lunes, 2 de enero de 2012

Revista nº 14 ESPACIO DEL POETA



         Revista  N.º 14 -  ESPACIO DEL POETA
                              REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA
                                                                                     Enero 2012






El
árbol
tiene alma
de mujer. Ríos
de luz recorren sus
arterias. En sus ramas
de verde fragancia canta
la vida preñada de sueños,
de alas,  de flores,  de frutos.
Déjate  estar  bajo  su  sombra,
 que el áspero tronco sienta tus latidos.
El  árbol   sagrado escuchará tu corazón.

Silvia Rodríguez (19-12-2011) 



SEMBLANZA DE UN POETA

¿Quién a cantar de Arauco se atreviera después de la riquísima Araucana?

Estos versos, entre otros, se encuentran en el prólogo del Arauco Domado, en homenaje a Alonso de Ercilla, a pesar de su accidental divergencia con él.

Su autor, Pedro de Oña, el primer poeta criollo nacido en Chile en el año 1570. Antes de él habían escrito en el país dos españoles que los chilenos consideramos justificadamente valores nuestros, Pedro de Valdivia y Alonso de Ercilla. Más sólo con el autor de esta obra, el país cuenta con un artista de la palabra, genuinamente nacional.

En la literatura chilena, Pedro de Oña es el primer poeta desde el punto de vista cronológico. Nació en Angol, cuando esta villa era una pequeña plaza avanzada de España en Arauco. Sus días de infancia estuvieron, por lo tanto, sometidas a la violencia desatada en ese territorio por la confrontación bélica entre España y Arauco. Su padre, nacido en Burgos, murió como dice el poeta “hecho piezas por los indios”, cuando era todavía muy niño. Su memoria ha quedado grabada para siempre en los versos de su hijo, pertenecientes al Canto Noveno del Arauco Domado.

Y tú, mi padre amado, mas perdona,
Que no he de darte motivo con loarte,
A que diciendo alguno que soy parte,
Ofenda mi verdad y tu persona:
Por esto callaré lo que pregona
La voz universal en toda parte,
Y perderás por ser mi padre amado
Lo que por ser tu hijo yo he ganado.
Sólo diré que en guerra te criaste,
En guerras (como en crédito) creciste,
En guerras hecho piezas acabaste.

Después de vivir algunos años en la frontera, fue enviado a Lima, en cuya Universidad –San Marcos-, cursó artes, letras y teología. En 1596 fue nombrado corregidor de Jaén. Se sabe que se casó muy luego y que tuvo cinco hijos.

Su afición a la poesía lo llevó a leer entusiastamente, a los clásicos de Grecia, Roma y España, y a escribir el poema épico, base de su fama,  al que hago referencia “El Arauco Domado”, publicado en Lima en 1596 la primera parte. La segunda no se escribió. Esta obra celebra las hazañas, que el poeta llama heroica, de don García Hurtado de Mendoza, gobernador de Chile. Asegura, con modestia, que no pretende rivalizar con Ercilla, sino seguir su ejemplo y “traer a la memoria lo que él dejó al olvido”. Conviene recordar que en el poema de Ercilla, don García Hurtado no queda muy bien parado.

De su pluma salen otras dos obras mayores: el poema heroico “El Vasauro”, concluido en 1635, dedicado al Conde de Chinchón, Virrey del Perú e inspirado en el episodio de la conquista de Granada por los Reyes Católicos y, el poema sacro “Ignacio de Cantabria”, impreso en Sevilla en 1636, que celebra la vida de San Ignacio de Loyola.

Quise recordar a este genial poeta, a propósito de la distinción que entregó la Ilustre Municipalidad de Ñuñoa, al recién laureado Jorge Edwards  (Premio Cervantes 1999), a quién se le otorgó en 1968, el premio que lleva su nombre.

Victoria Gonzáles Badani-Santiago de Chile- Chile
(noviembre 2000.)













PRESAGIO

Apiñada
entre tablas
se acopla
La mirada
mansa
Es
llena de vida
que sucumbe
El hombre aguijonea
Con premura
los colores
Estéril es la entrega
Masacran

Y el suplicio.

Ana Romano





EN EL RÍO Y EN LA FUENTE

                                        La sombra se llevó al eco
por un sendero de guerras,
surcos dejaron mis huellas
que al polvo ocre se aferran.

