mi retador había desaparecido, y cuando me di vuelta, de toda aquella multitud de curiosos sólo pude distinguir la cara del señor chiquito que me miraba como si estuviera acompañándome hasta mi casa.
Cuando llegué me dio miedo decirles lo que había pasado. Me sabía de memoria aquel rosario de retos y recomendaciones, así que me senté a comer y por la tarde hice los deberes en vez de salir a jugar.

IV

A pesar de todo lo que dice la gente de la primavera y el verano, para mí lo más importante era que terminaban las clases. El día se hacía más largo pero en la escuela, la clase se hacía más corta mientras esperábamos las vacaciones. Era el tiempo en que casi todos teníamos alguna que otra moneda en el bolsillo como si fuese el adelanto de una recompensa por aprobar el año. No recuerdo ningún chico que volviera siquiera con cinco centavos de vuelto. La cooperadora había puesto un kiosco con eso que la gente grande llama “visión comercial”, aunque para nosotros era el lugar donde nuestras monedas se convertían mágicamente en golosinas.
Sin duda ese kiosco le sacaba muchas ventas al señor chiquito pero a éste no parecía importarle. De todas formas, de vez en cuando yo le compraba uno o dos cubanitos, y si alguien me decía algo, siempre los defendía diciendo que eran mil veces mejores y más ricos que aquella porquería envasada.

V

Todo está ordenado. Ahora estoy guardando cuidadosamente la foto, viendo como poco a poco la caja va devorándola de esquina a esquina, hasta desaparecer en una fosa común de rectángulos negros, blancos y grises.
Era la foto del último día de clases. Un hombre apareció en la escuela para vender el tradicional recuerdo de fin de curso. Lo que no muestra la foto es que apenas terminé de posar, mi mamá me agarró del brazo poniendo inmediatamente proa hacia nuestra casa. En eso estábamos cuando el señor chiquito me regaló un cubanito. Yo lo tomé y se lo agradecí, pero apenas habíamos caminado unos pocos pasos, mi mamá me lo sacó de la mano y lo tiró a la zanja.
-¡Andá a saber que tiene!  me dijo.
Yo miré cómo el agua iba ahogando aquel dulce cilindro menudo y tostado y lloré. Lloré mucho mientras el agua iba diluyendo lentamente aquel dulce maná de mi infancia .

Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina




 Viaje al Cáñamo
Plegaria del que despierta:

<< Ajeno a extravíos surrealistas
y tigres de porcelana.
No hay peor delirio
que  cesar un sueño >>

Plegaria de la bodega:

<< Cuanto más templa la uva
más hierve el mosto.

Cuanto más etílico es el Sol,
antes se encela el racimo.
 ¿Fermentará antes poesía
o vino? >>

Plegaria de tu blusa:

<< Yo soy ese muchacho de barrio.

Él que se rozaba contigo
en aquella cabina.
Que envidia reprimida
de esa beata
babeando sus ingles
por la garita
de su cortina >>
Ven y fúgate conmigo al Cáñamo,
a la excusa,

al tropiezo 

y la disculpa.

F. José Romero-Ciudad Real- España

Hoy abro las puertas

De la oscuridad de mis estancias,

me alejo, ya en libertad de acción,

abro las puertas a la luz,

me ofrezco a la vida y su dulzor,

y dejo atrás la impotencia,
decepciones penas y dolor.


Y me deleito en contemplación,
de los jardines perfumados del vivir,

y suelto lastres, que me amarraron
para volar, y deleitarme en mi existir.

Y miro al cielo que me contempla,
impertérrito, y distante,
con sus ojos azules ya cansados,

hastiados e indiferentes.
Siento el trino de los pájaros,
que se han posado en mi ventana,
en esta mañana radiante,

y mi corazón a latido
al unísono con sus trinos,

en dulce melodía al aire.

Abro las ventanas de mi alma,
libre y grácil a los vientos
para que se lleve mis sentires,

mis ansiedades, y mis miedos.
Dejo que entre la brisa fresca
de la ilusión y la alegría,

para que disipe;
mis tristezas y mis melancolías.

Gabriela Ruiz Gomis- España
Pensándote

Aquí, envuelta en una melancolía que dejo tu olvido,
enferma del corazón escuchando las suaves notas,
de una canción que llega a mis oídos, en la noche,
trayéndome recuerdos de cuando reíamos juntos,
tú y yo sin penas, en aquella intimidad nuestra.

Aquí, sintiendo frío en mi alma, te imagino,
cuando sin querer posabas tus ojos en mi boca,
y saboreando la anticipación de mis besos,
sonreías con deleite, con tu amor callado,
que esperabas cada vez con mucho anhelo.

Jugábamos con nuestro amor, en los silencios,
en las palabras guardadas celosamente sin eco,
imaginábamos el roce de nuestros cuerpos,
en el éxtasis que producen los amores de un hoy,
esos que no esperan nada pero que bullen ansiosos.

En nuestra bella intimidad no hacían falta palabras,
el corazón sabía nuestro idioma, el del amor,
ese que vive el momento sin protestar o esperar,
que se enajena de caricias y besos en el aire,
y sueña que aquello no termine nunca, jamás.

En el que los ojos acarician al mirar, y las bocas golosas,
se pierden en el éxtasis de imaginarios besos,
donde el sonido del viento y la noche estrellada,
se vuelven cómplices de dos almas entregándolo todo,
sin pensar, por que el amor no piensa, solo ama.

Me encuentro a solas, en la semioscuridad de mi aposento,
con cirios que se mueven con la brisa cadenciosamente,
cierro mis ojos, y te pienso, y recuerdo tu mirada, cálida,
profunda posándose atrevida en mis contornos, en mi boca,
y suspiro, y de allá afuera me llega el sonido de una melodía.

Pensándote sin remedio me encuentro en esta noche fría,
es que el calor de tu amor no me envuelve mi cuerpo,
ni siento tu mirada envolviéndome en aquel éxtasis,
que solo tú y yo conocíamos, y gozábamos al mirarnos,
era sensación de júbilo, de pasión y de deseos reprimidos.

Gladys Alvarado- Estados Unidos





"Helena con H"





No salí a la calle con mi mejor humor.
Hay días!
Salí a comprar alimento balanceado del tipo light para Peppo .- Esta dieta  le esta costando- a mi felino compañero -bastante. El mes pasado solo bajo 50 gramos!!
Agosto . 
Últimos días de invierno
Frío en Buenos Aires
A un mes de la primavera se observan algunos brotes incipientes en los árboles .
La naturaleza .
No deja de asombrarme nunca.
El silencio ocasional del parque
Murmullo de pájaros,
Verde entre matices
Mi animo mejoró!
A la salida de la veterinaria  encuentro a Laura.
_Hola, como estas...disculpa no te había reconocido_!
_Feliz Gloria, tengo una noticia hermosa !...fui abuela, no te imaginas, es algo increíble, maravilloso!
La abrace para corresponder con afecto a su estado de abuelazgo .Compartir su alegría.
María Laura es abogada ,administradora del edificio donde vivo.
Solo hemos intercambiado algún que otro mail por temas ocasionales o acerca de las expensas  
En lo personal ella adopto de bebes dos hijos Florencia y Juan Manuel. 
_Con mi esposo estamos tan contentos...se llama Helena nuestra nieta...
Dibujo en el aire una h para remarcarlo en una pirueta mágica. 
_Te entiendo Laura, la noticia siempre impacta doblemente porque las dos somos mamas adoptivas!
_Su embarazo lo viví como algo totalmente nuevo. Florencia sigue en el consultorio así podemos ocuparnos con mi esposo de Helenita por las tardes.......
Particularmente Flor pudo aliviarse de esa pregunta  guardada en su corazón a pesar de todo el amor recibido desde que entró en nuestras vidas ¿el por que me abandonaron?...
Sabes Gloria cuando la vi. por primera vez con su hijita en brazos razone que ese aspecto tan fuerte había sanado. Se había reconciliado a través de Helena con ese pasado.
_Me encanta lo que decís Laura...Flor ahora sigue, continúa su propio vinculo, lo reconstruyo.....algo así ..¿verdad?
_Mi otro hijo Manuel de pequeño tenia cierto enojo o fastidio con las maestras, compañeras o sea con las mujeres. En terapia por suerte pudo darse cuenta y así revertirlo.
 Imagínate Gloria, le dije; Manu no existe ningún odio de nuestra parte hacia la mujer que te trajo al mundo biológicamente .
Fue una bendición porque me permitió ser tu mama!

