viernes, 1 de marzo de 2013

Revista Nº 28 - ESPACIO DEL POETA


 Revista  N.º 28 -  ESPACIO DEL POETA
                           
     REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                    
 marzo 2013





         

          


      RIVERA














A veces me detengo…





A veces me detengo a mirar tus manos:
redonditas, blancas, parientas de una nube,
y en ellas navegan lentamente las mías,
como la nave que cruza un golfo lejano.

Allí, escalan hasta el límite de los dedos:
frágiles, sencillos, como los sueños de un ave;
y luego se duermen como los aviones,
cuando, por las noches, la nieve se acuesta en sus alas.

¡Ay, que no se termine un sólo día
sin que yo pudiera acariciarlas!,
porque ese día amor, al privarme de tus manos;

vendrá a visitarme, con su traje de cólera, el invierno,
y al cantarme canciones y nanas de escarchas,
heredaré bienamada: los terribles derechos del frío.





José Rodolfo Espasa Muñoz – Benidorm-Alicante- España










Al morir el día

Han apagado el sol una vez más.
Es insoportable la voluntad de no ser
sin luz y a solas.
¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿Dónde encontrarte bajo la lluvia de esquinas
y farolas rotas?
Camino sin pausa y sin saber como
asumo la evidencia.
Eres la mujer que acecha en cualquier bar
sentada tras una botella de güisqui
y hace latir aprisa mi corazón
inmune al fanatismo del amor diablo.
Eres tú la que encuentro
y que me encuentra
huyendo de las calles vacías.
Somos almas gemelas
intentando ahogar su miedo en alcohol.
Dos bultos inmóviles
que se miran sin reconocerse
como quien contempla lo incomprensible.
Náufragos ambos
en el incólume mar del olvido.
Bebiendo hasta sentirnos
acompañados a solas
en el fluir de la noche que no acaba.
Muriendo lentamente a cada sorbo.
Luego los bares cierran
y nos vamos en direcciones opuestas.
Mañana te volveré a buscar
en bares donde nunca estuviste
y aún me esperas.



MARIO BRONTE-Valencia- España





Destino equivocado




Llegas de la sombra del pasado,
pálida y etérea
como un destino equivocado,
con la voz matizada por la duda,
ocupando el silencio de la nada.

Tus ojos brillan en la noche
como estrellas que escapan de la luna.
Eres silencio en lejanía
y con olor a tierra mojada vespertina,
cual llanto de oscuras amapolas
ya perdidas,
renaces del silencio
día tras día…

En la mansa inmovilidad
De lo perdido,
te haces presente inmaterial
sin un principio.
Y al final…
Eres mujer y eres divina.