Junto al barranco en la orilla
mi cuerpo lo desnudaba
para bañarme en su agua
y ver bien alto tu cara.

Mi cuerpo ya estaba limpio,
hasta el género bramaba
pensando en su albedrío
¡Ay! para ti lo enjabonaba.

Tú vendrías con prestigio
a buscarme por la fuente
y yo que ya te esperaba
ansiaba con deseo verte.

Te dije..¡Eres tú...mujer!
suspirando soy tu reo
quién me hace estremecer
con el sabor del deseo.

Por ser mujer, lo eres todo,
creas la vida en el vientre
es el amor tu custodio
del agua que da la fuente.

A. Monzonís Guillen- Valencia- España





LETICIA




Leticia va…
En su jardín de anhelos
amaneciendo alquimias,
enmarañando sueños
enredadera de los días,
quimeras del ser
guarda del Señor
que divide las aguas
de su vida.


El jardín de anhelos 

vibra en las manos 

de Leticia,

una pérgola,
un misterio
una línea entre los muros,

un pétalo 

que besa la brisa,
un clamor, 

una súplica
una jaculatoria, 

una mirada alucinada,

la ternura 

de una insignia
en esa flor 

que blanquea
alburas.

Leticia va…
riega de fe su jardín 

vive geranios 

reza rosarios 

de pétalos, 

se place en su siembra
cotidiana 

enamora entre semillas,

en el vientre alunado 

de sus manos
siente latir 

la tierra-fecundidad
 
… y la degusta cada día.






Carlos Alberto Giménez- Ushuaia- Tierra de Fuego- Argentina









Las Naranjas




Camino y a veces,
hay un momento,
el olor
de naranjas, jugosas, rugosas
detiene el riesgo de mi paso amargo
y dulce.
En la vereda, bajo algún toldo
igual de naranja.
Igual de naranja y verde y azul.
Huelo,
huelo profundo, papá,
dejo que el aroma suba hasta el cenit,
son las naranjas.
O sos vos. No sé
O sale de mí,  no sé.
Se cuela por la vereda,
atrapa mis huellas, sube por mis huesos
a cada hueco
y a cada eco.
Te traigo
Y te digo
son las que te gustan
Las que cortarías en trozos.
Una para mí, una para vos.
Ojalá lo sepas donde estés.

            Diana Luz Bravi- Rosario – Santa Fe –Argentina






El capitán vende flores




I
El viejo capitán vende flores
en la salida de un supermercado
con su gorra azul, compañera de mil mares
y su barba gris de sal y viento.

                        II
¿Dónde está tu barca? - Mi barca reposa
en un mar sin cielos.
¿Y tus hombres? – Mis hombres se han casado
con las sirenas.
¿Y tu amada? – Mi amada duerme
fragante, bajo la cubierta.
¿Y tú? – Yo estoy en estas flores
vendiéndome con ellas.

III
El viejo capitán vende flores
y quien se acerca a comprarlas,
ve en su gabán raído
tres botones de reluciente bronce.




Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina









Que importe


Condeno
a  las palabras
las fuertes o suaves
las fucsias y las grises
ociosas, sin sentido
Sanciono
 a los astros ostentosos y
  a los libros magníficos, virtuosos
A la cama mullida de la siesta
y al campo incansable y provechoso
¿Qué me pasa, Dios mío?
No es sensato,
mi juicio es desquiciado
Una palabra lo dice todo
una palabra lo muestra a todo
imagen auditiva
 señal enriquecida
Sublimes las campiñas
Gloriosas las marinas
Lo hueco habita adentro,
emerge presuntuoso
como dueño y señor muy destacado
inequívoco error de todo humano
¡Desdichada de mí!
  Inadecuada
Si no aprecio el valor de lo creado


 Irma Sambuelli- Rosario. Santa Fe- Argentina








Cuando la noche alea…
                                                   A Ana María Vecchioni






Cuando la noche alea y se agiganta el sueño.

Cuando tus manos armadas de ternura,

hilvanan las sílabas coronadas de espumas,

nuestras sombras se diluyen en un río misterioso.

Es que tus palabras transmigran del racimo puro,
a los rostros de lo ciegos ojos.
Alegres…, risueñas avecillas de gentil vuelo;
derramando esperanzas como la lluvia de marzo.