Al rato , ni bien abrí el living de mi hogar  Alejandra estaba concentrada en una materia de Bellas Artes en tiempos de exámenes .
Peppo  dormitando junto a ella muy cerca del hogar con el leño encendido.
Pensé
En lo pequeñita que era Sol Alejandra cuando la adopté.( me sale instintivamente cuando la tuve)
Tenía solo un añito y medio. Ahora con sus 24 años es toda una mujercita .

Agosto. Todavía hay rocío y niebla.
Pronto será Primavera!.



Gloria Rafaela Pompa Petti- Buenos Aires- Argentina





 Desde la roca





Vivo una temible premonición de olvido
que en su vuelo arrastra mudas estrofas,
ya la lluvia se despliega por mi cuerpo
y se lleva mi secreto, gota a gota.

Fue tan sutil el murmullo de agua fría
y sensata la omisión de sus palabras,
que aquel manto audaz de suave brisa
le borro el cálido intento de besarlas.

Solo queda mi universo en compañía
de aquel mito, entre nubes ya vendadas
esa odiosa sensación que en un instante
con rudeza me despierta y me reclama.

Con plenaria claridad, hoy limitas mi sentir...
desvaneces mi universo que he creado para ti
desordenas sin conciencia, mi certera transparencia
y tan solo porque quise, ser tu flor, y no su esencia.



Grissel Canche Albornoz- Mérida –Yucatán










Nuestros días son la rueca






 Nuestros días son la rueca
donde se teje y desteje la mano del tiempo.

¿Quien buscaba en nosotros la tensa cuerda que hoy es el camino?
¿Quienes éramos entonces y que prometimos ?

La niñez es mano abierta en la línea del tiempo
Todo se cumple pero de otra manera
Siempre se llega pero a otra parte
¿ Cual es la distancia cual la llegada ?

¿ Que voces pudimos escuchar ?
¿ Allí donde la piedra humedece el acuerdo de las horas ?

Un ojo abierto para ver el cielo
y su gemelo que entregamos a la tierra como ofrenda.

¡ Semilla que abres los sepulcros palabra humana !

¿ Solo nos dejas ver la muerte en los retratos ?

Juntos habitamos lo que esta sentenciado
y de ese modo cavamos en la noche de una celda.

Vivimos y morimos los unos en los otros
sin reconocernos.


Héctor Berenguer- Rosario-Argentina


No quiero pensar



En el silencio de la noche,
una vez más.
Cuento las horas pensando, pendiente…
de la persona que tengo a mi lado:
la incertidumbre, el dolor,
la rabia, la impotencia…
y… rezo, y, pido
¿Qué hacer Señor?
No quiero pensar lo peor.
No quiero llenar, mi alma de dolor.
Sé que no duerme,
que se hace el dormido,
para no hacerme sufrir.
Yo, hago lo mismo, y, así pasa:
Una hora, y, luego otra,
hasta que el amanecer nos agota.
Entonces el dormir ya no hace falta
¿Para qué?
No quiero pensar,
tengo que luchar ¡lo tengo!
¿Cuánto tiempo? Me pregunto.
No quiero perderlo.
Necesito su aliento,
su respirar cerca de mí,
el calor de su mano, cogida a la mía,
para poder dormir, para poder soñar.
No quiero pensar…
se deja oír el reloj
y su maldito tic tac,
en la noche oscura.
Parece una eternidad.
Las luces del alba, aparecen ya,
se mueve en la cama, su mano me busca.
Sabemos que estamos despiertos.
¡Que estamos pensando!
¡Pensando y callados!
O ¡quizás rezando!

Higorca Gómez- Barcelona- España






Lluvia


Gotitas de lluvia
sobre el cristal
de mi ventana.

Tintineo de campanitas
en la tardecita nublada,
que pinta de luz las hojas
con su sabia renovada.
Gotitas de lluvia
sobre el cristal 

de mi ventana.

Duendecitos traviesos
reviviendo las plantas
con agua de cielo
bendecida de plegarias.






Iliana Romero- Belgrano- Argentina











Quiero

Quiero tus ojos de sombra
la calidez de tu aliento
quiero tu piel encendida
y tus cabellos al viento,

Quiero tus brazos cual hiedra
aferrándose a mi cuerpo,

y como fruta madura
quiero tus labios sedientos.

Quiero saber si me extrañas
y si me echas de menos
cuando te quedas a solas
pensativa en el silencio.

Quiero tus manos buscando
en la quietud de su anhelo
todo el calor de mis manos
y la ansiedad de mi sueño.

Quiero ser luz en tus noches
el motivo de tus anhelo,

el azul de tus auroras
y las caricias al viento.

Quiero compartir contigo
todo lo bello y lo tierno
y lo triste, y lo alegre,
el bullicio y el silencio.
Y en esta tarde serena
solo decirte, te quiero.

 Ingel Lazaret- Carmen de patagones -Argentina

Tócame







Tócame con la orilla de tus hojas
y en vuélveme con el gajo de tus rosas.

Perfúmame con tu aroma de niña
y ámame aunque yo...
No este presente.

Tu alma volará como gaviota en mi sueño,
golpeándome el pecho con tu ala de espuma.

Déjame sentir tu piel erizada,
caminando en tu viña de fuego.

Dibújame en mi rostro tu beso
y suelta tu voz en su eco nocturno.

Haz que tu pelo se enrede en las espinas
de mi alma y llora junto conmigo todos
los males.

 Jorge Alberto Hernández Ramírez –Salvadoreño- El Salvador













Cuando llueve





Se humedece tu recuerdo y desde la nostalgia me susurra,
bajo la sombra ancestral se columpia sin temores,
ataviado por el curso mediocre de mis sueños,
dispersado por el odio, confundido y sin razones.

Desgrana intolerancia, persuadiendo a mi equilibrio,
mudado de ánimos, naturalmente tibio,
asombrada pagina de tiempos, de tiempos ya vividos,
lagrimas del cielo, me refrescan tu cariño.

Me descubro como el sol en un verano caliente,
arbitrado por el eco de tu voz, llamándome fuerte,
me exaspera tu lenguaje, la incredulidad de tus palabras,
y es un mero chaparrón, de cenizas que no acaba.

Se detiene mi arrogancia, en la estirpe tosca y diáfana,
endurecido mi corazón, suelta tu recuerdo a la nada,
mis manos ya vacías, acarician mi frente olvidada,
cuando llueve eres tan solo, una lagrima de amor rescatada.