Charo Bustos Cruz- Sevilla- España







Como Icaro






A Eugenio siempre le gustó volar. Muchos golpes recibió en su infancia a causa de esa obsesión que lo desvelaba. Ideó muchos recursos, todos fracasaron. Jamás logró quedar suspendido en el aire, ni siquiera unos segundos. Sentía fervor por todo lo alado, envidiaba a los pájaros y profesaba una admiración enfermiza por los aviones. Aeronaves que iba acumulando con un misticismo enfermizo. Durante largas horas los escudriñaba, buscando desentrañar el secreto escondido en sus alas. Tenía un sueño, y lo cumpliría. Competiría con esas máquinas que lo cautivaban, también con el artero y sigiloso vuelo de cóndores y halcones. El volar de las palomas y gorriones no eran para él. El cielo, con su inconmensurable infinitud, lo convocaba.
Una mañana primaveral, apenas tibia, se despertó sobresaltado, un agudo dolor a ambos lados de su espalda lo inquietó. Hizo movimientos circulares tratando de disipar la molestia. Se acercó a un espejo, observó su espalda, vio con una mezcla de asombro y optimismo dos protuberancias extrañas creciendo con lentitud y firmeza en cada uno de sus omóplatos, las palpó sin asustarse. Le estaban naciendo alas. Se recostó boca abajo y esperó. Las alas despuntaban negras, anochecidas, como las del aguilucho cuyo vuelo admiró esa gélida tarde en las altas montañas nevadas. Siempre las imaginó blancas, puras. ¿Tendría algo que ver el color de las alas con el sentido de los sueños? No se inquietó, lo del color era un detalle ínfimo, sin importancia. Debía concentrarse en su objetivo medular: aprender a volar.
Fue una tarea ardua, compleja. Sabía que era un hombre, no un ave y disciplinó su empeño. Comenzó practicando leves y tímidos aleteos. Más tarde adquirió confianza y seguridad. Con férrea voluntad logró un débil y torpe ascenso. ¡Qué sensación de libertad! Un estremecimiento febril recorrió su cuerpo, sus entrañas. Había llegado la hora de cumplir, sin aplazamientos, todas las esperas. Sabía que desde las alturas dominaría al mundo. El ascenso, en un inicio con morosidad, se fue convirtiendo en seguro, raudo, tal como lo había imaginado. Las alas, sometidas, respondían. Miró hacia abajo. Se sintió poderoso, dueño de su destino, sin cadenas.
Pensó con tristeza en Icaro, hijo de Dédalo, preso en el laberinto de Creta. La búsqueda de su libertad le costó la vida. Sus alas pegadas con cera se derritieron al acercarse con imprudencia al sol. Se desplomó en el Egeo y murió. A él no le pasaría eso, las suyas estaban amalgamadas a su cuerpo, enlazadas, indisolubles, sólidas. Su libertad no estaba amenazada. Deslumbrado como un niño, voló, voló y voló. Sus ojos azorados abarcaron todo. Vergeles fértiles, ríos trémulos, mares indómitos, montañas patriarcales. Giró, se columpió en nubes albas y espumosas. Subió, se empeñó en buscar el cielo que en cada aleteo se alejaba un poco más. De pronto el desenfreno que lo había poseído en un principio se aplacó, se sintió extenuado, el cansancio lo cubrió como un sudario. Jadeando trató de replegar las alas, quiso sacárselas, no pudo. Cerró los ojos, un agobio feroz se encarceló en su cuerpo y miles de imágenes atropellaron su mente. Sacudió la cabeza, queriendo desalojar de ella los recuerdos punzantes, pero las miradas perturbadoras de sus hijos lo inquietaron con desmesura. Los añoró con furia. Comprendió cuánto los había descuidado. Las horas de apatías, de caricias ausentes, de besos frustrados, desfilaron ante él, sin clemencia. Su cuerpo se contrajo, la verdad lo abofeteó. ¡Qué necio había sido! Ellos, sus hijos, eran sus alas. Un llanto sin pudor hizo resbalar lágrimas ácidas sobre su cuerpo exhausto. Miró hacia abajo, palpitante los llamó con gritos desgarrados. Nadie le respondió. Lanzó un alarido animal, nadie lo escuchó. Su rugido, bronco y postrero, rodó confundido, perdiéndose en el vacío sombrío de la noche





Ada  Gil- Rosario- Santa Fe- Argentina.








Desatornillar





Sacudo el ancla
Deslizo el timón
Las profundidades
que se abren en espejo
son las que surco
Abrazo la brisa
La vela esconde
desatenciones
¿ Retorno?




Ana Romano- Buenos Aires- Argentina










Carcajadas de amor


Pelo dorado besa su frente

adorno suave de su cabeza

rayo inocente de luz tenue

rayo de la alegría de mi retina.

Sus  ojos son la algarabía

custodia de sus cejas

que ríen todo el día,

carcajadas de amor  que brillan con nobleza.

Sus labios son la formación del deseo

el encuentro de la palabra

marfiles que centellean con esmero

alegrando de nácar su cara

fina como la noche clara

suave y tersa como la mañana.

Sus manos son la sinfonía tenue

sus dedos las notas que manan

conciertos de la pasión

sonidos que embriagan

borrachera del calor

ebrio  de  la alborada.