Tú, que combatiste la befa y al árbol de las hojas amarillas;
tú, que en la fiebre y el delirio proclamaste la pureza.

¡Hoy asciendes vestida de mar, bienamada compañera¡
Con un puñado de sal, por blanco vestido,

y por obsequio: la virtud del poema, derrotando nuestras penas.







José Rodolfo Espasa Muñoz –Benidorm- España










HASTA QUE LLEGUE EL OLVIDO


Esta tarde estoy poblada de tristeza,
todo se tiñe de soledad, de bruma...

será porque tú no estás... ni ahora... ni nunca...

porque siempre me faltarán tus besos
porque jamás el destino cambiará su ruta
Esta tarde siento el dolor de amarte...

como un puñal clavado en mi carne;
todo lo reviste la falsedad del sueño,

soñar con tu sonrisa, con tu voz amorosa
pensar en tus caricias que desvanece el alba,
todo es el engaño de creer un imposible
cuando despierto y no siento tu abrigo...
Todo me nubla los ojos esta tarde,

porque hoy más que nunca no te sabré mío
y cada día nos iremos perdiendo,

por más que quiera alcanzarte mi sueño...
mas tu ignoras mi dolor y este vacío
de no tener tus brazos para romper en llanto
Quisiera despojarme entera de tu recuerdo,

arrancarme este amor para toda la vida...

pero todo es en vano porque no lo consigo...
Deshojo los pétalos plateados de la luna
cubierta de esta melancolía azul y sempiterna,

maldigo con lágrimas este tiempo de desdicha
y castigo a mi alma hasta que llegue el olvido...


María José Acuña Belaustegui- Curmaná - Venezuela








¿Y si lo encontrase?

¿Y si lo encontrase?¿Y si es que existe

 ése amor que dicen, llena la existencia?

¿Y si fuese cierto? ¿Y si lo esperase?

¿Y si sueño en ello llena de ilusión?...

¿Dejo los temores?¿Puedo confiarme

 a pesar de toda mi dura agonía ?.
No. Ahora no puedo.

Ya no soy la misma. No pienso ni en mí.
No tengo esperanza. Es muy diferente.

La gente me atrae solo en amistad.

Y en ésa bondad que siempre enamora
me detengo ahora con toda mi entrega.

..
¿Y si fuese cierto ?... ¿Y si apareciese?
¿Cómo escaparía a tanto pavor?
¿Y si lo encontrase?... ¿Y si lo esperase?...


Ése amor eterno que llena la vida.

Dulce compañero, caminando juntos 

con confianza ciega y entrega absoluta.

Ése que es leal. El que no abandona.
El que no traiciona y ama con respeto.

El que no aprisiona. El que nos libera.
De ése amor del que hablan…

Y existe en la Tierra.

Nieves M.ª Merino Guerra 
Gran Canaria – España
20-08-2011







Realidad que sin piedad te muestras

Partí de esta tierra buscando consuelo
Otras vivencias, otros olores
Nuevos cielos, nuevos amores
Nueva luz en mis mañanas
Nuevo reposo en mis ardores
Vi. Comprendí, soñé
Con ilusión
amé lo nuevo

Realidad que sin piedad te muestras
El yo raudo se apresta
Preguntas profundas
Renuncias de antaño

Los hilos te mueven
Las penas se pasan
Dentro de ti añoras
Piensas de nuevo
en viejos momentos
Mas fuertes los del tiempo presente
Y rompes, y rasgas
No puede ser, algo te falta

 Vuelves a antiguos lugares
Nuevos tiempos
Nuevas calmas
Recuerdos que llegan
plenos de sentido
Y macuto a la espalda
De nuevo al camino

Rafael Serrano Ruiz- Madrid- España







  DOS SEGUNDOS PARA VIVIR




Dedicarle dos segundos a vivir
A una flor, a un cristal, a un llanto que no llega
Abrir los dedos al paso del amor
Intentar agarrarlo y no dejarlo escapar.