Jorge Amado Serrano- Suardi- Santa Fe- Argentina

EL TIEMPO DE LUCHO





Lucho es uno de los tantos chiflados que este pueblo ha tenido como oportunidad para enriquecer su cultura. Me parece verlo todavía por las calles con una gorrita de visera encajada hasta las orejas, braceando encorvado como si remara contra la corriente siempre opuesta a su vida.
Saludaba a todos, apurado pero dispuesto a entablar conversación. Un loco limpio, buenazo, pintoresco, de edad indefinida. No fumaba ni se embriagaba y rara vez manifestaba un carácter áspero: sólo cuando la actitud de los sensatos lo justificaba.
Lucho estaba bien dispuesto para lo que fuera, siempre que no se tratara de trabajar. Hacía excepciones de favor, como traer el diario o ir hasta la carnicería, y se sustentaba con el retorno del vuelto.
En uno de los lugares que frecuentaba se hizo propaganda de pintor. Para ponerlo a prueba, uno de los presentes le propuso:
-Lucho: tengo que blanquear el cielorraso de mi pieza. Por la humedad, ¿viste? ¿Te animás?
La aceptación fue inmediata:
-¡Mirá que no! Si pagás bien... Mandámelo a casa, nomás, que yo te lo pinto.
En los velorios, infaltable como cruces, coronas y candelabros. Ahí estaba su compañía, con el café, la copita de cognac que tal vez eran su única cena. Sincero, serio por una noche, abrazando a los deudos con auténtico pesar.
No era raro verlo a la par de un anciano o anciana, atravesando las avenidas; entonces caminaba lento, solidario con el otro, cargando los bolsos si los había, pero eso sí: sin renunciar a su independencia de cualquier yugo: ni matrimonio, ni empleo fijo. Para otros esas cadenas. Lucho era loco pero dueño de su vida; así entendía la libertad.
Una tarde de verano le encomendaron poner en regla la enredadera que había crecido sobre un cerco hasta una altura inconveniente para el decoro de la casa. Así que lo encontré en el pináculo de la escalera, podando y atando mientras refunfuñaba por lo bajo.
-¡Maestro! –me gritó desde su puesto. ¡El mundo es redondo como un plato de sopa dado vuelta!
-¡No me digas! –bien sabía yo para dónde correrlo, porque no era el primero que se me cruzaba.
-¡Ah, no! –y rodeaba el horizonte con los brazos de remar extendidos, en uno la tijera y en el otro un rollo de alambre-. Redondo y ¿sabe qué? Yo esoy justo en el lugar más alto.
Trastabilló, como si la conciencia del encumbramiento lo mareara, pero enseguida recobró su equilibrio. Siguió luchando de mala gana con la planta y yo por mi camino, convencido de que Lucho tenía sus relámpagos de gran cordura.
Eran tiempos en que se silbaba en el andamio, en el taller o donde fuera. en su caso, prefería cantar a media voz algún fragmento del tango de moda. De ese repertorio extraía sus piropos, ya que las damas fue extraordinariamente considerado. Se descubría y saludaba el paso de cada una de ellas, con frases como ésta:
-La lluvia la hermosea, señora, como a las flores del jardín.
Era un día en que los juiciosos protestábamos a viva voz por la inclemencia del cielo.
Nunca una ofensa ni una palabra de mal gusto. Ellas sonreían, lo esquivaban como se suponía que debían hacerlo. Esto para los demás, porque sospecho que para sí mismas se irían pensando en qué lastima la locura de Lucho no contagiara a otros hombres.
Murió en un momento cualquiera y lo velamos en su cajoncito pobre. Unos pocos asistentes caritativos, los empleados de la funeraria, dos o tres curiosos y nadie de su familia, si es que la tuvo. Poco tardó en ir a parar al osario general y al olvido.
Allí estará Lucho, entremezclado con otros desquicios que el gran destructor poda, ata, blanquea y empareja.



Jorge D´Agata- Barcalce- Argentina



 Amo la pureza






Amo la pureza desatada del sol en tus pupilas,
en la esfinge de una mirada, siempre convertida.
Tus dones de mujer son cristalinos y puros,
como gotas de húmedas briznas de hierbas.

Tiemblan tus manos espartanas en la mías,
me arañan con el fuego de sus uñas guerreras.
Y mientras la tierra planifica sus trabajos;
nuestros labios se resbalan sobre un fangal de besos.

De tus frutos esenciales, yo preservé para mí:
el resplandor intacto del humo, que las
leñas de tu amor me arrojaron.

Que las llaves del silencio no guarden las palabras.
¡Qué no suenen melodías de pobres músicos descalzos!
Ven, apaga la lámpara,… caminemos juntos por la playa.


José Rodolfo Espasa- Benidorm- Alicante- España



A esta hora te recuerdo



El tiempo derribó los alerces,
pero no los pinos
preñados de  tus pasiones.
Cuando la madrugada se desplomó
una hoja titubeo y bailo lentamente,
tú seguiste como siempre
en el fresco olor de la mañana
y yo…, yo detrás aturdido,
embelesado por  tu amor
y buscando como siempre nuestro destino…

Lástima que hoy no pueda sentirte
y apagar el misterio en tus brazos,
poniendo nombre a tus suspiros
y a  tus soledades.
Ya no queda más que esperar la última ronda
y brindar por el designio del oráculo de vida
sin siquiera hurgar los trechos
a la rivera de tu cuerpo en llamas.
Eso me estremece la sangre.
Tal vez otra estación pase sin ti
y se asome el caprichoso juego del sol entre el ramaje
con un taciturno silencio
Yo seguiré como un ciego loco buscando tu estrella
entre los brazos dorados que se asoman.

Ayer el ruido de la lluvia no cambió,
ni cobro el cielo otro matiz,
El color gime sabes?
Así como gime el rojo de tus besos
o el gris de tu llanto
brotando de esos bellos ojos claros.

El tiempo se escapa lentamente
en el umbral del día
nada importa quién soy
una larga avenida
un pedacito de amor

A ésta hora te recuerdo…


Justo Aldú- Panamá



Yo también puedo escribir los versos más tristes esta noche





Yo también puedo escribir los versos más tristes esta noche,

con astros que tiritan mientras mueren los sueños
detrás de montañas gigantes, vestidas de hielo,
donde el viento abrasante ampara penuria y desvelo.

Porque supe en sus brazos enjuagar mis desvelos,
y asirme a su cuerpo, en caricias envuelto,

para verla partir, lejana en el tiempo,
a la zaga la aurora, que rompió nuestros sueños.

Yo la quise, ha dicho el poeta, entre versos y versos,

pero era la angustia, el saber que la quiero,
madrugadas tristes que visten recuerdos,
de un amor sembrado en corazones de hierro.

Por eso en las noches, estrelladas del cielo,
mil gitanos se agitan en mi embrollado cerebro,
evadiendo las horas que viven adentro,
hurgando mi vida, sus hondos recuerdos.

Aquellas palabras, de amor, de contento,

cuyo pan lo comimos, con vino del bueno,

se convierte en vinagre a raíz de los yerros,
en las horas malditas, que ella anida mi pecho.

Ahora los buitres que danzan al fuego,
con la hiena blasfema de saña y empeño,

son los afligidos versos que escribo en el tiempo,

para hacer de la herida, un caudal de veneno.

Aunque mi alma se alegra el que haya partido,
a la postre de sus besos, murieron los míos,
ahora en la noche, desnudo y dolido,

tirito y centello, como astro perdido.

El ciclo se cumple, aquí y en el firmamento,

mañana erguirá otro tiempo de sueños,
retoñaré con la aurora, como un hombre nuevo
y moriré en la noche, con pesar eterno.



Lenin Salas- Quito- Ecuador















No te atrevas








No te atrevas a decirme

cuales son mis sentimientos,

si mis sueños me revelan

que mi cuerpo ya se ha muerto.

Soy pantano, soy hoguera

soy ese pasado funesto,

que ha vivido en un calvario

embebido de destierro.

Hoy mi alma se eleva

arropada por el cielo,

y deja flores ya marchitas

en el lecho de mi seno.