 Santiago Medina- Madrid- España






Fugaz



Aún pienso en ti y  tiembla mi piel
Vives en lo más recóndito de mi ser;
Callado, para que nadie lo sepa,
Que al pensarte, todavía me  siento mujer...

Si fuiste tan fugaz, ¿por qué este anhelo?
¿por qué este empeño en retenerte?
Si fuiste tan efímero, no deberías existir,
Ni en  mi piel, ni en mis pensamientos...

No estás más, olvidé hasta tu nombre,
Y aún persisto , mirando tu lugar  vacío,
Añorado tu corazón fugaz, mediterráneo,
Que enciende las estrellas de mi noche...



M.ª. José Acuña Belaustegui-Curmaná- Venezuela












OCTUBRE





Silencio de luna
para los acordes de la noche.
Dejo caer la espera
hojeando algunas sombras.
Retaceo veranos
buscando el mejor sol
y entre corte y corte,
se me ocurre
una esperanza.
¿A qué hueles octubre
que no te pareces
a nada?



Diego Santiago Cazzaniaga- Rafaela- Santa Fe- Argentina











EL MENSAJE


llegó su mensaje,
inesperado,
cruel.
Inesperado
por venir del olvido.
Cruel
por los recuerdos traídos

Curiosidad sentida
saber que fue de su vida
Ideas incontroladas
en tenues chispazos
de tiempos pasados
quizás
buscando respuestas
 a viejos dolores.
Amargos sinsabores

Llegué a su presencia
No se qué esperaba...
y ella hablaba
buscando mi complacencia

Cuanto más se expresaba
menos entendía
porqué pude amarla
y mientras hablaba
comprendía
que aquella mujer
que en tiempos quería
allí ya no estaba


Rafael Serrano Ruiz-Madrid- España






LA VIEJA DUEÑA DEL ARPA


La primera despedida de la vida que se pasa
es como una mariposa que se ha quemado las alas.

Siempre sale en la mañana la vieja dueña del arpa
la que transita la calle adivinando las fallas.
Estructuras inconscientes armaduras hierro hueco
acomodan en sus huesos el peso de sus infiernos.

No me avises vieja eterna cuando penetres mi hora
no quiero cantar contigo el himno de tu victoria.
Iré camino al destierro sin saber quien me derrota
soy un viejo que perdura en la sombra en la cornisa
en la gaviota que vuela en la espera de las ninfas.

Siempre que busques un verbo para nombrar tu venida
tendré en mi lápiz despierto otro verbo que te diga
que las azules miradas de los dioses peregrinos
están moviendo la tierra cargándolas de latidos.

Corazones de ilusiones adivinan tu sigilo
y destruyen con su gloria tus ansiedades de niña.

Nunca llegarás en hora esperando en el camino,
está el fantasma de siempre hechizando tu delirio.

La luna tiene en su pecho los nombres que has elegido
si el sol te alumbra esta noche no podrás llevarte un niño
ni un puñado de canciones ni la solapa de Cristo
dejarán que te despiertes esta noche de domingo.

Beatriz Ojeda-Montevideo- Uruguay







El Fallo





La pieza musical de mi entorno,
hoy es palabra ultraísta,
otro remendado en el baile de los compases humanos.
Un día fui tu amante, tu compañero, tu guía
pero las lágrimas fermentan el quejido de la piel
y  se siente el golpeteo del corazón despedazado
la sangre faltante es el saldo neto de tu amor
Me ofreciste tus campos
para que yo los viera extasiado
hasta tus zonas más recónditas
y  me olvidara dónde nací
o  para dónde iba
así nació cantando mi futura poesía
y cuando todo soñé sin queja alguna
el sueño de profetas se transformó en pesadilla
hallándome forastero en tu terruño
desperté  con tu palabra
sin querer verte acorralada.
La inopia estaba contenida en tus labios
pero no en los míos.
Mi palabra es sudario poético
forjada y aguerrida
no germinada en multitudes que hieren de amor lentamente
mi palabra es pasión colgada
que estrecha la distancia y saluda
no se sienta a esperar dónde o cómo llorar
es ardiente verano caribeño
el pozo del cual bebo, hoy herido
este poema  podrido en la garganta
anegado en el dolor y soledad


Tal vez resulte inútil defenderse
de la ausencia de justicia ante tu fallo
solo aceptar la condena
aunque más  grande sea la tristeza
de vivir sin tu cariño
de pie como los viejos guerrilleros
y volver a empezar.