Despedir un nombre en cada lágrima
En cada momento convertido en pretérito
Abrir el corazón a cada sensación que lo alimente
Poner punto final a cada colección  de amargas
despedidas

Recitar el número incompleto de cada verso que te
escribo
Del aliento que va en cada sílaba transcripta
De cada letra que lucha por escaparse del sentir
universal
Vivir en la almohada el dulce sabor de los besos
perdidos

Amaestrar tal vez un poco más el llanto que pugna
por salir
Intentar que un río de sangre seque esos ojos de los
que fluye
O que un breve eco se pierda en el silencio de la
nada
En el pincel de mi sonrisa cuajada en unos labios
que te añoran

Charo Bustos Cruz- Sevilla- España





Poema a Neruda




El cielo deslumbró con su resplandor, el doce de Julio de mil novecientos cuatro.
En Parral, junto a las pedregosas vías del ferrocarril, asomaba una nueva estrella
que coronaría de laureles  el mundo de la poesía y de las letras.  El tiempo pasa.
Atrás queda Parral, como recuerdo del cálido hogar blanco y polvoriento, lleno de parronales
Aquí florecieron las primeras letras para alabar la bondad vestida de traje oscuro
Y asoma Temuco, con sus lluvias, sus bosques, su olor a madera, a araucaria
Delgado e ilusionado abandona la casa paterna, sólo con el tesoro de sus libros
Entre el pedagógico y la pensión tu alma se eleva a los altares del saber
El aprendizaje que recibes de la vida, ven nacer Crepusculario en mil novecientos veintitrés
El clima desolado del desierto vio florecer.  Los versos del capitán, en Nápoles
Tus libros y tus versos son partes del mundo, pertenecen a tu geografía personal
Canto y fecundación son tus palabras, el mundo coronó de laureles la belleza hecha poesía
Tu cabeza comenzó a blanquear, viendo las huellas que la vida iba dejando en tu caminar
Te refugiaste en Isla Negra junto a tu amado mar, con sus caracolas y mascarones
y te fuiste, cuando los volantines adornaban el cielo de la patria
Duermes el sueño de los inmortales, que dejan su huella por siempre. 



Juana Castillo- Chile





Dama de hierro





Esposa, compañera ,
 amiga, madre...
Esperando  una caricia
una palabra de amor.
Callada  pensando
en lo que debe hacer
con el corazón desecho
más nunca la verán llorar
Siempre  fuerte
no se deja caer
Para todos....
ella no tiene corazón
Va por la vida
sin decir palabra alguna
Mas  por dentro
grita clamando atención
Dama de  hierro por fuera
dura, severa sin un gesto
amable de felicidad.
Pero nadie sabe