 Liliana Farah- Rosario- Argentina












Quiero




Quiero, si no es mucho pedir, una paz que se enarbole desde adentro y que se extienda en la ligereza de mis cabellos soltados al viento…una paz que me quite las cadenas de la tristeza, del enojo y del remordimiento, una paz que me eleve el espíritu hasta el horizonte del perdón tan anhelado y que no encuentro…quiero una paz de pies descalzos que deambulen por mis sueños más preciados y aterricen en la tierra para realizarlos…una paz tan interna que de tan marcada me haga inmune a la desgracia…necesito una paz que no se rinda a la menor provocación, que eleve sus alas para volar por mí como un ave fénix, preciso de una paz que se palpite suavemente para aminorar la angustia, con una tesitura que me arrulle los sentidos y me haga dormir como un niño…una paz que me tome de su mano y no me suelte a la vuelta de la esquina porque así lo quiso el destino…quiero una paz que me habite de por vida, con pasaporte indefinido, sin que me pida permiso para instalarse en la placidez de mi mirada y mi sonrisa…esa bendita paz que sólo viene desde el cielo para mantener a flote la liviandad de nuestra esencia y soltarnos del dolor que nos avasalla el cuerpo…quiero, si no es mucho pedir, esa paz en mis adentros…




Loret Vaz Tor- México







Vivir en las nubes



Cercana la hora de cierre de oficinas, una sorpresiva tempestad de lluvia y viento convirtió rápidamente el centro de la City en un estrafalario capullo de voluntades en caos, particularmente en la zona este de la Calle Greenwich, área vital donde se concentra la mayor parte de los rascacielos más empinados.
Las sombras del crepúsculo absorbían la luz opaca de la tardecita con la sádica lentitud del verdugo vocacional en tanto el relampagueo, intenso e iracundo, se filtraba como una culebra de neón en el corazón de las nubes atormentadas convocando el tronar estrepitoso del fin del mundo.
Los riscos de aluminio proporcionaban copiosas cascadas vaticinando a los encapuchados de la noche una nuevo enfrentamiento entre el ingenio del sobrevivir y la implacable restricción de la naturaleza desatada.
Los semáforos inoperantes contribuían al desconcierto de cientos de conductores que bregaban inútilmente por un espacio donde escabullirse en el afán de desengancharse del atolladero y llegar a su destino sin demora.
Los peatones más desamparados batallaban a codazo limpio en procura de un albergue (bajo las marquesinas bamboleantes) para tentar la corrida desesperada hacia un medio de transporte o una boca de subte salvadora que los alejara de la procelosa noche neoyorquina que se avecinaba. Los escasos paraguas miraban bizco, con sus varillas desarticuladas grotescamente por la marea del vendaval.
Desde el “vigésimo quinto” el espectáculo de la acera lejana semejaba una ameba torturada y desfalleciente, desmembrada aleatoriamente de sus seudópodos para conformar al gigantesco niño llorón e irascible entretenido en sus juegos solitarios de destrucción.

Se demoró más de la cuenta en algunos asuntos relacionados con la Bolsa y chiches adjuntos. Su socio le rogó que se fuera, la estrategia del producto había sido testeada varias veces y él se encargaría de los detalles finales.
- Susan es muy competente y con ella será cuestión de minutos…
- “ Con que…Susan”
Accedió a desgano, convencido que allí estaba sobrando. Susan le dedicó un beso de labios rojos y carnosos dirigiendo los senos de infarto a quien la acompañaría en las siguientes horas de “dura brega”.
- Saludos a Mary, si es que puede llegar sin el auxilio de un remolcador…Jijiji…

Accionó el botón del ascensor detenido en el “cuarenta y dos.” Mientras esperaba, con la vista fija en la consola, encendió un cigarrillo. Se acercó al ventanal del hall para seguir disfrutando del paisaje centelleante y cercanamente amenazador.
De pronto un leve “clic” y un sensación bajo los pies que lo sobresaltó brevemente. Las dos puertas se descorrieron con un leve murmullo. Una chica de lentes muy finos y las rodillas juntas como apretando una aspirina entre ellas, miraba el techo sosteniendo con las dos manos, sobre el ruedo del tallieur, una maleta de computadora.
La fauna que trabaja diariamente en el edificio no acostumbra saludarse por cortesía. El saludo a esas alturas es un entendimiento económico y poca cosa más.
Él, sin embargo, al tiempo que daba el paso proverbialmente tenso con que se traspone los límites del mundo sólido habilitando el de los diseños sofisticados, le dedicó una leve reverencia. La chica continuaba estática observando el entretenido espectáculo del cierre hermético de las puertas.
Notó que está encendido el botón “subsuelo cuatro”. (Al menos coincidimos en el aparcamiento). Lo presiona para continuar el descenso.
- ¡¡El cigarrillo¡¡…
- ¡Oh¡…Disculpe la impertinencia. Lo apaga frotándolo sobre la suela tras lo cual guarda la colilla en un bolsillo.
- Ejemh, este…usted comprende…no puedo hacer otra cosa.
- No tiene importancia. Yo tiro el chicle en cualquier parte.
Mostró los dientes sin distraerse. Se trataba de una mujer joven, bien proporcionada, incluido el sutil componente de arcilla plástica de las secretarias. En determinado momento dejó la computadora apoyada en una de las paredes de acero y con coqueta decisión se arregló la blusa frente al espejo. La observó de reojo. “…el espejo las somete; si no lo complacen quedan perturbadas”.
Sin cambios aparentes la chica volvió a su posición rígida.
De pronto un golpe seco y estruendoso, las luces que se apagan y la sensación tétrica del vértigo opresivo producto de la sorpresa y la ausencia de visión. Ambos caen al suelo y se golpean contra las paredes de acero. El choque violento de la computadora al rebotar contra una placa resuena como un balazo rompiendo el espejo en una punta.
- ¡Ay ¡…Maldita sea, creo que me sangra la nariz. Recontramaldito sea…con el poco tiempo que tengo…
- Tranquilícese por favor…ya vendrán en nuestra ayuda. Prende el encendedor y la observa despanzurrada apretándose la cara.
- Tome mi pañuelo y límpiese. No deje de apretarse…
- Estoy tranquila. Y usted apague ese maldito encendedor que consumirá el poco oxígeno que hay aquí dentro.
- Si claro…tiene razón. Lo apaga sumergiéndose ambos en una angustiosa oscuridad.
- ¿La ayudo a levantarse? Tíreme una mano.
- No gracias. De este modo me encuentro más cómoda para esperar la muerte...
Se oye desde un parlante una voz asiática : “Las amoables persones que han quidado encierradas pedimos tronquilodad paciencie. En rato poco- la aterrizor del una alondre – subsaneareamas inconvenienta. Por favor la llave abrir que llevo oxigeno recámaro. Es triángulo verde tamaño de rábano real. Repite: Tronquilodad…asustarse no…
- Del tamaño de un rábano real…
Como respondiendo a un acuerdo comenzaron a reír a carcajadas en prolongadas convulsiones. No podían parar de hacerlo tal vez por la tensión del encierro. Se hacían bromas entre estertores: “Si la cosa tarda podríamos arrancar el rábano real para combatir el apetito entretiempo” o “En estas circunstancias adquiere preponderante importancia aquello de que…me importa un rábano”. La respiración agitada los acerca fraternalmente. “Un rábano real, ¡Qué idiotez¡”
Optan por hacer silencio. Ella lo rompe.
- Las cosas que tiene la vida. Pensar que estamos en una situación inmejorable para hacer el amor soñado por las señoras de buenas costumbres ¿se da cuenta? Tenemos tiempo, nos desconocemos, yo no tengo prejuicios. Además me encanta todo lo que sea pecaminoso, subrepticio. Hasta podría desear en estas circunstancias tener un vástago con padre desconocido.
- Bueno, le seré franco: No se me había ocurrido. Hoy día una mujer o un hombre, en fin… Tanto da. Nos hemos mecanizado como un chip. He notado que usted es bonita pero no abrigo intenciones…
- Justamente de eso se trata: Romper con la rutina. Mi jefe me palmotea el trasero, me ordena las notas sobre sus rodillas y cuando nos cruzamos en un pasaje estrecho me viola prácticamente. Una se acostumbra a ser una sombra. Llego a mi casa y mi marido, no bien enciendo la luz, cruza un dedo sobre la boca para que no lo distraiga del juego de la Liga. Una rueda endemoniada de sombras. Eso somos…
- Mi vida es algo bastante parecido a la suya con la diferencia que tengo el trasero intacto. ¡Qué guarangada¡- pensó y se arrepintió sinceramente. Somos sombras según usted lo ha definido muy bien, o chips según mi parecer, con estudios aprobados con mención especial en una sórdida universidad ¿Qué le parece la definición?...
- Prosaica. Mejor hagamos el amor.
- Bueno, no estaría mal, pero en estas condiciones…no sé si…
- Yo poseo el sentido de la aproximación y puedo ver en la oscuridad ¿Sabe algo de eso?
- ¿El sentido de la aproximación? Suena extraño. Respecto a los sentidos conozco sólo cinco.
- Bueno, es algo largo y complicado de explicar. Me limitaré a señalarle que a pesar de la oscuridad yo percibo dónde está y todo lo que hace en este momento. Todo.
- ¿No me diga? Veamos: ¿qué estuve haciendo hace unos instantes?
- Encogió las rodillas. Se desabrochó la camisa y aflojó la corbata; se bajó el cierre del pantalón y deslizó la otra mano aviesamente…
- Vamos…es sorprendente. No puedo negar que estoy excitado.
Recibe contra la cara el chicotazo de una trusa tormentosa. Luego, el de un corpiño exquisitamente perfumado con sudor de hembra.
Se abalanza desesperado y golpea la cabeza contra el metal. Ella le retiene los cabellos y lo besa desesperadamente.
Se prenden las luces y el asiático del parlante anuncia el inmediato funcionamiento del ascensor. Pide disculpas, invita para una cena que pagará la administración del edificio y previo hacerse el harakiri solicita la infinita benevolencia de los afectados por el involuntario percance.
Se reinicia el descenso. Ellos siguen en su fogosa actividad como si el mundo no existiese.
- ¿Te gusta mi “rábano real” yegua divina?
- He probado la “calabaza real. No te jactes mi semental insaciable.
A la altura del piso veinte ella le susurra al oído entre quejidos de placer.
- “Chuchi…Un gordo va a subir al ascensor ahora…”.
- “Me importa un carajo”…
Luego de dos pisos el ascensor detiene su marcha. Se abren las compuertas.
Azorado, un obrero corpulento de abdomen voluminoso, casco amarillo y valija azul observa la escena. Socarronamente coloca la valija en medio del riel de las compuertas. Saca de él un sándwich enorme, luego se sienta apoyando la espalda contra la pared enfrentada. Abre las piernas en uve disponiéndose a contemplar el inesperado “show” que se le ofrece a la vista. En tanto las mandíbulas trituran sin piedad, alguien lo llama desde el celular. Atiende:
- ¿Si? (grunch,grunch)
- (…)
- ¿Ahora?...ni loco. (grunch, grunch) Estoy en el cine.