JUSTO ALDÚ- Panamá










Palabras de amor


…palabras de amor en el corazón plantadas
por el manantial de quimeras deshojadas…
turbación eterna que viste de colores la piel
ambrosía en los labios saborean la miel…
balanceándose al ritmo del ser
papel en mano tinta púrpura se derrama sobre el…

…palabras de fuego,
desatan pasiones chocan contra el cuerpo…
mil caricias se desnudan en silencio
pasión ardiente quema el aliento…
y en el lienzo, unidos espejo y reflejo
en gestos suaves hace palpitar el universo…

…palabras que cautivan con solo pensarlas
que son de la flor la mas dulce fragancia…
en ellas te hago mío, me consumo en tus brasas
sin esconder la pasión de mi vientre que me asalta…
sometida a cada caricia dejo suspendida el alma
a merced de tu iris que me reclama…

…palabras que en los fulgores bailan
iluminando la noche, despertando en el rocío de la mañana
bañando de alegrías la sonrisa, llena de amor cada página blanca
quedando a tu existencia atada, y …dulcemente encadenada…
donde terminar este verso no puedo
pues no se terminar lo que con amor comienzo…



Carmen Leyre-Torrejón de Ardoz- Madrid- España









Perros en la noche






Los perros ladran  a lo inútil,
a las sucias monedas que caen a la calle,
al rodar de la cápsula de la bala de un suicida
o al fragmento de un a frase de amor trunco.


Le ladran a los papeles que naufragan en la zanja,
a las sombras que aún buscan sus dueños
y a las lámparas quemadas que no terminan de apagarse.


Les molesta la inútil discusión de los grillos
o la cobarde quietud del pasto;
los mudos, sordos, ciegos, y todo aquello
que se esconde en la falsa seguridad de lo nocturno.




Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina









Pidiendo Paz

Yo estaba desesperado, con el chaleco salvavidas y mi hijo debajo del brazo, casi ahogado. El cuerpo laxo pesaba como mi conciencia. En la playa le hice respiración boca a boca y, masajeando su corazón, logré salvarlo. No era sólo él que volvía a respirar, también yo, aunque mi conciencia seguía en la asfixia. Para Dios nada es suficiente. Lo llevé con su madre; sin atreverme a mirarla, partí. Después vagué, medité, escuché a mi padre: “ Salim, tu destino tiene que ser diferente al mío, entrega todo de ti". La puerta estaba abierta. Volví a escucharlo en cada una de las bocas, desconocidas bocas, aunque no extrañas. Fuimos unidos, lo seguiríamos siendo. Salí pensativo, aullando el motivo. La latita de gaseosa giraba golpeando la acera, el cemento se aturdía con el ruido metálico.
Me hacía recordar aquella película donde se casaba una pareja de enamorados, y enganchadas atrás del auto una docena de ellas chocando disonantes, anunciando a todos la mayor de las felicidades.
El recuerdo regresaba purificado, brillante en los detalles.
Volví también a ese día, cuando me reuní con ellos por primera vez.
Ahora, recién ahora, entiendo que mis creencias eran débiles, aunque no se fortalecieron con las de ellos.
Me sentí obligado, eso es todo, por alguien, algo.... no lo sé.
Y debí aparentar que lo que voy a hacer es importante e imprescindible, para todos.
La latita giraba hacia el otro lado, golpeaba los listones de los desagues produciendo sonidos más graves, ahogados entre sí como un secreto.
Y los sonidos guturales de mis ancestros eran la orquesta que acompañaba a éstos, particulares, actuales lamentos.
¿Lo que recibí de ellos habrá sido tan destructivo como lo que haré?
Mi conciencia, tan pesada, bajando hasta la axila.
Debajo del brazo el Corán.
Mi axila abultada, pesando como mi conciencia.
Inhalé y comprendí que nada había cambiado, salvo que yo no era el mismo.
La latita había caído en un charco, daba vueltas como un barco entorpecido, su voz callada...
Mi carga era la de todos mis hermanos, una carga extrema de ideas muertas...
El chaleco salvavidas transformado en matavidas cuando escucho el "click" antes de la explosión.