Nancy Salas- México





Relato nº3


Una tarde de domingo, Inés estaba tan aburrida, que pasaba las páginas del periódico sin leerlas, hasta que llegó a la hoja de anuncios por palabras y vio un texto que decía así:
Robot de origen: Tokio; medidas 1,80 cm; peso 120 Kilos.
Modelo: HUMANOIDE K-2
SUMISO, plancha, cocina, gran conversador (varios idiomas), experto en bailes de salón, un fenómeno en masajes, no necesita ser dado de alta en Seguridad Social, ni estar adscrito a convenio colectivo.
Este anuncio, a Inés le produjo tanta sorpresa, que tomó papel y lápiz y se puso a escribir al apartado de correos para solicitar información.
Al poco tiempo, recibió contestación, ofreciéndole información del robot. Una de las cosas que más le agradaba, era que podía pagarlo en cómodos plazos, “disponible a cualquier bolsillo” —decía el slogan.
Aceptó las condiciones de pago y al cabo de un mes, recibió de correos la notificación para que fuese a recogerlo.
De vuelta a casa, estuvo desembalando el inmenso cajón, dónde todo estaba sin armar; con las instrucciones no había quién se aclarase. Inés, pidió a dos amigos expertos en cibernética que la ayudasen, intentando unir las piezas, entre todos, porque lo único que venía montado eran los circuitos. Tardaron horas en conseguir que el robot funcionara. Poco a poco, fue tomando vida. Cuando Inés vio que él se movía,  decidió llamarle, RIGOBERTO, pero como tenía demasiadas letras, le puso Rigor.
Cuanto sufrió aquel robot hasta que se aclaró con los electrodomésticos y se familiarizó con la casa. Rigor, planchaba mejor que nadie; pasando la aspiradora sin dejar rastro de polvo y cuando Inés volvía a su casa. Tan sólo, con oír el ruido de la llave en la cerradura. Al robot se le ponían los circuitos a mil revoluciones por segundo, de alegría. La esperaba con impaciencia, le preguntaba cómo le había ido en el trabajo. En la casa, reinaba el orden y la armonía. En la mesa, colocados los cubiertos y los platos; discretamente una rosa junto a la servilleta de Inés, y de fondo una música suave.
Un día en la que Inés charlaba con los compañeros de trabajo, de la buena disposición que tenía su robot. Y fue tanta la curiosidad que despertó, que no tuvo más remedio que invitarles a cenar, a casa.
¡Pobre Rigor! Aquella noche, los compañeros de Inés no pararon de preguntarle.
Rigor, había escogido un traje en color blanco y una pajarita al cuello. “Resultando así, un humanoide de lo más atractivo”.
La cena fue un éxito porque Rigor en su disco duro tenía almacenado menús tan especiales que era capaz de asombrar al más experto gourmet.
Después del café, se atrevió a bailar con varias compañeras del trabajo. Demostró destreza incluso con el tango. Algunos de los chicos, se mosquearon con el humanoide. ¡A partir de ahora, tendrían que sufrir la competencia de la técnica japonesa!
Aquella noche, Inés tuvo numerosas propuestas de sus compañeras. Llevaban tiempo que no veían una joyita igual.
—Lo siento, a Rigor no le presto, así como así —respondió Inés.
Una tarde, en la que llegó muy cansada del trabajo. Fue Rigor, quien al verla, le preguntó—, ¿puedo ayudarte?—. Inés, se dejó arrastrar hasta el sofá blanco de piel: conocido por “El descanso del guerrero”. El robot, le preparó un whisky con hielo. Ella le invitó a que se pusiera otro—, sabes que no me gusta beber sola—. Rigor aunque a regañadientes, prefirió tomar una lata de lubricante para engrasar sus articulados brazos.
Después, le pidió a Inés que se descalzara y que se tumbara en el sofá. Comenzaron los masajes en pequeños círculos, y muy despacio, fue ascendiendo por todo su cuerpo. Inés, experimentó una sensación agradable de relax y placer. Rápidamente, entró en una profunda relajación que dio lugar a un dulce sueño. Al despertar, tuvo la misma sensación de otras veces. Aunque le costó trabajo admitirlo, se preguntó —: ¿No me estaré enamorando?, ¿cómo me puede ocurrir esto? Si él funciona por circuitos.
Inés, cada día llegaba antes a casa; el saber que la esperaba con impaciencia y sobre todo, que su presencia, a Rigor le producía felicidad. Sin apenas darse cuenta, se fue metiendo en el corazón de Inés, pues no sólo era un robot cualificado sino que también a ella, el peso de su soledad había desaparecido. Hacía tiempo, que en un adiós, le habían robado los mejores años de su vida. Aun sentía un miedo insuperable a volverse a enamorar. Pero al conocer a Rigor, sus esquemas se habían visto alterados, pero sobre todo, ¿cómo contar a los amigos que estaba enamorada de un robot?
Cierto día, en el que Inés hablaba con Rigor; sonó el portero automático y fue a ver quien era, se quedó helada al reconocer la voz de Juan, pidiendo que le dejase entrar en la casa—, ¿qué quieres?—, preguntó Inés—. Vengo a recoger mis cosas—. Rigor, al oír voces, salió de la habitación para que ver qué ocurría.
—¿Quién es este? —comentó—. Que tan presuntuosamente se pone delante de mí—. Inés le informó que no solo era su robot sino que también, era su mejor amigo y que gracias a él se había recuperado de la depresión. Juan, se encolerizó—, ¿cómo te atreves a compararme con un manojo de chatarra?— De un puñetazo, le derribó, cayendo todo lo largo que era Rigor. Inés al verle por el suelo, comenzó a agitarle, pero él no se movía. Intentó unir los circuitos que se habían esparcido—. Márchate Juan, recoge tus cosas y déjanos tranquilos—. Humillado, salió, dando tal portazo que ni siquiera se acordó de recoger sus pertenencias.
Inés llamó a la fábrica de robots para ver que solución tenía Rigor. Enseguida, acudió el servicio técnico. A primera vista, le informaron de que tal vez no tuviera solución, porque el golpe le había destruido parte de los circuitos, pero lo intentarían. Era tanto el vacío que había en la casa, que sólo reinaba el silencio y la tristeza. Inés cada vez llegaba más tarde, ya nadie la esperaba.
Pasados quince días, llamaron por teléfono. Era de la fábrica, estaba arreglado y podía ir a recogerlo.
Fue tal la alegría, que tuvo de verle, que le preparó una fiesta con champán y tarta; un cartel que decía: BIENVENIDO A CASA RIGOR, como sorpresa final pensó en un viaje. Inés, acudió a una agencia de viajes, en el folleto venía, un inmenso cielo azul, un mar en calma y unas tumbonas debajo de unos cocoteros. Sin más, adquirió dos billetes. Luego, fue a un gran almacén y le compró unos bermudas con dibujos de palmeras, unas gafas y una visera para que no se le quemaran los circuitos.
Cuando Inés, llegó a la isla de CHICHIRIVIQUI, envió una postal a los compañeros, en la que decía.
Queridos amigos:
Sé que no me comprenderéis, pero los circuitos de Rigor y mis neuronas, se han fusionado, latiendo un solo corazón. BESOS. Inès.
Que sirvan estas líneas para desearos Feliz Navidad.