Luis Alberto Gontade Orsini- Montevideo- Uruguay



Mientras calla la luna

Ven ,..... que tus manos ansiosas
anden mi figura .....
que tus labios sedientos ,
puedan calmar su sed......
Mientras calla la luna...
mientras el alba espera ....
y la soledad se colma ......
Y en tu sonrisa sanan las heridas.....
y ya no estoy perdida.....
y para ti es mi pluma ...

Y en esos instantes ..
cuando la piel devora ..
cuando la sed acecha ..
cuando tu en mi respiras .....
se puede ver la noche de distintas maneras......
y en tu boca se halla el sabor de lo eterno....
Y yo te voy amando con párpados abiertos...
Mientras calla la luna,
mientras el alba espera........



María Isabel Campos Quijano.-Santander Colombia




 Mensaje encontrado en una botella



Desde estas orillas bañadas por el azul espeso del Canal Beagle,
dejo a la deriva estas líneas sin destino
al amor que fue y a pesar de que pasa el tiempo no llega a ser olvido.
Lo amé profundamente rayando la locura.
Comprendí en sus brazos el concepto del infinito en todas sus dimensiones.
Encontré en mi interior a la mujer apasionada que pasó las barreras de la razón y de la realidad. Viví en un mundo paralelo; sólo ahora me doy cuenta.
Es que juntos convertimos cada encuentro en una cita única y plena.
Promesas… acuerdos… proyectos en común…
Repentinamente, un final no anunciado, sin despedidas ni respuestas a las miles de preguntas sin llegar a pronunciar.
Será por eso que vagan indómitas como las olas en el mar mis sentimientos traicionados y creo que faltan inventarse las palabras para describir este dolor de amor deshabitado.
Permanecen sus caricias dibujadas en mi cuerpo dolido, y sus besos guardados en mi boca sin sonrisa, y en mi mente extraviada el mapa exacto de su geografía varonil.
Todos mis sentidos quedaron inertes.
Fui, tan “suya”… Y no he vuelto a ser “mía”.


Marcela Toro.-Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina














Legado de amor

                         



Tallado en madera de olivo,
la unión de Padre - Hijo,
raíz que trasmite un encuentro,
un abrazo, un te quiero.

Padre - Mientras me doblo, como un junco frágil,
te dejo, hijo como herencia
mi legado de amor:
llevar muy dentro, alegría y paciencia.

Hijo – Confío, padre, responder a tu enseñanza,
en unión y con fuerza, poniendo el pecho;
respetar del pasado, trabajar dignamente,
haciendo reconocer nuestros derechos.




María del Carmen Latorre- Rosario- Santa Fe- Argentina






Certezas




El miedo es un camino angosto
Lo he transitado en otras épocas,
en un intento de avance detenido,
temiendo caer, en el vértigo de abismos.
Ahora, es hoy.
Me alejo de manos que me encierran,
de voces que me callan, de amores que me paralizan.
El tiempo es el mejor remedio. Alivia.
Hoy, es ahora,
y liberada de terrores nocturnos,
salto límites, cruzo fronteras, voy siguiendo señales,
segura de la cercanía de un horizonte firme.



María Graciela Galván- Rosario- Argentina








Sabor de olvido



Tranquilo, que nadie va a saber corazón, de este dolor que nos está partiendo en dos. Sólo sabes que todavía lates en el pecho de esa mujer que soy yo. Nadie entenderá lo que estamos pasando. Hoy nos sentimos perdedores, pero hemos perdido una batalla, no la guerra. Siempre habrá motivos para continuar. Quién puede saber lo qué es perder un gran amor, el Amor de tu vida, el que alimentaba el alma de ilusiones, de esperanzas. Ese amor que no sustituirá ningún otro amor; que como era como el oxígeno que necesitaba para vivir. Tú y yo corazón lo sabemos, quisiéramos gritar al mundo, al viento, al mar, a quien sea, que tu amor vive más que nunca y no quiere morir. Para arrancártelo tendrían que arrancarme la vida.  ¡Ay dolor! ¿por qué no desaparecerás? ¿Por qué cuesta tanto olvidarlo? Así como él me olvidó. Si él fue el motivo y la razón de tu vida, ¿qué harás con esto que te queda?; sí, él se fue sin explicaciones, sin sentir piedad, si él no sufre como yo, inútil es que llores corazón mío, inútil es que te ahogues en tus lágrimas.

Recordar es lo que queda, los mejores momentos, la primera mirada, el primer beso, las primeras caricias; esos recuerdos nada ni nadie me lo puede robar. Que nadie venga a juzgar lo que sentí, lo que fue nuestro; de ese amor nadie puede hablar; nadie puede culparme, del pasado llegó y al pasado volvió. Fue un renacer y un volver a morir. ¿Por qué? Sabrá Dios. ¿Fue destino, fue casualidad, fue una bendición o una maldición.? Esa respuesta quizá no la tengas nunca. Hubiera querido conservar en mis labios el sabor de su último beso. Ese beso que no se dio. Que ardientemente soñé día tras día. Ese que esperé y anhelé a través del tiempo, pero solamente me quedó en la boca un sabor a olvido, a rechazo, a desamor. ¡Cuánto anduvimos corazón! en este camino, más desolado que antes. Sí, lo perdí, antes de tenerlo, lo volví a perder. Antes de que pudiera darme cuenta ya no estaría conmigo. Cuando lo volví a ver, después de que el pasado lo regresara, sentí que había estado muerta, que al sólo mirarlo, la sangre había vuelto a correr por mis venas; tocar sus manos, sentir el temblor de su cuerpo; ahí estábamos los dos, mirándonos, sin saber aún que sería el principio y el fin de todo. 