Margot Kliforwie- Rosario- Argentina






Poema de amor




Hoy la luz despliega sus abanicos al vuelo,
las torres, antaño frías, te convocan para el beso
y en la tierra húmeda brota la vida en forma de jazmines.
Aquí, una mirada cómplice de todo, revolotea bajo tus párpados
y una caricia, tan tuya, circunda el abrazo;
yo te amo como todos los días en el mismo instante;
porque tu y yo venimos del trueno y vamos a la primavera,
porque ya la risa despunta cada tarde a la hora fijada,
como si los barcos repletos del día atracasen
en los puertos deseados de tus labios.
Las calles nos aman, asumen la inocencia,
muere el crepúsculo besado por el llanto
y de puro, se desvanece ante el silencio.
Nos vestimos de besos, nos abrigamos de alegría
de cuerpos que recogen para siempre los inviernos,
ya estamos solos, al paso del “te quiero”



Jose Cercas-Caceres- España






Ha hablado



Ha hablado el interior parduzco del corazón en busca de una respuesta a la pregunta que vuela incesantemente, sin detenerse por los ríos circulares del entorno en el cual escribe.


Fuentes imaginarias atraviesan  su otro yo, que ha caído estrepitosamente por las escaleras de cristal, que vierten sus aguas, por un pequeño orificio forrado de rojo terciopelo.


Quedan espacios con notas musicales que marcan los dedos suaves, convertidos en trenzas que amarran lo incomprensible.







M Alejandra Jimenez-Valencia- Venezuela







Hoja de otoño



Como una hoja en el otoño de la vida,
envuelta en torbellino de pasiones,
el viento arrastra, la eleva en frenética subida,
llegando hasta una nube de ilusiones.
Levitando en los recuerdos del pasado;
buceando en un mar de dulces sueños.
En el recodo del camino cansado,
ve pasar por sus laderas tantos dueños,
que ignoran que sus vidas no son suyas,
si no de aquellos vientos que embravecen,
y sin esfuerzo cautivan a las almas, cuyas
luces se apagan, se ocultan, languidecen.
Y otras veces se iluminan, cobran vida; con las miradas
de otras almas que las miman, con las caricias
de otras manos tiernamente enamoradas,
rozando un leve beso, que por fugaz ha sido una delicia.
Y nuevamente alza el vuelo con piruetas,
esa hoja al viento; y consiente al torbellino de pasiones
en el otoño de su vida, como una marioneta
movida por los hilos, cautivada por el latir de corazones,
como un imán atraída, sin voluntad baja y sube;
viaja en el firmamento, siguiendo un rayo de luz.
Se desliza al infinito elevada en una nube.
Yo soy esa hoja al viento; el destello eres tú.


Marga Utiel – Badajoz- España







ERA UNA ROSA


Pudo ser mayo,
cuando aquella flor despertó
y sus pétalos abrió,
porque era rosa,
porque su perfume lanzó
y sus labios yo besé,
porque en su tallo creció
y así... yo me enamoré.

Que bonita parecía
la lágrima del rocío,
que yo me bebía
camino del río.

¡Como brillaba la luna!
la noche que fui a verte.