Mª Pilar Serrano Rodríguez – Madrid – España







COMO VENUS Y VULCANO

Como la “Venus de Apeles” que en su cuna nacarada,
llegó a la isla de Chipre  por el céfiro empujada,
arribaste esa mañana fría y escarchada,
sin que tritones y nereidas, a tu paso se asomaran.

Solo un perro mestizo movía la cola  a rato,
mientras del coche de alquiler las maletas bajabas,
la pureza de tu alma que por otro fue manchada,
para nada me importaba, pues solo deseaba amarte.

La belleza de tu cuerpo, destruyó a la de tu alma,
El orgullo te hizo volar, más allá de la mirada,
Olvidaste  aquellos juegos, que de niños compartimos,
Y también  aquella tarde, cuando solo me dejaste.

Eras la “reina de los quince”, y la diosa del barrio,
Tu lugar era el “Olimpo” y yo no lo aceptaba.
Para ti yo era rústico, y tal vez un ermitaño,
pues no me regía la moda y la envolvente propaganda.

Clamé por “Pegaso” que Belerofonte ha domado,
Imploré a todos los Dioses  por tenerlo a mi alcance,
Antes que la nube te atrape  y te aparte de mi lado;
Pero.. ¡Todo fue en vano! Y muy lejos te marchaste.
  
Ese abismo que tú mismo has cavado,
es el que hoy, como si nada has atravesado.
Ahora sí has comprendido, que a la más bella de las diosas,
Le correspondía el amor de “Vulcano”...
¡Como tú solías llamarme! 
Sergio Bravi –Córdoba -Argentina







Cesárea Programada VIII


A veces me pienso
plantas abajo,
los nervios penetrando las aceras,
la raíz de lo vivo hundiéndose, horadando
hasta encontrar suelo real,
roca, agua estancada,

me pienso tacto
a través de adoquines, asfalto,
conducciones de gas,
cables eléctricos...

me pienso piel más allá del túnel y las vías,
el suelo tiembla al paso de los trenes
y siento
cómo vibro con la única vida
que puebla éste intermedio:
la vida del desecho que fluye subterráneo,

me pienso plantas abajo en el abismo
que me separa de la corteza viva,
me pienso olor a humus,
tacto a roca,
canción de río,
mujer sabor a tierra,

Mayte Sánchez Sempere-Madrid- España

















                                       Lista de Autores


Autor
titulo
Ezequiel Feito
El capitán vende flores
M.ª Nieves Merino
¿Y si lo encontrase?
A. Monzonís Guillen
En el río y en la fuente
Ana Romano
Presagio
José Rodolfo Espasa
Cuando la noche Alea
Silvia Rodríguez
El
M.ª José Acuña Belaustegui
Hasta que llegue el olvido
Diana  Luz Bravi
Las naranjas
Charo Bustos Cruz
Dos segundos para vivir
Mayte Sánchez Sempere
Cesárea programada VIII
Rafael Serrano Ruiz
Realidad
Irma Sambuelli
Que importa
Carlos Alberto Giménez
Leticia
Sergio bravi
Como Venus y Vulcano
Nancy Salas Aquino
Dama de hierro
Pilar Serrano Rodríguez
Relato 3
Juana Castillo Meneses
Poema a Neruda

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