No, no voy a llorar...él no me verá llorar su abandono. El no podrá saber jamás que su adiós fue una puñalada mortal. El te negó toda posibilidad de esperanza, cerró las puertas de su corazón, te dio la espalda. Quisieras odiarlo corazón, pero puede mucho más el amor que late, que sufre, que te desangra, y no sabrá que lo amo, que lo amaré, no lo sabrá...nunca... Mañana volverá a salir el sol, la lluvia, la luna y las estrellas, verás corazón, que la vida sigue, aunque tenga que levantarme, no me quedará otra salida que seguir viviendo, porque así por dentro esté así, apagada, hundida, desesperada, debo seguir el destino que me toca. Del otro lado del túnel habrá alguna luz que ilumine esta oscuridad que él dejó ahora.  Perdiste el amor, o el amor te perdió a ti, o ambos nos perdimos. ¿Y qué más nos queda que continuar?  ¿Qué me espera más allá? Ahora no lo pensaré. Hubiera querido que la vida se detuviera allí, en ese instante que lo reencontré y se volvió a alejar. Esos instantes que duraron una noche, minutos, segundos. Quisiera gritar de rabia y de dolor, ¿contra quién podría pelear, insultar, golpear, para soltar esta impotencia que me carcome el alma? ¿Contra la vida? ¿Contra Dios? ¿Contra mí misma? ¿Contra el que causó todo este dolor en vano? Contra nadie puedes corazón. Ünicamente podría dar  golpes en el aire, porque solamente estamos tú y yo para morir o continuar.


El se fue, sí, te lo repetirás mil veces para convencerte, comenzaré a tejer sus ausencias en la lejanía, pero aún queda un pequeño consuelo, él fue mío, siempre fue mío y seguirá siendo mío. Esto que siento, que se me sale del pecho, que es lo más grande, lo más sublime, ni siquiera él me lo puede quitar...Me voy, vuelvo a mi realidad, pero llevándolo conmigo. No, no vuelvo vencida, ni perdedora, regreso sola, pero teniéndolo dentro de mí. Tal vez, fue él quien perdió más...Tengo que tomar el tren, el último tren, el que me llevará de su lado. No se puede asegurar que nada sea definitivo. Regreso a mi punto de partida y tú,  corazón, aún no estás marchito, no te niegues a nada. Será un retorno hacia mí misma, volveré de un mal sueño..."la renuncia es el viaje de regreso del sueño..."* y tú y yo, corazón, renunciamos, a lo que no pudo ser, ¿por qué? No lo preguntes. Llevaremos el mismo equipaje que nos trajo, fue un hola y un adiós al encontrarlo; hoy no habrá despedidas,  me llevo nada más que el anhelo de su beso ausente y en mi boca un amargo sabor de olvido...


M º José Acuña Belaustegui- Curmaná- Venezuela
Aguarda la barca






Aguarda la barca
varada en la arena,
no rema el barquero
ahogado en su pena.
Es la tristeza su pasajera,
partió la niña, su compañera,
sus remos lloran, en el olvido
aguardan el canto de la sirena.
Alienta su espera
el vuelo de la gaviota,
sueña su regreso
con el alma rota.
Sueña despierto,
que la mar en calma
le devuelva a su niña,
y botar la barca.




Marian Martín Humanes-Villa Luenga- Castilla la Mancha- España
Divagar




Mil cierzos de amargura
Sucumben en mi espectro:
Ya no soy más que eso
En hondonadas vagas
Ahorcajada el alma
Se retuerce y llora…
¡Tristes desvaríos!

Soledad sin palabras
Me dejaste penando
Junto a mí, tu recuerdo
Desliz en la penumbra,

Tu mirada es la nada
No estás, en el ángulo
Que dejo tu retrato
Va llegando el olvido…
Poco a poco, en telares
De dolor y de duelo
Voy tejiendo un recuerdo.

 del  libro de Amor y soledad 




María mercedes Castro- Santiago de Chile- Chile



Sobrevivir madre


No abrir la boca en festivo
ni bajo el agua negra 
que corre calle abajo el día que no llueve,
no abrir la puerta 
al vendedor de vuelos
sin echarle dos gotas de veneno
a la sonrisa ensayada por miles de otras bocas;
no abrir
esa lata abombada que espera 
su momento de héroe contra el hambre 
de toda la familia.

Sobrevivir con los pechos caídos
goteando esperanza porque no hay otra cosa.

Y cerrar con candado los ojos y los puños,
encajar una muela en otra muela con la lengua
sangrando tres palabras (márchate, hijo mío),
dar un paso pequeño agarrada a la roca
con las plantas ardiendo en la arena
y llorar 
solamente
cuando no mire nadie.


Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España
¿Cómo el pasado se esconde…?

¿Cómo el pasado se esconde
de futuro imperfecto en la memoria?
Decir que pudo ser no basta
no basta el deseo de saber donde...
¿Que hubiese hecho?
es otra historia,
¿Y si... tal vez, quizás...?
otro camino...
otra razón que observar
no decidida.
Cuando el imperfecto presente
me invade
de malas decisiones ya sabidas.
¿Pudiera ser que si... con otra forma?
¿donde se acabó mi infinito?
¿donde el amor estuvo
jugando al escondite
y perdí en ese juego
las luces y las sombras
y la razón de estar ahora
en otro envite?
¿Pudiese ser que en esa adivinanza
me pierda en saber que no sería
ni constancia lo que ahora, sin más halo,
no existiese lo que pienso y lo que escribo?
Pudiera ser, más no me siento
en la más mínima palabra...
arrepentido;
Y por tanto me alío a mi pasado
y disfruto de un futuro
sin sentido.

Miguel García Freijanes – Madrid- España

-Enriquece la vida…



Enriquece la vida, propulsa el placer de disfrutarla, el sentirse feliz con el solo hecho de compartirla. Amor que abre sus alas y después de atravesar un mundo posa su fuerza en el corazón, humilde sencillez que llena el alma y despierta la mente, retos que surgen para aprender a combatir contra la adversidad. Cada obstáculo que aparee en nuestro camino es derribado por la comprensión y la verdad que aúnan su esfuerzo para conseguir allanar el camino y dar luz a esta nueva vida que surge de la misma vida, aprendiendo de errores pasados y disfrutando de aquellos recuerdos que nos traen los mejores momentos a nuestra memoria. Un sueño ha vencido y ha llenado de realidad aquella laguna de sensaciones que esperaban mezclarse con la razón para comenzar a dejarse sentir, cada rincón de nuestra mente está renovando su sentido para aprender a disfrutar de todo aquello que la vida pone a nuestro alcance. La pena se hizo polvo y el viento del cambio la borró completamente, el camino quedó limpio y las lágrimas caídas han dado principio a un riachuelo de vida que lleva corriente abajo esa esencia que brota de nuestras almas regando el campo en el cual iremos sembrando de realidad cada palmo fertilizándolo con humildad para luego recolectar el sustento que alimentará el amor para hacerlo cada vez más fuerte convirtiéndose en pilar sobre el que construir nuestra verdad. La luna de otoño se convirtió en primavera y abrazó esa estrella que apareció en el firmamento dando luz a la vida y brillo a la ilusión, corazones que unen sus melodías acompasando sus ritmos creando una dulce sensación al compartir sus sonidos en una composición de esperanza y realidad en la que los sueños vuelven a ser protagonistas para cargar de significado el camino y direccionarlo hacia la consecución de cada una de las metas marcadas. Mírame a los ojos y dime, "si te ves en ellos, lo habré conseguido," por fin el amor ha triunfado y la esencia de tu alma enriquece mi corazón bombeando la savia que alimenta el tuyo para que nuestro amor pueda hervir en la pasión y nos haga, de nuevo, sentir vivos.


Miguel Urbano Perálvarez- Córdoba- España




Vestidos de lluvia




Méceme con tus brazos entre abrazos
delirantes de pasión bajo la lluvia.
Lluéveme de besos por todo mi cuerpo
entrelazado al tuyo. Caricias mutuas
fustigando los deseos más secretos.

¡Lluévenos! Mojada danza de los cielos
-cómplice de nuestras íntimas lujurias-
porque nos fundimos con amor y celo
entre los vaivenes de nuestras locuras.