¡Ay! el tallo verde
¡Ay! mi rosa pura
mi corazón me arrancaste
porque ya no había rosa
porque, no es que me engañaste
es que alguien te llevó,
como una bonita rosa
y mi corazón sangró
y yo... que bebí tu llanto
el mío... allí se quedó


Antonio Monzonís Guillén- Valencia- España







Junte las flores esa tarde tibia




...junté las flores esta tarde tibia,
antes de llegar a casa
una por una,en mi camino,
ese que me lleva hasta vos ...sin pausa.

Até un lazo a tus cartas...
con el lazo de moño y terciopelo
...aquella cinta rosa,
que no hace mucho
en otra tarde tibia
me ataste el pelo.

Multipliqué en adjetivos
porque hace doce años
en nuestro amor atrevido
me decís lo mismo
con el café...
todas mis mañanas.

Colgué mi sombrero
...entré en la casa
cayó mi enagua
y me invitaste a
destender la cama.

Me abrazaste en tu perfume de menta
y te besé con trascendencia
y mi amor infinito y atolondrado
te dijo entre beso y beso:
te reclamo
te necesito
te invento
te canto
te bailo
....y a vos ....te encanta.

Ya es de tardecita,
casi de noche
y hace frío...
y mi beso ahora te besa
son absoluto desespero
................entonces te abrazo
inventádome la magia
en un abrazo silenciado
digo:
.......................................no te vayas...!!!



Pilar Ferrer- Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina






Un jardín de dos por cuatro






Acabo de comprarme una compostadora. Por internet. No sé para qué sirve. Ciento cuarenta euros con noventa y cinco, seiscientos litros de capacidad y no sé para qué sirve. Además es fea como un demonio y ocupa demasiado espacio en el jardín trasero del chalet. Pero todo el mundo en la urbanización tiene compostadora y a mí no me gusta llamar la atención. Por eso acabo de comprarme una compostadora.


Hace unos días le pregunté a mi vecina Manuela qué hacía ella con las hojas secas del jardín y me dijo:


 - Mujer, pues lo que todo el mundo, echarlas a la compostadora.


De acuerdo, tengo una vaga idea de para qué puede servir la dichosa caja de plástico verde gigantesca que ocupa medio jardín, pero es demasiado vaga y en mi jardín jamás habrá seiscientos litros de hojas secas porque mi jardín mide cuatro por dos y tiene un solo árbol.


Miro la compostadora. Creo que ella también me mira. Estamos condenadas a entendernos. Recojo las seis hojas del césped y las echo dentro. Oigo la puerta de casa de Manuela. Corro a la entrada, cojo a toda prisa la bolsa de la compra, el monedero y las llaves y salgo a la calle.


 - Manuela, qué casualidad…


 - Hola Rosario.


Caminamos juntas hacia la única tienda de la urbanización. Cada cuatro metros el muro de ladrillo se abre a una puerta verde con cerradura de seguridad. Junto a cada puerta, un buzón blanco y un farol.


 - Me he comprado una compostadora.


 - Qué bien, ya verás como el huerto te lo agradece.

¿El huerto? ¿Qué huerto?


 - Claro, el huerto – contesto.


 - ¿Qué has plantado?


 - Aún lo estoy pensando…


 - Yo acabo de poner habas. Me alegra que te hayas decidido, es superecológico y superrelajante, ya verás. El contacto con la tierra me encanta. Es lo bueno de tener jardín.


De vuelta a casa salgo de nuevo al jardín. En una esquina está el árbol. En la otra, la compostadora. Entre ambos quedan un par de metros que podría aprovechar para poner el huerto. Tengo hojas secas y una compostadora, tengo un pequeño espacio para un huerto, solo me faltan las semillas y enterarme de cómo la compostadora puede ayudar el huerto.


Por la tarde ya he encargado semillas de habas por internet. Manuela vuelve a casa, acabo de oírla aparcar en la calle. Salgo corriendo para coincidir con ella en la puerta delantera.

 - Vaya, coincidimos otra vez – digo.


 - Eso parece – contesta arrugando la nariz.


 - Oye, quería comentarte… me he decidido también por las habas. Tú ¿cuántas has plantado?


 - Dos líneas.