Nubes que hacen manto éste bello canto
donde los amantes afines se yerguen
cubriendo pudores sin pudor y encanto.

Cerrando los ojos te siento y espanto
todos los temores. Llégate hasta aquí
desnudo de miedos -vestidos de lluvia-
y hazme solo tuya siendo mío en mí.



Nieves M ª Merino Guerra- Gran Canaria-España


 Mariposas en la noche !!




La noche invita al silencio,
duerme el mundo ;
tú y yo solos...
la fresca brisa se asienta,
la blanca luna enamora
y es cómplice de deseos !!

Descubriendo los jardines
de un Universo nuevo
que nace de la pasión,
nos damos a la ocasión
y entre aromas de jazmines,
nos damos besos sin fines ;
abrazados al amor !!

Hay calor en nuestros cuerpos
y una tímida caricia
me hace ansiar las delicias ;
de tu cuerpo femenil !!

Y una cómplice mirada
con sensuales movimientos,
me envuelven de madrugada ;
en el mas bello momento !!

Hay sentimientos de sobra,
emociones encontradas
Y ambos estamos desnudos ;
desnudos de madrugada !!

Comenzamos nuestra danza,
no permitimos derroche.
Nos amamos en el suelo ;
y nos abraza la noche !!

Nos tocamos y volamos,
Nadie hace algún reproche,
Ambos somos mariposas ;
Mariposas en la noche !!

Por el polen de tu ser,
Por la miel de tus delicias,
allí lo he dejado todo ,
eres mi amor ;
mi codicia !!

Y estoy muriendo por ti,
mientras tu vives ;
mi vida !!

Ya has cautivado mi alma,
ya me tienes Prisionero,
volverás a liberarme
cuando al coro de te quieros,
te entregue otra vez mi amor ;
y me pierda en tu universo !!

Preso de tus deseos
y las mas bellas caricias,
que de noche son pasión
y de día ;
poesías !!


Pablo Ramón Cabrera Roa. Paraguay.


Donde la noche se duerme 


En el silencio profundo
donde la noche se duerme
dos almas dos sentimientos
entrelazados en el mar,
dos vidas que se disocian
pero no se han de olvidar,
hay dos huellas que enmarcadas
están en la arena de tanto
y tanto esperar. Y el viento
trae rumores, suspiros
en alta mar,  se divisa
brumas que se han de despejar,
y entre secretos y amores,
cantos vienen, cantos van
murmullos traen las olas
rumores de caracolas,
y el silencio se hizo canción.



Pastora Edurgo- Málaga- España


El gato

De Retahilos


El gato se apresura

 se mece sin recelos

desparrama sus energías
 sin pudores

presiente mis sonidos
 y se escurre

mis dedos se alargan
 para acariciar el sol

luego cada cual sigue su curso

él se acomoda en el almohadón
 más suave

la tarde viste implacable
 su elemental tristeza.

Patricia Cuarenta- Rosario- Argentina

…gris y Húmeda



....gris y húmeda
adjetivan la tristeza
de esta ausencia tuya...

que me duele
pronunciarte
...tal vez...
hasta que vuelvas...

esta lluvia...
me recuerda a tu ternura
hoy...
descalza
desasosegada...

...y en este vértice azul...
de no tenerte
se halla mi desnudez
necesitada...

.............y aunque lleguen estos días de melancolías

es tan bella esta suerte de soñarte
...que te invento en los espejos
....con la noble libertad correspondida.



Pilar Ferrer- Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina




Eternas palabras






Le dice que no habla,
que guarda oscuros silencios…
que no le susurra palabras de amor.

Él encuentra las palabras
en su mente…
mas al intentar pronunciarlas
se diluyen en su boca
como la lluvia en el mar.

Las palabras son viento…
un sinsentido cambiante,
sin tiempo ni espacio…
un compromiso eterno
en mundo finito…
que son necesarias
mas no valen nada.

Mas esas palabras,
palabras de amor…
le dan sentido a su vida.
No es el amar…que necesita
sino el saberse amada.

Rafael Serrano Ruiz- Madrid- España







Una lagrima…






Una lagrima…
Una caricia…
Un beso y un adiós.
Un secreto que confieso al viento.
Una brisa que me trae tu fragancia,
Un te quiero…
Una risas…
Y un vamos…
mi amor.






Romero de Buñol- Valencia- España












¡Oh! Divina pretensión






¡Oh! Divina pretensión
los que ostentan la invocación.
Es y será un mito extensivo
a los seres místicos por su intención.

¡Oh! Amor platónico
de Dioses y musas proféticos.
El amor inconmensurable
que agita corazones poéticos.

¡Oh! Encantación mística
de Dioses y musas exóticos.
Ella se apodera de la lógica
rehúye al inimaginable ilógico.

¡Oh! Magia misterios,
cual ingenua poderosa.
La perfección llama cautelosa
a la ingenuidad angelical temerosa.


Rosemarie Parra- Rivera –Uruguay







Corre


Corre tras el viento,
que el viento lleva mis esencias,
como hurtadas al tiempo,
mientras me enseñas a amar,
pues de mis clases de amor,
nada ha quedado.-
Todo se lo ha llevado el atardecer,
cuando la noche se ha puesto,
a desmantelar el arrebol intenso,
corre, no te detengas,
gana a la brisa,
pues en ella viajo,
en los poemas, en los versos,
en la luz y en tus sueños,
en todas partes me encontrarás,
aun en los suspiros y en los anhelos,
en las cosas y detalles,
esos que nos gustan,
siempre me hallarás.-
Y abrázame, así como te abrazo,:
con intensidad,
pues el amor se vive a cada instante,
tan así como si fuera la última vez,
aunque lo veamos eterno en cada palabra,
en cada beso,
en la delicada línea de un suspiro,
que se proyecta de alma a alma.-