Líneas. No sé qué son líneas.


 - Ya.


 - Es que las alcachofas ocupan mucho y tardan en salir, así que no me queda mucho más espacio.

 - Claro, las alcachofas…


Vuelvo a mi jardín. Miro la compostadora, el árbol, el recuadro de césped reseco. Cuatro metros por dos.


Cuando Javier vuelve del trabajo estoy deprimida, muy deprimida.


 - Cariño, recuérdame por qué vinimos a vivir aquí.

 - Mujer, por los niños…

 - No tenemos niños.

 - Pero los tendremos ¿no?

 - ¿Cuándo?

 - Pues cuando acabemos de pagar la hipoteca, claro.

 - Te recuerdo, cariño, que para eso faltan treinta y dos años… 

 - Mujer, seguro que podemos ir amortizando cuando me suban el sueldo y entonces podremos…

 - ¿Podremos?

 - Pero ¿qué te pasa hoy?

 - Que he comprado una compostadora.

 - ¿Una compostadora? ¿Qué es eso?

 - Lo mismo que la barbacoa pero más grande. Algo que aquí tiene todo el mundo y te lo restriegan por las narices y te dicen que es “genial” para las habas y “superecológico” y ocupa la mitad de ese pedazo ridículo de tierra que llamamos jardín.



Mayte Sanchez Sempere- Madrid- España







Regalamè tu tiempo esta noche


Regalamè tu tiempo esta noche

no te vayas, quedatè conmigo

miramè y dime lo mucho que me amas

necesito oirlo de tus labios



Cierro los ojos y siento tu presencia

eres la esencia que da vida a mi vida

eres un ramillete de flores

eres el que me para hasta el pulso con solo pensarte



El dia que yo no estè

sentiràs mi aroma en el aire

lo dejè prendido para que te llegue

sòlo lo sentiràs cuando te falte



Pido a Dios vivir solo para amarte

y que me ames tambien

aunque cuando cierre los ojos

seguirè la ruta que marca el amor



La ruta que me lleve a tus brazos

eternamente

alli me quedarè prendida en tu alma

prendida como una rosa en tu solapa

Te amo amor




            Maria Orquidea Blanca- Almeria-España








Ternura de amor









Ternura en tu mirada y calor de tus besos

sedientos de pasión y de caricias

encuentran en mi ser un dulce eco

que envuelve el corazón de nueva dicha.



No dejes, amor mío, que el lamento

de la rutina fría y despiadada

anide en nuestra casa ni un momento.



Te quiero porque si y mil razones

que no dejan de ser disparatadas...


Te amo, simplemente, por amarte

y sentir que soy también amada.





Nieves Merino Guerra-Gran Canaria- España







Desencanto

¿Cuánta miseria ven los mismos ojos
 antes de volverla invisible?

¿Cuánta desidia puebla el mismo cuerpo
hasta que éste muere?
¿Cuánta fe cierra todas las puertas de la mente?
¿Cuánta distancia acerca? ¿Cuánta mata?
¿Dónde estamos cuando no somos?
¿Cómo somos cuando no caemos?
¿Acaso alguien sabe si el instinto es creíble?
¿Acaso alguien sabe si la mente persiste
después del cataclismo de la muerte?
¿Dónde están los que no vuelven?
¿Por qué no vuelven?
¿Es acaso un no lugar ese lugar
que es la muerte?
¿A qué extraño suceso le tememos
si no lo conocemos?
¿Cuánto miedo cabe en un alma?
¿Cuánto del alma humana hay en el miedo?
¡Cuánto silencio, cuánta nada, cuánta inhumanidad!

El mundo caminará con muletas
largo tiempo
antes de quedar paralítico
delante de un espejo
inevitablemente
atroz.


Andrea Matar- Villa María- Argentina






Erial Poetico





No han comenzado las auroras
y ya callejeas mis devenires.
El tumulto escándalo
del escritor
cuando le faltan palabras
inclinándose hacia la decadencia.

Ya, ya lo sé, sólo digo pantomimas
que tornan el alba en oscuros prados
para encontrarte
y busco en las alforjas de la vejez
acunar mi edad , de la que aún,
según se dice, es temprana.

Pero mira, ¿no lo ves?, todo cae…
-¿cómo pensar en el jardín de las palabras,
si no sé lo que es florecer?-

Begoña M. Bermejo- Guadalajara- España







Mar del Plata, mi ciudad





Mar Del Plata majestuosa.
La de ostentación        lujo
    glamorosa           elegante
         toda brillo         resplandor.          
                   
            Mas también

Mar Del Plata humilde
     pobre          trabajadora.
La del acre olor a mar
     sufrida       angustiada.                       

          Así como la araña que errática va
          por intrincados         solitarios senderos
          donde va        viene
               se entrecruza nuevamente
          formando su telaraña . . .
          Así su vida transcurre
               melancólica         solitaria
          o bulliciosa          alborotada.

El mar de mi ciudad besa sus playas;
      el oleaje        ciñe su cintura
            la baña de espuma nacarada.                             

               El sol         celoso
               envuelve su mar azul esmeralda
               en ronda enloquecida
                    con ardor abrasador la cubre toda
                            hace nacer en sus entrañas
               la nueva simiente verde       florida
               que se expande por sus playas.                                

Entonces
              simula retroceder
                    pero avanza           avanza
                          serena          con pausa avanza           avanza.
También
              serena         con pausa  te enrieda
                    enrosca         abate         cautiva
                              enloquece              te enamora.                          

Su  vida es como el destino de la araña:
Te lleva             te transporta en su eterno deambular.

Y tú          te dejas conducir por sendas desconocidas
        a las que no quieres arribar           de las que luego
                     no querrás salir.                                  

           No te resistas a ella.
           Mira           recorre  Mar Del Plata.
                 Avanza        avanza         disfrútala
                       vívela a pleno          pálpala         paladéala.

Sólo Dios sabe
      adónde te va a llevar
              y hasta dónde tú
                       podrás llegar.



Ana María Hernáez – Mar de Plata- Argentina                









PASIÓN INÉDITA




No debes ahora recordar
el pasado que compartimos
a destiempo

Has conocido a otro hombre
y me dices te posee
una pasión insólita
que no te reconoces

Escúchame
no puedes apagar el sol

Además es mediodía



Fernando  Sabido Sánchez- Peñarroya- Pueblo nuevo -Córdoba. España















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titulo
Ada Gil
28-4
Como Icaro
Ana María Hernáez
28-25
Mar de Plata
Ana Romano
28-5
Desatornillar
A. Monzonís Guillen
28-18
Era una rosa
Andrea Matar
28-23
Desencanto
Beatriz Ojeda
28-10
La vieja dueña del arpa
Begoña M Bermejo
28-24
Erial poético
Carmen Leyre Quintana
28-12
Palabras de amor
Charo Bustos Cruz
28-3
Destino equivocado
Diego Santiago Cazzaniga
28-8
Octubre
Fernando Sabido Sánchez
28-26
Pasión Inédita
Ezequiel Feito
28-13
Perros en la noche
José Rodolfo Espasa
28-1
A veces me detengo
José Cercas
28-15
Poema de amor
Justo Aldú
28-11
El fallo
 M.ª Alejandra Jiménez
28-16
Ha hablado
M.ª Orquídea Blanca
28-21
Regaláme tu noche
M.ª José Acuña Belaustegui
28-7
Fugaz
Marga Utiel
28-17
Hojas de Otoño
Mario Bronte
28-2
Al morir el día
Margot Kliforwie
28-14
Pidiendo Paz
Mayte Sánchez Sempere
28-20
Un jardín de dos por cuatro
Nieves Merino Guerra
28-22
Ternura de amor
Pilar Ferrer
28-19
Junté las flores esa tarde
Rafael Serrano Ruiz

28-9
El mensaje
Santiago Medina
28-6
Carcajadas de amor





        







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