Víctor Kartsch- Encarnación- Paraguay





               MÁS QUE UN VIAJE DE PLACER.
“Después de todo lo vivido,
esta luz argentina que me acoge”.
Rafael Alberti. Una mañana de enero de 1953.
Las avenidas de Buenos Aires, tienen su particular encanto. Caminar  por la 9 de Julio hasta o desde el Obelisco, de día o de noche, es simplemente un deleite, una necesidad, un deseo impostergable, como un imperativo del que no se puede abstraer todo el que llega, por el motivo que sea, a esa enorme latitud del continente. Sus ciento cuarenta metros, -la avenida más ancha del mundo-,  son como  brazos abiertos que reciben al calor y cercanía de sus habitantes. “Quien visita Buenos Aires, no la olvidará jamás”, dijo Alberti.  La ciudad que lo acogió durante 23 años y donde se lo recuerda, con particular afecto, en cada aniversario de su natalicio y en múltiples actividades literarias.
Esta importante arteria de la ciudad, debe su nombre en honor al día de la declaración de independencia del país, el 9 de julio de 1816.
En medio de esa amplia avenida conocida también como el kilómetro 0, se encuentra el Obelisco; construido en 1936 con motivo del cuarto centenario de su independencia, es considerado un ícono de la ciudad de Buenos Aires, su estructura visible tiene una longitud de 67 metros. Es el punto desde donde se miden todas las distancias desde Buenos Aires.
 Frente a esa enorme obra arquitectónica, converge otra de las más emblemáticas avenidas porteñas,  Corrientes, “la calle que nunca duerme” y, la más querida de sus habitantes, con un constante ir y venir de gentes, en sus ocho kilómetros de extensión. Calle ligada al sentimiento más porteño, el tango, inmortalizada en la melodía    “A media luz y el número 348” entre otros. En esta arteria,  se  encuentran la mayoría de los teatros más importantes y conocidos internacionalmente;  el Gran Rex, el Teatro Maipo o el Opera, donde actuó Edith Piaff. El Nacional, con el  debut de Carlos Gardel en 1933 y, una cantidad indeterminada de salas de revistas y musicales en permanente estreno.  El Teatro Colón  a metros del Obelisco,  sobre una de las veredas de la avenida 9 de Julio, es otro de los recintos más destacados del quehacer  cultural, considerado mundialmente como el mejor y más perfecto teatro de ópera, por su excepcional  acústica y belleza. “El espíritu de Corrientes pervive a través de los años y de las modas, un lugar imperdible, si queremos conocer los secretos de Buenos Aires”,  según comentario del dependiente de un local.
Otra avenida de características extraordinarias es la avenida Rivadavia, la cuarta más larga del mundo, con algo más de 30 kms.; Santa Fe, conocida como la avenida de la moda, por sus grandes y hermosas vidrieras, Florida, Lavalle y tantas otras de similares características, en las que los cafés-restaurantes trasuntan la idiosincrasia trasandina y la importancia que tiene en la vida de sus habitantes. En ellos se puede tomar una taza de café y permanecer el tiempo que se desee, en la más absoluta tranquilidad y comodidad.
La avenida de Mayo es otra de las arterias emblemáticas, de gran importancia sociocultural. Enfrenta a la Plaza de Mayo y Casa de Gobierno, además de numerosos edificios estatales:  El Cabildo o el Banco de la Nación. Su nombre se debe a que la Primera Junta de Gobierno, instaurada precisamente ese mes. En esta avenida, la primera en todo el cono sur de América, se encuentra también, otro icono de la cultura nacional, el paradigma del café porteño, el Café Tortoni, el más antiguo en su género, -1858-, de aires europeos, el Tortoni fue fundado por un inmigrante francés de apellido Touan, quien lo llamó “Tortoni” en alusión a un conocido café que un inmigrante italiano había abierto en París y que en el siglo XIX fue un centro de reunión de la cultura parisina. De este hecho, se exhibe en una de sus vidrieras, los versos que los poetas Baldomero Fernández Moreno y César Fernández Moreno – padre e hijo-   le dedicaron, en 1925 y 1975, en Buenos aires y Paris respectivamente, el mismo poema, con un par de versos diferentes. “A pesar de la lluvia yo he salido/ a tomar un café. Y estoy sentado/ bajo el toldo tirante y empapado/ de este viejo Tortoni conocido” … 
Frecuentado mayormente, desde sus inicios, por grupos de pintores, escritores, periodistas y músicos, el local es hoy, cada vez más, una parte indispensable de la historia y cultura porteña. Sus murallas están repletas de cuadros de personalidades del mundo de la cultura nacional e internacional. En un espacio, entre un salón y otro, destaca las figuras –estatuas-  tamaño natural de tres iconos de la cultura argentina que fueron visitas permanentes del lugar: Alfonsina Storni, Jorge Luis Borges y Carlos Gardel.
En este café en particular, bohemio y artístico a la vez, conviven el pasado de Buenos Aires y el presente del resto del planeta. Turistas de todo el mundo deambulan constantemente por sus pasillos. Es una muestra de arte permanente, con sus esculturas, dibujos y pinturas en sus 150 años, es un lugar mágico y parte fundamental del patrimonio cultural porteño. Merece ser visitado, al menos una vez en la vida.
En San Juan y Boedo está el Café Tanguero, el Café Esquina Homero Manzi. Donde “el tango vibra” aunque sea de perogrullo decirlo, por si queda algún escéptico, acá se despeja toda duda. En las noches hay shows del género en su imponente escenario. Los aires arrabaleros abundan y la concurrencia y el buen ánimo también.
Muchos lugares quedaron al margen  de esta crónica y, también por visitar muchos otros,  como la  Avenida Pueyrredón 2471, casa museo de Rafael Alberti, donde vivió junto a su esposa, María Teresa León, Avenida Boedo “el paseo de las esculturas” o El Museo Casa de uno de los ídolos argentinos más recordados, el mítico Carlos Gardel y muchos, muchos más.
Conocer sus calles, saber su historia, es adentrarse en el alma de un pueblo culto, cálido y acogedor, inolvidable. Es mucho más que un simple viaje de placer.








Victoria Gonzáles Badani.-Santiago de Chile- Chile










 Mi asombro fue al nacer









Mi asombro fue al nacer, yo no sabía
que se anda por la senda tropezando,
cayendo y levantándose hasta cuando
parece todo llano en nuestra vía.

Las zarzas, socavones, hasta el guía
parece que deslumbran y engañando
rasgaron piel y alma y en llegando
al fin, mi mente vuelve a estar vacía.

¡Feliz quien al andar ha ido llenando
de amor su corazón y todavía
se llena de perfume al ir pasando!

Lector de mi soneto, hoy te daría
fragancias de ilusión que he ido guardando
para irlas repartiendo noche y día...




Xavier Coderch Vives- Barcelona- España




LISTA DE AUTORES Junio
Autor
número
titulo
Ada Gil
43-1
Perfume de mujer
Ana Romano
43-2
Carisma
Antonio Monzonís Guillén
43-3
Y no había luna
Artesana de versos(Mary Ramos)
43-4
Soy, y soy poesía
Beatriz Ojeda
43-5
Se me tizna el alma
Carlos Alberto Giménez
43-6
A veces
Carmen Guzmán Cedeño
43-7
Duquesa de sur
Carmen Leyre
43-8
No pretendo
Charo Bustos Cruz
43-9
Cae la tarde
Conchita Hernández santos
43-10
Quiero marcharme
David Valdés Belinchón
43-11
Bailando con el viento
David Reverte
43-12
El camino que se transforma
Diana Luz Bravi
43-13
Agosto
Diego Miró Quesada Mejía
43-14
A Dios
Diego Santiago Cazzaniga
43-15
Irreal
Egle Frattoni Romano
43-16
Don Rude
Esther González Sánchez
43-17
Sombra de luz
Ezequiel Feito
43-18
El señor chiquito
F . José Romero
43-19
Viaje al cáñamo
Gabriela Ruiz Gomis
43-20
Hoy abro las puertas
Gladys Alvarado
43-21
Pensándote
Gloria Rafaela Pompa
43-22
Helena con H
Grissel Canche Albornoz
43-23
Desde la roca
Héctor Berenguer
43-24
Nuestros días son la rueca
Higorca Gómez
43-25
No quiero pensar
Iliana Romero
43-26
Lluvia
Ingel Lazaret
43-27
Quiero
Jorge Alberto Hernández Ramírez
43-28
Tócame
Jorge Amado Serrano
43-29
Cuando Llueve
Jorge D´Agata
43-30
El tiempo de Lucho
José Rodolfo Espasa Muñoz
43-31
Amo la pureza
Justo Aldú
43-32
A esta hora te recuerdo
Lenin Salas
43-33
Yo también puedo escribirlos versos…
Liliana Farah
43-34
No te atrevas
Loret Vaz Tor
43-35
Quiero
Luis Alberto Gontade Orsini
43-36
Vivir en las nubes
María Isabel Campos Quijano
43-37
Mientras calla la luna
Marcela Toro
43-38
Mensaje encontrado en una botella
María del Carmen Latorre
43-39
Legado de amor
María Graciela Galván
43-40
Certezas
M ª José Acuña Beláustegui
43-43
Sabor de olvido
María Martín Humanes
43-43
Aguarda la barca
M ª mercedes Castro
43-43
Divagar
Mayte Sánchez Sempere
43-44
Sobrevivir Madre
Miguel García Freijanes
43-45
¿cómo el pasado se esconde?
Miguel Urbano
43-46
Enriquece la vida…
Nieves M ª Merino Guerra
43-47
Vestidos de Lluvia
Pablo Ramón Cabrera Roa
43-48
Mariposas en la noche
Pastora Edurgo
43-49
Donde la noche se duerme
Patricia Cuarenta
43-50
El gato
Pilar Ferrer
43-51
Gris y húmeda
Rafael Serrano Ruiz
43-52
Eternas palabras
Romero de Buñol
43-53
Una lágrima
Rosemarie Parra
43-54
¡Oh! Divina pretensión
Víctor Kartsch
43-55
Corre
Victoria González Badani
43-56
Mas que un viaje de placer
Xavier Coderch
43-57
Mi asombro fue al nacer

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